lunes, diciembre 08, 2014

El encanto de la seducción continua

Por Guillermo Mejía

“¿Cómo llamar a esa mar de fondo característica de nuestro tiempo, que en todas partes substituye la coerción por la comunicación, la prohibición por el placer, lo anónimo por lo personalizado, la reificación por la responsabilización y que en todas partes tiende a instituir un ambiente de proximidad, de ritmo y solicitud liberada del registro de la Ley?”.

Es la interrogante del filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky en su obra “La era del vacío” (Editorial Anagrama) sobre la condición posmoderna de la sociedad actual, en la cual todo el carácter fuerte ha ido abriendo paso al carácter débil, de mutación de rostro, aunque en el fondo no sea cierto pero es políticamente correcto si no las consecuencias son fatales.

“Se ha definido la sociedad posindustrial como una sociedad de servicios, pero todavía de manera más directa, es el auto-servicio lo que pulveriza la antigua presión disciplinaria y no mediante las fuerzas de la Revolución sino por las olas radiantes de la seducción”, afirma el profesor francés. La seducción tiende a regular todo en nuestro alrededor.

Nos recuerda que con la categoría del espectáculo los situacionistas anunciaban del algún modo esa generalización de la seducción, si bien con una restricción: el espectáculo designaba la “ocupación de parte principal del tiempo vivido fuera de la producción moderna” (cita a G. Debord)

“Liberada del guetto de la superestructura y de la ideología, la seducción se convertía en relación social dominante, principio de organización global de las sociedades de la abundancia. Sin embargo, esa promoción de la seducción, asimilada a la edad del consumo, pronto revelaba sus límites; la obra del espectáculo consistía en transformar lo real en representación falsa, en extender la esfera de la alienación y de la desposesión”, explica.

Lipovetsky parte del mundo del consumo donde hay una “profusión lujuriosa” de productos, imágenes y servicios, con el hedonismo que induce, con su ambiente eufórico de tentación y proximidad. Sin embargo, la seducción no se reduce al espectáculo de la acumulación, se identifica con la sobremultiplicación de elecciones de los individuos en un mundo abierto.

Más allá del pensamiento moderno, del individuo libre, autónomo y semejante a los demás, se instauró la idea de la economía libre, al igual que los regímenes democráticos, mas puntos sólidos como el modo de vida, la sexualidad, el individualismo, han ido desquebrajándose con rapidez frente a la sorpresa de ideologías, instituciones y costumbres muy tradicionales.

“El proceso de personalización impulsado por la aceleración de las técnicas, por la gestión de empresas, por el consumo de masas, por los mass media, por los desarrollos de la ideología individualista, por el psicologismo, lleva a su punto culminante el reino del individuo, pulveriza las últimas barreras”, afirma el autor.

“La sociedad posmoderna, es decir, la sociedad que generaliza el proceso de personalización en ruptura con la organización moderna disciplinaria-coercitiva, realiza en cierto modo, en lo cotidiano y por medio de nuevas estrategias, el ideal moderno de la autonomía individual, por mucho que le dé, evidentemente, un contenido inédito”, agrega.

Lipovetsky considera que la política tampoco está exenta de la seducción: Empezando por la personalización impuesta de la imagen de los líderes occidentales –dice el profesor francés- con simplicidad ostentosa, el hombre político se presenta en tejanos o jersei, reconoce humildemente sus límites o debilidades, exhibe su familia, sus partes médicos, su juventud.

“No nos engañemos, el florecimiento de los nuevos mass media, la tele en particular, por importante que sea, no puede explicar fundamentalmente esa promoción de la personalidad, esa necesidad de confeccionarse semejante imagen de marca”, advierte. Emergen valores como: la cordialidad, las confidencias íntimas, la proximidad, la autenticidad y la personalidad.


El filósofo y sociólogo francés sentencia:
“La seducción: Hija del individualismo hedonista y psi, mucho más que el maquiavelismo político.
¿Perversión de las democracias, intoxicación, manipulación del electorado por un espectáculo de ilusiones? Sí y no, ya que si bien es cierto que existe marketing político programado y cínico, también lo es decir que las estrellas políticas no hacen más que conectar con el hábitat posmoderno del homo democraticus, con una sociedad ya personalizada deseosa de contacto humano, refractaria al anonimato, a las lecciones pedagógicas abstractas, al lenguaje tópico de la política, a los roles distantes y convencionales”.

Excelentes reflexiones de Gilles Lipovetsky para la coyuntura electoral salvadoreña, donde las fuerzas políticas tradicionales de derecha e izquierda se parecen, tanto en sus prácticas cotidianas como en sus ilusiones hacia el electorado. Y, obviamente, con un conglomerado susceptible a “comprar” cualquier producto seducido por los envoltorios.











viernes, octubre 24, 2014

El Salvador: Radio Farabundo Martí… en la memoria

Por Guillermo Mejía

Con ese título llegó a mis manos el libro de la periodista de origen mexicano María Teresa Escalona, conocida con el seudónimo de “Erandy” en las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992). Es una idea basada en su trabajo de grado como licenciada en Periodismo de la Universidad de El Salvador.

Excelente aporte a la memoria desde uno de los episodios trágicos pero paradójicamente esperanzadores para la sociedad salvadoreña, pues significó más de 75 mil muertes, 8 mil desaparecidos y cientos de miles que emigraron, aunque con la firma de la paz se sentaron las bases para la posibilidad de enrumbar la pequeña república por otros derroteros.

“La historia debe tener vigencia todo el tiempo, para que ese pasado no se repita; además porque un país sin historia es como si no existiese. La historia fija, da categoría, construye, inscribe la partida de nacimiento de una épica que no muere, porque forma parte de los orígenes de una Nación diferente”, escribe en el prólogo del libro el escritor y poeta Manlio Argueta.

“Esa es la importancia de esta obra de María Teresa Escalona, porque con ello le damos perennidad a la epopeya integral, donde la palabra informativa y educativa juega con rol decisorio, contribuye a formar conciencia política y social. La trascendencia de la RFM brilló el territorio salvadoreño, pero también en los espacios centroamericanos, latinoamericanos y del mundo”, añade.

La obra (FundAbril; San Salvador; 2014), auspiciada por el Ayuntamiento de Azpeitia, Guipúzcoa, País Vasco, está compuesta por cuatro capítulos: Capítulo uno: Orígenes y contexto de la Radio; capítulo dos: La guerra y la radio; capítulo tres: La guerra se extiende por todo el país; y capítulo cuatro: La guerra se encamina a la negociación. Además, un apéndice.

“Junto a las fuerzas guerrilleras y las masas combativas que constituyen la nueva patria, transmite Radio Farabundo Martí, emisora guerrillera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional”, nos recuerda la autora con lo que a cualquier contemporáneo se le vienen a la memoria las transmisiones en onda corta y en frecuencia modulada en medio de la guerra.

María Teresa Escalona “Erandy” nos cuenta en un lenguaje sencillo, florido, la experiencia de la que fue la radio rebelde de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), una de las cinco fuerzas del Fmln. El antecedente más inmediato del proyecto fue la “Radio Liberación” que transmitió desde Nicaragua para la “ofensiva final” del 10 de enero de 1981.

