martes, diciembre 17, 2019

Las tensiones entre el poder y la ciudadanía

Por Guillermo Mejía

Las diferencias entre sectores tradicionales que ejercen el poder e iniciativas sobre diferentes tópicos como la participación política, la perspectiva de género, la educación sexual, el aborto terapéutico, entre otras, nos muestran las tensiones que se dan en la sociedad en el seno de la extensión de la definición de ciudadanía.

En ese sentido, los activistas –que incluyen a la opción alternativa de la comunicación- encuadran sus diferentes luchas en la tercera, cuarta y quinta generaciones de derechos humanos que abarcan, por ejemplo, los derechos de las mujeres, de los niños, el derecho a la información y la comunicación, y el derecho a vivir en paz y con justicia.

“La ciudadanía alude a un proyecto social y político construido históricamente y que continúa en permanente elaboración. Es un proyecto de emancipación humana y conquista de humanidad que se expresa a través de aquellas y aquellos que luchan por más derechos, mayor libertad, mejores condiciones de vida y por garantías individuales y colectivas, y que no se acomodan frente a la dominación de las instituciones y de la propia acción del Estado”

Esa es la postura de los autores Jiani Adriana Bonin y Valdir José Morigi en sus reflexiones sobre “Ciudadanía en las interrelaciones entre comunicación, medios y culturas”, integradas en el libro Un nuevo mapa para investigar la mutación cultural: Diálogo con la propuesta de Jesús Martín-Barbero, editado por Ciespal, en 2019.

Agregan: “Para que la ciudadanía sea ejercitada, es necesario que los ciudadanos estén informados sobre sus derechos y, también, sobre sus deberes. La práctica de la ciudadanía es un instrumento imprescindible para la construcción de una sociedad más democrática e igualitaria, capaz de promover la justicia social. Más allá de eso, la ciudadanía envuelve un sentimiento de pertenencia a la comunidad y, también, implica prácticas que promueven la inclusión social de todos”.

Según los autores, con la configuración de la sociedad global, dirigida por la velocidad de las redes de comunicación, por la convergencia tecnológica y por las apropiaciones de las tecnologías de información, es posible percibir algunos impactos y transformaciones sociales en los diferentes ámbitos.

“La sociedad en red posibilitó el surgimiento de la cultura digital, que ha traído nuevos problemas y formas de abordar el tema de la ciudadanía. Sin embargo, la visión tradicional de concebir la ciudadanía como un conjunto de derechos y deberes de los ciudadanos no fue abandonada, más bien fue ampliada debido a las interacciones entre el ser humano y la máquina”, afirman.

Es notable la influencia y mediación de las nuevas tecnologías a través de blogs, sitios oficiales, redes sociales, entre tantas opciones, que han puesto en discusión nuevos temas, como la inclusión digital, que ha generado otras formas de entender la ciudadanía, con la mediación de la información, como ciudadanía digital y ciudadanía comunicativa.

Tomando en cuenta los aportes del profesor Jesús Martín-Barbero, los autores recuerdan que los nuevos movimientos sociales, étnicos, de género y ecológicos, más que ser partidaria o ideológicamente representados, lucha por ser socioculturalmente reconocidos, en otras palabras, ser “‘ciudadanamente’ ‘visibles en su diferencia; lo que abre espacio a un nuevo modo de ejercer políticamente sus derechos, pues la nueva visibilidad cataliza el surgimiento de nuevos individuos políticos”, como dice Martín-Barbero.

Cuán difícil se le pone a los sectores de poder y las instituciones del Estado tan acostumbrados a dictar la pauta de lo que consideran potable y aceptable frente a la irrupción de propuestas alternativas de la sociedad civil, enmarcadas en la extensión de lo que hemos considerado históricamente como ciudadanía. Es necesario hacer otras miradas al fenómeno.

domingo, noviembre 10, 2019

La prostitución de la opinión pública

Por Guillermo Mejía

Las revelaciones que los periodistas han hecho en los últimos días acerca de la prostitución de la opinión que se genera en el sistema de medios de comunicación colectiva vuelve a descascarar la pretendida idea -vendida por empresarios mediáticos, periodistas, editores y políticos- que en el país reina la libertad de información y de opinión.

De acuerdo con la pesquisa de los periodistas Efren Lemus y Gabriela Cáceres, de elfaro.net, la revisión de miles de mensajes del celular del ex fiscal general, Luis Martínez, preso por corrupto, establece que una red de “opinadores” al mando del operador político Porfirio Chica ha desfilado, mediante pago, difuminando escoria a través de los medios.

Publicaron los colegas Lemus y Cáceres:
“El Faro analizó un total de 7,155 mensajes que Martínez recibió o envió entre la noche del 22 de febrero de 2015 y la noche del 22 de agosto de 2016, el día de su captura por corrupción, acusado de favorecer desde la Fiscalía al empresario Enrique Rais. Hace un año, este periódico publicó el primer vaciado telefónico que la Fiscalía hizo al celular del exfiscal Martínez. Ahora, nuevos mensajes hablan de una red de personas (entre las que hay varios exfuncionarios públicos), habituales analistas y opinadores en medios de comunicación que, según los mensajes de Chica, acordaban con él cómo referirse a la labor del exfiscal, que entonces buscaba su reelección. Esta red era coordinada por Chica, un operador político y de medios de comunicación que durante las dos últimas décadas ha sido hombre de confianza de altos funcionarios como René Figueroa o Antonio Saca, y actualmente cercano al gobierno de Nayib Bukele.”

Se menciona a Geovani Galeas, el diputado Juan José Martell, el ex fiscal Garrid Safie, el ex viceministro Julio Valdivieso e incluso el vicepresidente Félix Ulloa, entre otros, como parte del equipo de “analistas pre pago” que han bailado al son que les toca el interesado mediante la red que incluso llevaba en el portafolio a Gabriel Trillos, editor de La Prensa Gráfica, y los activistas Bessy Ríos y Ramón Villalta.

Algunos de los integrantes de la lista negaron su participación, otros no atendieron al llamado de los periodistas investigadores.

Por supuesto, el tema es “más viejo que el tufo”, pero hay que celebrar el trabajo que los colegas Lemus y Cáceres nos han dado sobre la forma en que esa prostitución de la opinión y de la información se genera en plena sociedad salvadoreña del siglo XXI. Obvio, los mecanismos no han variado a lo largo de las últimas décadas.

Ante tal situación bochornosa sería una buena oportunidad que los medios de comunicación social, en general, hicieran una limpia de su agenda de “analistas” y “opinadores” a fin de corresponder con el derecho a la información y la comunicación de los salvadoreños. Y, claro, los medios de comunicación social comprometidos en estas revelaciones, pues, dejar de ofertar a sus “colaboradores” que están en la lista de meretrices de la opinión –que sin duda incluye más de un conductor de entrevistas.

Sería bueno para la vida democrática del país, que pasa por democratizar los espacios de información y de opinión que tienen relegada a la ciudadanía. Se torna también en un llamado de atención hacia el gobierno de Nayib Bukele que sigue con el secuestro de la pauta publicitaria con lo que se convierte en un botín para “los mismos de siempre” al igual que ocurrió en las administraciones de Arena y del FMLN.

Nos dice Pascual Serrano, periodista y académico español, que “igual que los medios de comunicación gustan de presentarse como el simple reflejo de la realidad en cuanto a su cobertura informativa, cuando opinan o editorializan intentan hacer entender a los ciudadanos que esa opinión o posición ideológica solo es un reflejo del sentir mayoritario, ‘un clamor’, como suelen señalar con frecuencia”.

Pero, “se trata de un claro ejemplo de cobardía intelectual y de engaño a la audiencia, puesto que no lo anuncian como su ideario o propuesta política, sino que intentan hacernos creer que es la ciudadanía quien participa de esa posición y demanda acciones, sin que existan elementos informativos rigurosos que lo sostengan”, sentencia.

Las revelaciones sobre la prostitución que se da en los espacios de opinión de los medios de comunicación social me reconfirma la validez de la decisión que tomé hace muchísimo tiempo atrás: no pierdo el tiempo en consumir la chatarra con que nos encontramos en esa “oferta” de discusión de los temas de interés público.

miércoles, octubre 30, 2019

Las redes sociales y la nueva comunicación política

Por Guillermo Mejía

Las redes sociales han provocado cambios sustanciales en la relación de la comunicación con la política a partir de generar nuevas posibilidades ciudadanas, más allá del monopolio que hasta tiempo reciente mantenía el sistema de comunicación colectiva en agendar los temas que consideraba de importancia para el debate en la sociedad.

Como sabemos, la comunicación política se refiere a la relación que mantienen gobernantes y gobernados, en un flujo de mensajes de ida y vuelta, a través de los medios de comunicación social, y con el trabajo de periodistas especializados en cubrir la información generada por las instituciones y los protagonistas del hecho político.

En la sociedad contemporánea, ya no es posible que dejemos de lado el aporte –para bien o para mal- de las redes sociales en la interacción de la comunicación y la política si no veamos la forma de actuación de un sinnúmero de líderes políticos, como Donald Trump, Nayib Bukele, Miguel Díaz-Canel, entre otros, que no pierden la oportunidad de activar en la red.

Según el uruguayo Daniel Eskibel, especialista del tema, hay que tomar los casos de las redes sociales, como WhatsApp y Facebook, fenómenos sociales “que son un verdadero desafío para la comunicación política, pero también para la propia política y al final del día también para la salud democrática de los países”.

“Porque se pueden convertir en compartimientos sociales, comunicacionales, psicológicos y políticos totalmente aislados unos de otros, donde ocurren comunicaciones y se generan percepciones que en ocasiones pueden llegar a extremos de manipulación sorprendentes”, añade.

Para el caso, según el investigador, la primera red es un medio de comunicación masivo, aunque no lo parezca, a la vez que es una red social, aunque tampoco lo parezca: “Por WhatsApp circulan mensajes políticos, mensajes personales, noticias reales, noticias falsas, textos, vídeos, audios y todo un enorme torrente de contenidos”, afirma.

“También podemos incluir a Facebook dentro de este contexto de redes sociales clandestinas por las cuales circulan mensajes que están ocultos para el público en general, pero que causan gran impacto en los segmentos sociales hacia los que se apunta en cada caso”, agrega Eskibel.

De acuerdo con el especialista uruguayo, la nueva comunicación política debe considerar la importancia de las redes sociales, así como la presencia de las Fake News en la sociedad contemporánea, sin dejar de lado el marketing político, la agenda setting y las estrategias políticas –estos últimos siempre presentes en el análisis.

Según Eskibel, en el establecimiento de la agenda, los medios tuvieron siempre una posición relevante y casi sin competidores, pero “esa dinámica cambió al ritmo de los cambios en los medios, del surgimiento de nuevas vías y canales, y de la profunda transformación de las comunicaciones que se origina en la revolución tecnológica”.

“El impacto de internet y en particular de las redes sociales sacudió con fuerza aquel paradigma de agenda setting. Y afectó profundamente la posición de los medios tradicionales que tanta influencia tenían en la definición del menú de temas de comunicación política”, advierte.

Aunque, “estos últimos siguen conservando, o más bien re-creando, una posición importante a la hora de fijar agenda. Y son vitales para que la comunicación política no sea desnaturalizada por las Fake News que crecen y se reproducen a velocidad de vértigo”, sentencia.

Al final, en la sociedad contemporánea resulta un desafío saber si realmente se está informado y es “vital el trabajo de medios periodísticos serios, de redacciones de prensa con oficio, de periodistas profesionales que investiguen y verifiquen, y en general de una prensa libre, rigurosa e independiente”, señala el especialista uruguayo Daniel Eskibel.

