lunes, diciembre 21, 2009

La reforma fiscal, un paso

Por Guillermo Mejía

La reforma fiscal aprobada en la Asamblea Legislativa da pie para muchas apreciaciones. Entre las pesimistas sobresale que aún resulta muy poco, las necesidades son apremiantes y la falta de conciencia evidente. En cuanto a las optimistas –y tal vez con un aderezo de realismo- podría decirse que se sentaron las bases de una nueva forma de asumir los compromisos nacionales.

Con lo que ha sucedido en torno al caso, al menos consideramos que de ahora en adelante deberíamos estar presentes en lo que nos atañe como ciudadanos y de cara al futuro. Si bien el acompañamiento para la reforma fue mínimo, la hubo. Recordemos que no hay peor lucha que la que no se hace.

La clase política logró rascar algo de lo que de veras deberíamos tributar como sociedad responsable (habría que ver el comportamiento de los políticos en el caso). Es obvio que resulta insuficiente si hacemos un parangón con otras sociedades más humanizadas, pero el punto está en que nunca –o casi nunca- se habían dado las condiciones para conseguir un poquito más.

En ese sentido, hay que tomar en cuenta que la posibilidad en esta ocasión se dio por el quiebre que se ha dado en el opositor Alianza Republicana Nacionalista (Arena) con la fuga de 12 de sus diputados más la anuencia de los demás partidos políticos con la propuesta del gobierno del presidente Mauricio Funes.

La crisis en los “areneros” ha llegado al grado que su anterior delfín y ex presidente Elías Antonio Saca fue expulsado por Alfredo Cristiani, el otrora símbolo derechista ahora también envuelto en la vorágine. Cualquier analista serio podrá concluir que ambos iconos derechistas son responsables del incendio en su propia casa. Y la lista continúa.

Pero el ejercicio de la política criolla así es. Nadie puede sentirse seguro de lo que tiene o avizora, por lo que también la izquierda gobernante tiene que poner las barbas en remojo y, como decimos, ponerse las pilas en el análisis e interpretación de los hechos sociales más allá de consignas o designios provenientes de iglesias ideológicas.

El proceso de democratización abierto con los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, apenas resulta una pequeña puerta hacia lo que es posible construir en una sociedad que desde siempre ha sido víctima de la represión, la injusticia, la postergación de las mayorías, entre otros males, por lo que tenemos que asumir el empuje de los cambios que nos merecemos.

Que los que tienen más tengan que poner aunque sea un poquito –de lo que les corresponde- tenemos que verlo como un comienzo de los correctivos que poco a poco tienen que ser aplicados en la sociedad. Apenas en estos cinco años del primer gobierno de la izquierda nacional los esfuerzos pueden servir para comenzar a ordenar la casa.

domingo, diciembre 13, 2009

La impostergable reforma fiscal

Por Guillermo Mejía

A empujones la reforma fiscal va. Ya se aprobaron cuatro de las disposiciones que contiene la propuesta gubernamental a fin de democratizar los costos de la reconstrucción física y moral de la sociedad salvadoreña, aunque las mentes obtusas y mercantiles dificultan el proceso que no puede postergarse.

Los últimos 20 años –de gobiernos de derecha- los fondos públicos fueron saqueados y parte de la institucionalidad fue vendida al mejor postor. Nunca se había experimentado tal nivel de ladronismo en corto tiempo y da grima que se diga que más de 200 millones de lo que le correspondía fueron utilizados tan solo por el ex presidente Elías Antonio Saca. Para algunos, la cifra es superior.

Pero no habíamos pasado la página cuando la Corte de Cuentas de la República advertía que todo lo actuado por el mandatario fue conforme a ley. Si de cambios urgentes hablamos en el país, ese ente contralor debería ser de los primeros en sanear dado el triste papel que ha jugado. Es la institución que ha tapado los hoyos del descaro.

La otra cara vergonzante en la actual coyuntura de la reforma fiscal es el lloriqueo incesante y la manipulación expresa de gremiales y empresarios porque tendrían que pagar algunos centavos más. La máxima expresión de esa manipulación es la forma en que los cerveceros dicen medias verdades sobre esa industria monopólica.

Y, como siempre, la presencia de la campaña mediática de la derecha que en coro se levanta en contra de la reforma fiscal, donde periodistas, editores y articulistas ponen el grito en el cielo. Comportamiento que fue al revés cuando los gobiernos anteriores impusieron a sangre y fuego cualquier idea que tuvieron en mente. El silencio cómplice estuvo a la orden del día.

¿Dónde estaban esos tinterillos cuando se negociaron los bancos, la telefonía, las pensiones, entre otros jugosos recaudos que la derecha empresarial se repartió? Pero dialécticamente está bien que ahora al primer gobierno de izquierda se le pidan cuentas a fin de que cualquier otro que llegue de aquí en adelante no vuelva a repetir las tropelías de la derecha.

Pero la reforma fiscal va. Ante los desafíos que tiene que afrontar el gobierno del presidente Mauricio Funes sería muy oportuno que la sociedad civil organizada y los políticos consecuentes se manifiesten en torno a la urgente necesidad de sentar las bases reales de la democratización y eso pasa por demandar el pago de impuestos. Digámosle no a los gorrones.

lunes, noviembre 23, 2009

Las deudas con la memoria histórica

Por Guillermo Mejía

Con mucha valentía, la sociedad salvadoreña reconoció –por medio de sus autoridades- el legado de los sacerdotes asesinados hace veinte años junto a las dos empleadas de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). No faltaron quienes sintieron sal y limón en la herida por cuanto las víctimas no son de su parecer.

Y eso es lo que aún tenemos en el seno de nuestro país. Da pena y tristeza ver cómo políticos y ex funcionarios, incluidos militares, salieron al paso del reconocimiento póstumo del presidente Mauricio Funes a los curas jesuitas, pero al fin de cuentas fue un paso acertado para abonar a la memoria histórica, materia tan deficiente entre los salvadoreños.

Una cuestión que hay que tomar en cuenta en estas circunstancias es que, comenzando por el ministro de Defensa, general Munguía Payés, también salieron a luz pública quienes demandaron que todo sector que estuvo involucrado en la pasada guerra civil de doce años (1980-1992) debería pedir perdón por los daños inflingidos a la sociedad salvadoreña.

Hasta ahora solo el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) hizo su parte, en 1992, y asegura que volverá a ofrecer disculpas el 16 de enero de 2010. De ahí, nadie. El general Munguía Payés expresó la voluntad de la Fuerza Armada de pedir perdón toda vez que lo establezca el presidente Funes. Nunca es tarde para ese símbolo tan necesario.

Es de considerar también que cualquier conflicto armado siempre deja víctimas y daños irreparables, en especial en civiles que se ven en medio de la vorágine. En ese caso, pedir perdón como acto de reconocimiento a las víctimas es lo menos que se puede esperar. No hacerlo, como lo pregona la derecha y algunos ex militares, es un acto de soberbia y deshumanización.

Esta vez fueron los sacerdotes jesuitas, reconocidos en el mundo entero por sus aportes académicos y sociopolíticos. Pero a la cola quedan miles de salvadoreños y extranjeros que fueron mutilados en el pasado reciente, muchos de los cuales quedaron en condición de desaparecidos, situación que duele en el corazón de sus familiares.

Por humanidad, por justicia, porque no se repita esa dolorosa experiencia en el país, vale la pena que hagamos un esfuerzo y todos lo responsables de la matanza entre hermanos asuman que los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, aún tienen esa deuda frente a las víctimas y sus familiares. La cuenta no ha sido cancelada, tomemos ejemplo de otras experiencias alrededor del mundo.

sábado, noviembre 14, 2009

Sacándole una oportunidad a la catástrofe

Por Guillermo Mejía

Por lo que anunció el gobierno del presidente Mauricio Funes, la tragedia que acabamos de pasar en el país, con casi 200 muertos, 80 desaparecidos y millonarias pérdidas, será una oportunidad para al fin tener un sistema integral de prevención que, además de actuar en emergencias, trabaje en la reconstrucción moral y física de la población.

Hasta ahora, sean inundaciones, deslaves o terremotos, las actuaciones gubernamentales no han pasado de crear albergues temporales y pedir ayuda, alguna de esta que fue a parar al bolsillo de los politiqueros y menos a los afectados. La gente siempre ha quedado desvalida sin sus pertenencias y sin un hogar al que tiene derecho.

