martes, julio 16, 2019

El adormecimiento popular en la esfera digital

Por Guillermo Mejía

Si bien la esfera digital es la innovación que ha generado más cambios en la vida social del colectivo y en las formas de comunicar entre los seres humanos, es necesario subrayar que en ese espacio se configuran redes de poder económico en un mundo digital que es concatenado con el discurso de la libertad, pero que esconde el sometimiento de la sociedad.

Son conclusiones a las que han llegado los maestros Carola García Calderón y Raul Anthony Olmedo Neri de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el ensayo “El nuevo opio del pueblo: Apuntes desde la economía política de la comunicación para (des)entender la esfera digital” aparecido en Iberoamérica Social: Revista-red de estudios sociales.

El ser humano se esclaviza por su propia voluntad: “Es decir, el individuo cede su libertad a cambio de la seguridad en su vida y bienes que el Estado le garantiza; no obstante, la esfera digital requiere de un nuevo contrato, y con ello de un intercambio diferente: se cede la esencia del individuo a cambio de su existencia en dicho mundo”, señalan los autores.

“Así, las redes digitales en particular y la internet en general, se han convertido en el nuevo opio del pueblo ya que su fascinación es la fuerza que ata a los sujetos y los condiciona a ingresar en ese nuevo mundo. Esta es la otra cara de la libertad digital: la acumulación de información del individuo para fines comerciales y políticos”, advierten.

Al volverse digital, según los académicos de la UNAM, el individuo identificado en sus rasgos más básicos (nombre, edad, fecha de nacimiento, entre otros) comienza a ser analizado y después de ser segmentado a través de su interacción digital pasa a formar parte de los bancos de datos que son vendidos al mejor postor.

“Se ha pasado del Big Brother al Big Data en el que ‘la entrega de datos no sucede por coacción, sino por una necesidad interna’ (…), la cual es interna tanto para el individuo en su intento por adaptarse al nuevo mundo virtual, como para el sistema capitalista en su proceso de transición al capitalismo cognitivo”, agregan.

Para García Calderón y Olmedo Neri es la primera falacia digital donde se configura la hipersegmentación del mercado para las empresas que intentan incrementar sus ventas ante consumidores que son cada vez más intolerantes a la publicidad. La esfera digital se vuelve un mundo donde la información se vuelve mercancía y la identidad dinamiza el capitalismo.

Por otro lado, el nuevo espacio se caracteriza por una sobrecarga de información de diversas fuentes en las que fluye un nivel amplio de datos, fechas, hechos y acontecimientos que dejan de ser información y se vuelven ruidos, según los autores, lo que evita escuchar la otredad. Además, se desdibuja la división entre el espacio público y privado para dar cabida al espacio digital.

“El ejemplo de esta situación son las redes sociodigitales, en las que existe un proceso de socialización replicado de la realidad social, en donde se expresan los procesos de la vida cotidiana aunque en un modo narcisista en el que se busca la atención (…) llegando a la pornografía de la comunicación y a la inanición social (…)”, precisan.

“Así, la aparente socialización que se da en la esfera digital es, de hecho, su segunda falacia toda vez que no es comunicación, sino interconexión. Es decir, no es el intercambio de mensajes o códigos lo que caracteriza la comunicación en lo digital, por el contrario, la comunicación se condiciona a una conexión, reduce la acción a una vigilancia pasiva entre los individuos y se inhibe el sentido humano por el afectivo que emana del narcisismo”, añaden.

Se completa el cuadro con la tercera falacia que -para los catedráticos universitarios- se encuentra en las redes sociodigitales ya que la movilización social, la protesta, la ruptura, la lucha reivindicativa se inhiben ante la simulación de participación en lo virtual, porque “la indignación digital no puede cantarse. No es capaz de acción ni de narración (…)” en tanto no alcanza incidencia en la realidad.

Y concluyen: “Sólo se limita a la reproducción al infinito de la simulación. Por esto las redes sociodigitales en particular y la esfera digital en general responden a la misma acción de los medios de comunicación tradicionales: la simulación de la participación y consecuente (in)acción de los individuos. Una baja participación, con una simulación a partir de asentir con un like, o con la brevedad de los caracteres de twitter, generalmente recubierto con la replicación de contenidos más que con la generación de un diálogo”. Es, de acuerdo con Byung-Chul Han, el espacio del me gusta, donde la explotación no reprime, sino que genera consenso y dependencia.

Para García Calderón y Olmedo Neri, la Economía Política de la Comunicación se presenta como un cuerpo teórico-conceptual que da herramientas de análisis crítico para reconceptualizar la esfera digital en general y los procesos que se van generando en ese espacio, habrá que esperar en qué medida dicha evaluación puede trascender lo académico para dar paso a la reestructuración política y a la verdadera apropiación social.


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