miércoles, octubre 05, 2005

Las víctimas de la tempestad y nuestra prensa

Por Guillermo Mejía

Con más de medio centenar de muertes, miles de damnificados, destrucción y dolor a flor de piel en El Salvador, las voces consagradas de esta pequeña nación ocupan la espectacularidad mediática para insistir en que volvimos a salir adelante.

Las lluvias por varios días, con esa estela de muerte, y la incertidumbre de muchos pobladores de las falda del volcán Ilamatepec, de Santa Ana, muestran –como siempre- que la condena cae en los pobres pero que su condición, inhumana y vergonzosa, no está en el discurso dominante.

Los medios de difusión –comunicación es una cosa aún inexistente en el país- mucho menos están interesados en discutir y prestar la guitarra para que la gente despierte. Las dos formas insultantes que dominan su labor volvieron a mostrarse a los salvadoreños.

Primero, lo que bien se ilustra en las críticas que solemos hacer en esta página, asistimos minuto a minuto al show mediático por ver quién es el que lleva la ofensiva o desgarrada imagen, irrespetuosa con las víctimas, para ganar raiting.

Segundo, la indulgencia y entrega de estos medios de difusión con el aparato oficial agrupado en el ministerio de Gobernación con su Comité de Emergencia Nacional (COEN) y su figura, el ministro René Figueroa. Con el presidente Elías Antonio Saca obvio que es desde antes de iniciar su mandato.

Bien adelantados, como todo gobierno, escondieron la figura de Mauricio Ferrer, director del COEN, por algunas metiditas de pata, pero salieron adelante con Figueroa y Saca, este último con su peculiar manejo del micrófono frente a la orquesta mediática.

Para colmo de males, el presidente Saca nombró a las figuras prominentes de la gran empresa privada, entre ellos ANEP, ASI, Cámara de Comercio, entre otros, porque son transparentes y responsables para manejar la asistencia a las víctimas de la tempestad.

Saca insistió una y otra vez que nadie se puede comparar a la gran empresa privada en el país en cuanto a esa transparencia, responsabilidad y honorabilidad.

Ni el presidente salvadoreño, ni los medios de difusión, ni los gobernantes en general (en especial los encargados de velar por el medio ambiente), tienen la fineza de recordar, además de la pobreza responsable de las víctimas, el problema de las construcciones en El Salvador.

Vamos muy bien y, aunque venga otro huracán, saldremos adelante (según el gobierno). Para mientras, volverán nuestros hermanos desposeídos a las quebradas a esperar otra tragedia y la clase media a sus casas sin garantía de vida por la acción de honorables que hacen negocio a ultranza.

Así, El Salvador ¡vale la pena! (reza el eslogan vacío).

lunes, octubre 03, 2005

Emergencia nacional: Muerte y destrucción en El Salvador

Por Guillermo Mejía

Una treintena de muertes y daños considerables han dejado los torrenciales aguaceros que se suscitan en el territorio salvadoreño desde el fin de semana, por lo que el gobierno mantiene una alerta roja.

Las autoridades coordinadas en el Comité de Emergencia Nacional (COEN) informaron que al menos 31 personas perecieron en medio de derrumbes e inundaciones en diferentes puntos del país centroamericano.

A la par, existe la emergencia por los movimientos que se generan en el volcán Ilamatepec, ubicado en Santa Ana, donde han sido evacuadas miles de personas ante el peligro de erupción, según el COEN.

El informe oficial estima que los evacuados por ambas emergencias rondan las 15 mil personas, mientras que los derrumbes y deslizamientos de tierra en unos 300. Los ríos importantes, como Lempa y Grande, han inundado propiedades.

Algunas carreteras principales tienen tramos cerrados por efectos de las lluvias y también se han suscitado accidentes de tránsito. Las clases han sido suspendidas en todos los niveles y se llama a los salvadoreños a refugiarse en sus casas.

El presidente Elías Antonio Saca advirtió a residentes de sectores de San Ramón y Santa Tecla que deben evacuar sus casas ante la amenaza de deslizamientos de tierra en lugares como El Picacho y Las Colinas, respectivamente, por la constante lluvia.

El COEN advirtió a la ciudadanía que el temporal que azota El Salvador continuará por más tiempo y existe el peligro de nuevos derrumbes e inundaciones porque el suelo está saturado de agua.