En ocasión de conmemorarse el 25 aniversario de la “ofensiva al tope”, que comenzó el 11 de noviembre de 1989 y forzó a la firma de la paz, me parece oportuno recordar a través de la lectura de “Radio Farabundo Martí… en la memoria” un fragmento del testimonio de “Erandy” en aquellas circunstancias:

“El 11 de noviembre de 1989, el calendario marcaba día sábado y el reloj 8 de la noche, la mayor ofensiva en 9 años de guerra comienza con ataques guerrilleros lanzados en forma sincronizada en la mayoría de ciudades periféricas de San Salvador y otros puntos de la ciudad capital.

“En ese momento Radio Farabundo Martí contaba con la estación de Onda Corta que transmitía desde Chalatenango, otra estación de Frecuencia Modulada, que transmitía desde Guazapa y dos pequeños transmisores de FM para hacer transmisiones que se ubicaban en San Salvador.

“Para lograr la más amplia cobertura informativa, se desplegaron corresponsales de guerra en las diferentes direcciones de ataque de las fuerzas militares del FMLN que ingresaron a San Salvador por el Norte (Apopa, Ayutuxtepeque, Mejicanos, Cuscatancingo), el Oriente (Soyapango, Ilopango) y por el sur-poniente (Ciudad Merliot, Santa Tecla).

“Junto al mando estratégico de dichas fuerzas, dirigidas por Nicolás Solórzano, comandante Dimas Rodríguez, que se instaló una semana en la ciudad de Mejicanos y luego en las faldas del Volcán de San Salvador, y en una casa de la colonia Escalón Norte, se centralizaba buena parte de la información, lo mismo que la orientación y coordinación del esfuerzo radiofónico dispuesto para acompañar la ofensiva ‘Al Tope’ desde la línea de fuego (…)

“Para completar este diseño, en el exterior se contaba con el equipo de apoyo que mediante despachos informativos difundía la información al mundo y alimentaba al equipo del interior con información de las reacciones internacionales.

“Fue toda una odisea poner en función de la ofensiva a todos y cada uno de los elementos humanos de la radio en el esfuerzo central de estar en San Salvador. La idea es que si se lograba consolidar un teatro de operaciones en algunos barrios de la capital pondríamos a funcionar la radio”.

Como decía, apenas un fragmento. Rebúsquense para que no les cuenten el cuento, como reza el dicho.

Algo muy importante para valorar el significado de la radio son las palabras finales de María Teresa Escalona “Erandy”:

“Yo creo que la radio, además de ser un instrumento de lucha política del FMLN, fue un poderoso instrumento de enlace con la población, con las y los combatientes, con la gente de prensa y que dio a conocer pesares y alegrías de esta guerra ingrata que fue impuesta con terror, con dinero y armas del gobierno estadounidense. Personalmente fue la más bella experiencia que tuve y una de las más intensas etapas de mi vida”.

Como sabemos, la Radio Farabundo Martí (la RFM) se esfumó en un proceso en el que sus integrantes son actores y testigos. De la guerra pasó a llamarse Doble FF, en la frecuencia 102.1, para finalmente engrosar las filas de las radios comerciales adulto contemporáneo. A la también histórica Radio Venceremos le ocurrió algo parecido.

La información tan necesaria, pero lamentablemente tan escasa en la sociedad salvadoreña. Hablo de información no de propaganda, publicidad o espectáculo. ¿Cuál sería el papel de estas radios guerrilleras en las actuales circunstancias y con el Fmln convertido en partido oficial y en su segundo período de gobierno?, me pregunto.












sábado, septiembre 06, 2014

La política exquisita en un país sin rumbo

Por Guillermo Mejía

En esta sociedad que entró a pijazos a jugar a la democracia cada día recibimos cantidad de hechos espectacularizados por los medios: el ex presidente Francisco Flores se presentó a los tribunales para dar cuentas por corrupción, el profesor Salvador Sánchez Cerén aplazó con 4.0 de nota a cien días de ejercicio y el país es el número uno en el mundo en crímenes de niños y jóvenes.

Más allá de las acusaciones y contraacusaciones del gobierno y la oposición, máxime en tiempos pre electorales, así como la carga ideológica que le imprimen a favor o en contra de las posturas oficiales los medios de difusión, en el ambiente se percibe un desaliento generalizado y la incertidumbre de que se navega en un país sin rumbo.

Por eso, significó un respiro –quizás momentáneo- para Sánchez Cerén y sus pupilos que haya aparecido el ex presidente Flores, que huyó por meses y que cuelga en su pecho una acusación de apropiarse de millones donados por Taiwán durante su mandato. La tempestad que nos azota en temas como seguridad y economía es evidente y sin visos de que aminore.

Es obvio que en el Ejecutivo y en el partido celebraron de maravilla el hecho que, como siempre, la justicia salvadoreña es como la serpiente que “solo pica al descalzo”, porque sin importar los agravantes de un ex presidente que se burló de todos el juez lo puso bajo arresto domiciliar cuando hay gente en los penales por robarse una gallina. Irónico.

Como en las elecciones presidenciales pasadas, Francisco Flores apareció en el momento oportuno para la cúpula del Fmln, según comentarios en las redes sociales. Pragmatismo puro y duro.

Sin embargo, la “cruz a cuestas” de Sánchez Cerén viene despuecito del uno de junio cuando ofreció el “unámonos para crecer”, porque Mauricio Funes –del cual fue vicepresidente- le heredó las arcas del Estado en las lonas, carteras endeudadas, además de haber provocado el empoderamiento delincuencial, en especial de las pandillas que trabajan con los narcos.

Por supuesto, nadie puede pedir peras al olmo, como reza el dicho, ya que la crisis económica y delincuencial no es nueva. El Salvador lleva 25 años de gobiernos que no han podido con la tarea, son 20 de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y cinco del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln). Es más, al ver la situación de décadas anteriores es desastre.

Desde el principio, Sánchez Cerén no tendría que equivocarse; empero, cometió el error –para muchos, incluso gente de él- de arrastrar con especies de la anterior administración, por ejemplo Hacienda y Defensa, así como empatarse con aliados muy cuestionados por su reciente pasado. La presencia del comisariato y sus intereses empresariales es otro punto en cuestión.

En ese contexto, y bajo el entendido que las encuestas y sondeos no son palabra en piedra por muchas razones, sí son oportunos para la reflexión de propios y extraños los resultados de la reciente encuesta de LPG-Datos, de La Prensa Gráfica, donde los consultados calificaron con un redondeado 4.0 de nota a la administración de Sánchez Cerén a cien días de gobierno.

“A las personas entrevistadas se les preguntó si aprueban o desaprueban el trabajo que ha realizado Salvador Sánchez Cerén como presidente. El 40 % dijo que lo aprueba, mientras el 46.8 % lo desaprueba”, escribió el matutino. “La información muestra que el mandatario actual no ha tenido una ‘luna de miel’ con la ciudadanía, que es periodo en el que sus acciones son bien vistas o reciben el beneficio de la duda”, agregó.

En el mismo periodo, sus antecesores Elías Antonio Saca y Mauricio Funes sacaron notas de 7.4 y 7.1, respectivamente.

Entre otros datos que refleja el estudio, en temas de primer orden como seguridad la gente opina que no está desarrollando un buen trabajo (65.1 %) y economía que tampoco está haciendo algo útil (64.3 %). En general, pues, los consultados no creen que Sánchez Cerén esté cumpliendo sus promesas de campaña (58.3 %) y tan solo el 14.5 % cree lo contrario.