Tal como explicó el Secretario Técnico de la Presidencia, Alexander Segovia, la integración de una comisión especial de reconstrucción será la encargada de culminar el proceso hasta asegurar a las víctimas de las lluvias. Nunca antes hubo gobierno que se comprometiera de esa forma, ojala que la gente se vea recompensada en su seguridad social y material.

Una cuestión sumamente importante a considerar es que hay zonas, como Guadalupe, Tepetitán y Verapaz, en San Vicente, entre otras, que históricamente han sido golpeadas por fenómenos de este tipo y los pobladores han tenido que reconstruir, como pueden, en las mismas áreas de peligro. Se entiende que de ahora en adelante se tendrán que reubicar donde no haya peligro.

La misma comisión especial de reconstrucción colaborará con una misión de CEPAL y BM que se espera que el 5 de diciembre tenga un primer avance de los daños que causó el diluvio principalmente en los departamentos de San Salvador, La Libertad, La Paz, San Vicente y Cuscatlán.

Los daños se están contabilizando, según las autoridades. Lo más seguro es estimar que se necesitarán al menos mil millones de dólares, para reconstruir las zonas desvastadas. Por el momento, el gobierno ha echado mano de los 150 millones de dólares que le autorizó la Asamblea Legislativa en una sesión inusual donde por unanimidad aprobaron la medida.

Además del acuerdo legislativo, el gobierno anunció que sacarle una oportunidad a la catástrofe también significará que la reconstrucción de las áreas destruidas generará empleos en un periodo especial de crisis económica internacional y de menos generación de remesas para la familia salvadoreña. El objetivo está planteado, esperamos resultados.

lunes, noviembre 02, 2009

La reestructuración de la Asamblea Legislativa

Por Guillermo Mejía

La reestructuración de la Asamblea Legislativa en cuanto a los horizontes partidarios de los diputados y la composición de la junta directiva ha levantado expectativas en muchos sectores. Los más optimistas –en la izquierda- creen que con ello se desmorona el poder de veto de Arena, mientras estos últimos creen que como bloque de derecha aún cuentan con poder.

En todo caso, es obvio que las amenazas proferidas por el presidente del Coena, Alfredo Cristiani, que tenían la fuerza suficiente para parar al Ejecutivo desde el Legislativo ya no son tales si se toma en cuenta la postura de algunos de los 12 diputados “rebeldes” que ahora integran el grupo parlamentario Gana que ya votó con la izquierda gobernante en contra de Arena.

Pero sí es sumamente importante recordar quiénes son esos diputados “rebeldes” comenzando por su líder, Guillermo Gallegos, una figura central de la Arena que salió derrotada en las elecciones del 15 de marzo y, por ende, a quienes los otros mandamases del partido, entre ellos Cristiani, cobraron la factura. Claro que los Saca también pagaron la cuenta.

Por otro lado, la aritmética que conviene a la izquierda gobernante pasa por contar con el favor de los diputados del Partido de Conciliación Nacional (PCN), sujetos políticos en quienes es sumamente difícil confiar y cuyo líder, Ciro Cruz Zepeda, pudo arribar a la presidencia del Legislativo mediante un acuerdo con Arena y el Partido Demócrata Cristiano (PDC).

Ahora, el acuerdo para que se reestructurara la Asamblea Legislativa en general fue entre el FMLN, PCN, PDC y Gana, por eso resulta medio rara la postura adoptada por el diputado Rodolfo Parker que acusa a la ortodoxia efemelenista –con el apoyo chavista- de haber lanzado el zarpazo legislativo que incluyó que lo sacaran de la vice presidencia.

El Frente asegura que con el nuevo escenario legislativo puede resolver cuestiones de suma importancia, como créditos y presupuesto de la nación, entre otros, ya que el salbeque de Cristiani ya no tiene razón de ser. Esa postura coincide con lo que dice Gallegos y compañía que ellos “votarán por el bien del país” como nuevo grupo parlamentario.

En El Salvador, los comportamientos políticos –independientemente del lugar en que se den- distan mucho de lo que demanda el bien común. La gente realmente nunca es consultada como debe ser y los casos sobran: la dolarización, la privatización de la banca y las pensiones, la venta de los recursos del Estado, etcétera.

La izquierda también se parece a la derecha en cuanto al respeto que sus dirigentes le deben a sus bases. Ojo: El autoritarismo presente en la institucionalidad del país no es patrimonio de ninguna perspectiva ideológica en particular. Por de pronto, nos toca esperar que esta vez se de un avance en el proceso político nacional. Veamos, pues.

domingo, octubre 25, 2009

¿Mala praxis periodística o estratagema política?

Por Guillermo Mejía

El rumor y su eficacia la semana anterior recuerdan la necesidad de seguir debatiendo sobre el papel de los medios de comunicación en la sociedad salvadoreña. Con el gobierno del ex presidente Elías Antonio Saca era menester no sacar a luz los efectos de la violencia social, pero con el de Mauricio Funes hasta hay que condimentarlos.

Es la doble moral mediática, en especial de la reconocida gran prensa salvadoreña donde se ubican los periódicos como La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, así como emisoras de radio y televisión, entre ellas la Telecorporación Salvadoreña (TCS) donde uno de los conductores de El Noticiero casi lamentó el que no se produjeran víctimas esa noche de angustia premeditada.

De todos es sabido cómo el rumor actúa en una situación determinada. Su uso es práctica común de propagandistas que juegan con la morbosidad y la natural curiosidad de la gente, como se dio en el caso salvadoreño donde en el imaginario colectivo –con la consabida repetición cotidiana mediática- la violencia se torna uno de los problemas que nos mantienen en alerta.

Con un empujoncito, como decimos, basta para desencadenar la angustia colectiva. De esa forma, un mensaje de correo electrónico fue el que activó el tsunami, aunque hay que resaltar cómo de manera maquiavélica algunos medios de comunicación hicieron eco del rumor como noticia sin respetar la norma que dicta que un rumor nunca podrá ser noticia por sí solo. Hay que confirmarlo.

Con el estire y encoje que se dio entre periodistas –algunos muy febriles- y funcionarios gubernamentales –algunos muy improvisados- no llegamos muy largo. Amerita una vez más que en ambas vías haya reflexión profunda y asunción de responsabilidades, porque a la ciudadanía le asiste todo el derecho a recibir información confiable y atención de parte de las autoridades.

Si hubo un manejo mañoso de la situación por parte de algunos medios de comunicación, tampoco es lícito esconder la ausencia de las autoridades gubernamentales ese día del rumor. No se vale, señores del gobierno de turno, que la gente haya quedado en el vacío de su parte, nadie de alto nivel –empezando por el presidente Mauricio Funes- salió a dar la cara.

Qué lástima para el gobierno del cambio. La población salvadoreña quedó a merced de los delincuentes que propagaron –quizás como estratagema política- ese rumor que resultó un éxito. Máxime en momentos en que el opositor Alianza Republicana Nacionalista (Arena) se debatía en una lucha intestina que no le da tregua.

La nota curiosa la puso el colega Diario Co Latino con un comunicado, firmado por las maras criminales que mantienen en vilo a los salvadoreños, donde con un lenguaje político que cuesta creerles que salieran de mentes perversas vinculadas, en gran medida, con el narcotráfico y el crimen organizado se desligaron del rumor.

A qué grado hemos llegado en un país que la ONU vendió como ejemplo al mundo tras la firma de los Acuerdos de Paz, en enero de 1992. Y, por las curiosidades, qué papel tan denigrante jugaron en el Canal 33 –la noche de los periodistas- esos comunicadores, empezando por el responsable Narciso Castillo, con el sonado caso del rumor de la noche del lunes. Asqueroso.

domingo, octubre 11, 2009

Las obsesiones de la derecha y la irresponsabilidad periodística

Por Guillermo Mejía

Conforme pasa el tiempo, el gobierno de Mauricio Funes se va decantando. Las últimas encuestas lo colocaron como el presidente más popular de América Latina con un promedio de 80 por ciento de aceptación mientras su partido de izquierda casi le dobla en popularidad al opositor Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

Entonces, resulta obvio el desconcierto de la derecha salvadoreña que continuamente da palos de ciego. La orquestada y mediática campaña de desprestigio que sostienen con el favor de la Telecorporación Salvadoreña (TCS) y los periódicos El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, entre otros, los hace caer en ridículo.

