martes, diciembre 18, 2018

Los fantasmas del general Munguía Payés

Por Guillermo Mejía

Con asombro se escucharon las advertencias del ministro de la Defensa, general David Munguía Payés, sobre la posibilidad de un levantamiento popular producto de un fraude en las elecciones presidenciales del próximo tres de febrero, situación que no ha sido tema de discusión salvo las denuncias de uno de los candidatos que incluso fue corregido por su propio partido político.

“Ha habido en el pasado algunos llamados de políticos a la institución armada precisamente porque no se encuentran satisfechos con el resultado; entonces nosotros esperamos, creemos en el sistema, que nada va a suceder y que no tengamos que intervenir en caso de que haya un levantamiento popular en función de que la gente crea que las elecciones no se han desarrollado como deben desarrollarse”, advirtió el funcionario.

“La FAES se va a mantener fiel al mandato constitucional, esperamos que no nos vayan a comprometer, en el sentido de que yo pedí juego limpio al sistema político del país porque si aquí no se juega limpio podemos tener una conmoción social”, afirmó en abierta contradicción con el Artículo 211 de la Constitución de la República que señala a la Fuerza Armada como apolítica y no beligerante.

Sin embargo, el general justificó sus declaraciones en que “yo soy político y debo emitir opinión”; es decir, “soy el político de la Fuerza Armada de El Salvador porque soy un miembro del gabinete del Gobierno”.

De inmediato, se escucharon las opiniones contrarias a la postura del militar, dado lo delicado de enredar a la institución armada en asuntos políticos, característica del estamento hasta la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992, cuando quedó establecido su papel a la defensa de la soberanía nacional.

El diputado arenero, Mauricio Vargas, contestó que “aunque el ministro sea un ingrediente político, tiene que sopesar todos los componentes de la institución, porque no es a su persona, es a la institucionalidad”.

“Adicionalmente, no se puede venir a decir de esta manera cuando él ha jugado un papel con el Fmln, con Mauricio Funes, y se habla entre rumores y entre corrillos que está jugando un papel con Nayib Bukele siendo complaciente con concepciones políticas y en visiones institucionales”, remató el diputado.

Y, precisamente, fue el candidato Bukele, del partido derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), quien habló sobre un posible fraude en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por el cambio de intensidad en el color de la bandera del partido en la papeleta, a la vez que llamó a sus seguidores a una protesta callejera.

Empero, dirigentes de su mismo partido Gana descalificaron las denuncias y negaron que sus bases hayan participado en la protesta.

Las actuaciones controversiales del general Munguía Payés no son nuevas. Durante el gobierno de Mauricio Funes, prófugo de la justicia por denuncias de corrupción y asilado en Nicaragua, fue el “padre de la tregua” del gobierno con las pandillas, situación que disparó la violencia con el incremento de los desaparecidos y los respectivos cementerios clandestinos y la consolidación de las maras.

Además, aunque le debe obediencia al presidente de la República, son recordadas las palabras nada afortunadas sobre la inferioridad militar de El Salvador frente a Honduras que –según él- le bastaban minutos para destruir la infraestructura nacional. El ex presidente Funes en esa oportunidad lo apañó diciendo que era una apreciación personal del general.

Hay que agregar la gravedad de que en ambos gobiernos del Fmln, en los cuales ha sido funcionario de seguridad y de la defensa, se ha militarizado al extremo la seguridad pública con el incremento de casos de violaciones a los derechos humanos. En el fondo, cabe preguntarse: ¿A las cabales quién es el ventríloco que se expresa mediante la figura del general David Munguía Payés? Póngale coco.

martes, diciembre 11, 2018

El Salvador: Un país símbolo de lo fallido

Por Guillermo Mejía

“Oscuro como la tumba donde yace mi amigo”, respondió el escritor y periodista salvadoreño Horacio Castellanos Moya a la pregunta formulada por el periódico El País, de España, sobre el futuro de El Salvador, por ahora sumergido en una contienda electoral presidencial que culmina el próximo tres de febrero.

“¿Hay algún candidato que lo convenza?”, le interrogaron. “No”, respondió. Enseguida, la periodista le formuló la pregunta: “¿Qué le diría al presidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén?”, a lo que dijo de manera contundente: “Tanto esfuerzo, ¿para qué?”

El laureado escritor, cuya última novela se titula “Moronga” donde se perfila siempre la sociedad marcada por la violencia, resulta una muestra de una coincidencia de la población sobre la cada vez más lejana posibilidad de encontrar una solución a la grave situación marcada por la violencia, la huida y la crisis económica.

No por gusto, el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, volvió a utilizar la expresión de Estado fallido para referirse a El Salvador, pese a que –como la última vez- le sobrevinieron críticas desde el gobierno y la Fiscalía General de la República por lo que consideraron una calificación muy desproporcionada.

“Una cosa es Estado fallido en términos rigurosos, que eso no es lo que estamos viviendo, ciertamente. Pero en el sentido amplio sí, porque el Estado le habría fallado a la gente humilde, al pobre, al del campo, al del suburbio, al del barrio pobre”, denunció el religioso.

“Los gobiernos, y no me refiero a un partido o a otro, no han resuelto el problema, no sé por qué. Probablemente han tenido voluntad y no han podido, o no sé por qué. Es una lástima que el pueblo siga sufriendo el embate de la violencia”, agregó.