Más allá de apreciaciones y justificaciones, hay que tomar en cuenta que la situación no ha sido bonancible para los salvadoreños, en especial en seguridad y economía, igual como sucede en Guatemala y Honduras, integrantes también del Triángulo Norte centroamericano. No es casualidad que de las tres naciones haya y hay éxodo de niños y jóvenes hacia Estados Unidos.

En ese marco, y para remachar, UNICEF presentó recientemente el informe “Ocultos a plena luz”, donde se encuentran datos sobre la violencia contra niños y adolescentes a nivel mundial. Lamentablemente, El Salvador es el país del mundo (entre 190 países) con mayor tasa de homicidios de niños y adolescentes entre 0 y 19 años, con 27 homicidios por 100,000 habitantes.

El Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake dijo: “Se trata de datos incómodos que ningún gobierno ni ningún padre querrán ver”. “Pero a menos que nos enfrentemos a la realidad que cada una de estas exasperantes estadísticas representa —la vida de un niño al que se le priva el derecho a una infancia segura y protegida– nunca vamos a cambiar la mentalidad de que la violencia contra los niños es normal y admisible. No es ninguna de las dos cosas”.

Urge que Sánchez Cerén y sus pupilos reflexionen. Que salgan del ilusionismo y afronten la realidad, porque no es con campañas propagandísticas que El Salvador saldrá del hoyo, como advirtió la jerarquía católica, sino haciendo frente a la situación y, eso sí, mostrando que hay rumbo. En síntesis: Urge superar la condición de ser una nación “catrasca” (cagada tras cagada).












miércoles, julio 16, 2014

El gobierno, la prensa y la violencia e inseguridad

Por Guillermo Mejía

En días recientes, se realizó un encuentro entre el presidente Salvador Sánchez Cerén, acompañado por jefes de seguridad y un experto colombiano, y figuras claves de los medios de comunicación, para persuadirlos de que se mejore la cobertura periodística de la violencia e inseguridad en cuanto a no solo perfilar el lado negativo del fenómeno.

De entrada, es legítimo que un gobierno convoque a los encargados de la prensa a fin de aclarar situaciones críticas, como es el caso de la violencia e inseguridad, donde es un hecho que los crímenes han vuelto a incrementarse con respecto al año pasado –el promedio actual es de 10 diarios- mientras agarra vuelo el plan integral de seguridad.

Inaceptable sería, al contrario, que el presidente y su equipo los llamara para “darles línea” de la forma en que deben trabajar la información y la opinión en función de mostrar una “realidad maquillada”, como ha ocurrido en otros gobiernos, y no solo en la violencia e inseguridad, sino en otros temas de importancia como la política y la economía.

En esta oportunidad, más que perfilar una “receta” de cobertura que los colegas encuentran en códigos de ética periodística como el de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), mi intención es recoger en este espacio reacciones de algunos colegas de la prensa escrita luego del encuentro con Sánchez Cerén.

En primer lugar, Yolanda Magaña, editora de política del diario El Mundo, escribió:

“Hace unos 10 años, una peculiar felicitación navideña pregonaba la Buena Nueva a periodistas. La felicitación intentaba hacernos entender, nuevamente, que los medios de comunicación pueden ayudar en la sociedad a romper ese círculo vicioso en donde la percepción de violencia y la decisión de hacer inversiones económicas se persiguen.

“La historia se repite o las ideas se reciclan. Con una reedición, llena de sutileza, el gobierno actual organizó la semana pasada una reunión con jefes y propietarios de medios de comunicación para transmitir esa misma petición de equilibrio entre noticias positivas y negativas bajo la filosofía de que la realidad no es blanca o negra sino de tantos colores como los vistos en una pantalla, un argumento certero aunque no necesariamente determinante para romper ese afamado círculo vicioso.

“Es necesario un buen periodismo, cuyos titulares y contenidos no caricaturicen la realidad, cuyos enfoques muestren acciones –y no personas– negativas dentro de colectivos sociales y gobiernos cómplices, y cuyo argumento principal deje de ser una realidad plana, imprecisa, sin historia y con un solo protagonista: el culpable que requiere morir en la hoguera. La realidad no es así, tienen razón.

“Como todos sabemos, el periodismo sirve para que todos los actores sociales tomen buenas decisiones. Incluso los gobiernos llegan a tomar malas decisiones presionados por percepciones de realidades caricaturizadas, algo que empeora en periodos electorales –acuérdense de treguas o negociaciones para cumplir leyes, propuestas de pena de muerte o de aumento de penas, ignorando que en El Salvador la gran enfermedad es que ni el 90% de los crímenes se pagan.”

En conclusión: “Ojalá el gobierno entienda que el círculo vicioso más peligroso que impide una buena gestión en seguridad pública sigue siendo la impunidad. Es clave, urgente, no perderse. El buen periodismo es necesario, exigible y quizás urgente. Pero un buen periodismo debe exigir a sus gobiernos, a sus sistemas de justicia, lo básico: cumplir la ley y hacerla cumplir. No es ninguna buena nueva.


En segundo lugar, Ricardo Chacón, editor jefe de El Diario de Hoy, hizo su parte:

“Los gobiernos, no solo en el país sino también a lo largo de Latinoamérica, cualquiera que sea su orientación política, perciben de manera equivocada, la intención de los medios al informar sobre la violencia. Con frecuencia tratan de acallar o manipular a los periodistas para que estos no puedan informar con libertad y amplitud sobre esta problemática de tan alto impacto entre los ciudadanos.

“Existe la equivocada idea que la violencia se debe en parte a que los medios de comunicación, por un lado, la fomentan y "naturalizan" los hechos de sangre, y, por otro, crean la percepción de violencia y temor entre la población al "exaltar" a los mareros, los homicidas y los delincuentes, cuando "sobredimensionan" a diario el fenómeno delincuencial. Incluso, se alude razones partidarias como motivación de los medios para informar sobre la violencia.”

Más adelante:

“Como persona, como salvadoreño, como periodista no me encuentro a gusto con la inseguridad que sufre el país; sin embargo, la función de la prensa no obedece a los buenos deseos personales, sino que su labor es informar, y sí existen altos índices de asesinatos, extorsiones y robos como los hay aquí, es preciso consignarlos.

“¿Ahora bien, cómo consignar la violencia? ¿Qué cobertura y cuánto espacio hay que darle? ¿Cómo informar sin atropellas a las víctimas? ¿Cuáles son los principios que deben regir la cobertura periodística de la violencia? Dependiendo de quién responde y de qué manera, así se quiere medir a la prensa.

“Al gobierno le interesa que se resalten las gestiones que realiza, que se proyecte la sensación de que va ganando la lucha y, a algunos atrevidos, hasta les gustaría que se escondieran los crímenes. Sin embargo, desde la ciudadanía, la respuesta a estas interrogantes van por otro lado: la labor de la prensa es informar y hacerlo de la mejor manera mostrando, no solo las iniciativas del gobierno sino también destacando si estas son eficientes y sí de veras hay más s seguridad para la gente. Pero si no se alcanzan las metas de seguridad ciudadana, el periodista debe decirlo públicamente, sin tapujos.”