“La lucha por instalar los temas políticos continuará siempre porque está en la base misma de la acción política. Pero la profesionalidad periodística ayudará a que las reglas del juego sean más estables, a que los partidos políticos tengan mayores garantías, a que la discusión pública sea sobre asuntos reales y a que los ciudadanos tomen decisiones con información de mayor calidad”, concluye.

lunes, octubre 21, 2019

El populismo de Trump y Bukele en las redes sociales

Por Guillermo Mejía

No importa si los comportamientos son vulgares por parte de los presidentes populistas, comenzando con Donald Trump, en Estados Unidos, y Nayib Bukele, en El Salvador, entre otros líderes políticos, ya que está comprobado que les sirve para potenciar su imagen sin necesidad de dar cuenta a los periodistas.

“Por supuesto que jamás permitiría que me chupara las medias, ni ninguna otra cosa”, tuiteó Bukele como respuesta a un diputado derechista de la Asamblea Legislativa que cuestionó el hecho de que algunos de sus colegas le siguen el juego al mandatario. “Es lamentable andar de chupa medias”, dijo Ricardo Velásquez Parker.

Los líderes populistas han encontrado en las redes sociales la forma de estar en contacto especialmente con sus bases y no necesariamente con los que muestran ser independientes, según comentó el académico argentino Silvio Waisbord en declaraciones al periódico La Nación, de Buenos Aires.

“En primer lugar, les permite saltear al periodismo, poder hablar sin recibir preguntas. Los populistas tienden a usar las redes sociales más activamente y quizás mejor que los no populistas, que también las usan. El uso directo de las redes les permite comunicar permanentemente sin tener que ir a la televisión o dar conferencias de prensa”, afirmó.

“Ese es el gran cambio”, continuó, “Trump es un maestro en el uso de Twitter. Su discurso y su forma de hablar encajan extrañamente bien en el lenguaje de esta plataforma. No es el lenguaje del político tradicional, más ceremonial, sino que es más franco, un lenguaje de la vida cotidiana, más agresivo y, en algunos casos, hasta más vulgar”.

Según Waisbord, especialista en comunicación, Trump le habla a su gente no a los independientes y conoce el efecto que tiene eso en la prensa. “Él es quien impone la agenda mediática por Twitter, y la cambia constantemente. Permanentemente le está tirando carne roja a los perros vía Twitter. En parte creo que responde a una estrategia deliberada para evitar que se discutan temas que son inconvenientes para él”.

Como hemos observado, en el caso de Bukele, ha logrado domesticar a cantidad de medios de prensa que responden al antojo del presidente que no descansa en el uso de su cuenta de Twitter desde donde expone cualquier expresión irracional sin que queden por fuera, inclusive, la corrección de plana a miembros de su gabinete de gobierno y uno que otro humo.

Waisbord, en el caso trumpiano, va a la yugular: “Los medios saben que son utilizados por Trump como lo fueron en 2016 para su campaña electoral, es algo irresistible. Incluso comprueban que él miente, pero no pasa absolutamente nada porque él sigue mintiendo, inmune al supuesto castigo simbólico del fact-checking”.

Pero en el cambio de época hay que repensar el para qué del periodismo, una función social que tuvo el monopolio de la información, que siempre determinaba qué era noticia, según lo expuesto por el académico argentino, y si alguien deseaba informarse sobre la realidad buscaba al periodismo.

“Esa tarea ahora es compartida con Facebook, que actúa según el algoritmo que privilegia la compañía. Incluso hoy en día uno se puede informar evitando totalmente el periodismo a través de las redes sociales”, advirtió Waisbord al responder la interrogante sobre el papel del periodismo que antes cumplía la función de imponer agenda.

“Algunos medios, los más fuertes y con más prestigio, siguen siendo importantes en términos de circulación de información por el tamaño de su público. Pero si pensamos el papel de los medios en este ecosistema, vamos hacia una concentración de audiencias brutal”, señaló el especialista.

Y remató: “Gran parte del periodismo sufre una crisis múltiple: una crisis económica feroz y una crisis de influencia por su menor presencia. Y la principal víctima de este cambio es la calidad de la información, no la calidad del periodismo”. Los líderes populistas, como Trump y Bukele, explotan muy bien las redes sociales, mientras el aplauso de las focas es constante.

sábado, octubre 05, 2019

Remembranzas del siglo XX de cara al futuro

Por Guillermo Mejía

A través de la aguda mirada del historiador Roberto Turcios ha llegado un valioso texto sobre los acontecimientos que han marcado la historia contemporánea salvadoreña, titulado Siglo XX: Tendencias y coyunturas de cambio (2019), que se torna imprescindible para el que desee ilustrarse, reflexionar y comprometerse con el país.

“Los acontecimientos, las coyunturas y las tendencias del siglo no fueron tallados en mármol; al contrario, los forjaron las mujeres y los hombres que soñaron y sufrieron, sudando sus esperanzas y cóleras en jornadas memorables”, señala la introducción del aporte intelectual del que fuera director de la prestigiosa Revista Tendencias (1992-2000).

“Ojalá que estas páginas den lugar a intercambios, propuestas y correcciones que pongan de manifiesto el vigor intelectual de un nuevo siglo, pues está despuntando la tercera centuria de la República”, advierte al inicio del recorrido por cuatro etapas que comienzan con la expansión cafetalera y la evolución del régimen político hasta la transición luego de la guerra civil.

El libro pertenece a la Colección Bicentenario, proyecto editorial del Instituto de Formación Docente (INFOD) que articula, según sus directivos, reflexión crítica, investigación histórica y pensamiento pedagógico de cara a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia centroamericana con el fin de potenciar la enseñanza de la historia en el sistema educativo.

“El texto tiene una narración de los hechos principales en las coyunturas de cambio seleccionadas, presentando para cada una, propuestas de interpretación. Las primeras se identificaron a partir de los momentos en los que hubo señales de viraje; las segundas se formularon tratando de que fueran claras, breves y se ajustaran a los indicios ofrecidos por las informaciones”, precisa.

El texto está integrado de la siguiente forma: El primer capítulo aborda la expansión cafetalera y la evolución de su régimen político; mientras el segundo se dedica a la crisis y la dictadura. El tercer capítulo desarrolla el régimen autoritario, su estrategia de desarrollo y sus coyunturas de cambio, hasta la configuración de la crisis histórica, en 1978. El proceso de la guerra y los planteamientos en torno a la solución política, junto a la disputa de tres bloques políticos ideológicos forman el contenido del cuarto capítulo. El quinto ofrece un panorama sobre las negociaciones, las características de los Acuerdos de Paz y la reforma constitucional. El último capítulo presenta la configuración del final de un siglo político; según esa propuesta la implementación de los Acuerdos de Paz impulsa el despliegue pleno de la transición a la democracia, con base en procesos inéditos, como la desmilitarización. Bajo ese enfoque, la transición y un nuevo modo de desarrollo, basado en las privatizaciones, constituyen la clausura de un siglo. (Pág. 13)

En la consideración final, Turcios afirma: “El siglo político terminó en forma impresionante, clausurando la mayor guerra con el reconocimiento al diálogo y a las negociaciones. El sedimento, sin embargo, siguió lleno de intolerancia. Otra etapa, otro siglo, comenzó con disputas por el Gobierno sin que los adversarios se agarraran a balazos”.

“Antes no había ocurrido nada igual. Así transcurrió la fundación de la democracia en El Salvador. A un lado, los jóvenes comenzaban a librar las disputas de sus pandillas con la fuerza de las armas. Así comenzó el futuro, entre nuevas violencias y viejas intolerancias; dejando en el pasado los giros políticos basados en asesinatos”, continúa.

“Después de dos siglos de irrespeto a los derechos de la gente, aquel fue un inicio prometedor, con la lucha política abierta, sin amenazas de cárcel ni de muerte. Por primera vez fue razonable la disputa electoral en libertad; por primera vez las mujeres y los hombres pudieron aspirar al respeto de sus derechos y al ejercicio de la crítica mordaz contra todos los poderes”, concluye.

Roberto Turcios cuenta con una amplia producción sobre historiografía salvadoreña, entre sus están: La concentración económica en El Salvador: Un esbozo histórico (1990); Autoritarismo y modernización (1994); Los primeros patriotas (1995); Guillermo Manuel Ungo: Una vida por la democracia y la paz (2012); y su obra más reciente Rebelión. San Salvador, 1960 (2017).

sábado, septiembre 28, 2019

Más allá de la foto de Nayib Bukele en las Naciones Unidas

Por Guillermo Mejía

El presidente Nayib Bukele se hizo un selfie y luego reprochó lo obsoleto de las Naciones Unidas en el marco de la revolución que imprimen constantemente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, hecho que ha dado de qué hablar -a favor o en contra- del mandatario que no se refirió a los problemas cruciales del mundo.

“El nuevo mundo ya no está en esta Asamblea General, sino en el lugar a donde irá esta foto, a la red más grande del mundo, donde miles de millones de personas están conectadas prácticamente todo el tiempo y casi en todas las facetas de la vida”, dijo Bukele frente al asombro de quién sabe cuánta gente.

Pero, para ser justos en la medida, también es pertinente decir que el presidente no solo descansó su estrategia mediática en las redes sociales, sino que cargó un grupo de periodistas de esos “medios obsoletos” que lo siguieron a cada paso, al igual que a su esposa Gabriela y su hija Layla.

Los acontecimientos que han dado mucho de qué hablar en la sociedad salvadoreña, dan pie para reflexionar acerca de los nuevos escenarios políticos que se han abierto con la presencia de las redes sociales en la vida cotidiana, desde las visiones optimistas o del encanto hasta las pesimistas o demonizadoras de las nuevas tecnologías.

El especialista argentino Luciano Galup, que ha escrito el libro “Big data & política” (Penguin Random House, 2019), considera que en sí no son las redes sociales las que han provocado el descrédito de las instituciones, al grado que han prosperado propuestas autoritarias al mejor estilo de Donald Trump en Estados Unidos o Nayib Bukele en El Salvador.

“(…) no son las redes quienes debilitaron a las instituciones tradicionales, me parece que tiene que ver con una etapa política, económica, más vinculada a la globalización y a la etapa del neoliberalismo de los últimos 30 años”, contestó Galup en una entrevista reciente con el periódico argentino elciudadanoweb.com

“Y las redes sociales se insertan en ese contexto y no son las que polarizan a las sociedades. Sí, obviamente, contribuyen a acelerar esa polarización, a darle combustible, pero lo que termina dividiendo y generando esas polarizaciones son las exclusiones, las injusticias y los grandes segmentos de la población que están excluidos de la economía y de la política”, añadió.

Sin embargo, aclaró que no es cierto que las redes sociales han generado mayor participación y democratización en la sociedad actual, ya que históricamente estuvimos polarizados, inundados de información falsa: “Las redes reproducen jerarquías, diferencias y desigualdades, no son una profundización de la experiencia democrática, ni mucho menos”.

Una mirada de lo que es vivir la política en nuestra sociedad la ha dado Alvaro Rivera Larios, intelectual salvadoreño residente en España, quien comentó precisamente en las redes sociales que se ha puesto de moda burlarse de la pobreza argumentativa de los simpatizantes del presidente Bukele sin considerar que es reflejo de “nuestra cultura política”.

“En vez de la burla fácil, habría que intentar comprender ‘las estructuras’ que llevan a los nayilibers hasta esos juicios que producen rubor. Al igual que las maras, los nayilibers son síntomas de nuestra sociedad y nuestra cultura. Sus pendejadas pertenecen a un horizonte que entre todos hemos engendrado”, afirmó.