En cuanto a los candidatos presidenciales, el arzobispo de San Salvador demandó “que nos digan cómo van a resolver el problema de la violencia. Eso es lo que el pueblo quiere saber y ya no aguanta, es demasiado. Y esta violencia no ayuda a nadie, a nadie”.

Uno de los que respondieron fue el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Mauricio Ramírez Landaverde: “Utilizar el término de Estado Fallido es una categoría muy fuerte, esto hay que entenderlo. Yo no puedo dar otro criterio que no sea lo que los organismos internacionales que hacen este tipo de mediciones”, dijo.

“El Salvador es el país más estable de la región, veamos cómo ha estado la región centroamericana, el Triángulo Norte en particular. Hay un total y pleno ejercicio de las libertades democráticas en nuestro país”, añadió.

El gobierno afirma que desde principios del año hasta inicios del mes en curso, el país contabiliza cerca de 3 mil 100 asesinatos, con un promedio de nueve crímenes diarios, menor al promedio de 11 asesinatos diarios ocurridos en 2017. Y también argumenta que es producto del éxito de sus medidas.

Sin embargo, la violencia es un problema latente en el territorio nacional. Producto de ello, por ejemplo, fueron asesinados tres policías en días pasados. Que en un país los encargados de la seguridad estén con sus vidas en peligro dice mucho de la gravedad del problema. Qué se puede esperar del común de los mortales.

Ante eso, algunos estudiosos del fenómeno de la violencia afirman que más bien lo que se tiene en estos países son Estados criminalizados, donde los gobiernos –y los políticos en general- se ven en la necesidad de negociar con los delincuentes organizados, para el caso con las “maras”, a fin de llevar a cabo sus planes. Se favorecen, pero también favorecen al crimen organizado. Un pasito más y te encuentras con un Estado fallido.

martes, diciembre 04, 2018

Los riesgos de ejercer la política como transacción económica

Por Guillermo Mejía

En la actual coyuntura electoral de cara a las presidenciales del próximo año, existe el peligro que las fuerzas contendientes asuman compromisos de poder alejados de visiones de la filosofía política y vulgarmente se decanten por pactos bajo la mesa a fin de asegurarse protección mutua, autodefensa y protección de intereses particulares.

Es la advertencia que hace el periodista norteamericano Douglas Farah, asesor y consultor en seguridad nacional en Estados Unidos, en declaraciones a La Prensa Gráfica, donde una vez más habló sobre la presencia de las mafias, el narcotráfico, el crimen organizado, que han convertido a El Salvador en un “Estado criminalizado”.

“Lo que estamos viendo, no solo en El Salvador sino en toda la región es que ya la política es una transacción económica: quién está en el Congreso, quién va a ser fiscal, quién va a ser presidente, quiénes van a ser los candidatos son resultados de pactos que no son en el fondo políticos o ideológicos, sino pactos de protección mutua, de autodefensa y de protección de intereses más grandes que los propios partidos”, afirmó Farah.

Según él, hay razones para pensar que el modelo funciona, por ejemplo, se dio en la transición del ex presidente Tony Saca al ex presidente Mauricio Funes, es decir de Arena al Fmln: “Ahí se puede ver que se pueden hacer pactos para mantener las estructuras criminales sólidas de administración en administración”, señaló.

“Dentro de ese paquete hay muchas alianzas económicas entre gente del Frente, entre areneros, los del PCN y de todo mundo que están metidos en negocios conjuntos que buscan alianzas para perpetuar ciertas estructuras que no dependen de la ideología de la administración, sino de la voluntad de ciertos individuos de mantener esas estructuras funcionando”, advirtió.

“Para una democracia es peligrosísimo. Estamos ya en un proceso, desde hace un rato ya, donde la democracia está muy amenazada”, afirmó Farah, que en la pasada guerra civil salvadoreña fue corresponsal para el periódico The Washington Post y la agencia internacional de noticias UPI.

Por otro lado, el experto internacional se refirió a que las cosas se le facilitan al crimen organizado porque El Salvador está dolarizado y hay falta de control del gobierno de turno en temas bancarios: lo más fácil si uno quiere lavar dinero es tener los dólares, meterlos en dólares, sacarlos en dólares y moverlos offshore en dólares.

“Y eso es algo que ofrece El Salvador”, dijo Farah. “Con una preocupación mayor hemos visto que el presidente vetó la ley sobre la Unidad de Investigación Financiera, donde no hay mínimo interés del gobierno de Salvador Sánchez Cerén de realmente controlar esos flujos. Cuando se van cortando diferentes accesos a grupos a nivel internacional, la mafia rusa, algunos grupos mexicanos buscan los lugares más fáciles donde mover su dinero. Y El Salvador, lamentablemente, está dentro de ese grupo”, agregó.

En cuanto al proceso electoral salvadoreño, Farah afirmó que la mayoría de la gente entiende que lo que ve no es todo lo real. “Eso va en desgaste de los partidos tradicionales y el nacimiento de grupos como ha hecho Nayib Bukele, diciendo ‘yo soy distinto, no soy de la clase política’. Tanto Arena como el Frente, el PCN o la democracia cristiana están totalmente desgastados, nadie cree en ellos, salvo su base sólida de 20 por ciento cada uno”, sentenció.