Así, resulta que es un “pecado” que los funcionarios del gobierno hayan asistido a la conmemoración de los 29 años del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), el pasado 10 de octubre, aunque la peor chabacanería derechista fue la creación de una comisión legislativa para investigar al partido oficial por su ayuda al presidente catracho Manuel Zelaya.

Y las perlas siguen. Resulta que –quizás como nunca antes, como ahora lo manejan- los areneros y sus medios de comunicación encontraron que vivimos en medio de una desenfrenada ola delincuencial que, a principios de octubre, sumó el promedio de 16 asesinatos diarios. Lo raro del caso es que los 20 años de gobiernos de Arena no aparecen en el contexto.

El presidente Mauricio Funes muy al contrario de las posturas encabritadas de la oposición derechista los está llamando a integrarse a un gobierno de unidad e incluso para desconcierto de mentes mecánicas y corroídas les ha asegurado que en su mandato se quita la casaca del partido y se pone la de concertador. La gente cree que en su gobierno él manda.

La dirigencia del Fmln entendió la jugada política y enfatiza en que gobierno y partido no se pueden confundir. Funes es el presidente de todos los salvadoreños y el partido que lo llevó al Ejecutivo tiene que acompañar el proceso, ya sea alentando acciones u oponiéndose si es necesario tal como ya ha sucedido.

De forma dialéctica, el presidente puede sacarle ventaja a la crisis. La gente cree en su gobierno, Arena ciertamente no tiene rumbo y, en lugar de refrescarse, coloca en su dirigencia a gente que apesta a pasado. Lo peor que pudo hacer el ex presidente Alfredo Cristiani fue amenazar con que arderá Troya si no se cumplen sus caprichos. No entiende el asunto.

Ojalá el primer gobierno de izquierda en el país sepa conducirse con mucha sabiduría y sensatez en medio de las estupideces de la oposición derechista. Por el momento, lleva una ventaja envidiable con lo que ha obtenido “el sí de la niña”. La continuación de su proyecto político estriba en atender las necesidades de la gente, cosa que nunca pasó por la mente de los areneros.

lunes, octubre 05, 2009

Solo la presión popular puede cambiar la correlación política

Por Guillermo Mejía

Con la puesta en el presupuesto general de la nación del 2010, la oposición política derechista pretende tener la sartén con el mango (y el mango también). Ya el presidente Mauricio Funes les demandó actuaciones responsables de cara a las necesidades de la ciudadanía y que, por supuesto, no se dejará chantajear.

Pero Alianza Republicana Nacionalista y sus satélites Democracia Cristiana y el Partido de Conciliación Nacional no desperdiciarán la oportunidad para hacerse sentir. La argucia mayor es que el partido oficial cuando fue oposición también utilizó el voto legislativo, en especial en lo referente a los préstamos internacionales.

En ese panorama, cada quien tiene que valorar sus actuaciones.

La única forma de contrarrestar posturas partidarias irresponsables es que la gente se haga sentir en las calles y en la propia Asamblea Legislativa a fin de que las decisiones en ese poder del Estado sean convenientes para los salvadoreños y no en función de intereses particulares o partidarios. La oposición derechista tiene que pensar bien lo que pretende hacer.

Por eso se insiste desde varias direcciones en que es necesario que el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) realmente retome su papel crítico y organizativo, para acompañar la gestión gubernamental. Hay que reparar el grave error de la dirigencia que se vació en cargos públicos y no abrió espacios a nuevos cuadros de conducción.

A la vez, entre las críticas sobresale el hecho de que en los poderes locales tampoco se vislumbra el papel organizativo de la población. Los funcionarios públicos están más interesados en ir saliendo de sus tareas –algunas a medias- que en trabajar porque crezca la organización de los ciudadanos de cara a propiciar cambios reales en la sociedad.

Un buen ejemplo de denuncia y reivindicación popular fue cuando el presidente de la Asamblea Legislativa, Ciro Cruz Zepeda, recibió la sorpresiva visita de gente indignada por su elección al cargo. De hecho, esa acción puso en qué pensar a la oposición derechista ante su antojadizo accionar en ese órgano de Estado.

Claro que la gente tiene derecho a hacerse sentir, ya sea condenando o acompañando procesos. Es más, demandando actuaciones responsables y transparentes. El ex presidente Alfredo Cristiani amenazó con que arderá Troya si no les adoban el gusto a Arena y la gran empresa, pues a la gente de a pie le asiste el derecho a no dejarse intimidar y contraatacar.

La partidocracia tiene secuestrada a la democracia salvadoreña y la propuesta del cambio, por medio de la cual ganó Funes y el Fmln, solo podrá viabilizarse con la presión popular. El presupuesto general de la nación será el centro de la discordia partidaria en los próximos tiempos y la gente no se puede excusar de participar en la contienda. Las calles llaman.

domingo, septiembre 27, 2009

A la derrota de los golpistas en Honduras

Por Guillermo Mejía

Pasados tres meses del nefasto golpe militar que depuso al presidente Manuel Zelaya, es tiempo que la comunidad internacional, junto a la resistencia hondureña, logren sacar de sus guaridas a los gorilettis que pretenden arrastrarnos hacia un pasado oprobioso. La derecha salvadoreña y sus medios de propaganda también sacaron las uñas en medio de la crisis.

Inaudito, pero cierto, que en pleno siglo XXI salieran de sus jaulas los militares y la oligarquía catracha –en connivencia con la derecha continental, en especial la centroamericana- como respuesta a la búsqueda del tránsito de una democracia formal a otra participativa mediante recursos que la misma ley dispone.

La tozudez y la prepotencia del usurpador Roberto Michelletti no le permiten reconocer que lo peor de la maniobra militar fue el hecho de haber expulsado en pijamas a Zelaya con rumbo a San José, Costa Rica, en un avión que, según la denuncia, cargó combustible en la base gringa de Palmerola, situación que compromete –por ende- a Estados Unidos en el golpe.

Nadie ha reconocido, ni se espera que lo haga, al gobierno de facto. Tanto de la ONU como de la OEA y la Unión Europea se han escuchado llamados a que en Honduras se vuelva a la constitucionalidad, es más el irrespeto al marco legal por parte del gorilismo catracho implica que la sociedad amerita una reforma constitucional que asegure la profundización democrática.

Eso sí, hasta ahora las medidas contra los golpistas y sus secuaces no han pasado de ser formales. Honduras y los pueblos están demandando medidas más efectivas para restaurar la democracia en esa nación centroamericana. Hasta ahora, los golpistas se han hecho los “gatos bravos” pues nadie les ha tocado por donde más duele.

Es de reconocer la solidaridad y la esperanza mostradas al pueblo hondureño. El gesto que hizo el sábado 26 de septiembre el partido oficial Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) en San Salvador fue una prueba del sentir de los salvadoreños con la crisis que envuelve a Honduras. El presidente Mauricio Funes ha hecho lo suyo por su parte, incluso en la ONU.

El presidente Zelaya agradeció a los salvadoreños por esa solidaridad. Incluso, días antes, hizo lo mismo porque en El Salvador, Guatemala y Nicaragua le ayudaron al retorno a Tegucigalpa en un viaje del cual no quiso entrar en detalles ante la campaña propagandística que lanzó la derecha salvadoreña y sus medios de propaganda.

Personajes como Hugo Barrera y Gloria Salguero, de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), mostraron sus rabietas frente a las cámaras por la asistencia a Zelaya. Una vez más, la derecha salvadoreña asumió su interés porque los gorilettis sigan en el poder, mientras desconocen a Zelaya como el presidente constitucional de Honduras. Sacaron las uñas, otra vez.

martes, septiembre 15, 2009

Centroamérica a 188 años de la Independencia Patria


Por Guillermo Mejía

Lástima que desde el quiebre de la Federación Centroamericana en 1838 con lo que se sepultó el ideal del General Francisco Morazán –fusilado por traidores luego- los habitantes del istmo aún no rencontramos el camino. Los egoístas y mercantiles siguen controlando los destinos de la Patria grande.