“Hay que salvarse de ese partidismo fácil en que muchos ‘pensantes’ han caído y que los hace verse como muy inteligentes y ver a los otros como muy pendejos. Mejorarán de verdad, cuando comprendan que el suyo es también un marco interpretativo pendejo”, agregó Rivera Larios en un reflexión titulada “Semos pendejos”.

“Dichas luminarias antibukelianas están presas de un juego amigo-enemigo que es como la otra cara del juego de Bukele y sus nayilibers”, sentenció Rivera Larios.

“Hay que salirse de este juego y no perder el tiempo burlándose de lo que es fácil burlarse. Hay que dirigir nuestras energías a la construcción de nuevas formas de hacer política y a la construcción de nuevos sujetos políticos que puedan realizar esas nuevas formas de hacer política”, concluyó.

En síntesis, qué importa volverse viral en las redes sociales.

sábado, septiembre 21, 2019

Una sociedad envuelta en la desinformación y la propaganda

Por Guillermo Mejía

La sociedad salvadoreña vive presa de la desinformación o envuelta en la propaganda, especialmente la generada desde fuentes oficiales dentro de las que sobresale el presidente Nayib Bukele que ha sabido capitalizar el uso de las redes sociales y asegurar su estrategia publicitaria dentro de un sistema mediático nacional complaciente.

La reciente encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA) reflejó que los espacios que los ciudadanos han utilizado para saber de las acciones del gobierno en los primeros 100 días de gestión han sido las redes sociales (48.6%) y la televisión (40.2%), precisamente en los que Bukele ha invertido el esfuerzo y más de la mitad del pastel publicitario (TCS).

Llama la atención que de las redes sociales ha sido Facebook (73%) y Twitter (19.2%) las que los salvadoreños buscan para conocer sobre la gestión gubernamental. A lo que se suma que consideran muy adecuado (43.9%) o algo adecuado (23.2%) que el presidente haga uso de Twitter para informar de sus acciones y de las de su gobierno.

Hay que decir que dentro de las otras opciones utilizadas para informarse en los primeros 100 días están los periódicos impresos (4.6%), los periódicos digitales (3.7%) y la radio (2.9%). Y de estos puntean El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, en los primeros; La Página y La Prensa Gráfica, en los segundos; y la YSKL y la Nacional, en los terceros.

En general, es preocupante confirmar “por enenésima vez” que la gente respira artificialmente dentro de una supuesta atmósfera de libertad, donde están protegidos sus derechos a la información y a la opinión, mientras es conocido cómo el gobierno se mueve a su antojo en las redes sociales y dentro de un sistema mediático complaciente por diversas razones.

El comunicólogo boliviano Raúl Rivadeneira Prada nos recuerda que “dentro del contexto comunicacional, América Latina es un campo de experiencias donde una pequeña parte de su población actúa protagónicamente en la toma de decisiones y una gran mayoría hace de espectadora, respecto de dichas decisiones”.

“No puede haber acción participativa sin pleno acceso a la información. Sin embargo, en la medida en que la información clave sea monopolizada, encerrada en sistemas de dominio sectario, la participación será anulada y ésa es, entre otras cosas, una de las causas del adormecimiento general y de la disociación que cumplen los grandes medios masivos”, añade.

Según Rivadeneira Prada, es necesario arribar a la condición de autonomía del ser a fin de superar ese estado de cosas. De ahí que nos propone una serie de respuestas:

En primer lugar, reconocer que el problema de la comunicación es esencialmente educativo y que la educación es sobre todo un problema comunicacional. Dentro de este criterio, el analfabetismo es el primer gran escollo de la democratización informativa; pero, un plan de alfabetización integral y de contenido liberador puede ser el comienzo para articular y sentar las bases de una democratización real.

En segundo lugar, el problema educativo y el comunicacional tienen sus raíces estructurales en el campo de la economía y en la correlación de fuerzas productivas. La dependencia económica de América Latina determina el tiempo de dependencia cultural y viceversa.

En tercer lugar, la participación, con vistas a la democracia, tendrá que ser integral y de ningún modo sectaria. Esto representa acceso pleno de todos los sectores políticos, sociales, religiosos, deportivos, de grupos formales, informales, cuasigrupos, grupos reales e imaginarios, etc., en la información disponible.

Es un “huevo de cuatro yemas” en el que está metida la sociedad salvadoreña, víctima de la desinformación y la propaganda.

jueves, septiembre 12, 2019

Los renglones torcidos de Nayib Bukele

Por Guillermo Mejía

La arremetida del presidente Nayib Bukele contra los periodistas, que incluye despidos en medios de comunicación estatales, así como la exclusión de medios de prensa digitales de conferencias, representa uno de tantos errores estratégicos del nuevo gobierno a cien días de arribar al poder.

Desde diversas instancias, tanto nacionales como internacionales, se han escuchado voces contrarias a las prácticas autoritarias de un mandatario cuya imagen se instaló en el imaginario como la solución que esperaban los salvadoreños tras seis mandatos de los partidos herederos de la guerra civil.

La Mesa de Protección a Periodistas, que reúne a colectivos de prensa, organismos no gubernamentales y entidades oficiales, demandó corregir las tropelías del gobernante contra los colegas de El Faro y Factum, además de otras violaciones al derecho a la información y el despido de más de treinta trabajadores de Canal Diez y Radio Nacional.

Los de El Faro, agraviados por la exclusión, escribieron: “A partir de ahora, el Gobierno de Nayib Bukele tendrá que mostrar su verdadera naturaleza, y si de verdad quiere abrir una nueva etapa para El Salvador haría bien en escuchar más allá del coro de aduladores, hacer lectura autocrítica de sus primeros cien días, aceptar que en democracia se convive con cuestionamientos, voces discordantes y otras visiones políticas del Estado”.

“Y trabajar en función de su propia visión de Estado, confiando en que la tiene, sin esconderla -menos aún subordinarla- en una estrategia de marketing”, agregaron.

Ante los atropellos sistemáticos de parte de Nayib Bukele y compañía, la mayoría de medios de comunicación social, radio, prensa, televisión y digitales, guardan un silencio cómplice o mezclado con el otorgamiento de la pauta publicitaria estatal, a lo que se suma la marginación de los medios estatales como señal piloto frente a medios privados.

Ante la gravedad de los acontecimientos, la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) consideró en su postura editorial que: “Para distanciarse de sus predecesores, el presidente debería aprender de estos 100 primeros días de gobierno y escuchar lo que dicen sus críticos, no solo los aplausos de sus seguidores y aduladores”.

“Si en verdad le interesa informar a la población sobre su gestión, no puede seguir limitando la participación de los medios de comunicación en las ruedas de prensa, no puede abstraerse a las preguntas incómodas o los señalamientos, no puede pretender que solamente se le escuche a él”, añadió.

El catedrático Javier del Rey Morató ha advertido el riesgo para la democracia que representaría ya sea la desaparición del papel mediador de los periodistas entre los gobernantes y el pueblo o, como parece ser la estrategia oficial, la cooptación de la prensa por parte del gobierno.

“Si la sociedad se queda sin intermediarios, sin aquellas instituciones y grupos que median entre el poder y el pueblo, con tecnologías que permiten alocuciones no mediadas, como las del General De Gaulle –constructor de la representación social, constructor de la realidad-, sólo nos queda ese rol mediador de los periodistas, sin los cuales quedaríamos indemnes, indefensos, a merced de los poderosos”, afirma el maestro español.

Frente a los reclamos, Bukele rectificó la decisión de excluir a los periodistas de El Faro y Factum y permitió su ingreso a su última conferencia: “Yo dije: bueno, dejémoslos que entren y veamos si se pueden comportar; y, pues, hoy entraron y se comportaron y los felicito”, expresó.

Ojala, Bukele, corrija los renglones torcidos a cien días del inicio de su gestión presidencial.

jueves, septiembre 05, 2019

El populismo y los cien días del gobierno de Nayib Bukele

Por Guillermo Mejía

Cuando se cumplen los primeros cien días del gobierno de Nayib Bukele, parece oportuno hacer una puntualización del fenómeno del populismo dentro del quehacer político en medio del fracaso contundente de los políticos tradicionales y alternativos en la sociedad contemporánea.

Para eso es necesario acercar a los lectores las reflexiones de la politóloga María Esperanza Casullo, catedrática de la Universidad Nacional de Río Negro, Argentina, registradas en el ensayo “Líder, héroe y villano: los protagonistas del mito populista”, publicado en la Revista Nueva Sociedad, edición número 282, correspondiente a julio-agosto de 2019.

“El líder populista se autopercibe como un redentor del pueblo, que con coraje y abandono de sí acude a su rescate. El uso de la palabra ‘redentor’ no es casual, porque el liderazgo populista se plantea como algo más que la representación transaccional de intereses comunes”, afirma Casullo.

“El tipo de vínculo que propone el líder populista se basa en hacer presentes a los seguidores dentro del espacio político que les estaba vedado. El líder no pide el voto como contraprestación de una promesa de campaña; promete encarnar en sí mismo la lucha del pueblo contra el opresor”, agrega.

Según la autora, uno de los rasgos centrales de la movilización populista es la presencia de un líder personalista y carismático, además la autoridad de éste frente a sus seguidores no proviene de una fuente externa, sino de un lazo directo establecido entre ambos sin mediaciones. Al líder se le reconoce como una persona excepcional, y de allí deriva su poder.

“En sus discursos, los líderes populistas siempre se presentan como outsiders, es decir, como alguien que viene ‘de afuera’, incontaminado por los vicios de la ‘partidocracia’ o el establishment, y que se ha visto casi forzado a entrar en la política debido a la indignación moral que el sufrimiento del pueblo y la traición de la elite generan”, señala Casullo.

Y añade: “Un líder populista está forzado a elaborar una narración que lo presente como alguien que se volcó a la política acicateado por un deseo de servir al pueblo, no por simple cálculo de conveniencia. La verdad factual que subyace a la autopresentación del líder es secundaria a la potencia que adquiera la narración del viaje personal desde la pasividad apolítica hasta el compromiso total redentor con el pueblo”.

En ese sentido, un líder populista se diferencia de uno no populista por la continua referencia a su historia personal y privada, según la catedrática argentina, los líderes populistas hablan de sí mismos: de sus infancias, de sus valores, de sus familias; entretejen lo público, lo privado y lo biográfico de una y mil maneras.

“El lazo representacional entre seguidores y líder está fundamentado en esa dación de lealtad que, por su propia fuerza, transforma al líder persona en un símbolo, un significante y un programa. Y esta entrega genera la necesaria autoridad performativa en función de la cual el líder pasa a ser el único hablante con poder para narrar o alterar ese mismo mito originario, lo cual, a su vez, posibilita transformar el discurso en un repertorio de prácticas políticas concretas al dicotomizar el espacio político entre un ‘nosotros’ y un ‘ellos’”, dice Casullo.

La finalidad de un mito populista es movilizar, identificad un adversario, esbozar y legitimar posibles cursos de acción; su objetivo no es ficcional, sino político.

“Esta narración pretende llevar a un colectivo hacia una acción política práctica. La principal motivación para la acción es entonces el enojo (incluso el resentimiento) suscitado en el pueblo contra aquellos que lo han traicionado. Y las políticas públicas que se adoptan estarán directamente relacionadas con la cuestión de a quién se designe como elite y a quién como traidor”, sentencia la politóloga argentina.

jueves, agosto 29, 2019

La mala hora del periodismo

Por Guillermo Mejía

Mientras camina una versión trastocada de la democracia a nivel global –la punta de lanza sigue siendo la irrupción de Donald Trump en Estados Unidos- el periodismo serio, otrora una luz esclarecedora ante los abusos del poder, cae estrepitosamente ante las formas espurias de confeccionar la información en sociedades donde prima la falsedad.