“La gente está harta y está buscando soluciones. En este momento en donde todo es transaccional, se corre un peligro real de comprar y vender votos, sin pensar realmente en la democracia y sin que la gente pueda decir algo de su propio futuro”, advirtió Farah.

martes, noviembre 27, 2018

Una lección histórica de la justicia contra la impunidad

Por Guillermo Mejía

Recientemente, conocimos la condena de un militar guatemalteco a más de cinco mil años por un crimen colectivo ocurrido durante la guerra civil y, aunque resulta simbólica porque la pena máxima a cumplir es de 50 años en la nación centroamericana, hay que reconocer el hecho frente a la impunidad reinante en El Salvador.

El soldado Santos López Alonzo, de 66 años, quien fue miembro del batallón contrainsurgente kaibiles, participó en el asesinato de 171 civiles, entre hombres, mujeres y niños, en el poblado rural de Dos Erres, ocurrido el siete de diciembre de 1982. El militar fue condenado luego de ser deportado de Estados Unidos.

“Fue sentenciado a treinta años por crímenes contra la humanidad y treinta años adicionales por casa una de las 171 víctimas”, relató The New York Times, además de ser acusado de secuestro y de adoptar a un niño de cinco años, Ramiro Osorio Cristales, cuya familia fue asesinada en la masacre. Osorio Cristales testificó en el juicio del ahora condenado a 5 mil 160 años de cárcel.

Según los relatos, López Alonzo participó en el operativo en busca de guerrilleros, pero “cuando la patrulla fracasó en encontrar a la guerrilla o a las armas, sacaron a los pobladores de sus hogares y violaron a muchas niñas, de acuerdo con los fiscales. Para encubrir las violaciones, asesinaron a casi todas las personas que vivían ahí”, publicó el rotativo.

Por si fuera poco, la masacre sucedió durante el régimen del genocida general Efraín Ríos Montt, que gobernó Guatemala de facto durante uno de los períodos más sangrientos dentro de la guerra civil de 36 años que culminó con un Acuerdo de Paz, entre el gobierno de turno y la guerrilla, en 1996.

Durante el conflicto armado guatemalteco se estima que murieron al menos 200 mil personas, mientras unas 45 mil quedaron desparecidas. La mayoría a manos de los militares y en menor cuantía de la guerrilla.

En El Salvador, este tipo de hechos debe hacernos reflexionar de cara al futuro frente a las deudas con la justicia que no han sido saldadas luego de 26 años del fin del conflicto armado que dejó unos 75 mil muertos y unos 8 mil desaparecidos, más la actual vorágine de violencia que cuenta cuando menos 4 mil muertes anuales y también miles de desaparecidos.

Al contrario de ciertos hechos ilustrativos en Guatemala, como la condena del soldado López Alonzo, en El Salvador han sido más las maniobras a favor de la impunidad. Ejemplo ha sido el crimen de los sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras que, tras la derogatoria de la ley de amnistía, aún no se hace justicia.

Si bien el coronel Orlando Montano, quien fue extraditado de Estados Unidos hacia España para que responda por el crimen colectivo, en nuestro país solamente guarda prisión el coronel Guillermo Benavides y se llegó al extremo que durante el gobierno de Mauricio Funes, prófugo por delitos de corrupción y asilado en Nicaragua, escondieron en una guarnición militar a otros de los señalados en la masacre.

Es tan grave el caso de la impunidad en este país que en la actualidad de cara a la elección del nuevo fiscal general de la República, que iniciará su período en 2019, los partidos políticos, en especial Arena, Fmln y Gana, andan tras la búsqueda de un fiscal que les haga el favor de esconder las fechorías por las que algunos han sido señalados.

Y si pretenden que queden en la impunidad delitos como enriquecimiento ilícito, narcotráfico y lavado de activos, entre otros, ¿qué puede pasar con los crímenes de lesa humanidad arrastrados desde el conflicto armado e incluso muchos años antes de la guerra civil? Sépalo, los políticos salvadoreños sí le apuestan a la impunidad.

martes, noviembre 20, 2018

La lucha por la conquista política de los jóvenes en el espacio digital

Por Guillermo Mejía

En el panorama que se vive en la sociedad contemporánea, inmersa en la mediatización de la política y la presencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la vida cotidiana, los políticos han tenido que asumir los retos que conlleva conquistar a los jóvenes utilizando las herramientas digitales.

Los especialistas argentinos Lucas Malaspina y Mercedes Larosa señalan, en un artículo de opinión de la revista Nueva Sociedad, que en América Latina los jóvenes representan el 30 por ciento de la población y toman en cuenta al estrato de entre los 18 y 35 años, conocidos como la “generación de los Millennnials”, por los cuales se pelean los políticos.

“La tecnología tiene un rol primordial en sus vidas a la hora de interactuar socialmente, de consumir y de manifestar sus opiniones. Inevitablemente, esta nueva manera de socializar afecta su manera de politizar(se)”, afirman los investigadores.

“Se trata de una generación que se moldea a través de lo instantáneo y que, al mismo tiempo, parece tendiente a involucrarse con causas puntuales. Una generación que establece relaciones con los partidos y con estructuras orgánicas más laxas y equívocas”, agregan.

Según los autores, la vanguardia en la exploración y utilización de las nuevas herramientas en la política la desplegó Barack Obama en las elecciones de Estados Unidos, en 2008. Quedó demostrada la eficacia del uso de redes sociales como un factor importante para expandir mensajes y comunicarse con la ciudadanía de forma directa y dinámica.