Cada una de las provincias originales, sumadas Belice y Panamá, mostramos en la actualidad inviabilidad y, pese al sentimiento de unión que prevalece en muchas regiones, en la nuestra el común denominador es la desconfianza, la politiquería y el desdén por el sentimiento de hermandad que nos debería de conjuntar.

La máxima expresión de la apatía y el abandono es la actitud generalizada que hemos mostrado los centroamericanos ante el fatídico golpe de Estado en Honduras donde el presidente Manuel Zelaya fue expulsado por gorilas el pasado 28 de junio. Impensable una acción de ese tipo en el siglo XXI, pero real en Centroamérica.

El gas se acabó desde el principio. Los centroamericanos no pasamos a más pese a la gravedad de los sucesos y la amenaza que significan en una región caracterizada en el pasado reciente por los golpes militares y las guerras fratricidas que nos desunieron más y concluyeron con su estela de muerte y destrucción.

El futuro inmediato no es prometedor. Los sensibles problemas que se viven en cada nación hacen casi imposible que tengamos ese espíritu de unión que una vez mostraron nuestros antepasados. Es tal la ausencia de viabilidad en nuestra región que la gente mejor buscó y busca resolver su vida fuera del istmo.

Hay que agregarle a esa evasión obligada la precaria situación medio ambiental que atraviesa la región. En esta estación, el fenómeno del niño nos tiene en vilo con una sequía que, sumada a otros problemas, nos ocasiona serios inconvenientes a los centroamericanos, entre estos las amenazas de hambrunas.

Sin embargo, no nos cala. Estamos condenados a navegar por la vida a ver quién se salva pues los localismos absurdos nos impiden ver hacia el futuro. No es cierto que tengamos un proyecto centroamericano. Todo lo que se dice o hace –incluido la presencia de elefantes blancos como el Parlamento Centroamericano- es del diente al labio.

Tal vez las nuevas generaciones hacen realidad la gesta que fructificó el 15 de septiembre de 1821, pero que quedó trunca por la estupidez de los de siempre. Que al cumplirse 188 años de la liberación del yugo español los habitantes del centro del continente americano demos un salto patriótico viendo el futuro.

domingo, septiembre 06, 2009

Los retos a vencer a partir de los cien días

Por Guillermo Mejía

El asesinato del periodista franco-español Christian Poveda a manos de supuestos pandilleros puso la tapa al pomo. No es como maliciosamente algunos dicen que se hace bulla porque se trata de un extranjero, ya que los crímenes diarios suman hasta 12 víctimas con lo que El Salvador es el país más peligroso del globo.

Poveda, que muy joven cubrió la antesala del conflicto (1980/1992), en los últimos años trabajó de lleno en la comprensión del fenómeno de las “maras”, a las cuales documentó en su trabajo fílmico “La vida loca” a fin de llamar la atención sobre el caso, al grado que creía firmemente que era necesario buscar la paz entre las pandillas y el gobierno de Mauricio Funes.

En ese intento perdió la vida de manera brutal. Un día antes de su asesinato, Poveda dijo a un colega del periódico virtual alternativo “Raíces” que estaba muy preocupado porque la locura se había apoderado de las “maras” y que cada vez estaba más lejos un arreglo político al problema. Los pandilleros violentos han desplazado a los que deseaban un acuerdo de paz.

El legado de Christian Poveda no puede quedar en vano. A los homenajes póstumos hay que agregarle la firme y diligente consecuencia de las autoridades gubernamentales, onges, gobiernos amigos, empresarios privados, gremios, entre otros, en la búsqueda inmediata de alternativas realistas que atajen el fenómeno de la delincuencia.

Aunque es un problema heredado de la pasada guerra civil y la posguerra, aderezado con 20 años de un proyecto político derechista excluyente, el gobierno de Mauricio Funes tiene que lidiar con este gravísimo problema que se torna –frente al otro de la crisis económica- en el talón de Aquiles de su administración.

Los estudios de opinión pública que han salido ante los primeros 100 días de la gestión de Funes precisamente hablan de la inseguridad y la crisis económica como los problemas que agobian a los salvadoreños. Si bien vale pensar acerca de las razones de los problemas, estos ameritan que se les entre de lleno y en serio.

Para eso se necesita de la colaboración de todos alrededor de una política criminal integral, tal como antes se sugirió a los gobiernos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) que, muy al contrario, siempre privilegiaron la represión, mientras su porte excluyente hizo más pobres a los pobres y más ricos a los ricos.

El presidente Funes ha salido a decir que no se ha comprometido a hacer los cambios en cien días, que 20 años de gobiernos “areneros” han heredado cantidad de situaciones que hay que revertir por el bien de la gente; en otras palabras, los cambios se cocinan con tiempo. De ahí que medidas puntuales han comenzado a aparecer.

Sin embargo, los problemas urgentes –como la inseguridad y la crisis económica- necesitan respuestas contundentes. El éxito de la primera administración de izquierda estriba en que la gente aprecie verdaderos cambios. Qué bueno sería para todos que esos males se revirtieran en el país. Sería un merecido reconocimiento al legado del colega Christian Poveda.

lunes, agosto 17, 2009

No olvidemos el antidemocrático golpe en Honduras

Por Guillermo Mejía

Con mucha razón se ha expresado en círculos locales como de la región que tras el golpe de Estado en Honduras, El Salvador no ha tenido una postura más notable en acciones que evidencien el repudio a esa acción antidemocrática que amenaza los procesos políticos latinoamericanos.

El gobierno de Mauricio Funes si bien dispuso junto a sus homólogos de Nicaragua y Guatemala un cierre del intercambio comercial por las fronteras de 48 horas, luego se adhirió a una solución política a la crisis. Las presiones empresariales y políticas internas obviamente también han pesado en el papel observador que mantiene.

Lógicamente, las relaciones políticas, económicas y sociales entre ambas naciones hermanas hacen que el gobierno salvadoreño sopese sus posturas referentes a un tema tan delicado, al menos en lo que tiene que decir en el plano mediático. Máxime que los países que han sido más contundentes giran en torno a la política exterior venezolana.

Entendiendo ese panorama, resulta incomprensible que el partido de gobierno, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, no muestre una postura más consecuente respecto al caso hondureño, pues le asiste la razón como fuerza de izquierda histórica y que sí ha mostrado su simpatía con los procesos políticos alrededor del comandante Hugo Chávez.

Ya es hora que como Fmln –y en coordinación con otras fuerzas- se lancen a una jornada en contra de los golpistas hondureños y a favor del reinstalo del presidente constitucional Manuel Zelaya. Se tienen noticias que esta semana se abrirá una jornada con lo que se espera una mayor presencia de los salvadoreños en la lucha de nuestros hermanos hondureños.

Desde que estalló la acción antidemocrática hemos sostenido que no podemos ver de lejos esa amenaza a los procesos políticos latinoamericanos. Es deber de todos demandar el retiro de los golpistas y el regreso de Zelaya y si no profundizar las acciones debidas que castiguen al gorilato hondureño.

Por eso se le ha demandado al gobierno norteamericano que ya es tiempo que adopten una postura más definida frente al problema. Hasta ahora, la administración estadounidense ha mantenido una política floja con lo que el gorilato catracho sigue empecinado en el mando y, ante el repudio popular, profundiza la represión.

Con el golpe de Estado en Honduras hemos visto resurgir todo tipo de acciones violatorias de los derechos humanos, acciones que eran impensables para la mayoría de latinoamericanos en el inicio del siglo XXI; sin embargo, no son mentiras, ahí las constatamos. Ese tipo de virus mortal lo tenemos que eliminar de nuestros procesos políticos.

Entonces, el Frente tiene que dar el ejemplo. Ya es hora de que salgan de su postura observadora y se hagan sentir juntos a los sectores progresistas que tampoco aceptan una vuelta la pasado de estilo cavernario. Si la actual dirigencia está ocupada en los asuntos de gobierno, pues que deleguen en otros compañeros la conducción del partido. Ahora o nunca.

domingo, agosto 09, 2009

La (in)comunicación del gobierno y los periodistas

Por Guillermo Mejía

Con mucho interés hemos visto los estires y encoges entre el gobierno y el periodismo tradicional sobre si existe o no existe una política de comunicación oficial, pues –alegan los colegas- al presidente Mauricio Funes le gusta imponer la agenda, llega tarde y en el último encuentro fueron agredidos inclusive por la policía.