El senador demócrata gringo Bernie Sanders reflexionó en la paradigmática Columbia Journalism Review que asistimos a la “destrucción del periodismo” por parte de gigantes empresariales y ejecutivos multimillonarios, lo cual representa una amenaza para la democracia.

Las corporaciones “controlan casi todo lo que miran, leen y descargan”, advirtió Sanders, a lo que se suma la insana presencia de Facebook y Google que ha socavado las informaciones independientes e investigaciones periodísticas con la presencia del infoentretenimiento y los publirreportajes en función del capital.

Espacios alternativos retomaron las palabras del presidenciable: "Precisamente en el momento en que necesitamos más periodistas que cubran la crisis de salud, la emergencia climática y la desigualdad económica tenemos expertos de televisión que pagaron decenas de millones de dólares para pontificar sobre chismes políticos frívolos, como noticias locales".

Según Jake Johnson, de Common Dreams, Sanders señaló que “desde 2008, hemos visto que las redacciones pierden 28,000 empleados, y solo en el último año, 3,200 personas en la industria de los medios han sido despedidas. Hoy, por cada periodista que trabaja, hay seis personas que ahora trabajan en relaciones públicas, a menudo empujando una línea corporativa”.

Y agregó: "El asalto de hoy al periodismo por parte de Wall Street, empresarios multimillonarios, Silicon Valley y Donald Trump presenta una crisis… No podemos sentarnos y permitir que las corporaciones, los multimillonarios y los demagogos destruyan el Cuarto Patrimonio, ni podemos permitir que reemplacen los informes serios con información y entretenimiento".

Sanders propuso una serie de medidas antimonopolios y antidiscriminatorias a fin de contener la rapacidad de las corporaciones y de los gigantes Facebook y Google.

En la misma dirección, la profesora argentina Adriana Amado, investigadora en medios y periodismo, escribió en el diario La Nación que ante las noticias falsas y la desinformación existe el riesgo –que corren periodistas y políticos- de caer en el escepticismo paralizador de no creer en nada.

“Se trata de una epidemia devastadora para los medios y el sistema político, principales implicados en la acusación de que todos mienten y los primeros que las sociedades escépticas ponen en cuarentena. La desinformación es un problema, pero el escepticismo es el mal de época”, afirmó Amado.

“Los medios que cuentan con controles de calidad antes de la publicación conviven con oportunistas que aprovechan el contexto digital para publicar sin garantías de verificación previa. Son los principales beneficiados con la confusión entre noticias genuinas y versiones adulteradas, entre medios serios y operadores disimulados”, advirtió la maestra.

Pero no basta la advertencia ante las fake news y la desinformación, ya que la mayoría de la gente no pasa los filtros a los productos que consumen y dan la razón a los escépticos.

“Medios y periodistas se pasan hablando de noticias falsas, de fuentes que mienten, de datos espurios, de instituciones poco confiables. Al final, terminan coincidiendo con los políticos en que es mejor no creer en nada, advertencia que algunos académicos ratifican, confundiendo irresponsablemente cinismo con pensamiento crítico. Así y todo, esperan que la ciudadanía vaya y consuma noticias, dando por sentado que va a distinguir a las puras de las espurias”, advirtió Amado.

Al final, “se cierra la espiral de desconfianza que enrosca a la sociedad, asfixia a los medios y va mellando la democracia”, dijo.

Muy al contrario, según la catedrática e investigadora, la sociedad necesita fortalecer el diálogo con los periodistas como vía para reconstruir la confianza entre la información y sus destinatarios. El valor social percibido de la información colectiva es más fuerte que la lealtad a la verdad de una parte.

“La información es un insumo vital para el funcionamiento social. Como pasa con los recursos naturales, a la conciencia de los daños derivados de su manejo negligente hay que sumar el compromiso de todos para su recuperación. Un trabajo colaborativo entre fuentes responsables, periodistas conscientes, ciudadanos atentos y verificadores integrados a los nuevos flujos informativos puede recuperar la integridad de la información a partir de una nueva ética de la conversación responsable”, sentenció.




jueves, agosto 22, 2019

El travestismo periodístico

Por Guillermo Mejía

En tiempos posmodernos parece ser que el periodismo va decayendo al verse contaminado por prácticas emparentadas con la comunicación institucional, la publicidad o la propaganda, potenciadas por las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

A su antojo, los funcionarios públicos o privados, representantes diplomáticos o de entidades no gubernamentales, entre otros, se dan el lujo de contar con “sus” periodistas –escogidos del mismo sistema de comunicación colectiva- con tan sólo ofrecerles condiciones de bienestar y la complicidad de las empresas periodísticas.

Para el caso, un grupo de comunicadores ha potenciado la imagen del alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, en su viaje a Washington, lo mismo que a los chinos continentales a lo largo de un año de relaciones diplomáticas con El Salvador. Antes le sirvió a China-Taiwán y desde siempre a los intereses gringos.

Al contrario de esa desviación, hay colegas y autores diversos que nos recuerdan el legado del periodismo en una sociedad democrática.

“El propósito principal del periodismo es proporcionar a los ciudadanos la información que necesitan para ser libres y capaces de gobernarse a sí mismos”, nos advierten Bill Kovach y Tom Rosenstiel en su libro Los elementos del periodismo (Ediciones El País, 2004) ante los retrocesos que se han dado en la profesión periodística.

Según los autores, son varias las razones para validar la teoría y la filosofía que definen a la información que surgen de la función que desempeñan las noticias:

“Los medios informativos nos ayudan a definir la comunidad y a elaborar un lenguaje y un conocimiento compartidos basados en la realidad. El periodismo también contribuye a identificar los objetivos de una comunidad, y reconocer sus héroes y villanos”.

“Los medios de comunicación actúan como un guardián, impiden que el ciudadano caiga en la complacencia y ofrecen voz a los olvidados.”

Agregan: “Esta definición ha mantenido su solidez a lo largo de la historia y ha demostrado estar tan profundamente incardinada en el pensamiento de aquellas personas que a lo largo de cualquier época han desempeñado el papel de transmisores de información, que casi nadie lo pone en duda”.

Como se nota, posturas muy alejadas de la conversión que, en muchos casos, se da en la práctica periodística por actividades que pertenecen a áreas de la comunicación institucional, la publicidad o la propaganda. Con la llegada de las nuevas tecnologías el cambio de casaca se ha facilitado en la lucha por las audiencias.

Recientemente, el periodista español Gervasio Sánchez, que cubrió las guerras civiles en Centroamérica, le dijo al periódico El Faro: “El periodismo está atravesando un momento muy crítico. Y hablo del periodismo en general, no de medios en particular. El periodismo que se hacía hace 40 o 50 años en Europa y en Estados Unidos era muchísimo mejor que el actual”.

Dado la inmensidad de intereses, que vienen a prostituir la función del periodista, hay una crisis de credibilidad que ha dañado la actitud crítica del ciudadano promedio. Según Sánchez: “Ese ciudadano está hoy peor informado, a pesar de la aparente gran avalancha de información. Hay una tendencia a no reflexionar sobre lo que se lee, a no profundizar en las historias”.

“Hay periodistas de las nuevas generaciones tan obsesionados con la presencia en redes sociales que a veces tienen una buena idea y, en vez de guardarla para escribir un buen reportaje, la airean en Twitter y la queman”, sentenció el periodista español.

El Faro le preguntó a Gervasio Sánchez:

“El Gobierno de China o el de Taiwán organizan un viaje con gastos pagados para periodistas. ¿Un periodista debería aceptarlo?”

Sánchez respondió: “Los diarios importantes, en sus libros de estilo, tienen delimitado que no se puede aceptar una invitación pagada por ningún país ni ninguna empresa si está implícito una especie de trabajo de relaciones públicas. Eso está escrito; otra cosa es cuántas veces el medio y los periodistas violan esa regla, porque muchas de las historias que se hacen hoy en día pasan por una invitación oficial de una fuente interesada. Y pasa igual con las oenegés. Lo lógico sería que los periodistas no viajaran invitados por las oenegés.”

Lamentablemente, la reflexión constante de periodistas y sociedad en general sobre una función social de primer nivel en una democracia parece ser materia olvidada por estos lares. El travestismo periodístico navega a sus anchas.










miércoles, agosto 14, 2019

La esquizofrenia informativa y sus causas

Por Guillermo Mejía

Si en tiempos pasados los seres humanos se desarrollaron en un espacio público sin estar dominados por la tiranía de los hechos, como en la sociedad contemporánea, sería muy oportuno que los hacedores de la información, especialmente los periodistas, asumieran una visión integral de los fenómenos y le apostaran a la ética informativa.

“Los hombres y las mujeres vivieron y convivieron socialmente sin los hechos, y sin la tiranía de los hechos, durante muchos más siglos de los que no pensamos. No existía ninguna palabra para significar lo que nosotros entendemos por hecho ‘mediático’ (el factum latino era otra cosa)”, afirma el profesor José Francisco Serrano Oceja.

En ese sentido, ese mundo pasado no era “un conjunto de hechos”, sino una armonía, un orden, una sintonía marcada por la batuta de la heteronomía de la realidad, según nos ilustra el catedrático español; en cambio, ahora lo que prima es la posmodernidad o la tardomodernidad, en la que los hechos resultan aburridos.

“La recuperación ética, y de la ética, en el ámbito de la información, en clave de contribución clarificadora, no camina por otros derroteros diferentes de los del encantamiento de la realidad por la realidad, los de la recuperación del saber periodístico informativo como auténtico saber social”, afirma Serrano Oceja.

“La lógica de la información se ha hecho demasiado simple respecto a la complejidad de la historia y ha abierto las espuertas a unos procesos más complejos de manipulación de la información y de la historia”, advierte, al tiempo que señala cómo en el presente lo que impera es la visión mecanicista del hecho por parte de los seres humanos.

A partir de constatar la esquizofrenia informativa en que nos vemos envueltos en la sociedad contemporánea –según Serrano Oceja-, es necesario traer sus causas:

Uno: El cambio de estatuto de la información en nuestra sociedad: la inflación de la información, dentro de un sistema de polución comunicativa en donde todo el mundo se expresa, tiene algo que decir, afirmar, aportar, produce que el público tenga dificultades a la hora de la criba, a la hora de establecer los criterios que definan la información y los efectos de la información. En ese sentido se genera un oscurecimiento de la información y el valor de la información para el receptor. Los actores, además, presentan cartas de legitimidad informativa sólo con el hecho de estar presentes, o de poseer, los medios de la difusión de esa supuesta información.

Dos: Hay un oscilamiento en el estatuto de la comunicación y de la información causado por la banalización de las nuevas lógicas de la comunicación. En las sociedades abiertas todo el mundo quiere aparecer en el espacio público, que es donde parece jugarse el desarrollo y la autodeterminación social. Los que dan el paso, seleccionan y modulan las presencias se convierten en los protagonistas por lo que asumen un papel que no siempre está legitimado por una función, sino por los intereses de quienes controlan ese espacio público. No existe, para mayor agudización del problema, una correspondencia entre los criterios de selección de las informaciones que aparecen en el espacio con los de recepción por parte de los receptores. Con lo que se otorga una excesiva legitimidad a los que forman parte de ese círculo de la actividad pública en un sistema en el que los seleccionadores y seleccionados se autoprotegen.