“Además de tejer redes entre sus propios seguidores para fortalecer al núcleo duro en el que se basaban sus votos seguros. Mientras que el eje central en 2008 estaba enfocado en el uso de las redes sociales, en las elecciones de 2012 todo giró alrededor del big data, con el trabajo de un equipo multidisciplinario que analizó los datos demográficos, etarios, socioculturales y económicos de los probables electores de Obama con el fin de utilizar la microsegmentación”, explican.

En la primera elección obtuvo 66 por ciento de los votos de los jóvenes de 18 a 29 años, mientras que cuatro años después consiguió 60 por ciento, concluyen los estudiosos argentinos.

En América Latina, Malaspina y Larosa ponen como ejemplos los resultados electorales presidenciales en Argentina, Brasil y México, donde los jóvenes –una vez apáticos frente a la política- participaron activamente utilizando herramientas digitales: redes sociales y el canal de mensajería Whatsapp.

Pero, en América Latina, son sobre todo los partidos de derecha los que tienen mayor claridad sobre el uso de las redes sociales para enamorar a los jóvenes y, por ende, han incursionado con éxito.

“En cambio, los sectores de izquierda, progresistas o nacional populares, en general llegan con retraso a disputar poder en este terreno. Y es que este campo de acción estaba muy desestimado, por lo que quedó librado a las iniciativas individuales de sus propios militantes. Una razón posible por la que la derecha absorbió más rápido este know how puede hallarse quizás en la mayor cercanía de sus cuadros con el mundo corporativo”, advierten los expertos argentinos.

Sin embargo, no se puede caer en la ingenuidad de creer que las redes de por sí tienen que ver con la democracia y con una visión progresista de la sociedad, basta ver el caso brasileño donde triunfó Jair Bolsonaro, un racista, homofóbico y machista, que supo utilizar las herramientas digitales.

Sería muy interesante ver lo que pasa con los jóvenes y la apuesta de los políticos a través del entorno digital en el actual proceso electoral presidencial salvadoreño.

miércoles, noviembre 14, 2018

La Radio YSUCA de cumpleaños

Por Guillermo Mejía

Creada como un proyecto de radio universitaria y de vocación cristiana, especialmente por el recordado padre jesuita Ignacio Ellacuría, asesinado junto a sus hermanos de fe y dos mujeres integrantes de la comunidad por militares, en 1989, la emisora YSUCA cumplió 27 años de estar al aire bajo el lema “la voz con vos”.

Como integrante del primer grupo de profesionales de la comunicación que sentó las bases prácticas del proyecto en noviembre de 1991, y ahora como colaborador de artículos de opinión, me siento muy contento por la madurez que ha logrado la radio que insisto fue un sueño del ex rector Ellacuría que vio la luz dos años después del múltiple crimen.

En aquel equipo editorial y de producción estuvieron Walter Martínez Raudales, Oscar Venancio Ramírez, Fidel Toloza, Silvia Cartagena, Mirna Martínez, Otto Salamanca, Carlos Ayala, Guillermo Mejía. Obviamente, hay otros colegas y amigos que se escapan a la memoria a casi treinta años de los acontecimientos que dieron vida a la frecuencia 1420 de la Amplitud Modulada (AM).

La emisora surgió en los albores de la firma de la paz, que se concretó en enero de 1992 entre el gobierno de turno y la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Luego del fin del conflicto armado de doce años, llegaron nuevos proyectos de comunicación alternativa como Revista Tendencias, el semanario Primera Plana, radios participativas, etcétera.

Se señaló a la YSUCA como una radio con perfil cultural universitario y de inspiración cristiana. “Nos definimos como una radio al servicio de las mayorías, las que por lo general han sido excluidas de los beneficios y han cargado con los sacrificios en la sociedad salvadoreña”, reza un documento donde se comprometieron con fomentar la participación y la expresión ciudadanas.

Durante los festejos por los 27 años de la emisora, fue coincidencia generalizada el deseo de periodistas, amigos y colaboradores porque se profundicen los cambios que se han perfilado de cara al futuro a fin de cristalizar ese compromiso con la sociedad salvadoreña en el marco del proceso de democratización y el respeto a los derechos humanos.

Particularmente, considero muy oportuno que YSUCA enriquezca su quehacer comunicativo e informativo con énfasis en un verdadero papel mediador donde se fomente la participación ciudadana -tan deficitaria en nuestra sociedad- se le apueste a la pluralidad de voces y se luche por los derechos a la comunicación y a la información.

Como bien señala el maestro español Javier del Rey Morató en las sociedades actuales y gracias a la presencia de los medios en la vida cotidiana, con lo que nos encontramos en democracias mediáticas, el periodista se torna en un ser legitimado por los ciudadanos para conocer de primera mano el ejercicio del poder.

Sin embargo, el problema, según Morató, es de desarrollo democrático de los medios de comunicación social. “En ese sentido, entre más profesionales y libres sean esos medios de comunicación social la influencia será reflejo de las demandas de los sectores sociales”, dice el profesor español.

La hoja de ruta está señalada para YSUCA. Confiamos en el trabajo tesonero del equipo editorial y de producción dirigido por el periodista Alberto Barrera que durante los festejos también anunció nuevos bríos a la radio y el mejoramiento del equipo técnico a fin de consolidar los presupuestos de una emisora comprometida con la sociedad salvadoreña. Felicidades a la YSUCA, “la voz con vos”.

martes, noviembre 06, 2018

Estados Unidos no puede asumir demencia en la crisis de los migrantes centroamericanos

Por Guillermo Mejía

Los Estados Unidos no puede negar su responsabilidad en el hecho de que miles de centroamericanos huyan en caravanas sorteando todo tipo de calamidades, dado la continua intervención de las administraciones norteamericanas, especialmente en El Salvador, Honduras y Guatemala, donde reina la corrupción, la violencia, el terror y la pobreza.

