lunes, agosto 29, 2011

La justicia elástica

Por Guillermo Mejía

Algunos hechos de trascendencia ocurridos recientemente confirman una vez más lo precario de la aplicación de justicia como la ausencia de transparencia por parte de las autoridades correspondientes, lo que nos recuerda el camino tortuoso que hay que recorrer para arribar a una sociedad justa y democrática.

Son dos casos excepcionales: La resolución de la Corte Suprema de Justicia en pleno que falló a favor de la “libertad” de los nueve militares que han sido requeridos por la justicia española por la muerte de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras, en medio de la ofensiva guerrillera de noviembre de 1989, así como el envío de 22 efectivos militares a Afganistán.

En el caso de los militares sobre los que INTERPOL notificó su inmediata captura, bajo difusión roja, el fallo estima que no procede porque solamente es para su “localización”, ya que una detención se hace efectiva si a la par lleva una solicitud de extradición, argumento que contradice otro fallo de la misma Corte Suprema que sí hizo efectiva una extradición en días pasados.

La Radio YSUCA comentó que: “Este caso desnuda al pleno de la Corte Suprema de Justicia y deja en evidencia que esta no posee la competencia que le corresponde al más alto organismo del poder judicial. Esta Corte que avala la impunidad, que impide sistemáticamente que resplandezca la verdad y se haga justicia, es, además de una vergüenza nacional, un enorme obstáculo” para la institucionalidad y el Estado de derecho.

“No en vano tanto los Acuerdos de Paz y la Comisión de la Verdad, como una serie de estudios realizados por expertos en la materia han insistido en la urgente necesidad de reformar y hacer funcionar bien el sistema judicial para fortalecer la paz en El Salvador”, agregó la emisora conocida como la voz oficial de los jesuitas.

Para nadie es secreto el contexto en que se dio el fallo del pleno de la Corte Suprema, el significado que tiene en esta sociedad que aún se ve sometida a los caprichos de grupos de poder tradicionales que están enquistados en la misma institucionalidad del país y que, además, cuentan con un amplio aparato mediático que consideró a los militares como “prisioneros”.

Las preguntas elementales, que no se han escuchado en ese coro mediático, son: ¿Quién les proporcionó a los militares la información sobre la orden de detención?, ¿quién les facilitó a esos militares el hospedaje con comida y dormida dentro de las instalaciones del ex cuartel de la Guardia Nacional? El primero que debería responder es el presidente Mauricio Funes.

En esa misma línea se inscribe el caso de los 22 efectivos militares salvadoreños que partieron hacia Afganistán el domingo 28 de agosto, para participar en las maniobras militares dirigidas por la OTAN, decisión oficial controversial que recuerda el costo en vidas humanas que pagó El Salvador por su presencia en Irak.

Sumada a lo inútil que resulta que los efectivos militares vayan a tierra extraña a exponer sus vidas, aunque el gobierno diga que no participarán en actividades bélicas, se encuentra la falta de transparencia de las autoridades, ya que se conoció en los últimos días que esos militares fueron adiestrados por Estados Unidos, desde enero pasado.

“El gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Estado… nos han dado un tremendo apoyo, tanto en la parte de nuestro adiestramiento, en nuestro transporte, en nuestro despliegue futuro, así como también en el sostenimiento y el apoyo logístico de nuestro efectivos”, dijo a la prensa local el ministro de la Defensa Nacional, David Munguía Payés.

El jefe militar entregó el pabellón nacional a los efectivos en ausencia del presidente Mauricio Funes. Algo sospechoso que mueve a interrogantes porque llegó al poder bajo la bandera del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), único partido político que se opuso al envío de militares a Afganistán, como también lo hizo en el caso de Irak.

Ambos casos, el de los militares que España desea extraditar como el del envío de los efectivos militares a Afganistán, dan pie para reflexionar sobre el ejercicio del poder, la práctica política y la necesidad de que la sociedad en general demande mayor coherencia, transparencia y compromiso en la lucha por una sociedad justa y democrática.











lunes, agosto 22, 2011

Transformando la docencia universitaria

Por Guillermo Mejía

Transformando la docencia universitaria (Siete; 2011) es el interesante título que en segunda edición acaba de publicar el colega Leonel Cálix, periodista y docente de la Universidad de El Salvador, que de forma certera señala los vacíos que tiene la educación superior en el país como descuido sistemático de quienes corresponde.