Tres: Hay, también, un cambio de las relaciones entre información e historia. No existe identidad sin historia, ni identidad sin información. La disolución de la información social, como saber constructivo, es y significa la disolución de la historia. Por otra parte, la violencia y sus formas siempre han estado ligadas a la ausencia de información, a la ignorancia. Una de las mayores contribuciones de la información ha sido la reducción de la ignorancia para limitar la violencia. Hoy este fenómeno se vuelve más complejo a causa de la injerencia mediática. Saber todo rápidamente es una solución demasiado simple para reducir la violencia en la historia con lo que los medios planifican situaciones más sutiles de injerencia mediática. Entre otras manifestaciones de este hecho está la práctica de los medios de señalar los lugares de acción política y militar, y crear el rol de “media-diplomacia”.

Cuatro: Hay una mutación en la relación entre información y confianza del público. Esta confianza es clave para la legitimación periodística. Si se tiene la confianza del público los periodistas pueden ejercer el contra-poder. No se pierde la relación en la medida en que los periodistas contribuyen de forma decisiva a la estructuración del tiempo de hoy de los ciudadanos, pero sí en cuanto al contenido de esa estructuración que se deriva, inexorablemente, hacia el entretenimiento y sus formas híbridas, como el denominado info-entretenimiento.

Concluye Serrano Oceja: “Vivimos en el frágil triunfo de la información que nos lleva, como se ha afirmado últimamente, a la crisis del periodismo. A partir de la presión demasiado fuerte de los hechos debido al presencialismo de la información, de la tentación del conformismo y de la reducción de la producción de la información a una gigantesca pirámide invertida, nos encontramos con que los acontecimientos siempre le ganan la partida al análisis”.

Se necesita una preparación integral de los periodistas bajo la perspectiva de la ética, más allá de las destrezas y rutinas técnicas, para una comprensión del significado de la realidad informativa.

miércoles, agosto 07, 2019

La necesidad de recuperar el valor de la información

Por Guillermo Mejía

La ciudadanía permanece alienada con respecto al valor de la información en la sociedad contemporánea, ya que ese producto –que corresponde a un derecho humano- sigue atrapado dentro de la lógica capitalista que lo subordina a los intereses de la publicidad, según el antropólogo Mauro Cerbino.

Según el investigador de Flacso-Ecuador, se trata de un “uso por atracción”, en el cual opera principalmente la función fáctica, la de forzar la atención permanente y no –o no tanto- las funciones referencial y metalingüística. Prevalece el valor de cambio como el valor que se extrae del tránsito de la información a la publicidad.

“La información queda en posición de subordinación, al ser un medio cuyo fin es acaparar y acumular un agregado numérico de meras individualidades como consumidores de publicidad”, afirma el experto, que advierte la pérdida de saberes y conocimiento de los ciudadanos.

En ese contexto, encontramos el papel enajenado de los trabajadores de los medios de comunicación social que reproducen rutinariamente de manera irreflexiva la lógica mediática capitalista de producción de bienes de consumo masivo más allá de que tengan posiciones axiológicas e ideológicas.

“El inmediatismo en el pasaje de la información al consumo de la publicidad está garantizado por una oferta cada vez renovada y de cortísima duración de los acontecimientos informativos, para lo cual no hace falta un trabajo diligente, pausado y reflexivo de parte de los trabajadores”, afirma Cerbino.

“Esos contenidos no son elaborados para traducirse en un conocimiento efectivo de una porción de la realidad o de un acontecimiento –del cual se extrae un valor de uso-; su propósito no es trazar o establecer una historia, sino ofrecer ‘pastillas’ de rápida asunción, aunque no necesariamente de efectiva absorción”, agrega.

De esa forma, los medios de comunicación social administran la ignorancia y el olvido de la realidad y de los acontecimientos, según el autor. “El olvido, porque con este tipo de información se borra cualquier profundidad o perspectiva histórica: la información es lo opuesto de un saber historizado”, advierte.

“De ahí que el contenido informativo elaborado según los criterios de los valores-noticia termina por ser un contenido sin relevancia, porque es el reemplazo sin pausa de uno anterior y el antecesor de uno venidero, todos con las mismas características: afirmar algo y hacerlo sin profundidad argumentativa para volverlo inmediatamente efímero y caduco”, añade.

Los productos periodísticos tienen tan corta duración que después dejan de existir, según señala Cerbino, para quien una de las consecuencias de la desaparición de la historia es que permite a los medios presentarse como si estuvieran “ahí” desde siempre, como una presencia sin historia.

“El presentismo es entonces el modo de construcción de una realidad que no puede o no debe tener relación alguna con la explicación, la contextualización y la mirada retrospectiva. La información se da a conocer sin conocimiento de lo que dice representar”, afirma el investigador de Flacso-Ecuador.

Se cumple el círculo de la producción informativa de tipo comercial que extrae su valor económico desde el negocio de lo abstracto, del cual participan los consumidores distribuidos por todos los rincones del mundo. “La supremacía del tiempo sobre el espacio convertida en rapidez es la gestiona mediáticamente la ignorancia, no el saber”, remata.

El antropólogo Mauro Cerbino aclara los puntos en su libro Por una comunicación del común: Medios comunitarios, proximidad y acción (Ediciones Ciespal, 2018).

martes, julio 30, 2019

El Salvador: En el Día del Periodista

Por Guillermo Mejía

El 31 de julio, Día del Periodista salvadoreño, nos encontramos ante situaciones incómodas para el cuerpo de prensa nacional, por cuanto no resultan fáciles las relaciones profesionales con la presidencia y los diputados no dan respuesta ante las demandas de una ley que proteja a los trabajadores de los medios de comunicación social.

Desde gremios locales, como la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y la Mesa de Protección de los Periodistas –que agrupa a varias instancias de la sociedad civil- se denunciaron las condiciones en que se labora en las empresas periodísticas, así como la urgencia de que se apruebe la ley que proteja a los comunicadores.

Como he sostenido en varias ocasiones, los problemas que enfrentamos los periodistas son sumamente reconocidos. La sociedad cuenta con una variedad de documentos, en especial de periodistas y académicos, pero hace falta meterle más de lleno al análisis, la interpretación y la reflexión a fin de propiciar el cambio.

Si bien el país no se queda atrás en el desarrollo tecnológico, no pasa lo mismo en cuanto a la madurez de los periodistas ni en la de la mayoría de dueños de los medios, gremios empresariales y políticos. La cerrazón ideológica da al traste con el interés por reivindicar la profesión.

Los problemas de la comunicación social no solo son de los periodistas, sino de la ciudadanía, ya que están en juego los derechos a la información y a la comunicación, que son pilares para profundizar el proceso de democratización, luego de firmada la paz, en enero de 1992, tras doce años de guerra civil que dejó por lo menos 80 mil muertos y ocho mil desaparecidos.

Años atrás elaboramos con el periodista Raúl Gutiérrez el “Ensayo: Deudas del periodismo salvadoreño frente al proceso democrático” donde abordamos el problema desde diferentes ángulos.

Los problemas del periodismo, los periodistas y los medios de comunicación se mantienen al igual que el atrincheramiento ideológico de patrocinadores y empresarios; mientras, el desinterés ciudadano por participar en los temas que le incumben es obvio y lo cívico no está en la agenda del grueso de la prensa.

Algunos problemas de los periodistas y la comunicación en El Salvador que reseñamos con el colega Gutiérrez fueron:

La injerencia político-ideológica de los propietarios inunda los medios. El ejercicio periodístico no está garantizado por las distintas condicionantes a las que se ve sometido el periodista. Cualquier intento por reivindicar la función social de la prensa se enfrenta con: censura, autocensura, amenazas de despido y marginación.

Necesariamente y debido a esa misma situación, la sociedad se ve expuesta a muchos productos periodísticos deficientes, descargas de propaganda que en nada contribuyen a la construcción de ciudadanía. En esa dirección, los periodistas –por negligencia o sometimiento- dejan de lado los preceptos elementales de la ética periodística.

Pese a estas circunstancias, siempre existe un incipiente movimiento periodístico interesado en promover el buen hacer en el periodismo nacional, además de reivindicar el sentido de pertenencia gremial y a partir de ello la defensa del derecho a la información y la comunicación.

Los periodistas nos enfrentamos a una deuda con nosotros mismos y con la sociedad en general. La reivindicación de nuestros derechos frente a los propietarios de los medios continúa pendiente. Sin embargo, la solución al problema del ejercicio periodístico y la naturaleza de los medios de comunicación no sólo está en manos de los periodistas, sino que en ella deben participar los diferentes sectores de la sociedad.

Y es ahí donde también existe indiferencia, falta de comprensión y ausencia de crítica, porque la gente consume los productos periodísticos sin reflexionar sobre la calidad de estos y el daño que recibe. Bajo estas circunstancias es difícil la construcción de ciudadanía, además se coarta la participación activa de la población en el afianzamiento de la democracia.

Muchas de las preocupaciones tienen actualidad. Aún falta concretar cambios cualitativos en el periodismo, la información y la comunicación. Por eso tenemos que potenciar la reflexión crítica entre periodistas, entre académicos, entre los ciudadanos comprometidos.

En la actual coyuntura, el problema se complejiza por varias situaciones que resultan preocupantes.

La presencia cada vez notoria de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información que –frente al analfabetismo digital y el irrespeto a aspectos morales- facilitan prácticas nefastas en periodistas, líderes de opinión y ciudadanía, en general, debido a que fácilmente se cae en vicios como calumnia, difamación e injuria.

Por eso, es frecuente encontrar malas prácticas periodísticas que promueven las Fake News, materia prima de las industrias culturales, máxime con la presencia de figuras políticas como el presidente Donald Trump, de Estados Unidos; Jair Bolsonaro, de Brasil; a los que se unió Nayib Bukele, de El Salvador.

En ese marco, dentro de las denuncias se encuentra los enfrentamientos de Bukele con algunos periodistas que han criticado su forma de gobernar, en especial su disposición a no comparecer formalmente ante la prensa y privilegiar las redes sociales para “informar” sobre su gestión o exponer sus puntos de vista.

Por lo que se ve, hay materia pendiente. Feliz Día del Periodista.

martes, julio 23, 2019

La prensa incómoda ante el ejercicio del poder

Por Guillermo Mejía

Son frecuentes los casos en que los gobernantes se molestan por el tratamiento informativo de los periodistas sobre lo que hacen o dejan de hacer –conforme a sus planes o vicisitudes del momento- cayendo en la tentación, muchas veces, de interpretar el papel de la prensa como una extensión del ejercicio del poder.

Es más, confunden el trabajo de los comunicadores con el de amanuenses al servicio del monarca, desde una visión maniquea, entre el bien y el mal, menospreciando el derecho a la información de las sociedades que requieren conocer a fondo los asuntos públicos, a la vez que tienen derecho a dar a conocer sus opiniones.

Hay que advertir que ese tipo de aberración no es de los últimos tiempos, ni tampoco una respuesta del poder a la presencia de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana o la incursión de los medios de comunicación en la esfera digital, sino ha sido una vieja tentación que demuestra el menosprecio hacia la transparencia, el acceso a la información y el debate democrático.

Cuando nos referimos que hay casos frecuentes vale recordar el comportamiento de gobernantes como Donald Trump, en Estados Unidos; Nayib Bukele, en El Salvador; Andrés Manuel López Obrador, en México, entre otros, que, por ejemplo, adoptan posturas autocráticas, xenofóbicas, el primero; excluyentes y descalificadoras, el segundo; y mesiánicas, el tercero.

Eso sí, han sabido utilizar a su favor los recursos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en especial las redes sociales Twitter y Facebook, donde –hay que asumirlo de manera crítica- han “atrapado” a los periodistas, que convierten en noticia cualquier expresión, sin importar su trascendencia.