Es la denuncia del académico y crítico estadounidense Noam Chomsky en declaraciones al sitio informativo Democracy Now! al reaccionar contra la campaña antiinmigrante del presidente Donald Trump, que habló de una invasión de centroamericanos y amenazó con responder con fuerzas militares a lo largo de la frontera con México.

“Es interesante ver este delirio histérico junto a otra asombrosa campaña de propaganda que (John) Bolton y sus colegas están llevando a cabo con respecto a la caravana de gente pobre y miserable que huye de la opresión severa, la violencia, el terror y la pobreza extrema de tres países: Honduras –principalmente Honduras, en segundo lugar Guatemala, en tercer lugar El Salvador y no Nicaragua-”, dijo Chomsky.

“Por cierto, tres países que han estado bajo la dura dominación de Estados Unidos, desde hace mucho tiempo, pero particularmente desde la década de 1980, cuando las guerras de terror de (Ronald) Reagan devastaron particularmente El Salvador y Guatemala, en segundo lugar Honduras. Nicaragua fue atacada por Reagan, por supuesto, pero Nicaragua era el único país que tenía un ejército para defender a la población. En los demás países, el ejército eran los terroristas de estado, respaldados por los Estados Unidos”, recordó el académico.

Según el profesor de la Universidad de Arizona, es lógico que la mayoría de migrantes sean de Honduras –de donde se estima unos 8 mil- porque el país se volvió ingobernable desde el golpe de Estado propiciado por Estados Unidos, en 2009. A ellos se han unido cerca de 2 mil salvadoreños y un sinnúmero de guatemaltecos.

“Y tú tienes esta increíble farsa en marcha, que el mundo está mirando con total asombro: Pobres, miserables, familias, madres, niños, huyendo del terror y la represión, de los que somos responsables, y en reacción, están enviando miles de tropas a la frontera. Las tropas enviadas a la frontera superan en número a los niños que huyen. Y con una notable campaña de relaciones públicas, están asustando a gran parte del país al creer que estamos a punto de ser invadidos por, ya sabes, terroristas de Oriente Medio financiados por George Soros, etcétera”, denunció Chomsky.

Y sentenció: “Quiero decir, todo esto me recuerda a algo que pasó hace 30 años. Tal vez recuerden que en 1985, Ronald Reagan se ató sus botas de vaquero y se puso en frente de la televisión, llamando a emergencia nacional, porque el ejército nicaragüense estaba a dos días de marcha de Harlingen, Texas, a punto de abrumarnos y destruirnos. Y funcionó. Quiero decir, este espectáculo es casi indescriptible. Incluso aparte de notar de dónde vienen, los países en los que hemos estado involucrados de manera crucial en la destrucción”.

La coincidencia generalizada de expertos, observadores y periodistas que cubren el drama de los centroamericanos que huyen de sus países es que es la respuesta de la gente en naciones donde reina la corrupción, la violencia, el terror y la pobreza, frente a la incapacidad de las autoridades de contener las acciones de pandillas, narcotraficantes y el crimen organizado.

La Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) afirmó recientemente que “las caravanas no son del agrado de los Gobiernos de sus países de origen, porque muestran sus fracasos e incapacidades. Por eso, tanto el Gobierno hondureño como el salvadoreño recurren a justificaciones similares para eximirse de responsabilidad por el éxodo de su gente”.

martes, octubre 30, 2018

La caravana de salvadoreños hacia Estados Unidos

Por Guillermo Mejía

La caravana de salvadoreños inició su recorrido hacia Estados Unidos bajo la consigna del pueblo “cansado de la decadencia en este país manejado por corruptos ladrones”, pese a los llamados a desistir de parte del gobierno de Salvador Sánchez Cerén como de la embajadora norteamericana, Jean Manes.

Los migrantes, que se suman a los más de siete mil hondureños que rompieron capote hace días, se concentraron en el Salvador del Mundo –donde pasaron lluvia y frío- y caminaron rumbo a la frontera con Guatemala en busca del Norte dado que en el país no hay trabajo, abunda la corrupción y la violencia.

“Aquí no hay nada que hacer”, dijo uno de los migrantes, aunque de todos son conocidas las condiciones infrahumanas que les toca vivir a los migrantes hondureños, tanto en Guatemala como en México, con el agravante que son víctimas de una campaña de desinformación de la administración Trump.

Aunque el presidente Sánchez Cerén dijo que apoyaba a la caravana de hondureños y que Estados Unidos no les ha ayudado a evitar la migración de salvadoreños, su gobierno exhortó a “a nuestros compatriotas a no arriesgar sus vidas emigrando de forma irregular y, de manera especial, les llamamos a no exponer la vida de niñas, niños y adolescentes en un viaje de esta magnitud”.

Esa postura, unida a la aplicación de la ley a hondureños –muchos de los cuales tuvieron que lanzarse al río Goascorán-, se enmarca dentro del alineamiento de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala a la política discriminatoria de Donald Trump, que incluso amenazó con quitarles la asistencia económica.

Por su parte, la embajadora Jean Manes llamó a desistir del viaje, porque “el presidente Donald Trump ha advertido que todas las personas que entren de manera ilegal a los Estados Unidos serán detenidas y procesadas para su deportación. La ley migratoria de los Estados Unidos está siendo aplicada más que nunca”.