Cálix, que actualmente cursa estudios de doctorado en Innovación e Investigación en la Educación Superior con la Universidad de Granada, señala en la introducción del texto que su esfuerzo académico tiene como objeto “propiciar la reflexión, la discusión y el debate sobre la formación docente universitaria y su correlación con la formación de calidad de los nuevos profesionales”.

El material se estructura en tres apartados con sus respectivos numerales: primero, formación docente universitaria y calidad en la educación superior; segundo, calidad de la educación superior; y tercero, estado de la legislación en la educación superior. En el cuarto apartado el especialista Sergio Tobón se refiere a la docencia estratégica.

El autor reconoce en el prólogo a la segunda edición las dificultades de los profesionales que se dedican a la docencia universitaria:

En primer lugar, el individualismo y el aislamiento, como características de ejercicio profesional del docente universitario, dificulta la investigación compartida y las actividades de mejora personal e institucional, las cuales solamente se pueden dar en un ambiente en el que los docentes tienen la disponibilidad de aportarle al otro desde su propia experiencia.

En segundo lugar, la resistencia al cambio debido entre otras cuestiones a: la fuerte uniformización de los métodos didácticos empleados; la inexistencia de una formación inicial bien fundamentada en la innovación educativa; una enseñanza más centrada en planteamientos teóricos que en procesos de intervención adecuados; la lealtad de los docentes a su profesión y no al ámbito donde la ejercen; y la inexistente motivación del profesional para su mejora docente.

Cálix insiste luego en la urgencia de desarrollo profesional frente a la actual crisis de la enseñanza universitaria.

De esa forma, estima conveniente la “necesidad de diseñar políticas de formación y desarrollo profesional universitario que establezcan las grandes directrices de mejora de la enseñanza y de la formación del profesorado”, así como la creación de un clima institucional positivo de la universidad, en general, y la formación del profesorado, en particular.

Además, la formación “ha de centrarse en la práctica profesional, desarrollándose actitudes de reflexión y crítica respecto a su propia enseñanza. La investigación en la acción sobre la docencia, y a ser posible en equipo, sería la mejor fórmula de formación”.

Según la propuesta, el perfil del docente universitario debe responder a estas características desde el punto de vista de los alumnos: flexible, abierto al cambio, capaz de analizar su enseñanza, crítico consigo mismo, con un amplio dominio de destrezas cognitivas y relacionales, capaz de trabajar en equipo y de investigar incluso su propia forma de enseñar.

Uno de los señalamientos estructurales del problema en el país parte de que no existe aún una definición precisa sobre educación superior ni en la Constitución de la República, ni en la Ley General de Educación, ni en la Ley de Educación Superior, porque se toma a la educación en los diversos niveles y se instruye en los cursos de formación pedagógica de forma generalista.

En la actualidad, es meritoria una reflexión como las que nos entrega el colega Cálix por los bajos niveles de calidad que presenta la educación superior, la existencia de una serie de problemas técnicos y administrativos en los procesos, que en vez de dinamizarlos los obstruyen, y la mercantilización que consume la enseñanza universitaria.

No permitamos que se destruya una de las claves del futuro, la educación. Para cualquier consulta sobre el texto pueden escribirle al autor, Maestro Leonel Cálix e-mail: leonelcalix@yahoo.es











lunes, agosto 15, 2011

La juventud y el (des)encanto de la política

Por Guillermo Mejía

Llama la atención que los jóvenes que cumplirán los 18 años, entre el 12 de septiembre entrante y el 10 de marzo del próximo año, aún no se registran como debería ser para obtener el Documento Unico de Identidad (DUI) a fin de participar en las elecciones de alcaldes y diputados del 2012, situación idónea para pensar sobre la sociedad que se está construyendo.