El agravante del caso es que, según los colegas, Funes cuando ejerció la profesión, como reportero y entrevistador, fue muy crítico y denunció cualquier anomalía. Y, ahora como mandatario, impone su criterio y no le gusta que lo cuestionen. El choque llega al grado que le ponen en tela de juicio el que haya dicho que los periodistas tienen las puertas abiertas.

Desde nuestra perspectiva creemos que conforme se vaya instalando el nuevo gobierno tienen que irse corrigiendo algunos renglones torcidos. El presidente Funes –periodista, no ex periodista como le ponen (nunca hemos escuchado decir ex doctor o ex ingeniero, pues son profesiones)- tiene que tomar lo que le corresponde de los decires.

A la vez, los periodistas debemos ser maduros y profesionales. Más allá de los errores del mandatario –como todo ser humano, incluidos nosotros- no se vale que caigamos en la exacerbación de ánimos y en la instrumentalización de situaciones a escasos dos meses de toma de posesión. Vale la pena encontrar el camino.

El encontronazo merece una mirada a fondo. En primer lugar, viene a demostrar que de hecho existe una agenda del lado de los medios de comunicación en cuanto es un gobierno de izquierda y representado por un periodista que causó (y causa) mucha urticaria en el ambiente mediático. No se puede negar.

En segundo lugar, no existe en el último tramo de la historia salvadoreña un gobierno que haya sido recibido de tal manera –desde antes de la campaña electoral- pues si revisamos los 20 años de ejercicio presidencial de los respectivos gobiernos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), para los medios tradicionales no hubo bendición mayor.

El gobierno que recibió hostilidad de parte de los medios tradicionales fue el del ya desaparecido demócrata cristiano Napoleón Duarte (1984-1989) que fue tratado con animosidad extrema en el ambiente mediático, eso sí nunca tocaron a la Fuerza Armada mucho menos a los empresarios. Tampoco lo podemos negar.

Si de veras los periodistas estamos hablando en serio –no como reflejo de falsa conciencia- entonces saquemos lo positivo. Significa que a partir de este gobierno de izquierda, cualquier otro que llegue en la posteridad y sin importar su signo ideológico va a tener que vérselas con periodistas serios y competentes que pedirán cuentas en nombre de la ciudadanía.

En otras palabras, el ofrecimiento de cambio camina por cuenta propia. Es más, también vale la pena que no nos hagamos los suizos y demandamos como ciudadanos serios y competentes, preocupados por el interés público, un mejor periodismo frente a la actual oferta mediática. Ajá.

Si fuera así qué bueno para la sociedad salvadoreña.

lunes, julio 27, 2009

A un mes del golpe de Estado en Honduras

Por Guillermo Mejía

Tal como se está tratando el antidemocrático golpe de Estado en Honduras, en especial por la anuente comunidad internacional, cabe señalar el peligro de que al correr el tiempo el gobierno de facto termine consolidándose. Sería un precedente nefasto para América y el mundo dado que las asonadas creíamos que eran cosas del pasado.

El presidente constitucional Manuel Zelaya sigue aún en el paso fronterizo Las Manos, entre Honduras y Nicaragua, a fin de concluir su retorno a Tegucigalpa de donde los politicastros, los empresarios y los militares –con apoyo de la reacción internacional- lo sacaron en pijamas el pasado 28 de junio.

Una de las piezas claves del tablero, la administración estadounidense, optó al final por una postura de doble moral: por un lado, atacó a los golpistas (aunque tarde) porque evidentemente rompieron el orden institucional y, por el otro, no ha dado pasos concretos para aislar a los golpistas, más bien los oxigenó con la fórmula del costarricense Oscar Arias.

La propuesta de Hillary Clinton, secretaria de Estado, no concluyó en nada. El gobernante de facto, Roberto Micheletti, tomó fuerzas para darle largas al asunto, mientras Zelaya y su gente han puesto una alta cuota de sacrificio –hasta con sangre de hermanos. El tiempo corre y el resto de países también lucen cansados. ¿El tiempo a quién favorece?

Como bien dijo el presidente Zelaya, si Estados Unidos quiere conversar del asunto entonces que envíe a sus emisarios a la frontera centroamericana. A la par, debe dar pasos concretos para hacerle ver a los golpistas que su acción es improcedente. Los golpistas y sus asistentes no merecen ser tratados con paños tibios.

En una carta dirigida al presidente Obama, Zelaya le demanda acciones concretas, en otras palabras que se ponga claro. De hecho, la presión norteamericana sería una buena señal, dado que la continuación de los usurpadores en el control del país centroamericana significa una afrenta a la comunidad internacional.

Ojala que, aunque se aprecia lo contrario, otras administraciones alrededor del mundo demandan con firmeza la reinstalación de Zelaya. De quedar así las cosas, cualquier gobierno elegido democráticamente está a merced de ser remplazado por gorilas en pleno siglo XXI, un lujo que no nos podemos dar.

Lamentablemente, hasta sectores progresistas han caído en la trampa de ver el caso de Honduras como un simple teatro de lucha por la hegemonía política entre dos posturas antagónicas en América, en otras palabras las propuestas de emergentes gobiernos de izquierda frente a la derecha tradicional.

Si bien no se puede negar del todo ese escenario, también es importante tomar en cuenta la urgencia de propuestas gubernamentales que han venido a favorecer a las mayorías populares, como en el caso de Honduras donde el aumento al salario mínimo, el control de precios a las medicinas y la necesaria consulta ciudadana calentaron a la derecha pudiente.

Estos momentos requieren de mucha responsabilidad en el análisis y en las acciones a tomar.

Los centroamericanos tenemos que andar con sumo cuidado frente a las tentaciones antidemocráticas que amenazan la posibilidad de conquistar un mejor futuro. Si las cosas no mejoran, si el presidente Zelaya no retorna a Tegucigalpa, también es urgente que debamos ir pensando en acciones multilaterales en contra de los golpistas. Ahora o nunca.

lunes, julio 20, 2009

Algunas luces en el camino

Por Guillermo Mejía

La elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia fue un aliento en medio de los visos de inconstitucionalidad que lamentablemente se siguen experimentado en la sociedad salvadoreña. De entrada, fue un buen paso en la consecución del proceso político que recién inicia con la llegada de la izquierda al Ejecutivo.

También, resultó un éxito en la mediación del presidente Mauricio Funes en las discusiones de los políticos representados en la Asamblea Legislativa; ahora, volverán a sentarse en torno a la mesa para resolver lo del Fiscal General y el Procurador General, huesos sobre los que enfilan sus dientes los padres de la patria.

Qué bueno sería para el país que esas deudas políticas con la ciudadanía se resolvieran de inmediato y ojala que, a partir de este ejercicio de negociación, sea la última vez que los políticos –de izquierda o derecha- violentan la ley. El pueblo tiene derecho a pedir cuentas, mucha más allá de pasar la factura en tiempo de elecciones.

Ahí es donde radica la nueva forma de concebir la política en este tiempo. La ciudadanía, ese poder manipulado por los politicastros, tiene que ejercerse a partir de que la titularidad del poder le corresponde, no así a sus representantes –elegidos en las urnas- que simple y llanamente tienen que obedecer el mandato soberano.

Ante eso urge en el país que el sistema mediático retome su papel ciudadano, para asegurarle a la población informaciones y opiniones de alto valor a fin de que la gente conozca al pie de la letra lo que sucede y sus consecuencias. Aun experimentamos un déficit inmenso en esa invaluable tarea periodística que todavía responde a intereses espurios.

Máxime en momentos cruciales para nuestra historia latinoamericana con el oprobioso golpe de Estado que fue víctima el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, por parte de la oligarquía y los militares que a toda costa pretenden impedir algunas reformas que ayuden al pueblo.

Por eso no era de extrañar la postura adoptada por los sectores tradicionales que en El Salvador han avalado el asalto militar hondureño. Políticos y empresarios, en general, han suspirado con la asonada impopular y pretenden que el gobierno recién instalado en nuestro país se “vea en el espejo” por si pretende profundizar los cambios.