Al contrario, “El Salvador no tiene que emigrar por un futuro mejor, lo mejor es crear su futuro aquí en El Salvador”, señaló Manes, a la vez que reiteró el compromiso de su gobierno “a trabajar con el pueblo salvadoreño para encontrar soluciones a los desafíos que enfrentan”.

Sobre la migración hacia el Norte, el periodista norteamericano David Brooks, columnista del diario La Jornada, de México, alertó recientemente que “no hay una crisis migratoria en Estados Unidos”.

“Tal vez el peor error de políticos en México y América Latina –tanto de derecha como progresistas- es aceptar la narrativa del gobierno estadounidense y responder con promesas de cooperación para buscar soluciones a un problema que no existe. Al aceptar la ficción y participar dentro de ella, se hacen cómplices de un complot político derechista con tintes fascistas aquí”, escribió David Brooks.

Todo se trata, según el periodista, de una estrategia de Donald Trump que está utilizando a los inmigrantes dentro de su campaña republicana que busca defender su control de ambas cámaras del Congreso en los comicios intermedios del próximo seis de noviembre.

Ilustró Brooks: “Veamos: la inmigración indocumentada a Estados Unidos está hoy día en uno de sus puntos más bajos desde 2000, y el año pasado llegó a su nivel más bajo en casi medio siglo. Los cálculos sobre flujos de inmigración indocumentada generalmente se miden con base en el número de detenciones por las autoridades en la frontera con México”.

Y remató: “En 2000 se registraron aproximadamente un millón 600 mil detenciones, bajaron un poco a mediados de esa década a poco más de un millón, y desde entonces se han desplomado. Durante el gobierno de Obama se registró un promedio de medio millón de detenciones cada año, y en el año fiscal de 2017 fueron sólo 310 mil 531; la cifra más baja desde 1971”.

martes, octubre 23, 2018

Alma Guillermoprieto: Los periodistas hacemos falta

Por Guillermo Mejía

La reconocida periodista mexicana Alma Guillermoprieto reivindicó la profesión periodística y reconoció a los colegas periodistas asesinados en el cumplimiento de sus tareas informativas, durante un emotivo discurso al recibir el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2018.

Guillermoprieto, nacida en México, en 1949, se inició como periodista “freelance” en La Habana, en 1978, donde impartía clases de danza, y se consagró como reportera cubriendo los conflictos de América Central para los diarios The Guardian y The Washington Post, siendo muy recordada por su trayectoria en El Salvador.

“Desde ese mismo día del anuncio del premio supe también que en mi caso no me tocaba cargar yo sola con este galardón gigante, sino que se me daba como reportera que soy, una entre muchos”, dijo la periodista.

“Y me alegra infinitamente este reconocimiento a un oficio al que solo se entra con grandes sueños e ilusiones: ver el mundo, cambiar la historia, ser heroicos. La realidad es más estrecha: se gana poco; en estos tiempos en que el mundo ha entrado en revolución tecnológica, cibernética, científica, no tenemos certezas en que apoyarnos y el mundo nos quiere mal; se trabaja de sol a sol—aunque eso nos gusta, en realidad—hay una gran confusión en cuanto a cuál debe de ser nuestro papel, y en todo esto, somos el fiel reflejo de la sociedad en general. Y sin embargo, y por lo mismo que existe tanta confusión, hacemos falta”, añadió Guillermoprieto.

Según la Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, vivimos en un mundo en el que las grandes potencias se involucran en las decisiones de países más pequeños, se trafica con niños; a los migrantes que llegan desesperados a nuestras fronteras se les vuelve a lanzar de una patada al mar o al desierto, es un mundo en el que hacen falta los periodistas para contar los horrores.

“También es un mundo en el que urge prepararnos para tomar decisiones éticas terribles: la vida generada en un laboratorio, ¿es vida? ¿Se deben regular las investigaciones que llevarán a la creación de una inteligencia artificial superior a la humana?”, se preguntó.

“¿Cómo se enterarían ustedes de estos y todos los demás hechos y retos que ocurren fuera de su entorno inmediato sin nosotros, los reporteros? Sin los medios, el mundo viviría en una especie de siglo XI, aislado cada quién en su villorrio o su castillo, igual de ignorantes los dos, convencidos de que son tan reales las sirenas como los rinocerontes. Sin un periodismo poderoso, bien financiado, respetado por los gobiernos, el mundo moderno, el mundo entrelazado, sería imposible”, continuó.

“Este año han sido asesinados 45 reporteros, porque a alguien no le gustó lo que dijeron de él”, denunció, entre estos su amigo Javier Valdez. “Estos asesinatos, siempre impunes, matan un poco no sólo a la víctima sino a todos los que lo rodean, y claro, esa es también la intención. Matan a uno para intimidar a todos”.