Según el Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN), la cifra de los jóvenes que deberían enlistarse es de 58 mil 411, pero apenas se han presentado 1172 hasta el pasado 10 de agosto. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) cerrará la base el 12 de septiembre, por lo que el tiempo se va de las manos.

Las voces tradicionales siempre apelan a que en la juventud descansa el futuro, que ellos son los que tomarán las riendas del país dentro de poco y que su educación es la clave para asegurar el éxito de la sociedad. Sin embargo, esas muletillas no pasan de ser “expresiones de buenas intenciones” ante la difícil situación que afrontan los jóvenes.

Para nadie es secreto que la mayor cantidad de víctimas de la violencia cotidiana de las “maras” o el crimen organizado se encuentra en ese segmento de la sociedad salvadoreña, que ellos también son fruto y víctimas de la exclusión social, la ausencia de una verdadera educación sexual y una política demográfica, así como su derecho a una educación gratuita y de calidad.

Se infiere que la juventud se desentiende de su responsabilidad cívica al ver la práctica de los políticos criollos que privilegian su interés particular por encima de los intereses ciudadanos, la tranza por encima del interés público y las cada vez más obvia relación del narcotráfico y el crimen organizado con la política.

Pero hay que señalar, a la vez, la responsabilidad que tiene el Estado para con la juventud en cuanto a la necesidad de la educación cívica, la educación política, porque el pretender edificar ciudadanos políticamente comprometidos, solidarios y responsables pasa por ejecutar programas cívicos dentro de las comunidades y las aulas educativas.

Ante la ausencia de ese Estado resulta más fácil a los jóvenes desatenderse de sus deberes políticos, como si nunca van a tener responsabilidades dentro de su comunidad, como si siempre van a estar anuentes al disfrute y el ocio cuando la construcción de una nueva sociedad demanda de la presencia organizada en particular de esos jóvenes.

Por culpa de todos, la juventud también es responsable, hemos visto pasar con indiferencia, frustración y desencanto, la oportunidad que, aunque modesta, se abrió con los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, para sentar las bases de esa sociedad más justa, democrática y participativa al grado que estamos pagando las cuentas de políticos irresponsables.

Los políticos se ha mostrado indiferentes ante las demandas ciudadanas de mayor participación al grado que es manifiesta la orfandad de amplios sectores que no encuentran referentes. Caso patético es el partido oficial Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) que abandonó el trabajo organizativo de la gente y mejor buscó su comodidad institucional en el poder.

La otra gran deuda con los jóvenes, y la sociedad en general, viene del sistema de medios de comunicación colectiva que en lugar de propiciar el encuentro, el diálogo social, se perfila por la polarización atendiendo agendas particulares. En vez de contribuir al conocimiento y reflexión sobre la realidad le apuesta a la “estupidización” de la sociedad por medio de productos mediocres.

La sociedad contemporánea nos demanda a los ciudadanos, en particular a la juventud, mostrar ciertas virtudes cívicas en procura de elevarnos hacia estadios superiores de convivencia democrática, entre ellas la necesidad de luchar por la igualdad de oportunidades, el combate a la injusticia en cualquier orden, además del sentimiento de solidaridad.

De igual manera, la presencia de la justicia dentro de la sociedad, la “fronesis” o lo que puede asemejarse a la prudencia en el sentido de una valoración exhaustiva ante de comprometerse en cualquier acción y la racionalidad discursiva. En fin, no por gusto los jóvenes se muestran ausentes de la política, de ahí el llamado de atención a la sociedad.











lunes, agosto 08, 2011

Lecciones esperanzadoras de las protestas estudiantiles

Por Guillermo Mejía

Las protestas estudiantiles desarrolladas en Honduras y en Chile representan un aliento de esperanza en medio de pretendida deshumanización de la educación –que intentan privatizar- en tiempos en que el alma sucumbe frente al mercantilismo, el abandono del escenario público por parte de amplios sectores de la sociedad y la ausencia de compromiso político.

De entrada, hay que comprender –por supuesto, sin compartir- el alejamiento de la sociedad civil de la cosa pública, cuestión en la que tienen muchísima responsabilidad los medios de comunicación colectiva, así como el descrédito de la práctica política por intereses mezquinos o corporativos que asesinan esa esperanza colectiva de un futuro mejor.