Desde el análisis de los medios de comunicación y el ejercicio del poder se ha llegado a concluir que las Fake News o noticias falsas (sobre todo difundidas por gobernantes u otros líderes de opinión) alcanzan mayor alcance gracias a que los mismos periodistas se encargan de sacarlas de las cuentas que las producen. Eso dice mucho de la práctica periodística que valdría una revisión a consciencia.

Recordemos que, además de escudriñar el ejercicio del poder, favorecer el debate sobre los temas de interés público y aclarar el rumbo de las sociedades, en el marco del ejercicio democrático, el periodismo honesto debe preocuparse por ser exacto, justo e incluyente. Y no puede caer en el error de sacrificar los postulados éticos en la carrera por la primicia.

Hay que decir, a la vez, que el comportamiento de los gobernantes de turno –como los que citamos- es planificado, de ninguna manera es improvisado, son prácticas en abierta sintonía con las estrategias del marketing político que ha venido a menospreciar los derechos ciudadanos en la búsqueda de ganar mentes y corazones del conglomerado.

Si no, no tendríamos a Donald Trump tuiteando ofensas a cualquier hora, sin importar las madrugadas; ni a Nayib Bukele hablando de su “gobierno 24/7” a la par de cualquier disparo en las redes sociales; ni a Andrés Manuel López Obrador, con sus “mañaneras” donde incluso se pelea con periodistas que se salen del guion de apostarle a “las transformaciones”.

Las sociedades actuales necesitan más que nunca el papel escrutador de los periodistas, para acercar a los ciudadanos a los temas de interés público y el ejercicio del poder que constitucionalmente les pertenece, ya que los funcionarios –comenzando por los presidentes de turno- son servidores públicos que tienen que dar cuenta de sus actos.

A las quejas de los gobernantes ante la prensa incómoda, pues, la única respuesta es que los periodistas profundicen su papel crítico ante el ejercicio del poder.

martes, julio 16, 2019

El adormecimiento popular en la esfera digital

Por Guillermo Mejía

Si bien la esfera digital es la innovación que ha generado más cambios en la vida social del colectivo y en las formas de comunicar entre los seres humanos, es necesario subrayar que en ese espacio se configuran redes de poder económico en un mundo digital que es concatenado con el discurso de la libertad, pero que esconde el sometimiento de la sociedad.

Son conclusiones a las que han llegado los maestros Carola García Calderón y Raul Anthony Olmedo Neri de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el ensayo “El nuevo opio del pueblo: Apuntes desde la economía política de la comunicación para (des)entender la esfera digital” aparecido en Iberoamérica Social: Revista-red de estudios sociales.

El ser humano se esclaviza por su propia voluntad: “Es decir, el individuo cede su libertad a cambio de la seguridad en su vida y bienes que el Estado le garantiza; no obstante, la esfera digital requiere de un nuevo contrato, y con ello de un intercambio diferente: se cede la esencia del individuo a cambio de su existencia en dicho mundo”, señalan los autores.

“Así, las redes digitales en particular y la internet en general, se han convertido en el nuevo opio del pueblo ya que su fascinación es la fuerza que ata a los sujetos y los condiciona a ingresar en ese nuevo mundo. Esta es la otra cara de la libertad digital: la acumulación de información del individuo para fines comerciales y políticos”, advierten.

Al volverse digital, según los académicos de la UNAM, el individuo identificado en sus rasgos más básicos (nombre, edad, fecha de nacimiento, entre otros) comienza a ser analizado y después de ser segmentado a través de su interacción digital pasa a formar parte de los bancos de datos que son vendidos al mejor postor.

“Se ha pasado del Big Brother al Big Data en el que ‘la entrega de datos no sucede por coacción, sino por una necesidad interna’ (…), la cual es interna tanto para el individuo en su intento por adaptarse al nuevo mundo virtual, como para el sistema capitalista en su proceso de transición al capitalismo cognitivo”, agregan.

Para García Calderón y Olmedo Neri es la primera falacia digital donde se configura la hipersegmentación del mercado para las empresas que intentan incrementar sus ventas ante consumidores que son cada vez más intolerantes a la publicidad. La esfera digital se vuelve un mundo donde la información se vuelve mercancía y la identidad dinamiza el capitalismo.

Por otro lado, el nuevo espacio se caracteriza por una sobrecarga de información de diversas fuentes en las que fluye un nivel amplio de datos, fechas, hechos y acontecimientos que dejan de ser información y se vuelven ruidos, según los autores, lo que evita escuchar la otredad. Además, se desdibuja la división entre el espacio público y privado para dar cabida al espacio digital.

“El ejemplo de esta situación son las redes sociodigitales, en las que existe un proceso de socialización replicado de la realidad social, en donde se expresan los procesos de la vida cotidiana aunque en un modo narcisista en el que se busca la atención (…) llegando a la pornografía de la comunicación y a la inanición social (…)”, precisan.

“Así, la aparente socialización que se da en la esfera digital es, de hecho, su segunda falacia toda vez que no es comunicación, sino interconexión. Es decir, no es el intercambio de mensajes o códigos lo que caracteriza la comunicación en lo digital, por el contrario, la comunicación se condiciona a una conexión, reduce la acción a una vigilancia pasiva entre los individuos y se inhibe el sentido humano por el afectivo que emana del narcisismo”, añaden.

Se completa el cuadro con la tercera falacia que -para los catedráticos universitarios- se encuentra en las redes sociodigitales ya que la movilización social, la protesta, la ruptura, la lucha reivindicativa se inhiben ante la simulación de participación en lo virtual, porque “la indignación digital no puede cantarse. No es capaz de acción ni de narración (…)” en tanto no alcanza incidencia en la realidad.

Y concluyen: “Sólo se limita a la reproducción al infinito de la simulación. Por esto las redes sociodigitales en particular y la esfera digital en general responden a la misma acción de los medios de comunicación tradicionales: la simulación de la participación y consecuente (in)acción de los individuos. Una baja participación, con una simulación a partir de asentir con un like, o con la brevedad de los caracteres de twitter, generalmente recubierto con la replicación de contenidos más que con la generación de un diálogo”. Es, de acuerdo con Byung-Chul Han, el espacio del me gusta, donde la explotación no reprime, sino que genera consenso y dependencia.

Para García Calderón y Olmedo Neri, la Economía Política de la Comunicación se presenta como un cuerpo teórico-conceptual que da herramientas de análisis crítico para reconceptualizar la esfera digital en general y los procesos que se van generando en ese espacio, habrá que esperar en qué medida dicha evaluación puede trascender lo académico para dar paso a la reestructuración política y a la verdadera apropiación social.


martes, julio 09, 2019

Los desórdenes informativos en los tiempos de la posverdad

Por Guillermo Mejía

La ilusión de que con la llegada de las nuevas tecnologías se democratizó la comunicación por la presencia de otras voces, así como se cualificó la información con el acceso a productos periodísticos más refinados no pasó de ser eso, dado la inmensa oferta de lo que se categoriza como “desórdenes informativos”.

“Lo que sucede con los conceptos ómnibus en la comunicación post internet es que acaban siendo utilizados como equivalentes y, en su proceso de extensión social se solapan significados y sentidos. Esto sucede con desinformación, fake news, hechos alternativos, posverdad, deepfakes, etc., como desórdenes informativos”, afirma el maestro Miguel Del-Fresno-García.

Según él, la producción de desórdenes informativos de forma intencional no es una novedad estricta de nuestro tiempo, por mucho que lo sean algunos conceptos, ya que la tecnología de cada época ha jugado un papel crítico a la hora de cambiar la escala e impacto de estos desórdenes en las sociedades. Ejemplos son las elecciones en Estados Unidos y el referéndum del Brexit en Reino Unidos, en 2016.

“(…)la posverdad consiste en la subordinación y reorganización de los hechos desde una voluntad ideológica y política concreta, lo que necesita de un mecanismo de legitimación en el que se persigue naturalizar una epistemología basada en las emociones políticas, dado que las emociones y sentimientos son reales lo hechos que los provocan, los desórdenes informativos, tienen que ser reales…”, señala.

“Esto es, aquello que se siente –no sólo se siente- es, además, la verdad. Con la posverdad nos enfrentamos a una nueva forma de supremacía ideológica como herencia del totalitarismo –con rasgos evolutivos y adaptativos- en el seno de las democracias liberales en tiempos de internet”, agrega el profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de Madrid, España.

De acuerdo con Del-Fresno-García, los desórdenes informativos nos permiten advertir: a) la guerra contra la ciencia desde el ámbito corporativo; b) la crisis de los medios de comunicación nacionales y locales post internet; c) el desarrollo de plataformas tecnológicas que han socializado la capacidad de publicar y distribuir contenidos a bajo coste; d) la crisis de los expertos y los avances en psicología para comprender las bases sicológicas, a través de diferentes sesgos cognitivos; e) lo que ha provocado un cambio en la forma de entender el poder en el siglo XXI, como la capacidad de establecer las relaciones de definición de la realidad misma.

Nos advierte el autor que una de las causas del impacto social de los desórdenes informativos ha sido la crisis de los medios impresos de comunicación tras la emergencia de Internet, que provocó que su modelo de negocio, basado en la publicidad, se haya desmoronado arrastrando al modelo editorial, por cuanto ha habido recortes de personal, sacrificio de la calidad y rigor profesional, entre otros.

“Pero otra causa de los desórdenes informativos se remonta al tiempo en el que los medios de comunicación dejaron de perseguir la información basada en verdades fácticas a favor de dar satisfacción a una objetividad o equilibrio de las diferentes versiones de la realidad, en muchos casos contrapuestas por completo”, añade.

Y sentencia: “Al renunciar a la búsqueda y presentación de hechos verdaderos contrastados los medios de comunicación profesionales llevaron –de forma progresiva buscando su propia imparcialidad o fairness- a las audiencias los debates de opiniones pero también los pseudo debates. La imparcialidad mediática degeneró en equilibrio con sesgo cuando pasó de aplicarse de la presentación de opiniones divergentes a enfrentar los hechos científicos con el negacionismo intencional. Esto es, presentando ante la opinión pública como interlocutores legítimos, como equivalentes e equipotentes, a científicos e ideólogos. Así, se acabó haciendo equivalente lo que no lo era y eliminando en la agenda pública la frontera entre verdades fácticas y desórdenes informativos”.

El colmo es que se facilitó que cualquiera que reclamase ser un interlocutor legítimo pudiese reclamar su derecho a espacio y tiempo en los medios para defender su posición, según Del-Fresno-García, y de no conseguirlo, acusar a medios de comunicación profesionales y periodistas de parcialidad o desacreditarlos por ello. Los medios se convirtieron en una herramienta de los promotores de desórdenes informativos desde la esfera corporativa, propagandistas y promotores de teorías conspirativas o sin base científica.

Se completa el cuadro con la presencia de “cientos de miles de individuos (que) pueden convertirse en productores de desórdenes informativos utilizando plataformas tecnológicas ordinarias, que incluso con simples motivaciones económicas pueden tener consecuencias políticas globales como ocurrió en la carrera electorales entre Hillary Clinton y Donald Trump”, advierte el maestro español.

“La socialización tecnológica de la producción de contenidos tiene como consecuencia la creciente dificultad para establecer las líneas entre el periodismo profesional y la información partisana entre medios de comunicación profesionales y medios alternativos. Muchos de ellos eficaces a la hora de activar emocionalmente a grandes audiencias”, subraya el autor.

