martes, diciembre 17, 2019

Las tensiones entre el poder y la ciudadanía

Por Guillermo Mejía

Las diferencias entre sectores tradicionales que ejercen el poder e iniciativas sobre diferentes tópicos como la participación política, la perspectiva de género, la educación sexual, el aborto terapéutico, entre otras, nos muestran las tensiones que se dan en la sociedad en el seno de la extensión de la definición de ciudadanía.

En ese sentido, los activistas –que incluyen a la opción alternativa de la comunicación- encuadran sus diferentes luchas en la tercera, cuarta y quinta generaciones de derechos humanos que abarcan, por ejemplo, los derechos de las mujeres, de los niños, el derecho a la información y la comunicación, y el derecho a vivir en paz y con justicia.

“La ciudadanía alude a un proyecto social y político construido históricamente y que continúa en permanente elaboración. Es un proyecto de emancipación humana y conquista de humanidad que se expresa a través de aquellas y aquellos que luchan por más derechos, mayor libertad, mejores condiciones de vida y por garantías individuales y colectivas, y que no se acomodan frente a la dominación de las instituciones y de la propia acción del Estado”

Esa es la postura de los autores Jiani Adriana Bonin y Valdir José Morigi en sus reflexiones sobre “Ciudadanía en las interrelaciones entre comunicación, medios y culturas”, integradas en el libro Un nuevo mapa para investigar la mutación cultural: Diálogo con la propuesta de Jesús Martín-Barbero, editado por Ciespal, en 2019.

Agregan: “Para que la ciudadanía sea ejercitada, es necesario que los ciudadanos estén informados sobre sus derechos y, también, sobre sus deberes. La práctica de la ciudadanía es un instrumento imprescindible para la construcción de una sociedad más democrática e igualitaria, capaz de promover la justicia social. Más allá de eso, la ciudadanía envuelve un sentimiento de pertenencia a la comunidad y, también, implica prácticas que promueven la inclusión social de todos”.

Según los autores, con la configuración de la sociedad global, dirigida por la velocidad de las redes de comunicación, por la convergencia tecnológica y por las apropiaciones de las tecnologías de información, es posible percibir algunos impactos y transformaciones sociales en los diferentes ámbitos.

“La sociedad en red posibilitó el surgimiento de la cultura digital, que ha traído nuevos problemas y formas de abordar el tema de la ciudadanía. Sin embargo, la visión tradicional de concebir la ciudadanía como un conjunto de derechos y deberes de los ciudadanos no fue abandonada, más bien fue ampliada debido a las interacciones entre el ser humano y la máquina”, afirman.

Es notable la influencia y mediación de las nuevas tecnologías a través de blogs, sitios oficiales, redes sociales, entre tantas opciones, que han puesto en discusión nuevos temas, como la inclusión digital, que ha generado otras formas de entender la ciudadanía, con la mediación de la información, como ciudadanía digital y ciudadanía comunicativa.

Tomando en cuenta los aportes del profesor Jesús Martín-Barbero, los autores recuerdan que los nuevos movimientos sociales, étnicos, de género y ecológicos, más que ser partidaria o ideológicamente representados, lucha por ser socioculturalmente reconocidos, en otras palabras, ser “‘ciudadanamente’ ‘visibles en su diferencia; lo que abre espacio a un nuevo modo de ejercer políticamente sus derechos, pues la nueva visibilidad cataliza el surgimiento de nuevos individuos políticos”, como dice Martín-Barbero.

Cuán difícil se le pone a los sectores de poder y las instituciones del Estado tan acostumbrados a dictar la pauta de lo que consideran potable y aceptable frente a la irrupción de propuestas alternativas de la sociedad civil, enmarcadas en la extensión de lo que hemos considerado históricamente como ciudadanía. Es necesario hacer otras miradas al fenómeno.