En conclusión: “Los fenómenos sociales no son blancos ni negros, hay una amplia gama de grises en medio de ellos que debe ser consignada por la prensa. Esta última con actitud profesional, explica los matices del crimen, señala las causas, muestra el contexto en que se producen los hechos. Pero esto, es preciso subrayarlo, no es producto de la imaginación del periodista o del funcionario, sino que proviene de la realidad misma. Y sí los hechos demuestran que las maras tienen "secuestrada" a la sociedad, que se cometen más de diez asesinatos diarios, que mucha gente sale de su hogar y no sabe sí regresará, la prensa, los periodistas, tienen el ineludible deber de informar sobre ello.”

En tercer lugar, Gabriel Trillos, director editorial del Grupo Dutriz (La Prensa Gráfica), expuso:

“He estado en muchas reuniones similares. Incluso en muchas otras en las que participan jueces, fiscales, miembros de iglesias, universidades, comisionados policiales, coroneles, generales. He escuchado muchísimos planes, excelentes análisis, sólidas propuestas de personas que han confrontado al crimen en las calles, cara a cara. Casi de todo. Recuerdo cuando unos dos o tres años después de la firma de los Acuerdos de Paz, el ministro de Seguridad de la época propuso la organización de vecinos para el combate de la inseguridad. Fue duramente criticado, y muchos dijeron que se trataba de formar grupos paramilitares y escuadrones de la muerte. A la vuelta de casi 20 años, en la reunión de esta semana, escuché que entre los planes está el funcionamiento de la Policía Comunitaria que tiene a la base una buena relación con los habitantes de una comunidad, los cuales, claro está, deben estar organizados para rendir frutos. Otros episodios han llevado a los medios de comunicación a propias conclusiones y aportes con el conocido Medios Unidos por la Paz, que desembocó en un decálogo para abordar la violencia, pero de nuevo, se crearon fantasmas ideológicos alrededor y quedó prácticamente en el olvido. También hace poco, los planes de retomar el territorio y devolverlo al Estado. Y hasta la famosa tregua.”

En conclusión: “Y ahora vamos de nuevo. Para romper el círculo debe haber mucho más que voluntad de querer hacer las cosas. Debe haber un mecanismo de trabajo definido en el que se respeten las particularidades y misiones de cada sector. Un diálogo por medio del cual se deje hacer un seguimiento y se abandonen deseos de protagonismos, populismos mediáticos e ideologización. Y además, sensatez. No se puede pedir ayuda de los medios por un lado, y por el otro lado, en otra mesa, con otra cara, buscar reformas y creación de leyes cuyo objeto es la creación de mecanismos de control y herramientas de coacción del trabajo de esos medios de comunicación.”

En fin, en otra ocasión me referiré a las formas adecuadas de tratar la violencia y la inseguridad por parte de una prensa socialmente responsable, con perspectivas ética y política consecuentes. La situación de violencia e inseguridad es sumamente difícil, hay muchas cosas que es necesario aclarar, pero tampoco es correcto usar el dolor para hacer negocio o lograr ventajas políticas.












sábado, mayo 17, 2014

El Salvador: El negocio de las frecuencias y la respuesta ciudadana

Por Guillermo Mejía

La parada en seco que le dio la Sala de lo Constitucional a la cuestionada subasta de frecuencias de radio y televisión, montada por la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget), ha sido una victoria de la sociedad civil ante el abuso del poder de un gobierno que se trató de vender como garante del anhelado cambio.

No se necesita ser adivino para concluir que algo perverso se traían entre manos desde el nombramiento de Astor Escalante al frente de la Siget por parte del presidente Mauricio Funes, y el hecho que a días del traspaso de mando salieran con la venta de canales de radio y televisión; no en balde, los denunciantes vieron la sombra del ex presidente Elías Antonio Saca en el trasfondo.

Entidades como la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS), la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y la Universidad Centroamericana (UCA), entre otras, salieron al paso de la medida adoptada al grado que presentaron un escrito ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Las onges recordaron a los magistrados que deben una resolución sobre una demanda que presentaron por la inconstitucionalidad de varios artículos de la Ley de Telecomunicaciones, específicamente los que regulan el procedimiento para la solicitud y concesión de frecuencias para la explotación del espectro radioeléctrico. Era necesario congelar la subasta mientras tanto.

La Sala respondió: “Este tribunal advierte que las disposiciones impugnadas pueden producir efectos irreparables como resultado de la prolongación de su vigencia, pues el espectro radioeléctrico que se pretende subastar es un recurso finito y, una vez concesionado podría producirse una barrera definitiva para la entrada de nuevos competidores”. Parada en seco.

Desde la sociedad civil se ha venido argumentando que El Salvador merece ser un Estado donde se reconozcan en la práctica los derechos humanos, entre estos el derecho a la comunicación que amerita ser protegido por medio de leyes que aseguren a la ciudadanía la democratización de la comunicación empezando por la justa asignación de las frecuencias radioeléctricas.

En ese sentido, desde hace más de dos años propusieron una ley de comunicación social que “tendría como propósito sentar las bases por la construcción de un modelo de comunicación transparente, pluralista, diverso y democrático, donde medios públicos, privados y comunitarios tengan iguales posibilidades de desarrollarse”.

La propuesta incluye cuatro aspectos: 1. La caracterización de los tres sectores de la radio y la televisión (público, privado y comunitario); 2. Una distribución equitativa del espectro radioeléctrico y un mecanismo democrático para la asignación de frecuencias; 3. La creación de una institución rectora de las políticas de comunicación social; y 4. Una defensoría de derechos de las audiencias.

Lo dramático del caso salvadoreño es que se tuvo un gobierno de izquierda –que concluye en menos de un mes- insensible frente a la democratización de las comunicaciones, que prometió sin cumplir la creación de un sistema de medios públicos, y que, al igual que los gobiernos de derecha, utilizó los recursos mediáticos del Estado para fines propagandísticos mientras aplicó la censura.

Por eso, es muy saludable esa toma de consciencia y participación política de la sociedad civil frente a la perversidad de un gobierno que vendió una imagen de esperanza. Incluso de algunos entes de la sociedad civil que todo este tiempo le han servido de coro al discurso oficial bajo el supuesto que representaba los intereses de la mayoría. Se cayeron las carátulas.

A la vez, es una llamada de atención hacia el gobierno del ex comandante Salvador Sánchez Cerén, que inicia el uno de junio. La democratización de la comunicación es insoslayable, ojala tenga gente adecuada para hacerle frente a los desafíos que implica comenzando con la reconstrucción de los medios del Estado cuyo centro de atención sean los ciudadanos.

Por cierto, fueron muy alentadoras las palabras del padre jesuita José María Tojeira, en su columna de opinión de La Prensa Gráfica de esta semana, donde criticó el secretismo de las cúpulas de los partidos Fmln y Arena sobre las conversaciones que mantienen de cara al próximo ejercicio de gobierno. Una nueva política requiere dar la cara a los ciudadanos, no esconderse.

“Dos partidos supuestamente tan distintos, que recurren con facilidad al secretismo, talvez no sean tan diferentes como se antojan en hacernos creer. Ambos han sido enemigos del acceso a la información pública, aunque con diferentes matices”, señala Tojeira, una lectura que debe hacer pensar a Sánchez Cerén para no parecerse a las estrellas de televisión que decepcionan como gobernantes.