Los salvadoreños, así como los latinoamericanos, debemos estar atentos ante ese tipo de chantajes y mantenernos solidarios con la crisis de nuestro hermano país centroamericano. No podemos permitir una rendija para que la antidemocracia vuelva a consolidarse en la región. En el siglo XXI vayamos pero a profundizar la democracia. El gorilismo es del pasado.

jueves, julio 09, 2009

Terminar con el golpismo para asegurar la democracia

Por Guillermo Mejía

El diálogo entre el presidente electo democráticamente de Honduras, Manuel Zelaya, y el de facto, Roberto Micheletti, bajo la mediación del mandatario costarricense Oscar Arias –Premio Nóbel de la Paz- en San José tiene que asegurar la eliminación de la amenaza del golpismo en nuestra región.

Por encargo o sugerencia de Hillary Clinton, secretaria de estado estadounidense, Arias pretende que se vuelva al carril de la democracia hondureña luego de la captura y expulsión de Zelaya, el 28 de junio, cuando estaba programada en ese país centroamericano una consulta popular.

Los dimes y diretes no se han hecho esperar. Muchos consideran que volver al redil democrático no es un asunto fácil dado el empecinamiento de sectores de poder hondureños, en connivencia con los militares, que se han visto amenazados por la que estiman radicalización de las propuestas del gobierno de Zelaya.

El acercamiento del mandatario defenestrado por los golpistas con el presidente venezolano, Hugo Chávez, por consiguiente la incorporación de Honduras a la alternativa bolivariana Alba y su participación activa con los gobiernos latinoamericanos de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Cuba, además de Venezuela, causó nervios en los susodichos sectores de poder.

La consulta popular de ese domingo del golpe, que pretendía conocer la voluntad de los hondureños sobre cuestiones de política doméstica, fue la gota de derramó el vaso. Ya desde antes la derecha política y empresarial latinoamericana ha hablado de una ofensiva de la izquierda, que consideran radical, bajo la égida de Chávez.

En recursos electrónicos y medios de comunicación tradicionales latinoamericanos ha salido, al respecto, cantidad de informaciones y comentarios. El golpismo o gorilismo ha sido acompañado directa o de forma indirecta como una manera –aunque algunos creen desde todo ángulo incorrecta- urgente para contener el avance de la “izquierda chavista”.

Irse por el supuesto de la ofensiva radical de la izquierda, por ende, resta importancia a la discusión sobre la real y necesaria democratización de nuestra región, además de la estigmatización de las consultas populares y las formas también necesarias de participación de los pueblos en la construcción de su destino.

Fácil resulta, en ese sentido, que por la supuesta amenaza las democracias emergentes claudiquen por medio de recursos antidemocráticos y del pasado como son los golpes militares tan vergonzantes en nuestra región, así como deshacer de un plumazo las conquistas políticas, sociales y económicas por la lucha de los pueblos.

Entonces, condición sine qua non sería que resulte imprescindible que el golpismo sea un recurso desterrado de la mente de los centroamericanos y latinoamericanos y, obviamente, que en el caso hondureño se encauce el proceso democrático con la reinstalación de Zelaya. Ambas partes mostrarán sus recursos en el proceso de diálogo.

Urge, sí, que avancemos en la construcción democrática de cara a los pueblos y que no volvamos a ver al pasado para copiar recursos que deben estar en el basurero de la historia. Una mirada al pasado solo vale para aprender de las lecciones históricas que se vuelven buen recaudo para nuestro presente y la construcción del futuro.

domingo, junio 28, 2009

La bota militar perpetra golpe de Estado en Honduras

Por Guillermo Mejía

Los sectores oscurantistas de la sociedad hondureña consumaron un golpe de Estado –tras casi 30 años de apertura- con lo que el fantasma de la antidemocracia irrumpió en la región centroamericana. La bota militar secuestró y expulsó del país al mandatario Manuel Zelaya, el conocido “comandante vaquero”.

Los partidos tradicionales de la nación hermana, Nacionalista y Liberal (partido de Zelaya) junto a otros minoritarios se aliaron en el Congreso hondureño, luego de la oposición sistemática de sectores pudientes y militares contra la consulta ciudadana que estaba programada por el gobierno depuesto para el domingo 28 de junio.

La consulta iba dirigida a preguntar a los hondureños sobre la pertinencia de reformar la Constitución de la República a fin de democratizarla en puntos sensibles, incluida la reelección del cargo de presidente. La consulta está avalada por ser Honduras una democracia participativa, algo que incomoda y aterroriza a la clase económica poderosa del país.

Si bien los militares que asaltaron la residencia del presidente Zelaya, lo capturaron y lo condujeron a la base militar de donde fue enviado para Costa Rica no han dado la cara, sí lo hicieron los políticos conservadores que al final de la tarde del domingo eligieron como nuevo presidente a Roberto Micheletti, presidente del Congreso y miembro del Partido Liberal.

Hasta el momento desde diversas partes del mundo se han escuchado voces de condena contra el golpe de Estado, entre otros Estados Unidos, naciones europeas, la región centroamericana y países que han estado apoyando políticamente al gobierno depuesto como Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Brasil.

El los presidentes que integran el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), incluido Zelaya, así como los correspondientes mandatarios de la iniciativa ALBA se reunirán de emergencia en Managua para hablar sobre el esfuerzo por la restitución del depuesto presidente hondureño. La OEA, a la vez, resolvió condenar el atentado contra la democracia.

Desde El Salvador, en particular, el presidente Mauricio Funes también condenó la asonada militar y demandó la restitución de su homólogo hondureño, además la primera dama, Vanda Pignato, conversó con la primera dama hondureña, Sra. De Zelaya, y le ofreció a la familia que en estos momentos difíciles se trasladaran a San Salvador.

La sociedad hondureña está militarizada, las comunicaciones y el servicio de electricidad han sido irregulares. Los medios no han laborado como lo demanda la ciudadanía, las voces oficiales golpistas son las que tienen micrófonos abiertos frente a la censura e inclusive persecución de dirigentes de organizaciones populares y funcionarios del anterior gobierno.

Lo que para algunos era un mal chiste o mala broma se consumó. No bastaron casi tres décadas de esfuerzos democráticos para garantizar que los militares no iban a ser instrumentalizados por la clase política decadente que mantiene en la pobreza y la ignorancia a nuestros hermanos centroamericanos.

Para todos los amantes de la justicia, la democracia, la libertad, como valores esenciales de la humanidad, no es posible que sigan los esbirros saliéndose con la suya. Ahora resulta imprescindible que cada uno de los centroamericanos condenemos estas maniobras del pasado y demandemos el respeto a la legalidad en nuestra Patria grande centroamericana.

sábado, junio 27, 2009

De frutos y apuestas para un mejor país

Por Guillermo Mejía

Lejos de aceptar qué se puede esperar en los primeros 100 días de gobierno –una tradición gringa- la verdadera cara del cambio en el país pasa, porque el Ejecutivo asuma y concrete señales a favor de la gente y ésta disponga de energías que acompañen el proceso.

El tiempo que nos toca vivir en el presente, con la esperanza de que esta administración resarza los daños causados por 20 años de gobiernos areneros, sirve de forma estratégica para sentar las bases de otra forma de controlar la cosa pública y, porqué no, de hacer política.

Que el llanto y crujir de dientes de la derecha, en especial el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), en la oposición, no estorben el ánimo y la disposición de los salvadoreños por una nación más justa, democrática y participativa.

Ellos fueron mezquinos, ellos solo trabajaron para sus bolsillos, ellos hicieron negocio del Estado, ahora, como bien dijo recientemente el analista Dagoberto Gutiérrez, que aprendan a hacer negocio pero fuera del gobierno, es decir que aprendan a trabajar por las buenas.

El turno de la izquierda llegó, aunque parezca tarde para muchos que desilusionados dan palos de ciego. Depende de esa izquierda aglutinada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y sus aliados que la esperanza tenga patas largas.

¿El pueblo tiene que echarse a dormir? Claro que no, debido a eso insistimos en que el ánimo y las energías del cambio muestren lo mejor en el empeño ciudadano por un mejor gobierno para un mejor país. La unión hace la fuerza.

Las autoridades recién inauguradas tienen que responderle a la gente, especialmente a los más humildes y desposeídos. Aunque sea tiempo de vacas flacas, es urgente que esos compatriotas reciban asistencia puntual para sobrellevar la crisis.