Lo expuesto es parte de las excelentes reflexiones del profesor Miguel Del-Fresno-García contenidas en el ensayo “Desórdenes informativos: sobreexpuestos e infrainformados en la era de la posverdad”, aparecido en la revista digital española “El profesional de la información”, vol. 28, núm. 3, correspondiente a los meses de mayo-junio de 2019.

martes, julio 02, 2019

La moda de los enemigos virtuales

Por Guillermo Mejía

Basta acercarse a las redes sociales para constatar el ambiente miserable que se difumina a través de infinidad de cuentas, algunas con nombre y otras del universo de los troles, especialmente en temas de interés público que deberían ser abordados bajo la argumentación, reflexión y debate en cuanto nos incumben en nuestra categoría política de ciudadanos.

Vemos con asombro que en la administración del publicista Nayib Bukele se estila un discurso de confrontación, en especial a través de las redes sociales, con lo que se extiende la dicotomía amigo-enemigo en el quehacer de la política y con la advertencia a sus adversarios que los destruirá en las próximas elecciones de alcaldes y diputados.

Recientemente, por ejemplo, el presidente Bukele advirtió en su cuenta de Twitter: “Los diputados se definen esta semana: o están con la gente honrada o están con los criminales. Aprueben los fondos solicitados para la @PNC_SV y la @FUERZARMADASV o no los aprueben, esta semana definimos de qué lado están.” Ya avisados, los diputados le han dado luz verde a su solicitud de reasignarle fondos.

La periodista Mariana Belloso, de La Prensa Gráfica, que tuvo una disputa con el mandatario a partir de la interpretación de la petición de Bukele a que la población vaya dejando de pagar las extorsiones de los pandilleros, reflexionó posteriormente en su escrito “O conmigo, o contra mí”.

“Ese es el clima que ahora vivimos los salvadoreños que utilizamos redes sociales: un comentario puede desatar ataques masivos que ponen a prueba la tolerancia y resistencia de cualquiera. Con mayor frecuencia se ha vuelto desafortunado emitir opiniones que pongan en entredicho al nuevo gobierno, más que todo en Twitter, que se ha vuelto la plataforma de comunicación por excelencia de la nueva administración”, señaló la colega.

“Y si bien antes se pensaba que los ataques venían de grupos bien organizados para hacer ruido en las redes sociales, los denominados ‘troll centers’, la verdad es que los ánimos se han caldeado al punto de que los insultos y acoso vienen de ciudadanos comunes y corrientes, como usted o como yo, que simplemente se valen de la seguridad que da el estar tras un teclado y una pantalla para ‘poner en su lugar’ a quien piensa distinto”, agregó Belloso.

Según la periodista, si bien dirigentes de Nuevas Ideas hace llamados a la unidad, cualquier opinión que ponga en duda a algún funcionario del gobierno “es sepultada pronto por cientos de voces prestos a defender al actual Ejecutivo. Es, cada vez más evidentemente, el imperio del odio”.

“Es desafortunado que se esté profundizando de esta forma la polarización política, algo que como país hemos padecido durante décadas cuando las dos fuerzas políticas preponderantes eran ARENA y el FMLN, exponentes máximos de la lucha entre derechas e izquierdas. Con la elección de Nayib Bukele se repitió una y otra vez que se había puesto fin al bipartidismo, a esa polarización que tanto daño le hizo al país, que tantas decisiones importantes frenó, y que tantas reformas necesarias retrasó”, sentenció.

A través de las redes sociales, periodistas, políticos y ciudadanos diversos se han solidarizado con la periodista Mariana Belloso ante la confrontación con Bukele y el acoso de los troles en ese ambiente miserable que permanece instalado en el espacio virtual donde, lamentablemente, los ataques viscerales han sustituido al diálogo como herramienta de encuentro ciudadano.

El escritor argentino-canadiense Alberto Manguel advirtió recientemente que en la sociedad contemporánea se corre el riesgo de caer en “la tiranía de lo superfluo” y “el autoritarismo” cuando “el consumo total de lectura de una sociedad se restringe a frases cortas que circulan por Twitter” cuya eficacia depende no del análisis o veracidad, sino de su ingenio.

Por cierto, el camino escogido por el presidente Nayib Bukele y su grupo cibernético.

martes, junio 25, 2019

El gobierno debe estar abierto a la prensa

Por Guillermo Mejía

La Mesa de Protección a Periodistas demandó del presidente Nayib Bukele corresponder al derecho a la información de la ciudadanía respetando el trabajo periodístico así como estableciendo una política abierta de acceso de la información generada por las instancias públicas mediante conferencias de prensa y entrevistas a los medios de comunicación.

La entidad no gubernamental, integrada entre otras por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), la red comunitaria Arpas, universidades y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, rechazó la práctica de Bukele de utilizar solamente las redes sociales, especialmente Twitter, para dar a conocer informaciones o sus valoraciones sobre el acontecer nacional.

Los denunciantes ven con “total extrañeza y preocupación” algunas acciones y omisiones del presidente Bukele, funcionarios y miembros de su entorno cercano “orientadas a restringir el ejercicio periodístico y bloquear el trabajo de prensa”, situación que entorpece la participación ciudadana y la contraloría social del gobierno.

Según la Mesa de Protección a Periodistas, ejemplos de esas malas prácticas son: falta de conferencias de prensa abiertas a preguntas de todos los medios, bloqueos en coberturas periodísticas, declaraciones estigmatizantes sobre periodistas y medios, campañas de difamación en redes sociales contra algunos periodistas y falta de disposición al escrutinio de los periodistas.

“Exhortamos al presidente Bukele Ortez, así como a sus funcionarios y colaboradores, respetar la libertad de prensa y facilitar el ejercicio periodístico evitando cualquier tipo de restricción o condicionamientos. De igual manera, demandamos la implementación de una política de comunicación pública que garantice el derecho ciudadano de acceso a la información”, expresó.

Al contrario de esas prácticas autoritarias, la Mesa demandó al presidente que, como muestra del compromiso con la libertad de prensa y el derecho ciudadano a la información, respalde la Ley de Protección Integral a Periodistas, Comunicadores y Trabajadores de la Información presentada por la APES a la Asamblea Legislativa y que aún duerme el sueño de los justos.

La preocupación de los periodistas y de otros profesionales integrados en la Mesa nos trae a la memoria las reflexiones del comunicólogo Javier del Rey Morató sobre los peligros de la eliminación de los periodistas en la sociedad democrática, tal como pretenden los autócratas que confían en su demagogia y en las estrategias del marketing político.

“Si la sociedad se queda sin intermediarios, sin aquellas instituciones y grupos que median entre el poder y el pueblo, con tecnologías que permiten alocuciones no mediadas (…) sólo nos queda ese rol mediador de los periodistas, sin los cuales quedaríamos indemnes, indefensos, a merced de los poderosos”, advierte el especialista en comunicación política.

Y agrega: “Los constructores de la realidad mediática, los periodistas, quedan en solitario como los únicos mediadores entre los que hacen la política y aquellos sobre los que se ejecuta esa política, y esa responsabilidad que les reconocemos les hace merecedores de un prestigio social que no siempre tienen en la nueva democracia mediática”.

La sociedad salvadoreña, en general, y los periodistas, en particular, pues, debemos combatir las conductas caprichosas y antidemocráticas de quienes ostentan el poder de turno y que impulsan prácticas que lesionan el derecho a la información y la comunicación de la ciudadanía. El gobierno debe estar abierto a la prensa.

martes, junio 18, 2019

El ensueño de las redes sociales y el ejercicio del poder

Por Guillermo Mejía

Desde una perspectiva crítica a la utopía de la comunicación potenciada por la presencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es necesario insistir que en la actualidad sobrevivimos en sociedades que están inmersas en una ilusión donde los intereses políticos formatean esos avances tecnológicos.

Son reflexiones de la comunicóloga brasileña Carolina Dantas de Figueiredo, en un esfuerzo intelectual que se orienta a buscar una crítica a la utopía de la comunicación que pretende ver a los avances tecnológicos con euforia, en especial en países donde existe el peligro de cambiar la reflexión profunda sobre el ejercicio del poder por la irracionalidad expuesta en las redes sociales.

Recuerda la profesora brasileña al autor Philippe Breton que analiza a la visión optimista sobre el fenómeno como “utopía de la comunicación” donde, según él, el proyecto utópico se da en tres niveles: la emergencia de una sociedad mejorada o ideal, la redefinición antropológica del hombre y la promoción de la comunicación como valor.

Al contrario, encontramos la visión pesimista sobre el fenómeno que llamaremos “distopía de la comunicación” donde, por ejemplo, para los herederos de la Escuela de Frankfurt “las guerras y holocaustos eran pruebas vivas del argumento de que la técnica conduciría a las sociedades modernas a la barbarie”.

Según Dantas de Figuiredo, son innegables las mejoras que ha traído el avance tecnológico, pero no se puede dejar de lado la instrumentalización que se hace en términos políticos en las sociedades. Para el caso, el neoliberalismo dice defender férreamente la democracia siempre y cuando los engranajes del capitalismo funcionen.

Por otro lado, se pretende imponer dentro de la visión utópica de la comunicación un aire de revolución a las nuevas tecnologías, aunque habría que preguntarse qué tipo de revolución, ya que persisten los paradigmas establecidos por los medios tradicionales.

Para matizar, hace referencia a si la comunicación en la primera mitad del siglo XXI podría fomentar la democracia. Los optimistas aseguran que la accesibilidad y la oferta mediática en larga escala son puntos a favor y, de hecho, no se puede negar del todo que democracia y acceso a la información son absolutamente inseparables.

Empero, “sería precipitado tomar el acceso general a la información como presupuesto, ya que en la práctica eso aún no sucede, así como imaginar que la tecnología por sí sola sería capaz de ampliar las posibilidades y el alcance de la democracia”, afirma la profesora brasileña.

En ese sentido, existen tres riesgos en la visión utópica de la comunicación: primero, es que el capitalismo se transforme en un tecno-utopismo abstracto y, como consecuencia, que los nuevos medios sean fetichizados, tomados como cosa en sí y que sus procesos e implicaciones sean ignorados. Segundo, es la alienación de su carácter ideológico. Tercero, es que enfocándose solamente en la técnica, se pierda al individuo de vista.

Con la llegada de Nayib Bukele al gobierno, el pasado uno de junio, es necesario que la ciudadanía, en general, y los periodistas y políticos, en particular, no caigamos en el ensueño de cambiar las formas que adquiere la democracia, es decir la reflexión, la propuesta y el debate, por la caprichosa emergencia de su cadena interminable de tuits.

martes, junio 11, 2019

Nayib Bukele en la Society Fast

Por Guillermo Mejía

La celeridad en los procesos ha llegado al grado que el ejercicio del poder está siendo revestido por la intempestiva respuesta –o propuesta- del líder del momento que ha encontrado su cancha a través de las redes sociales, especialmente Twitter, desde donde ordena, descalifica y pontifica acerca de la vida en común.

El presidente Nayib Bukele continúa en la práctica que le resultó exitosa desde cuando era candidato por el desprestigiado partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), escisión de la no menos transparente Alianza Republicana Nacionalista (Arena), esfuerzo que desplazó de la presidencia al decadente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

En apenas una semana, Bukele cambió la ceremoniosa forma de ir armando las piezas de la administración por la descarga de tuits en los que ha llegado al extremo de ordenar el despido de empleados públicos, especialmente familiares de ex miembros del anterior gobierno.

Si bien los seguidores del mandatario han celebrado sus acciones publicitarias y propagandísticas de un hecho que siempre se ha dado, el separar de los cargos a la gente de confianza del anterior gobierno, aún está por verse la legalidad en los casos en que los trabajadores han sido despedidos en masa luego de la clausura de varias secretarías.

La práctica del presidente Bukele se enmarca dentro de las formas en que se va desenvolviendo el ser humano: “Vivimos la Society Fast, de la comida rápida, de la distracción rápida, del compartir rápido con la familia, etcétera”, alerta el intelectual suramericano Atawallpa Oviedo Freire.