“La felicidad personal puede lograrse de diversas maneras. Pero la felicidad social exige siempre una implicación ciudadana en la política. Podemos optar por favorecer con mayor énfasis la libertad o por remarcar la solidaridad, valores ambos indispensables en la construcción sociopolítica. Pero lo que no podemos es apagar las luces de esperanza con promesas falsas o con secretismos malolientes”, concluye Tojeira.













jueves, marzo 13, 2014

El Salvador: La hora del comandante

Por Guillermo Mejía

A partir del uno de junio, el ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén –actual vicepresidente de la República- ocupará la silla presidencial al ganar la segunda vuelta electoral del 9 de marzo pasado, con una apretada diferencia de más de seis mil votos sobre su contrincante de la derecha, Norman Quijano.

De entrada, Sánchez Cerén ya habló de que gobernará para los salvadoreños por igual, que no existe odio en su corazón, a la vez tendió su mano incluso a su rival Alianza Republicana Nacionalista para que participe en la construcción de un plan de nación. Al revés, Arena no aceptó la derrota e incluso ha cometido una serie de torpezas políticas para mostrar su desencanto.

En mi artículo anterior señalé que sería inadecuado dejar de lado el contexto en que se desarrolló el proceso electoral en medio de una crisis económica galopante y una situación de inseguridad, que son los temas en que todos los gobiernos en los últimos 25 años han fracasado, y sin que existieran al menos promesas de campaña concretas y realistas.

Tras las elecciones, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) se encuentra parejo con Arena, de acuerdo con los resultados: 50.11 por ciento frente a 49.89 por ciento. Mas ahora caminará solo, más allá de las alianzas que pueda asegurar, y no puede equivocarse. El presidente es de las filas, no hay excusas. Es la hora del comandante.

A continuación les presento fragmentos de posturas que han sido publicadas por intelectuales salvadoreños luego de celebrados los comicios a fin de enriquecer el análisis y la interpretación:

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Sensatez

Por José M. Tojeira

Un buen político debe saber controlar sus emociones. Y más cuando pierde una elección, si la pierde. Por supuesto, quien decide si ganó o no, no es el que participa, sino la institución oficial que controla los procesos electorales. En El Salvador, el Tribunal Supremo Electoral ha venido desde hace varios años, en conjunto, dando pruebas de un mejoramiento técnico y ético. Sigue cometiendo de vez en cuando algunos fallos. Pero la dinámica no es hacia la corrupción, sino hacia la honestidad. Por sus problemas internos, Arena ha perdido al que consideraba su representante en el Tribunal, y eso pone tenso a este partido político. Pero así son las cosas. Y la persona que propone cada uno de los dos partidos principales no está ahí por ser miembro de un partido, sino por sus supuestas cualidades. Si Arena piensa que se equivocó al designar repetidas veces a Walter Araujo, es su problema. De todos modos, de ese problema deberían aprender todos los partidos y nombrar para esos puestos reservados no a personas conocidas por la fidelidad partidaria, sino por su fidelidad a la ética. Porque esta es más difícil de traicionar que la fidelidad a un partido. Si no nombran a ese tipo de personas, los problemas consecuentes son de los partidos, no del Tribunal.

Desde fuera del proceso, los ciudadanos podemos entender que a los políticos se les escapen frases incorrectas, más si han participado como candidatos a la presidencia. Schafik Handal también se equivocó y no manejó bien sus emociones tras su derrota ante Saca. Pero después debe venir la aceptación de la realidad y la expresión de disculpas. El lenguaje es muy traicionero y uno debe estar dispuesto a corregirlo cuando las expresiones son fruto de emociones mal controladas. Que el candidato Quijano haya sugerido y, en cierto modo, invocado una especie de presión de la Fuerza Armada para solucionar su conflicto electoral es un error garrafal. Se lo ha dicho gente independiente, e incluso antiguos colaboradores de su propio partido, conocidos como personas de una derecha civilizada y culta.

Ya en otra ocasión invocó la militarización de la seguridad en El Salvador y tuvo que desdecirse asegurando que no había querido decir exactamente lo que las palabras pronunciadas significaban. En un político, y en El Salvador en particular, referirse a la Fuerza Armada de cualquier manera que suene a salirse de la Constitución es una irresponsabilidad grave. Hacerlo muestra poca capacidad para asumir la Presidencia de la República. Presentar disculpas a la ciudadanía es la única manera de corregir el desafuero. Pero pedir disculpas no está dentro de la tradición autoritaria de nuestros partidos. Tradición que la ciudadanía debe contribuir a que se rompa en beneficio del país y de la decencia democrática. A parte de que nada honra más a una persona pública que pedir perdón por sus errores. (Tojeira, Universidad Centroamericana)

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Un día después

Por Carlos Gregorio López Bernal

Los resultados hasta hoy conocidos muestran que, por una u otra razón, el escenario político cambió, y que aún en el caso de que el FMLN terminara ganando, como la lógica indicaría, asumirá el poder en un escenario muy diferente al que avizoraban en febrero. Podría decirse que el FMLN perdió al ganar y ARENA ganó al perder. Legalmente, en una segunda ronda, la presidencia se puede ganar por un voto. Políticamente, una victoria contundente (como fue la de la primera vuelta) y una por una mínima diferencia, como será esta, tienen significados diferentes. ARENA lo sabe y el FMLN debiera saberlo.

Hasta hoy, parecería que el FMLN, y sobre todo sus candidatos, son conscientes de las implicaciones políticas de este resultado. Tenían que celebrar, no les quedaba otra opción, pero seguro después de su celebración tendrán que analizar y pensar mucho en lo que se avecina. Si su triunfo se confirma, tendrán que enfrentar al país y todos los problemas que el marketing de su campaña obvió. Y además deberán ser conscientes de que ARENA sigue siendo una fuerza política importante, con la que tarde o temprano deberán negociar y llegar a acuerdos.

Esta jornada electoral deja, más bien debería dejar, algunas lecciones a los salvadoreños:
Al FMLN: que cuando la democracia funciona y los procesos electorales son libres y transparentes, no es conveniente dar por segura ninguna victoria. A ARENA, que la entereza para superar un primer resultado adverso no da derecho a ignorar que también se puede perder un margen extremadamente estrecho y que también ese resultado es válido y legítimo. A los analistas políticos: hay que ser más humildes. Pocos reconocieron que los resultados los sorprendieron, y en el fondo estaban realmente sorprendidos. Al presidente Funes: algo ayuda; demasiado desespera. No sería extraño que su arrogancia y prepotencia hayan terminado por hartar a muchos votantes, que al votar por ARENA le dijeron: No más. Usted no está por encima de la ley.

Mucho podría haber de positivo en todo esto. Si los partidos en contienda son suficientemente maduros y aceptan y reconocen los resultados que dé el TSE, la democracia salvadoreña se fortalecerá. Ambos partidos tiene razones para sentirse orgullosos de los resultados, pero tienen muchas más razones para ser humildes, para dejar de lado discursos triunfalistas y excluyentes y sentarse a reflexionar sobre lo actuado y sobre todo sobre los grandes retos que el país debe enfrentar y que ellos, al pretender dirigirlo, deben asumir con plena responsabilidad. (López Bernal, El Faro)

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La dialéctica entre lo electoral y lo político

Por Roberto Pineda

Ante nuestra mirada sorprendida, el panorama político salvadoreño se modificó profundamente durante el transcurso de este 9 de marzo, cambiando radicalmente la segura expectativa de una victoria demoledora sobre la derecha oligárquica representada por ARENA, por la cruda realidad de un claro desenlace en el cual la derecha recupera su caudal electoral y la izquierda pierde el margen de 10 puntos obtenidos en la votación del 2 de febrero.

