lunes, marzo 16, 2009

El gane de Mauricio Funes apuntala el reencuentro nacional

Por Guillermo Mejía

Si la derecha salvadoreña es inteligente no desperdiciará el puente tendido para la reconstrucción nacional por el presidente electo, Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), luego de conocidos los resultados electorales del 15 de marzo.

Como era previsto, pese a los miedos por un posible fraude técnico, el periodista televisivo noqueó a la “alianza de la derecha”, representada por Alianza Republicana Nacionalista (Arena), y los partidos Demócrata Cristiano y Conciliación Nacional, PDC y PCN, respectivamente.

Además, el tsunami izquierdista se llevó de encuentro a disidentes del partido de izquierda. No era para más, las expresiones de alegría y esperanza de los líderes de la izquierda chocaron con las de angustia y resignación de los de la derecha, en especial de los ex candidatos Rodrigo Avila y Arturo Zablah.

Funes le puso el cascabel al gato. Retó a la derecha a que asuma junto a la izquierda la reconstrucción nacional, fuera de miedos infundados y de cara a una postura patriótica para sacar “al buey de la barranca”, máxime en momentos de crisis económica mundial que amenaza a la sociedad salvadoreña.

Rodrigo Avila, al igual que el presidente Elías Antonio Saca, contestaron de manera positiva al reto de Funes. Qué bueno para el país. Ahora, veremos la disposición política de ambos sectores por enderezar los entuertos en función de hacer de la nación más vivible, humana, solidaria y democrática.

Que las voces más radicales, de ambas expresiones ideológicas y políticas, asuman el papel ciudadano que les debe corresponder, a fin de actualizar los compromisos firmados por gobierno y ex guerrilla, en 1992, cuando se puso fin al conflicto armado de 12 años que dejó miles de víctimas.

La Constitución de la República, de 1983, también es un buen marco para la actuación política.

Como dijo el presidente electo, ahora es la oportunidad para concretar un nuevo acuerdo nacional para bien de los salvadoreños. Los ex comandantes rebeldes, a la vez, celebraron que con esta victoria se sentaron las bases para que la derecha asuma de una vez por todas que es necesario enterrar la guerra pasada. Hay que ver hacia el futuro.

Desde una postura crítica, la izquierda debe tener claro que por sí sola (es decir, solo el Fmln) era imposible arribar al poder, pues ya lo comprobaron en 2004 cuando el desaparecido dirigente comunista Schafick Jorge Handal fue derrotado por el actual presidente Saca.

La arrogancia de la dirigencia del Frente, en aquel momento, desperdició la posibilidad de acordar con diferentes sectores ciudadanos y democráticos una alianza política de “todos contra Arena” a fin de romper la cadena de gobiernos de la derecha que terminaron esta vez luego de 20 años de gobierno.

El Fmln dio un paso seguro en esta ocasión al aceptar sus flaquezas. De manera realista asumió que era urgente llevar una figura política potable para los salvadoreños y logró –claro con sobresaltos y llantos- ser representados por Mauricio Funes, alguien externo al partido y, por supuesto, muy independiente.

Funes ya cantó con tiempo. Su paradigma es el presidente brasileño Inacio Lula Da Silva no el militar venezolano Hugo Chávez Frías. Bueno, la esposa de Funes, Vanda Pignato, brasileña naturalizada salvadoreña, es representante internacional del Partido de los Trabajadores brasileño. Sus principales asesores de propaganda son brasileños.

Por ende, será un gobierno mucho más light que el que conocemos como izquierda revolucionaria dentro de un empaque efemelenista que tiene sus mentes y corazones con Chávez dentro de la propuesta del socialismo del siglo XXI. Habría que ver cómo serán las relaciones en esa simbiosis política.

Para el caso, el Movimiento Amigos de Mauricio, una constelación de ciudadanos sin militancia política, ex gobernantes, ex militares, empresarios, entre otros, de entrada puso barreras al mismo partido Fmln, al grado de andar juntos pero no revueltos en la pasada campaña electoral presidencial.

Funes y el Fmln, al fin de cuentas, tenían que despojarse de temores. De esa forma, ordenados y hablando claro, asumieron el reto. El gane cantado con anticipación dibujó para los entendidos que, quizás sin quererlo ni proponérselo, alrededor de la candidatura presidencial se armó una concertación anti-Arena, incluso con gente de derecha.

Qué lecciones que da la política. Funes y el Fmln quisieron hacer el amor y quedar vírgenes, algo que no procede. El Fmln, contando con sus orígenes, pareció una monja de lo más reaccionaria en esa relación desconfiada. Al final, la dirigencia asumió –no sin miedos- que no podía dejar pasar la oportunidad.

Ahora, las bases para un país más justo y democrático están sentadas. Funes demostró en su discurso de asunción que este país no puede seguir el camino de la exclusión, puesto que la derecha gobernante probó 20 años de exclusión sin éxito.

Ahora, izquierda y derecha dicen que han entendido la lección, ojalá que sea para bien de los salvadoreños. El futuro es nuestro.

Guillermo Mejía, periodista y profesor universitario centroamericano, editor de Raíces (http://www.raices.com.sv/)