“Sin embargo, estoy aquí para decir que donde matan a uno, a la larga suelen surgir dos, o por lo menos otro. Y que si antes intentaba disuadir a los jóvenes que me decían que querían ser periodistas, porque el peligro es mucho, porque los cambios tecnológicos, porque se gana poco, porque... ay, por qué no hacer algo más fácil y vivir tranquilos. Hoy sin embargo les digo, háganle, dénle nomás, porque contamos la historia del mundo todos los días. Porque dejamos constancia de lo que otros quieren tapar. Porque somos el antídoto de las redes sociales con su inmediatez y su potenciación de la rabia. Porque hacemos falta. Porque sí se puede ver el mundo, porque no podremos enderezar la historia, pero sí contarla, ser heroicos. Porque el futuro de este oficio lo están inventando hoy los colegas que vienen llegando, y a ustedes les aguarda un oficio generosísimo, que les ofrecerá tesoros a cada vuelta”, expresó emocionada Alma Guillermoprieto.

martes, octubre 16, 2018

San Romero de América, la voz de los sin voz

Por Guillermo Mejía

Sentimos en el ambiente el impacto de la canonización del llamado popularmente San Romero de América o “el salvadoreño más universal”, pues es un hecho trascendental que tuvo que superar una carrera de obstáculos gracias a las fuerzas conservadoras reacias a la consagración del obispo mártir, asesinado por un francotirador, el 24 de marzo de 1980.

El reconocimiento del primer santo de El Salvador por el Vaticano tras gestiones del Papa Francisco, quien también eligió al obispo Gregorio Rosa Chávez como el primer Cardenal de la historia nacional, debemos entenderlo como un justo reconocimiento al trajinar de esa iglesia que no cerró los ojos ante la injusticia.

San Oscar Arnulfo Romero, nacido en Ciudad Barrios, San Miguel, en 1917, cuando fue asesinado por órdenes del mayor Roberto d’Aubuisson, líder emblemático de la derecha, el país estaba a las puertas de la guerra civil y su elevación a los altares se produce cuando aún no se logra una paz firme y duradera.

Casi cuarenta años pasaron desde aquella fatídica tarde que la bala asesina pretendió silenciar a “la voz de los sin voz”, pero al contrario lo inmortalizó y, como dicen los conocedores, ahora es tiempo de que –sin prejuicios- reconozcamos su obra diseminada en cartas pastorales, homilías, su diario personal, libros de autores, en fin una rica producción alrededor de su figura.

El sistema mediático ha sido inundado de materiales alrededor de la figura del “salvadoreño más universal”, inclusive los que en su tiempo lo difamaron y procuraron acallar su voz, sin lograrlo.

Por ejemplo, el poeta y escritor David Escobar Galindo escribió: “En El Salvador, allá a fines de los años 70 del siglo pasado, los relámpagos que anunciaban la conflagración fratricida iban en aumento. Monseñor Romero esgrimía un mensaje de protección a los indefensos, y eso lo ponía al centro de la conflictividad crepitante, porque las furias ideológicas andaban en busca de culpables”.

“Y un disparo dirigido al altar selló el destino de Monseñor. En ese justo momento, cuando la vida terrenal del mártir se extinguía en el lugar sagrado, un soplo de la Providencia inauguraba el nuevo momento en el que pasado, presente y futuro se enlazaban en el abrazo trascendental. Aquel disparo, activado rastreramente por el oído ciego, le abría un tragaluz infinito al más sublime de los destinos: el de la santidad que no tiene fronteras”, agregó.

Por su parte, el jesuita Rodolfo Cardenal, director del centro que lleva el nombre del santo, escribió: “La canonización de Mons. Romero ha despertado la expectativa de la unidad nacional. La aspiración es legítima, incluso necesaria y urgente, porque las barreras que dividen la sociedad salvadoreña se erigen insalvables”.

“Sin embargo, existe el peligro de caer en una unidad superficial de carácter nacionalista que, arrastrada por la emoción, imagina la unidad, mientras los muros que separan permanecen intactos. Mons. Romero denunció la división y señaló el camino para superarla. Un repaso rápido a sus homilías basta para poner realismo en los llamados a la unidad”, advirtió.

Como muestra, según Rodolfo Cardenal, Mons. Romero llamó “a todas las clases sociales [a tomar] como propia la causa del pobre”. La invitación no es “demagogia, no es una división que queremos hacer, una lucha de clases”, porque esa causa es la “causa de Cristo” (18 de noviembre de 1979). Pero la causa de Cristo, inevitablemente, provoca división, “porque no todos comprenden la profundidad de [la] justicia donde están las raíces de la paz y solo quisieran una predicación muelle, suavecita, que no ofenda y que predique una falsa paz” (9 de abril de 1978).

San Romero de América ya está en los altares, pero para el pueblo salvadoreño desde mucho antes ya era su santo. Que de una vez por todas se deje de instrumentalizar la imagen del humilde pastor salvadoreño.

miércoles, octubre 10, 2018

Y la participación ciudadana... En la otra esquina

Por Guillermo Mejía

Recientemente, el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén presentó un proyecto de Ley de Espectáculos Públicos, Cinematografía, Medios de Comunicación y Publicidad con el que pretende regular contenido relacionado con violencia, drogas, sexualidad y lenguaje inapropiado a los que regularmente está expuesta la ciudadanía.

Como siempre, esos consumidores que verían censurados los contenidos de la oferta mediática son los que menos conocen del tal proyecto de ley, pues no ha sido publicitado para su discusión pública –como debería ser- sino que está en manos de la Asamblea Legislativa, donde de entrada recibió la negativa de los diputados, menos los del partido oficial.

En otras palabras, el gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) actuó, una vez más, como sus adversarios políticos que menosprecian el involucramiento de los ciudadanos en iniciativas que les afectarían de ser aprobadas, como en este caso que nada más y nada menos implica el derecho a la información.