Las cosas han cambiado. Aunque al final el FMLN gane la presidencia, será una victoria electoral frágil y comprometida ante una derecha que se ha fortalecido, se ha recuperado. Políticamente para la izquierda hay un retroceso y electoralmente en cinco semanas se pasa de 300,000 votos a una diferencia de 6,000 votos, que probablemente incluso al final sea menor. Y es preciso como izquierda asumirlo e indagar sobre sus causas para poder revertirlo, ya que pretender ocultarlo o maquillarlo, únicamente va contribuir a prolongarlo.

Ante este irreversible hecho político es importante revisar nuestras premisas e intentar una explicación. ¿Qué fue lo que pasó? Para enfocar la segunda vuelta de marzo partíamos de la premisa que era para la derecha altamente improbable aunque no imposible remontar una ventaja de 10 puntos, equivalentes a cerca de 300,000 votantes. Era una premisa que resultó falsa ya que ARENA logró remontar esas cifras y colocarse de nuevo a la par del FMLN.

El 9 de marzo señala un desplazamiento del electorado hacia la derecha como resultado de la debilidad del movimiento popular. Comprueba que necesitamos no solo una maquinaria electoral poderosa como lo es el FMLN sino también un movimiento popular amplio y ramificado. Amplios sectores que el 2 de febrero votaron por el FMLN cambiaron su voto el 9 de marzo y votaron por ARENA. Esto tiene que ver con que estos sectores populares carecen de organización y de conciencia acerca de luchar por sus intereses. Son sectores fácilmente manipulables por la derecha.

El 2 de febrero dieron su voto en agradecimiento a los programas sociales que desde el Gobierno los han beneficiado, pero no era un voto ideológico, era un voto político. El 9 de marzo votaron acorde a su ideología, que todavía esta condicionada por la derecha. Pensar que porque la gente recibe uniformes y zapatos para sus niños ya son de izquierda es una ingenuidad y un error. Y en política los errores se pagan caros. Este es el factor principal que explica lo que sucedió, además de otros aspectos que también abordaremos. Pero, repito, este es el factor principal.

Y mientras la izquierda no le dedique tiempo, recursos y pensamiento a reconstruir el movimiento popular y solo se dedique a pensar en los candidatos para la próxima elección, la derecha, que cuenta en lo ideológico, con medios de comunicación, iglesias y universidades, se verá fortalecida y seguirá desarrollándose y puede llegar a desplazarnos. (Pineda, Agencia Latinoamericana de Información)

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Volvamos a la realidad

Por Carlos Abrego

La gran taleguiada que los efemelenistas les prometían a los areneros no tuvo lugar. Por ahora solo podemos hacer conjeturas sobre los factores que hicieron que ARENA recobrara los votos e igualara al FMLN. Se alude mucho a la situación en Venezuela y al trato que le dieron los media en el país. Esta "explicación" fue evocada desde ayer, otros han hablado de la fuerte campaña de terror que arreció ARENA en los últimos días. No hay tampoco que olvidar que muchos medios le dan mayor visibilidad a las declaraciones de la derecha.

No se puede tampoco asegurar que el FMLN no supo movilizar entre los abstencionista pues tuvo también crecimiento en votos, mucho menos que ARENA, pero este partido tuvo además de manera indudable las preferencias de los votantes de UNIDAD, en su gran mayoría. Estos resultados nos hablan más de la polarización electoral que se desarrolló durante toda la campaña.

La divisa de profundizar los cambios no tuvo el efecto esperado, tal vez porque en el fondo la gente no siente tan profundamente esos cambios, aunque este fue uno de los temas principales de la campaña y el de "ARENA nunca más", todo esto como se ve tiene un contenido ideológico muy pobre, mientras que al contrario las promesas de alianza con Saca e incluso de "pactos de país" incluyendo a ARENA y al patronato si tiene un contenido pro-capitalista, con el remachado "no vamos a cambiar las reglas del juego". Lo que le ponía un límite a esa "profundización" de los cambios.

El punto central de "sepultar" definitivamente a ARENA no funcionó. Creo que los dirigentes del FMLN en vez de recapacitar su entreguismo al patronato, persisten y ahora se anuncia ya compromisos con la derecha y el patronato. La presión de los comentaristas de derecha y socialdemócratas por promover "un plan de nación" es fuerte. ¿Qué significa este tipo de planes? Pues simplemente buscar "soluciones" dentro del cuadro del actual sistema neoliberal, buscar entendimientos con el patronato, desdeñando la necesidad de promover luchas populares para profundizar realmente los cambios antioligárquicos que urge el país.

La experiencia real de estas últimas décadas nos habla que los grandes problemas nacionales no encuentran solución dentro del marco de dominación de la oligarquía, que en vez de progresar el país se hunde bajo el peso de la deuda que sigue agravándose; el mantenimiento del dólar también tiene su peso en el estancamiento nacional.

Tenemos pues que darle nueva dinámica a nuestras protestas, es necesario organizarse en un organismo que se plantee claramente la salida del sistema, que demuestre también la caducidad de la sociedad tal cual funciona hoy en día. Todos los problemas sociales tienen su origen en la vida precaria de millares y millares de salvadoreños, ante los que la huida del país se presenta como única solución a sus problemas personales y familiares. Los bajos salarios, las condiciones de trabajo embrutecedoras, el ambiente totalitario y despótico que hacen reinar en los talleres los patrones es totalmente insoportable sobre todo cuando no existen sindicatos combativos, ni un Código de Trabajo que garantice derechos y preste amparo a los trabajadores.

Los resultados electorales reflejan la falta de esperanza entre los trabajadores. El FMLN no pudo, no puede llevar a cabo una campaña entusiasmante, pues le falta el motor de la lucha cotidiana por mejores condiciones de vida y de trabajo. (Abrego, Cosas tan pasajeras)












sábado, febrero 08, 2014

El Salvador: Antes de la segunda vuelta electoral

Por Guillermo Mejía

El 9 de marzo llegará pronto y esta vez sí los salvadoreños elegirán su presidente. Las cosas no han sido tan fáciles para los partidos políticos: la derecha magullada aún no encuentra respuestas a su “cruz a cuestas”, mientras que la izquierda –pese al gane- también está preocupada porque el resultado no reflejó lo que esperaban más allá del voto duro. Existe desencanto.

Sería inadecuado dejar de lado el contexto en que se desarrolla el proceso electoral en medio de una crisis económica galopante y una situación de inseguridad, que son los temas en que todos los gobiernos en los últimos 25 años han fracasado, y sin que existan al menos promesas de campaña concretas y realistas.

Uno de los clavos que le achacan al gobierno del presidente Mauricio Funes es haber negociado con las pandillas a espaldas del pueblo con resultados cuestionables, porque si bien hubo un momento en que bajaron los crímenes, en el fondo resultó ficticio por la cantidad de desparecidos que se reportaron y el sucesivo encuentro de cementerios clandestinos.

Funes –no le queda de otra- tiene que negar el negocio con los pandilleros que a juicio de conocedores del tema, como el investigador estadounidense Douglas Farah, benefició “a las organizaciones del tráfico de drogas, amplió los territorios bajo el control de pandillas, mostró la primera prueba real del poder político de las pandillas e ignoró por completo a las víctimas”.