Como bien reseña el intelectual y antigolpista hondureño, Juan Almendares, la toma continua de más de 70 centros educativos en la tierra de Lempira, que pretenden acallar con intervención militar, representa la lucha “contra la voracidad del capitalismo neoliberal hegemónico que ha convertido la educación en mercancía” y en uno de los instrumentos neocolonizadores.

Los jóvenes hondureños han mostrado civismo de primer orden frente a la indiferencia de la sociedad en general, aunque sí haya que reconocer la jornada también cívica y sostenida del movimiento en contra del nefasto golpe de Estado del 28 de junio de 2009 ante el miedo de sectores conservadores por el anhelo popular de propiciar democracia participativa.

“Existe una guerra del poder hegemónico oligárquico articulado al capital mercantil, agroindustrial y financiero que utiliza el ejército, la policía, los sicarios, la seguridad privada y la guerra mediática para frenar, obstaculizar y eliminar a cualquier movimiento de protesta, resistencia que aboga por la educación y salud pública, las demandas de la tierra , el agua y el territorio”, dice Almendares.

En Honduras: “Defendamos la educación pública y hoy más que nunca la educación como un derecho humano, planetario y el verdadero camino hacia la transformación real de las condiciones injustas desiguales y violadoras del derecho a la vida , la dignidad y soberanía histórica de nuestros pueblos”, agrega el intelectual hondureño.

En consonancia, los estudiantes y otros sectores comprometidos de la sociedad chilena también mantienen una jornada sostenida en contra de la privatización de la educación pública y en pro de una mejor calidad educativa de cara al descalabro del sistema y la desilusión por el mandato presidencial del actual gobierno de derecha.

El intelectual chileno, Jaime Massardo, de la Universidad de Valparaíso, reflexionó en un comentario en línea que las protestas, algunas fuertemente reprimidas, expresan “su rechazo al proyecto de reforma educacional propuesto por el actual gobierno, mostrando a la sociedad chilena que éste no satisface las necesidades de educación científica, tecnológica, artística y humanista”.

Y algo, también paradigmático y esperanzador, que resulta aleccionador para nuestras sociedades latinoamericanas ha sido que “la nueva generación que protagoniza el movimiento no vivió el miedo a la dictadura, su disposición a la horizontalidad y su representa una nueva forma de práctica política” en medio de la herencia antidemocrática pospinochetista.

“Esta nueva generación mostró que la lucha política por cambiar el sistema es posible y necesaria, constituyendo un punto de articulación de un movimiento de dimensión nacional capaz de galvanizar las diferentes expresiones sociales y políticas que tengan por objetivo común una nueva sociedad”, concluye Massardo.

Las lecciones esperanzadoras de las protestas estudiantiles de Honduras y Chile tienen que llamarnos a la reflexión sobre lo que ocurre en El Salvador con las posibilidades de respuesta ciudadanas frente al también descalabro del sistema educativo y las tibias propuestas que emanan del gobierno y corporaciones que sueñan con su privatización.

Urge que estudiantes, docentes y sociedad en general, veamos hacia el futuro y nos comprometamos con la lucha por la humanización de la educación como derecho inalienable, lucha que ha sido abandonada desde hace tiempo atrás, situación lamentable porque esa educación representa una forma primordial para ejercer nuestra libertad.











lunes, agosto 01, 2011

El Año Internacional de los Afrodescendientes

Por Guillermo Mejía

Del 18 al 21 de agosto se desarrollará en la Ciudad/Puerto de La Ceiba, Atlántida, Honduras, la Cumbre Mundial de Afrodescendientes con la presencia de líderes del movimiento de color para analizar, reflexionar y documentar las condiciones de las poblaciones afrodescendientes y los logros obtenidos en los últimos diez años de lucha reivindicativa.

La iniciativa es una respuesta a la resolución de la ONU que declaró “2011 Año Internacional de los Afrodescendientes” y conlleva ese análisis, reflexión y documentación de los logros alcanzados en la implementación de tratados internacionales, además de un análisis sobre la situación actual desde la “III Conferencia Mundial contra el Racismo”, en Durban, Sudáfrica, en 2001.