Como nunca antes, El Salvador es azotado por las lluvias que se generan por la tormenta tropical Stan, ubicada en el caribe mexicano, y la posibilidad de que el volcán Ilamatepec haga erupción.

Desde diversos puntos del territorio salvadoreño habitantes han mostrado su malestar frente a lo que llaman abandono de las autoridades en la emergencia nacional, aunque el gobierno señaló que hace lo que puede para prestar auxilio.

El ministro de Gobernación, René Figueroa, afirmó que en dos días ha caído la lluvia correspondiente a un mes de invierno y se esperan más aguaceros por un tiempo de 48 horas. El funcionario estimó que en la historia salvadoreña no cuentan con una situación similar.

Las lluvias y la crecida de ríos también mantienen en alerta máxima a Honduras y Guatemala, afectadas también por el fenómeno atmosférico. Ambas naciones hermanas también han informado de muertes y destrucción en sus respectivos territorios.

De "Raíces".

domingo, octubre 02, 2005

La manía de “agradar”

Msc. Guillermo Mejía

Pretender ejercer la libertad de pensamiento –y tratar de publicar las ideas- es un ejercicio que comienza con la osadía, transita por el camino de la intolerancia y termina en la indiferencia (o muchas veces en el reproche).

Al menos eso encontramos en la realidad, víctimas de la ignorancia, la arrogancia y la inescrupulosa e imperiosa “necesidad” de querer quedar bien. Son muchos los casos en que prevalecen las ideas, desgraciadamente, de quienes pretenden “agradar”.

Y tal parece que el problema estriba en que enfrentamos un monopolio de los canales de pensamiento –en especial si se pretende llegar a los ciudadanos-, con el agravante que los que manipulan los mismos buscan negarlo. Asistimos de esa forma a un escenario donde muchos supuestos libres pensadores caen hechizados por el poder.

Intelectuales americanos y europeos ya han abundado en señalar esa forma depravada de censura (o autocensura). Como bien estipulan, máxime si alguien es (o ha sido) de oposición, cuando por “necesidad” de mostrar “democracia” les otorgan espacio en esos canales son los número uno en silenciarse o tener el máximo cuidado para no caer mal.

Son las clásicas mentalidades vergonzantes. En su mísera condición de velones del poder de inmediato se encuentran con el espanto de que ya no podrán ser “consentidos” por quienes los utilizan, los leen, los escuchan, los ven, etc., porque no hay nada más temible para un “intelectual” de esa talla que perder su condición de privilegiado por un espacio.

“No deseas aparecer excesivamente politizado; te preocupa parecer liante; necesitas la aprobación de un jefe o de una figura con autoridad; quieres conservar la reputación de ser una persona equilibrada, objetiva, moderada; esperas que se te llame para una consulta, para formar parte de un consejo o comisión prestigiosa y, de esa manera, seguir dentro del grupo que representa la corriente principal; esperas que algún día te harás acreedor a una distinción honorífica, un premio importante, tal vez incluso una embajada”.

Con esas palabras explica el problema Edward W. Said, catedrático de Literatura Inglesa y Comparada recién fallecido, quien agrega: “Para un intelectual estos hábitos mentales son corruptores par excellence. Si algo puede desnaturalizar, neutralizar y, finalmente, matar una vida intelectual apasionada es la interiorización de tales hábitos”.

Considero que vale citar otra de sus ideas: “El intelectual no escala una montaña o se sube a un púlpito y proclama desde las alturas. Como es obvio, deseas pronunciar tu discurso donde mejor pueda ser oído; y también deseas que la presentación de dicho discurso se produzca de tal manera que influya con un proceso continuo y actual, por ejemplo, a favor de la paz y la justicia”.

Por las situaciones en que vivimos es imperiosa la necesidad de que elaboremos un discurso que no tenga como principal objetivo esa manía de “agradar”. Y si las voces que propugnamos por nuevas situaciones, donde prevalezca el apego a la verdad y a la justicia, la fraternidad y la decencia, no encontramos eco en los canales de pensamiento oficiales, pues es urgente seguir creando nuestros propios espacios.

Una forma válida, la mejor forma hasta la actualidad, es la utilización de los canales de pensamiento en la red de internet. Hay claros ejemplos de esa experiencia revolucionaria, es la vía alterna de comunicación en la que podemos apreciar la realidad desde otras perspectivas.

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*Msc. Guillermo Mejía, periodista y docente del Departamento de Periodismo de la Universidad de El Salvador.