lunes, agosto 17, 2009

No olvidemos el antidemocrático golpe en Honduras

Por Guillermo Mejía

Con mucha razón se ha expresado en círculos locales como de la región que tras el golpe de Estado en Honduras, El Salvador no ha tenido una postura más notable en acciones que evidencien el repudio a esa acción antidemocrática que amenaza los procesos políticos latinoamericanos.

El gobierno de Mauricio Funes si bien dispuso junto a sus homólogos de Nicaragua y Guatemala un cierre del intercambio comercial por las fronteras de 48 horas, luego se adhirió a una solución política a la crisis. Las presiones empresariales y políticas internas obviamente también han pesado en el papel observador que mantiene.

Lógicamente, las relaciones políticas, económicas y sociales entre ambas naciones hermanas hacen que el gobierno salvadoreño sopese sus posturas referentes a un tema tan delicado, al menos en lo que tiene que decir en el plano mediático. Máxime que los países que han sido más contundentes giran en torno a la política exterior venezolana.

Entendiendo ese panorama, resulta incomprensible que el partido de gobierno, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, no muestre una postura más consecuente respecto al caso hondureño, pues le asiste la razón como fuerza de izquierda histórica y que sí ha mostrado su simpatía con los procesos políticos alrededor del comandante Hugo Chávez.

Ya es hora que como Fmln –y en coordinación con otras fuerzas- se lancen a una jornada en contra de los golpistas hondureños y a favor del reinstalo del presidente constitucional Manuel Zelaya. Se tienen noticias que esta semana se abrirá una jornada con lo que se espera una mayor presencia de los salvadoreños en la lucha de nuestros hermanos hondureños.

Desde que estalló la acción antidemocrática hemos sostenido que no podemos ver de lejos esa amenaza a los procesos políticos latinoamericanos. Es deber de todos demandar el retiro de los golpistas y el regreso de Zelaya y si no profundizar las acciones debidas que castiguen al gorilato hondureño.

Por eso se le ha demandado al gobierno norteamericano que ya es tiempo que adopten una postura más definida frente al problema. Hasta ahora, la administración estadounidense ha mantenido una política floja con lo que el gorilato catracho sigue empecinado en el mando y, ante el repudio popular, profundiza la represión.

Con el golpe de Estado en Honduras hemos visto resurgir todo tipo de acciones violatorias de los derechos humanos, acciones que eran impensables para la mayoría de latinoamericanos en el inicio del siglo XXI; sin embargo, no son mentiras, ahí las constatamos. Ese tipo de virus mortal lo tenemos que eliminar de nuestros procesos políticos.

Entonces, el Frente tiene que dar el ejemplo. Ya es hora de que salgan de su postura observadora y se hagan sentir juntos a los sectores progresistas que tampoco aceptan una vuelta la pasado de estilo cavernario. Si la actual dirigencia está ocupada en los asuntos de gobierno, pues que deleguen en otros compañeros la conducción del partido. Ahora o nunca.

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