Recíprocamente, los salvadoreños en su conjunto también tienen que responderle a esas autoridades con su esfuerzo ciudadano, máxime en momentos dramáticos por el alza de la violencia delincuencial y la racha de crímenes.

Ahora es cuando, como lo dijo el presidente Mauricio Funes al anunciar su plan anticrisis, la población organizada alrededor de las municipalidades coadyuve a los esfuerzos policiales en el combate de los criminales que, como traidores, se han juntado para socavar el cambio.

El tiempo es oro, salvadoreños, no dejemos pasar la oportunidad de la reconstrucción de la Patria. Que el rumbo sea la reivindicación de los mutilados Acuerdos de Paz, firmados en 1992 y con los que culminó la guerra civil, y la Constitución de la República.

lunes, junio 01, 2009

Inició el gobierno del cambio

Por Guillermo Mejía

La juramentación del periodista Mauricio Funes como presidente constitucional de El Salvador el uno de junio de 2009 marca una etapa de desafíos y esperanzas ante el desastre experimentado en las últimas dos décadas de gobiernos que privilegiaron intereses particulares y condenaron a las mayorías empobrecidas.

El primer gobierno de izquierda del país centroamericano tiene que dar el ejemplo –tal como lo reiteró el mandatario en su alocución- de capacidad y honestidad frente a lo que la sociedad salvadoreña heredó de la experiencia “arenera” donde hubo despilfarro, corrupción y compadrazgo en sus funcionarios.

En otras palabras, la eticidad del ejercicio será la medida, con el agravante que el gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) recibió –por razones internas y externas- una economía quebrada, aunque dialécticamente eso representa una oportunidad para demostrar que en la misma desgracia se puede ser responsable y, por ende, diferente.

Los únicos privilegiados del gobierno serán los pobres, los olvidados, tal como dijo en su oportunidad el obispo mártir Oscar Arnulfo Romero, según afirmó Funes. El asesinado Arzobispo de San Salvador, aquel fatídico 24 de marzo de 1980, fue señalado por el presidente salvadoreño como su referente espiritual en la gestión.

Por eso, resultó muy oportuno que Funes haya delineado parte del plan de atención en salud y educación a fin de responder a necesidades sentidas de los más vulnerables; por ejemplo, el hecho de que los hospitales nacionales y las unidades de salud serán abastecidas de las medicinas del cuadro básico que injustamente han faltado en los estantes.

De entrada, las caras largas y las molestias reflejadas por líderes de la derecha, entre ellos el ex presidente Armando Calderón Sol, no son motivo de sorpresa. El hecho de que Funes y su equipo haya sido muy receptivo a políticos y empresarios antagónicos no quita el derecho que tiene la izquierda de denunciar lo que hicieron mal en 20 años de gobierno.

De cara al pueblo salvadoreño, muy al contrario, hace falta que en los días venideros con total transparencia y con las cuentas en la mano el nuevo gobierno informe sobre el estado final de las arcas nacionales y se deduzcan responsabilidades en los casos que amerite la ley. El gobierno del cambio no puede quedarse en tan solo una estrategia para llegar al poder.

Pero el gobierno tiene que recordarse –como lo asumió Funes- que es imperativa la unidad de los salvadoreños. En ese sentido, en El Salvador todos somos necesarios, no se debe caer en la tentación de marginar al otro tal como ocurrió en las últimas dos décadas con Alianza Republicana Nacionalista (Arena). No vale la pena cometer los mismos errores.

Por lo que vemos en la conformación del gabinete de gobierno, el presidente Funes ha tratado de ser de muy amplio criterio, ya que sus integrantes son variopintos. Se parte del supuesto que el pueblo salvadoreño se merece un equipo ejecutivo que sea capaz y honesto. Esperemos los frutos.

Vale la pena también referirse a la relación de Funes y el partido. Para todos son conocidas las tensiones que han aflorado desde el principio, cuando fue escogido como candidato, hasta llegar a las negociaciones para la integración del gabinete de gobierno. Ambos, pese a los temperamentos de susodichos, tienen la obligación política y moral de velar por la nación.

sábado, mayo 02, 2009

Malas señales en tiempos de cambio

Por Guillermo Mejía

Existía el temor, a la vez que duda. Sin embargo, el envalentonamiento se impuso al iniciarse el uno de mayo un nuevo período legislativo donde la derecha política se burló del sentimiento de cambio que impera en los salvadoreños y colocó en la presidencia de ese órgano de Estado al pecenista Ciro Cruz Zepeda.

Los números le dieron 47 votos de los 84 diputados al desgastado político derechista gracias al combo que integran Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y los partidos de Conciliación Nacional (PCN) y Demócrata Cristiano (PDC). Al resto de congresistas, del Fmln y los llaneros solitarios Héctor Dada Hirezi y Orlando Arévalo (expulsado del PCN), les doblaron el brazo.

De todos es sabido que al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional le correspondía la presidencia del legislativo y también que el Fmln había ofrecido a Arena –como muestra de voluntad- que se repartieran la conducción de la Asamblea en dos partes. Pero la derecha ya había negociado en combo con anterioridad.

No bastó que militantes de la izquierda llegaran al pleno a demandar un diputado decente para la presidencia de la Asamblea Legislativa. Los denunciantes se tomaron en lugar, en medio de la sorpresa de los presentes, y colocaron una pancarta que decía “Fuera Ciro Cruz Zepeda”. ¿Por qué? Por sinvergüenza y corrupto, entre otras razones.

La prensa de la derecha, en especial los matutinos La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, así como los espacios noticiosos de la Telecorporación Salvadoreña, Canales 2, 4 y 6, pusieron el grito en el cielo ante la intempestiva presencia militante en el pleno legislativo, aunque sin contextualizar el fondo del asunto. El envalentonamiento derechista es obvio.

Se trata de un mensaje –muy malo por cierto- que desde el poder aún no se asumen los resultados electorales de enero y marzo pasados, en especial el histórico triunfo de la izquierda bajo la figura del periodista televisivo Mauricio Funes, mucho menos la importancia de que esa izquierda se catapultó como la primera fuerza política del país con mayor número de diputados.

En ese sentido, queda en tela de juicio la supuesta voluntad política de la derecha, tanto política como económica, para coadyuvar en la búsqueda de un mejor futuro para el país de cara al inicio de la administración de la izquierda el próximo uno de junio, además de insertarse en medio de una crisis económica global.

De repente, la fiera saca las uñas. No en balde, los empresarios organizados en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) levantan el tono frente al presidente electo, Mauricio Funes, y lo “salvequean” de distintas formas. Ni los salvadoreños que votaron por Funes han aparecido de esa manera arrogante exigiendo cumplimiento a sus demandas.

Aunque faltan más elementos de análisis, también resulta sumamente importante reflexionar en torno a la llegada (nuevamente) del ex presidente Alfredo Cristiani al Consejo Ejecutivo de Arena (Coena), luego de la derrota electoral del 15 de marzo que significó nada menos que el basta ya a 20 años consecutivos de gobiernos derechistas.

En ese marco, Funes ya precisó su camino. Cuando se dirigió a los trabajadores el uno de mayo les recordó que estará con los pobres y que su acercamiento al actual gobierno y a los empresarios conlleva la búsqueda de una transición exitosa y la colocación de las bases de una nueva forma de ejercer el poder. Queremos ver frutos.

Vale estar atentos sobre el desenvolvimiento de los acontecimientos. Lo peor que puede pasar en este país centroamericano es que el cambio –por el que votó la mayoría- se ahogue en el intento. El “ahora va a ser diferente” tiene que concretarse para bien de los menos favorecidos. Que la derecha entienda ese sentimiento y no juegue con fuego.

martes, abril 07, 2009

Tiempos de cambio… no de demagogia

Por Guillermo Mejía

Nos acercamos al gobierno que presidirá el periodista Mauricio Funes a partir de junio. Hasta ahora el encanto perdura en la mayoría de sectores. Es menester que la pajística, muy encarnada en nuestra realidad, no se robe el renacer de una esperanza tantas veces frustrada en la historia nacional.