“Todo es rápido. Nada es profundo, sentido, disfrutado, asimilado. Lo que interesa es pasar rápido por todo, creyendo tener todo, pero a la final no se tiene nada. Si observamos a las personas con sus ‘smartphones inteligentes’, casi no se detienen en lo que miran, simplemente ven rápidamente algo, y pasan con su ‘dedo vital’ a otra imagen o texto, y siguen, y siguen...”, advierte.

“De vez en cuando se detienen y ven más en detalle, pero no terminan todo, sino que con un poco ya se contentan. Como hay tanto por mirar tienen que seguir moviendo el dedo vital para ‘no perderse nada’", agrega el especialista en comunicación alternativa.

“Cuando se detienen es para ver si hay algo divertido, algún entretenimiento, algo fuera de lo común; pero no para leer un texto, una crítica política, un análisis científico. Eso es aburrido, y todos repiten: La política es una porquería. Todos son unos corruptos. Todos son iguales. Las mismas historias de siempre. Ya sabemos que siempre será así y nada se puede hacer”, afirma.

Como han advertido muchos, a través de las mismas redes sociales o los medios de comunicación tradicionales, es temprano para concluir sobre lo que pasará en el período de Bukele, aunque está muy clara su visión de privilegiar a la empresa privada y a los intereses de Estados Unidos.

Resulta preocupante para otros que no se ven contrapesos políticos frente a su forma de gobernar ante el descalabro de los partidos, en especial Arena y el Fmln, caídos en desgracia por parecerse gemelos por los errores cometidos en su paso por la presidencia de la república.

Nos ilustra Atawallpa Oviedo Freire: “A este paso, los idiotas van a ir aumentando, solo repitiendo conceptos creados, agachando la cabeza a un trabajo para tener el ‘maldito dinero’, y aceptando de que así es la vida, de que la vida es una mierda y de que no se puede hacer nada”.

¿Quiénes sacan ventaja de esa condición?, dé su respuesta.

martes, junio 04, 2019

El turno del presidente Nayib Bukele

Por Guillermo Mejía

La administración del empresario Nayib Bukele arrancó con la ventaja que más de la mitad de los salvadoreños cree que sabrá responder a las demandas de bienestar económico y seguridad, tareas en las que fracasaron los cuatro gobiernos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y los dos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

El ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén dejó la presidencia de la República como el mandatario peor evaluado desde la firma de la paz, en 1992, según los resultados de la última encuesta de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Su nota fue de 4.38 puntos, la menor de su gestión, con el reproche del 59.6 por ciento de los salvadoreños.

De acuerdo con las cifras, los consultados esperan un cambio en la política económica y la de seguridad (más del 80 por ciento) y creen que el nuevo gobierno tendrá voluntad política para combatir la corrupción (el 74 por ciento) y para combatir el narcotráfico y el crimen organizado (el 65.8 por ciento). Los retos son inmensos.

Una de las situaciones sobre las que existen expectativas es la relación que mantendrá el presidente Bukele con los periodistas, dado los recientes enfrentamientos con algunos medios de comunicación que le demandan respuestas en nombre del derecho a la información de los ciudadanos más que su presencia en las redes sociales.

El estira y encoje entre algunos colegas y el mandatario salvadoreño trajo a mi memoria reflexiones sobre la difícil relación entre periodistas y políticos en una sociedad, como la nuestra, que se abre camino en medio de las diversas caras de la violencia e injustica estructural sobre las que poco o nada han hecho los políticos en el ejercicio del poder.

Escribí que los periodistas y los políticos experimentan, por tradición, una de las peores relaciones que se dan dentro de la sociedad, independientemente que sea de países metrópolis –como Estados Unidos- o periféricos –como El Salvador. Los políticos condenan, atacan, fustigan o, al revés, lisonjean, condecoran, premian.

Que en nuestro caso sea más salvaje es cierto, porque la prensa, en general, es una extensión de grupos de poder, especialmente los que se acomodan alrededor de gobiernos, y elites que utilizan al periodismo como una forma de presión o ideologización en detrimento de un servicio a la colectividad y el bien común.

Pero encontramos a periodistas que pretenden hacer su trabajo desde una trinchera profesional y en concordancia con la ética, así como a tantos (quizás la mayoría) que, a pesar de tener en su último sueño un desencanto, pasaron de periodistas a voceros de los políticos.

Dependiendo del grado de intromisión, al político le puede bastar una simple llamada telefónica, para quitarse del camino a un periodista molesto. O, al contrario, simples tres pesos para congraciarse con el periodista que le sirve en su función, en especial en tiempos de campaña o, para silenciarlo, en momentos de tensión por cualquier hecho que le afecte.

Pero independiente de que el periodista y el político lleguen a un acuerdo infame, asqueroso y denigrante, siempre existirá ese desprecio mutuo que se sienten por cuanto, en primer lugar, el periodista se vende al mejor postor –por infinidad de razones- y, en segundo lugar, al político le desencanta llenarle el buche para tenerlo tranquilo.

Habrá tiempo para ver si las promesas del presidente Nayib Bukele no son más de lo mismo.

martes, mayo 28, 2019

El Salvador: La actualización del código de ética periodística

Por Guillermo Mejía

A pesar de la invisibilización de la prensa tradicional, que por lo general no promueve la discusión y reflexión sobre aspectos ético-morales de la información y la comunicación, resulta muy alentador que la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) haya actualizado el código de ética periodística con la ayuda de profesionales y la academia.

Sobre todo muy oportuna la presentación de la nueva versión del código en momentos de transición en el poder Ejecutivo, a partir del uno de junio, en medio de acusaciones entre el presidente electo Nayib Bukele y algunos medios de prensa que le achacan el incumplimiento de su deber de responder al derecho a la información de la ciudadanía.

Nos recuerda la APES que “la ética periodística es el conjunto de principios que rigen la consciencia moral del profesional que ejerce el periodismo” establecidas en el código para periodistas y profesionales de la comunicación, los cuales son adoptados por convicción personal y no por obligatoriedad legal.

“En el proceso de informar y comunicar, la ética periodística, de la mano de la búsqueda de una mayor transparencia en todos los órdenes, tiende cada vez más a formar parte de la agenda pública en escala global. La ética de la profesión se fundamenta en unos principios dirigidos a establecer la responsabilidad del periodista frente a la sociedad”, agrega.

Dentro de las novedades de la actualización del código están artículos referentes al compromiso de los periodistas con los deberes relacionados a la promoción de la no violencia por razones de género y la cobertura de sucesos de violencia y discriminación contra la mujer.

Las personas que se dediquen al ejercicio periodístico deberán adecuar el vocabulario haciendo uso del lenguaje no sexista en las diferentes notas, tal como se establece en la Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres. Además, al abordar temas de violencia contra las mujeres, deben utilizar los términos aplicando los tipos establecidos en la Ley Especial para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres.

La otra novedad se refiere a los deberes del periodismo digital y nuevas tecnologías que establecen que los periodistas y profesionales de la comunicación deberán cumplir lo estipulado en la Ley Especial contra los Delitos Informáticos y Conexos, y promover la transparencia de las plataformas digitales de información.

“Los periodistas y profesionales de la comunicación deben aplicar principios de ética al contenido publicado en sus plataformas digitales, incluyendo redes sociales. Evitar publicar contenido que pueda violentar los derechos, dignidad o reputación de personas e instituciones; y, previo a compartir una noticia, el periodista deberá verificar si la fuente o la noticia no es ‘fake news’ o noticias falsas”, reza el artículo 37.

La existencia del código de ética de los periodistas y profesionales de la comunicación representa un salto cualitativo en la sociedad salvadoreña, por cuanto se cuenta con un referente sobre el buen hacer en la comunicación e información que sirve a los diversos sectores nacionales, además de los trabajadores de los medios de comunicación.

“El periodista necesita una formación ética”, nos dice el maestro Manuel Ocampo Ponce. “La libertad de prensa es un derecho humano, pero ha de interpretarse en el sentido de servicio al público en la verdad y en el bien”, precisa. Sería beneficioso para la ciudadanía que también asumiera un papel activo en la conquista de su derecho a la información y la comunicación.

martes, mayo 21, 2019

La ética en Internet frente a los abusos en nombre de la libertad

Por Guillermo Mejía

Un grupo de diputados de la Asamblea Legislativa ha propuesto reformar la Ley Especial contra los Delitos Informáticos y Conexos, para penalizar de cuatro a ocho años de cárcel a quienes utilizando perfiles falsos cometan los delitos de difamación, calumnia, injuria, daños al honor y apología del delito.

Los legisladores de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), Concertación Nacional (PCN) y Democracia Cristiana (PDC) buscan incorporar al Artículo 24 el literal “A” a fin de regular el uso de perfiles falsos o troles en las redes sociales, periódicos, revistas digitales sin autores responsables.

De inmediato, el presidente electo Nayib Bukele (quien ha sido acusado de utilizar troles) denunció lo que considera “ley mordaza” de los políticos frente a la crítica. En la lista de los firmantes aparecen algunos legisladores que permanecen molestos porque en sitios web y redes sociales son señalados de corruptos.

Sin embargo, algunos de esos firmantes, como Rodolfo Parker, del PDC, aclararon que no se legislará contra la libertad de expresión, más bien es en contra de los troles que aprovechan la oscuridad para atacar. Además, las leyes ya contemplan penas para la difamación, calumnia, injuria, daños al honor y apología del delito.

Vale recordar que con la llegada de las nuevas tecnologías y la revolución de Internet no pocos especialistas han insistido en la necesidad de armar un modelo ético de cara al libertinaje que representa para muchos el acceso y difusión en la red. La ética se enfrenta al desafío de la velocidad de los cambios en la era digital.

El maestro español Juan Pedro Ortuño advierte que “más que un ente dinámico, la ética es un modelo (o modelos) permanente de referencia. Independientemente del progreso o avances tecnológicos, la persona sigue siendo ser trascendente y sujeto de dignidad en sí mismo considerado”.

En ese sentido, expone una serie de retos éticos que plantea Internet:
Primero, la “brecha digital” o el progresivo distanciamiento entre los países ricos y los países pobres. Se deriva de la desigual distribución de la riqueza en el mundo.

Segundo, el colonialismo cultural, que es un problema que afecta fundamentalmente a los gobiernos y centros de decisión de poder. Va unido a otro problema no exclusivo de Internet, que es la concentración de medios.

Tercero, la difusión inmediata de noticias sin estar debidamente contrastadas. Este hecho que venía dándose ya en todo el periodismo conforme mejoraban las tecnologías, ahora se ve acentuado. Internet supone un flujo constante de información, mucha de ella con errores.

Cuarto, la difusión de pornografía y la apología del racismo. El problema de controlar los contenidos. De hecho, en Internet es posible encontrar prácticamente de todo. Unido a este hecho, está que Internet se ha convertido en un mercado para adquirir cualquier cosa.

Quinto, el problema de la privacidad y el anonimato. Una parte de este problema está claro por su carácter delictivo.

Sexto, la realidad virtual. Internet está siendo objeto de experimentación de simulaciones de la realidad. La realidad virtual puede sumergir a la persona en una ilusión funcional de lo real.

“Internet es una buena herramienta. Y más que plantear nuevos retos éticos, o una ‘contemporización’ de la ética a las nuevas tecnologías, de lo que se trata es de la práctica de una mayor responsabilidad por parte del usuario”, señala el profesor Ortuño. No hay que buscarle tres patas al gato, pero eso sí hay que estar atentos frente a las tentaciones autoritarias.