“Las pandillas negociaron en pie de igualdad con el gobierno, para obtener el control completo de las prisiones en las que se mantiene a sus líderes, controlar el flujo de prostitutas, drogas, dinero en efectivo y los teléfonos móviles en las instalaciones. En gran parte del país las pandillas son la verdadera autoridad en el terreno”, sentencia Farah. El Estado se ha criminalizado como en Guatemala y Honduras.

Considero importante para la reflexión fragmentos de posturas que han sido publicadas por intelectuales salvadoreños preocupados por la situación nacional, las perspectivas electorales, el desencanto ciudadano, las alianzas políticas pragmáticas que se avizoran, en fin. A continuación los textos seleccionados:

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Elecciones, dramatismo y acuerdos

Por José M. Tojeira

Quienes beben y ríen tranquilamente juntos en las recepciones de las embajadas se muestran en las elecciones como los boxeadores furiosos cuando hablan de su contrincante en los días previos a la pelea. No hay duda de que entre nuestros políticos el “show” supera casi siempre al contenido.
Transcendental sería que se apostara, no dándose un plazo de 20 años sino con una celeridad ostensiblemente mayor, por una educación pública gratuita, universal y de calidad desde los cuatro a los 18 años. Un sistema único de salud decente para toda la población sería otra medida trascendental. Lo mismo que la supresión del ejército y el empleo de los recursos humanos y económicos del mismo en la formación de una policía más eficaz, mejor formada y mejor pagada.

Se podría hablar de más medidas trascendentales, pero basta con las anteriores como ejemplo. En cambio, las promesas vagas y parecidas de los partidos, llenas de buena voluntad más que de planificación y recursos, no ofrecen mayor transcendencia a la vida política y ciudadana del país.

Si los partidos políticos tomaran acuerdos que nos hicieran avanzar hacia una mejor distribución de la riqueza, a la justicia y equidad en el campo de la educación, la vivienda y la salud, a la sobriedad en estilos de vida y a multiplicar el compartir, la perspectiva de los próximos cinco años sería mucho mejor. Con el poder, el lujo y el dinero convertidos en ídolos no hay muchas posibilidades de una democracia auténtica. Y aunque la mayoría de nuestro pueblo no cree en esos ídolos, falta que las élites se conviertan. (Tojeira, columnista, La Prensa Gráfica)

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De pie, marchar, ¿banderas de unidad? ¿Es imprescindible?

Por Luis Alvarenga

Unidad no es una “unidad”, en términos de proyecto político ni de principios ideológicos, sino de intereses de determinados grupos excluidos del partido ARENA. Por eso, muchos de sus miembros no están contentos con la idea de abrirle los brazos a un Norman Quijano que ha implorado por su apoyo. Pero tampoco la inclusión de Unidad en una alianza con el FMLN es algo que tenga entusiasmados a los “militantes, simpatizantes y amigos” de este último partido. Cuidado con esto.

Sin querer caer en posturas puristas que a la larga son inmovilizadoras, no es aconsejable actuar como si la alianza con la dirigencia de Unidad y Tony Saca es el último cartucho, que no lo es. Más bien, una alianza con el FMLN sería el último cartucho para Saca y Unidad, en sus pretensiones por tener cuotas en el nuevo gobierno. Ahora bien, sea todo esto a nivel de dirigentes. Las bases de Unidad no son de izquierda tampoco. Pueden ser anti-ARENA, pero eso no las convierte en izquierda, aunque se adhieran al FMLN. Por tanto, no es automático sumar los votos que Unidad sacó el domingo, porque no se puede dar por hecho que todos votarán a favor de uno u otro candidato sólo porque así lo pactó la dirigencia. Tampoco es un hecho que todos votarán, al igual que tampoco se puede negar que la derrota del domingo ha mellado los ánimos de los votantes de ARENA y que esto se verá reflejado el 9 de marzo. Pero no por ello hay que dormirse en los laureles.

Lo expresado líneas arriba no significa, sin embargo, cerrarse a negociaciones políticas a diferentes niveles, pero tampoco debe apresurarse a buscar que las banderas de Unidad marchen junto a las de la izquierda en marzo, pues no hay elementos fundamentales en común. Negociar no es venderse, ni firmar “cheques en blanco”; tampoco militar, simpatizar o votar por el FMLN implica ser acrítico y dogmático con las posturas de su dirigencia. La vida política real es más compleja y más llena de matices y contradicciones que lo que podría verse desde la pureza de un voto en blanco o desde la catarsis de una papeleta manchada con leyendas o dibujos más o menos graciosos.

Un proyecto de izquierda amplio, democrático, plural e incluyente, desde las mayorías populares, esa es la línea que debe seguirse y profundizarse. Es necesario alentar la organización de los sectores populares y los grupos sociales excluidos para construir una nueva hegemonía sociopolítica y cultural. Esta es la alianza imprescindible, la más plausible búsqueda de unidad (así, en minúsculas) popular en la diversidad. (Alvarenga, columnista, Contrapunto)

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El poder liberador del voto nulo

Por Julia Evelyn Martínez

Mi razonamiento era el siguiente: Sí ARENA es la expresión de los intereses de la oligarquía neoliberal salvadoreña y sí el partido FMLN y las rémoras políticas que se le han adherido a este partido en la etapa final de la campaña (Presidente Funes, esposa y amigos) son también enemigos de esa fracción de la clase dominante. Entonces, en consecuencia, votar por el FMLN representaría, una forma de debilitar al enemigo histórico de la clase trabajadora salvadoreña.

Sin embargo, una vez en la caseta de votación, la papeleta me recordó al menú de cualquier restaurante de comida rápida, en el cual todos los platos están hechos de la misma bazofia, están cocinados con el mismo aceite y se venden solamente en combo.

La pregunta que me atravesó la conciencia fue entonces: ¿Realmente quiero comprar uno de estos combos? Porque resulta que aceptar la continuidad de los programas sociales para las familias pobres (uniformes, vaso de leche, computadoras, PATI, etc.) va en combo con aceptar también los Asocios Publico Privados (APP) y la mercantilización de los servicios públicos y de los bienes comunes. Porque resulta que aceptar el proyecto Ciudad Mujer viene en combo con la aceptación de un Gobierno que creará una subsecretaría de Asuntos Religiosos que le dará más influencia a las iglesias en el diseño de políticas públicas y que continuará negando a las mujeres el derecho a decidir libremente sobre su maternidad. Porque aceptar la continuidad de los “buenos cambios” de la presidencia Funes implica aceptar las mismas alianzas y los mismos pactos que han sustentado a este gobierno, y que han bloqueado, y continuarán bloqueando, cualquier cambio sustantivo en el norte neoliberal de la economía, como por ejemplo, la eliminación de los tratados de libre comercio, la des-dolarización de la economía, la soberanía alimentaria y la eliminación de la injerencia del gobierno de Estados Unidos , del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el diseño de políticas económicas.

Un momento de lucidez y el recuerdo de una frase de Mario Benedetti que lleva años colgada en una de las paredes de mi oficina en la UCA (“Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho no hacer lo que no quiere”) me hicieron garabatear dos letras sobre la papeleta: NO. No estoy dispuesta.

Ahora tengo claridad que el enemigo de mi enemigo no es necesariamente mi amigo. Ahora comprendo el significado del mensaje que José Saramago dejó codificado en el “Ensayo sobre la Lucidez”: la realidad no se transforma desde arriba ni desde la complicidad con los pactos que prolongan la opresión de los pueblos. La realidad se transforma desde abajo, desde la conciencia, desde la lucidez.