Si bien Funes precisó que nadie tiene que faltar al rencuentro de la salvadoreñidad y que de una vez por todas aprovechemos la rendija para colocar los cimientos de una Patria más justa, democrática y tolerante, es hora de ponernos serios y sin ambages irnos desprendiendo de los viejos ropajes.

Son más que obvios los problemas que ameritan atención que enumerarlos carecería de sentido. Tal vez, para encontrarle una mejor comprensión, diríamos que resulta imperativo comenzar por responder a la desgracia en que se encuentran cantidad de compatriotas, sobre todo en momentos de crisis económica global.

Otra cuestión de suma importancia es que nos pongamos de acuerdo y rescatemos el principio de institucionalidad que nunca acabamos de conquistar a pesar del esfuerzo patriótico que culminó con la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992, y que sentó las bases de la construcción democrática (aún a medias).

Tanto el presidente electo como otros sectores aseguraron ya que se toman la palabra. Pues que vengan los hechos; eso implica, por ejemplo, que el actual gobierno tiene que actuar con madurez y seriedad de aquí a la entrega de la silla presidencial. Los políticos de derecha tienen que ser consecuentes con sus discursos.

La izquierda, en especial el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), tiene que pensar en los intereses nacionales y acompañar al nuevo gobierno y su presidente en las nada fáciles tareas ejecutivas que demanda enrumbar a la sociedad salvadoreña por nuevos derroteros que fructifiquen la esperanza postergada.

El espejo lo tenemos a la mano. Los últimos 20 años de gobiernos del derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) son prueba fehaciente de que bregamos por mal camino. Ninguna sociedad puede construir su destino si quienes la conducen privilegian –como es el caso de Arena- la exclusión y el miedo, la ausencia de democracia participativa.

La bola está en la cancha del Fmln. El partido, al igual que los otros partidos del sistema, nunca se ha caracterizado por ser amante de la democracia interna y, al igual que la derecha, también sigue marcado por la pasada guerra civil. Ahora tiene la ventaja que cuenta con su oportunidad para demostrar que aprendió las lecciones de la historia.

¿Y los demás? El presidente electo demandó ya que nadie se quede fuera del proceso. La participación de la sociedad civil, organizada en innumerables expresiones, se torna una necesidad imprescindible en las nuevas circunstancias, por cuanto coadyuvará en la consecución de un mejor gobierno.

La sociedad salvadoreña, entre esas urgentes necesidades, debería propiciar un golpe de timón en el periodismo nacional, para que ese instrumento tan importante para la transparencia y la participación democrática ejerza sus funciones pensando en los intereses nacionales –no partidarios o sectoriales como es en la mayoría de casos.

El nuevo gobierno puede dar el ejemplo. Los medios estatales tienen que estar al servicio de la ciudadanía y no como sucedió en los gobiernos pasados donde el Canal 10, la Radio El Salvador y la Cadena Cuscatlán han servido para hacer propaganda de esos regímenes de turno con lo que no le han apostado a la construcción democrática.

Como en todos los órdenes de la vida, en este caso -sentar las bases de la nueva Patria- se toma o se deja. Mal haríamos para el futuro de la sociedad salvadoreña si optáramos por dejar ir la oportunidad de esta nueva esperanza, esa rendija que debemos aprovechar para cristalizar lo que tanto ha costado al pueblo salvadoreño.

lunes, marzo 16, 2009

El gane de Mauricio Funes apuntala el reencuentro nacional

Por Guillermo Mejía

Si la derecha salvadoreña es inteligente no desperdiciará el puente tendido para la reconstrucción nacional por el presidente electo, Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), luego de conocidos los resultados electorales del 15 de marzo.

Como era previsto, pese a los miedos por un posible fraude técnico, el periodista televisivo noqueó a la “alianza de la derecha”, representada por Alianza Republicana Nacionalista (Arena), y los partidos Demócrata Cristiano y Conciliación Nacional, PDC y PCN, respectivamente.

Además, el tsunami izquierdista se llevó de encuentro a disidentes del partido de izquierda. No era para más, las expresiones de alegría y esperanza de los líderes de la izquierda chocaron con las de angustia y resignación de los de la derecha, en especial de los ex candidatos Rodrigo Avila y Arturo Zablah.

Funes le puso el cascabel al gato. Retó a la derecha a que asuma junto a la izquierda la reconstrucción nacional, fuera de miedos infundados y de cara a una postura patriótica para sacar “al buey de la barranca”, máxime en momentos de crisis económica mundial que amenaza a la sociedad salvadoreña.

Rodrigo Avila, al igual que el presidente Elías Antonio Saca, contestaron de manera positiva al reto de Funes. Qué bueno para el país. Ahora, veremos la disposición política de ambos sectores por enderezar los entuertos en función de hacer de la nación más vivible, humana, solidaria y democrática.

Que las voces más radicales, de ambas expresiones ideológicas y políticas, asuman el papel ciudadano que les debe corresponder, a fin de actualizar los compromisos firmados por gobierno y ex guerrilla, en 1992, cuando se puso fin al conflicto armado de 12 años que dejó miles de víctimas.

La Constitución de la República, de 1983, también es un buen marco para la actuación política.

Como dijo el presidente electo, ahora es la oportunidad para concretar un nuevo acuerdo nacional para bien de los salvadoreños. Los ex comandantes rebeldes, a la vez, celebraron que con esta victoria se sentaron las bases para que la derecha asuma de una vez por todas que es necesario enterrar la guerra pasada. Hay que ver hacia el futuro.

Desde una postura crítica, la izquierda debe tener claro que por sí sola (es decir, solo el Fmln) era imposible arribar al poder, pues ya lo comprobaron en 2004 cuando el desaparecido dirigente comunista Schafick Jorge Handal fue derrotado por el actual presidente Saca.

La arrogancia de la dirigencia del Frente, en aquel momento, desperdició la posibilidad de acordar con diferentes sectores ciudadanos y democráticos una alianza política de “todos contra Arena” a fin de romper la cadena de gobiernos de la derecha que terminaron esta vez luego de 20 años de gobierno.

El Fmln dio un paso seguro en esta ocasión al aceptar sus flaquezas. De manera realista asumió que era urgente llevar una figura política potable para los salvadoreños y logró –claro con sobresaltos y llantos- ser representados por Mauricio Funes, alguien externo al partido y, por supuesto, muy independiente.

Funes ya cantó con tiempo. Su paradigma es el presidente brasileño Inacio Lula Da Silva no el militar venezolano Hugo Chávez Frías. Bueno, la esposa de Funes, Vanda Pignato, brasileña naturalizada salvadoreña, es representante internacional del Partido de los Trabajadores brasileño. Sus principales asesores de propaganda son brasileños.

Por ende, será un gobierno mucho más light que el que conocemos como izquierda revolucionaria dentro de un empaque efemelenista que tiene sus mentes y corazones con Chávez dentro de la propuesta del socialismo del siglo XXI. Habría que ver cómo serán las relaciones en esa simbiosis política.

Para el caso, el Movimiento Amigos de Mauricio, una constelación de ciudadanos sin militancia política, ex gobernantes, ex militares, empresarios, entre otros, de entrada puso barreras al mismo partido Fmln, al grado de andar juntos pero no revueltos en la pasada campaña electoral presidencial.

Funes y el Fmln, al fin de cuentas, tenían que despojarse de temores. De esa forma, ordenados y hablando claro, asumieron el reto. El gane cantado con anticipación dibujó para los entendidos que, quizás sin quererlo ni proponérselo, alrededor de la candidatura presidencial se armó una concertación anti-Arena, incluso con gente de derecha.

Qué lecciones que da la política. Funes y el Fmln quisieron hacer el amor y quedar vírgenes, algo que no procede. El Fmln, contando con sus orígenes, pareció una monja de lo más reaccionaria en esa relación desconfiada. Al final, la dirigencia asumió –no sin miedos- que no podía dejar pasar la oportunidad.

Ahora, las bases para un país más justo y democrático están sentadas. Funes demostró en su discurso de asunción que este país no puede seguir el camino de la exclusión, puesto que la derecha gobernante probó 20 años de exclusión sin éxito.

Ahora, izquierda y derecha dicen que han entendido la lección, ojalá que sea para bien de los salvadoreños. El futuro es nuestro.

Guillermo Mejía, periodista y profesor universitario centroamericano, editor de Raíces (http://www.raices.com.sv/)