Entre los resultados esperados se encuentran:

-Documentar importantes aspectos, consensuar el conocimiento o determinantes considerados centrales a las causas de la pobreza y las brechas prevalecientes entre las poblaciones afrodescendientes frente a otras poblaciones alrededor del mundo.

-Establecidos compromisos concretos -incluyendo la Implementación de estrategias y asignación de recursos financieros – que permitan crear una plataforma para el desarrollo sustentable con identidad de las poblaciones afrodescendientes en el corto, mediano y largo plazo para cerrar las brechas de desarrollo.

-Definida una estrategia, y establecidos compromisos entre gobiernos, la cooperación internacional y la sociedad civil para fortalecer las capacidades institucionales de las comunidades y organizaciones afrodescendientes; asimismo, promover el desarrollo integral sostenible con identidad de las comunidades y poblaciones afrodescendientes.

-Alcanzado el acuerdo para la implementación del Decenio Afrodescendiente, el Fondo de Desarrollo Afrodescendiente y el Parlamento Afrodescendiente en las Naciones Unidas.

La economista costarricense Epsy Campbell Barr, activista social y política, afirmó en una publicación de Alainet que, según información disponible, “la condición social y racial de los y las afrodescendientes les coloca en una situación social y económica de desventaja, por el legado de la esclavitud y como consecuencia del racismo estructural y de modelos de desarrollo excluyentes”.

Sin embargo, la luchadora social reconoce que “en la última década, producto de la organización social y política de los y las afrodescendientes, existen respuestas estatales o gubernamentales de diversa índole para hacer frente a la insostenible realidad afrodescendiente de la región”. Eso no significa que todo sea color de rosa, porque la globalización ha exacerbado las desigualdades.

Por su parte, Miriam Miranda, integrante de la Organización Fraterna Negra Hondureña (OFRANEH), considera en el mismo documento que: “El silencio y el olvido al que hemos sido condenados en Centroamérica los pueblos que poseemos herencia africana, es parte del feudalismo que impera en el istmo”.

“Desde la invisibilización hasta el avasallamiento, han sido las políticas de los Estados centroamericanos que se han distinguido en la historia por la violencia y desprecio hacia los pueblos indígenas y negros”, agrega. Mientras, se estima que en nuestra región hay más de tres millones de afrodescendientes.

Miranda recuerda la introducción de esclavos en Centroamérica provenientes de Africa en los siglos XVI y XVII por la explotación minera y asentamientos de africanos, por ejemplo, en ciudades como Santiago de los Caballeros y Villa de la Gomera en Guatemala; El Realejo, San Felipe de Austria, Santa María del Aro, y Abierto, en Nicaragua; San Vicente, en El Salvador; y la Puebla de los Pardos, en Costa Rica.

Lastimosamente, la herencia africana en nuestra región pretende ser negada y sólo es reivindicada donde las características físicas son tan obvias, en otras palabras la “política de blanqueo” nunca fue superada, tal es el caso de El Salvador donde el ancestro de color se fue diluyendo en la mezcla de la población que se asume en general mestiza.

El historiador salvadoreño Pedro Escalante Arce aseguró en una ocasión que dado ese mestizaje ha perdurado un porcentaje de la población salvadoreña que lleva sangre mulata en sus venas, pero “en la casi totalidad de casos sin tener en absoluto conocimiento del ancestro, al cual comentaristas e historiadores y el sentimiento popular sumieron en el olvido y callaron el mensaje”.

No está de más recordar la participación activa de los negros y pardos en el movimiento de independencia centroamericano de España. Uno de los casos emblemáticos es el del 5 de noviembre de 1811, del cual de cumplen 200 años en el 2011, de ahí el alboroto por el Bicentenario.

Hay una deuda histórica con nuestros antepasados de origen africano que en condiciones infrahumanas, injustas y denigrantes fueron arrancados de sus lugares en Africa y traídos como esclavos a tierras americanas. Los encuentros de análisis y reflexión en torno al “2011 Año Internacional de los Afrodescendientes” son buena oportunidad para reivindicarnos.