Por eso anular el voto, tiene efectos realmente liberadores para la conciencia y efectos demoledores para la hegemonía del Capital. (Martínez, columnista, Contrapunto)

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Nueva ciudadanía

Por Carlos Ayala Ramírez

La nueva ciudadanía también deberá conocer los tipos de político que pululan en nuestra débil cultura democrática: el de oficio, que usa la política partidaria como una forma de vida, depredando los recursos de todos; el electorero, que solo piensa en las próximas elecciones y no en lo que pueda aportar al bien común; el demagogo, especialista en promesas que sabe no podrá cumplir; el camaleón, que cambia de partido conforme a sus conveniencias y que, por supuesto, es ajeno a las necesidades del pueblo; el narcisista, que gasta los recursos públicos para autopromocionarse, proyectándose como el salvador de la gente; el "mago-regalón”, que usa las políticas sociales como un medio para beneficiar a su clientela política, con el objeto de recibir los votos de determinados sectores, sin considerar los costos de una política asistencialista insostenible en el tiempo y ajena a un nuevo tipo de política social que posibilite desarrollo en los sectores excluidos; el perfumado, que habla bonito y viste elegante, pero que no tiene contenidos ni propuestas. Sin olvidar —aunque cueste encontrarlos— que también hay políticos honrados, capaces, concertadores, audaces para generar consensos y acuerdos en beneficio del bien colectivo, y que entienden su vocación como un servicio a favor del bienestar y en contra del mal común.

Como electores, la nueva ciudadanía ha de conocer no solo el tipo de candidato, sino también los contenidos y calidad de las propuestas. Algunos ejes temáticos a tener en cuenta en los programas partidarios son la centralidad que se la dé a la persona humana; la prioridad que tiene la educación, la salud y el trabajo; la promoción y fortalecimiento que se le atribuye a la familia; la verificación de políticas públicas que propicien equidad y justicia, libres de paternalismos y clientelismos políticos; el combate a la corrupción; la unificación entre políticas económicas y políticas sociales; el combate al crimen organizado; políticas de protección y promoción de las personas más vulnerables; promoción de una cultura del cuidado ecológico; protección del ciclo de vida (prenatal, primera infancia, etapa media de la infancia, adolescencia, adultez productiva y vejez decorosa). Sin olvidar, claro está, las medidas de financiamiento que el desarrollo de esas propuestas implica. La lista puede parecer larga, pero son aspectos que una nueva ciudadanía no puede ni debe dar por descontado a la hora de decidir sus preferencias electorales.

Quizás estemos esperando demasiado, pero sin duda ha llegado el momento de que las personas desarrollen capacidades para una nueva convivencia en sociedad y ejerzan una ciudadanía crítica, creativa y comprometida, que les permita influir en las decisiones que afectan sus vidas. (Ayala Ramírez, director YSUCA)













jueves, enero 16, 2014

El papel de los medios más allá del proceso electoral

Por Guillermo Mejía

Sería muy limitado en cuanto al papel de los medios en el proceso electoral que la sociedad se conformara con tan solo la ejecución del foro –más que debate- llevado a cabo en días pasados, donde los candidatos presidenciales expusieron algunas ideas, o que un periódico nacional haya adquirido un drone (vehículo aéreo no tripulado) para su cobertura informativa.

Plasmar por parte de los colegas periodistas o palpar, por parte de las audiencias, los entretelones de la cuestión electoral y el desarrollo del proceso requiere del cumplimiento de objetivos conducentes tanto a la democratización de las comunicaciones como de la profundización del proceso instaurado luego de la firma de la paz hace 22 años.

Sería redundante insistir en esa serie de objetivos –ya lo he hecho en artículos anteriores en este espacio- pero quizás cabe señalar, por ejemplo, la necesaria presencia de la ciudadanía a lo largo del proceso como actora fundamental frente a los políticos, a la vez de que tengamos medios periodísticos pluralistas y críticos más que sirvientes de intereses particulares.

Aunque sea parte de la cobertura informativa tradicional el seguimiento (sin mayor crítica) de los resultados de las encuestas electorales, a lo que se suma la entrega de ese tipo de productos bajo patrocinio de los mismos medios, es irresponsable la ausencia premeditada de la perspectiva ciudadana en esos procesos.

Igual de irresponsable resulta la instrumentalización de los medios de comunicación en función de plataformas, figuras o intereses partidarios o de grupos de poder en cualquier dirección, que redunda –en muchos casos- en la difamación, la injuria y la calumnia en nombre del ejercicio de la libertad de información y opinión.

En ese sentido, es reprochable la forma en que se tratan temas serios y de suma importancia para el conglomerado que, al contrario, debería tener la mayor información posible, como en el caso de la crisis económica y los problemas de la seguridad pública, o el silencio cómplice en temas como la corrupción y el narcotráfico.

Considero oportuno traer a cuenta las reflexiones de los autores Andrea Cristancho y Ricardo Iglesias, académica y abogado, respectivamente, en el libro “Comunicación, información y poder en El Salvador: Claves para la democratización” (El Salvador; 2013) sobre las acciones de los medios de comunicación en pro de la calidad de la democracia.

Nos recuerdan los autores citados que en cuanto a “calidad de la democracia” se debe hacer énfasis en los aspectos cualitativos del sistema y de participación ciudadana en el orden público, más que en sus aspectos cuantitativos, formales o procedimentales (que es la parte que más interesa a los políticos de cara a sus fines).

Cristancho e Iglesias proponen, tomando en cuenta también los aportes de otros especialistas, las siguientes acciones de los medios de comunicación en pro de la calidad de la democracia:

-Decisión electoral: 1. Brindar información integral sobre las plataformas de los partidos políticos y los grandes problemas nacionales durante la coyuntura electoral; 2. Vigilar el proceso electoral y denunciar anomalías del sistema; 3. Vigilar el desempeño de las y los funcionarios electos.

-Participación: 1. Abrir espacios donde las y los ciudadanos pueden hacer públicas sus opiniones o denuncias; 2. Asumir una política editorial de estímulo a la participación ciudadana; 3. Asumir una política de contenidos que combatan los estereotipos de discriminación o exclusión a grupos determinados.

-Respuesta a la voluntad popular: 1. Dar seguimiento a las exigencias de la ciudadanía a las y los funcionarios; 2. Evaluar las respuestas estatales a las exigencias ciudadanas.

-Responsabilidad: 1. Abrir espacios para que ciudadanos exijan cuentas a las y los funcionarios públicos; 2. Utilizar mecanismos como la justicia constitucional o la ley de acceso a la información pública como instrumentos de fiscalización de las instituciones estatales.

-Soberanía: 1. Abrir espacios a la ciudadanía para evaluar el ejercicio de la soberanía estatal, interna o externa; 2. Asumir la defensa del estado de derecho y de los derechos humanos como objetivos del medio; 3. Evaluar la ejecución de las políticas públicas y dar seguimiento a la independencia de las autoridades estatales frente a fuerzas que no son responsables ante el electorado.

Por supuesto, se requiere mucho compromiso de parte de los medios, así como de la ciudadanía que debe pasar a ser actora dentro de los procesos políticos y comunicativos, más que simple espectadora –como lo es en la actualidad. Sin dejar de lado, el papel de las autoridades estatales en crear las condiciones necesarias que viabilicen esos procesos de cara a la ciudadanía.