Según han reseñado los medios, la Dirección de Espectáculos Públicos tendrá la capacidad de evaluar, clasificar y monitorear los contenidos mediáticos considerando categorías, franjas horarias, bloques horarios y tipos de contenidos. Además, habrá un oficial Consejo Consultivo Interinstitucional de Espectáculos Públicos que opinará sobre la materia.

Desde la derecha opositora como también de medios de comunicación social y gremios de radio, televisión y publicidad de inmediato se ha perfilado un discurso antagónico con la iniciativa gubernamental que viene a reforzar las posturas en contra de iniciativas de responsabilidad social en la región latinoamericana.

“Es una ley que va en contra de nuestras libertades. (…) y es un intento de parte del gobierno del Fmln de mantener el control sobre la población, algo que es propio de los regímenes dictatoriales, que buscan controlar qué información llega y qué se debe restringir el acceso a diferentes medios o programas”, advirtió a los periodistas el alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt.

Empero, para nadie es secreto que –siendo justos en la medida- sí es cierto que desde cantidad de esos espacios mediáticos se vulneran principios y valores de la ciudadanía, se espectacularizan las diversas formas violencia, se cosifica la imagen femenina y se utiliza un lenguaje inapropiado, especialmente en radio.

El problema se centra en quién propone las medidas y qué podría pasar si se le da un cheque en blanco. Como he señalado, este tipo de iniciativas tienen que ser motivo de discusión pública, donde participen los ciudadanos, porque implica el derecho a la información que es de todos y no puede quedar en manos de empresarios, editores y periodistas.

En ese sentido, el ex magistrado de la Sala de lo Constitucional, Rodolfo González, asocia la iniciativa oficial con las respuestas del gobierno a las deficiencias formales identificadas en la sentencia sobre la inconstitucionalidad del reglamento de espectáculos públicos que regulaba una materia reservada a ley.

“Sin embargo, la iniciativa también es susceptible de análisis para determinar si se está cumpliendo con los estándares materiales o de contenido ordenados por la Ley Suprema sobre libertades de expresión e información, tal como han sido explicitados en la jurisprudencia de la Sala. La constitucionalidad de la regulación de tales derechos no se satisface solamente cumpliendo los requisitos formales, sino también los de contenido”, señaló González.

De todas formas, hace falta la participación ciudadana.

martes, octubre 02, 2018

Al inicio de la campaña hacia las elecciones presidenciales

Por Guillermo Mejía

Los candidatos y sus partidos están ya en abierta conquista del voto al iniciar la campaña electoral de acá hasta el 30 de enero próximo, para que tres días después se realicen los comicios presidenciales, en los que por primera vez no figuran como ganadoras las tradicionales fuerzas políticas que se han repartido el ejercicio del poder desde la firma de la paz.

La participación ciudadana en el proceso electoral no trasciende que sea objeto de encuestas de opinión, publicación de datos sobre candidatos e instituciones políticas, trasegadas promesas de los políticos y las condiciones de infraestructura básica para asistir al evento.

Esa limitaciones forman parte de la concepción tradicional sobre la participación de los ciudadanos en la elección de sus autoridades; solamente asegura que esos electores ejerzan su soberanía con tan sólo emitir su voto no así que se vean involucrados en el proceso desde su génesis, o sea en escoger candidatos y definir los temas de debate desde las bases.

En otras ocasiones me he referido a la catedrática colombiana Ana María Miralles, quien afirma que dar voz a la gente pasa “por procesos deliberativos de formación de opinión pública, que se constituyen en toda una práctica pedagógica, con un sentido renovado de la política que ya no estará exclusivamente en manos de los ‘políticos profesionales’”.

Al contrario, esa experiencia democrática “se mueve en espacios más abiertos y definidos desde un punto de vista predominantemente cultural, más cerca de los sistemas simbólicos de la gente”, agrega Miralles, “es un reto político y educativo frente al predominio del sistema de la representatividad que ha hecho del ciudadano un sujeto que delega en otros la iniciativa”.

Sin embargo, ese tipo de planteamientos difícilmente pasa o pasará por la cabeza de dirigentes partidarios o por los candidatos presidenciales Hugo Martínez, del Fmln; Carlos Calleja, de Arena; Nayib Bukele, de Gana; o Josué Alvarado, de Vamos. Aunque para estar en sintonía con los nuevos tiempos estos candidatos son proclives a hablar de derechos ciudadanos.

El columnista Jorge Barraza, opinó días atrás que: “A unos cuantos meses de la elecciones presidenciales, las promesas de los candidatos ya se escuchan en medios de comunicación y redes sociales. Con promesas de cambio, los partidos políticos han venido engañando a la población elección tras elección. La actual contienda electoral tiende a ser más de lo mismo”.

Según Barraza, Hugo Martínez promete continuar con las mismas medidas gubernamentales en seguridad pública y economía. Carlos Calleja no dice cómo combatirá la inseguridad y sus estrategias económicas están dirigidas al círculo empresarial del cual él y su familia forman parte. Nayib Bukele tiene vagas estrategias económicas y en prevención de la violencia.

Por su parte, el columnista Cristian Villalta, dice que es como ir al dentista: “Ustedes también, a menos que pertenezcan a la minoría de salvadoreños que se ve directamente beneficiado por la victoria de un candidato a través de un empleo en la administración pública, de participar en el saqueo al erario o del montaje de una empresa ad hoc para ganar licitaciones”.

“En esa sensación desagradable que ha marcado nuestros últimos ejercicios electorales, la de estar participando en un bingo en el que solo puedes ganarte una paliza o una burla, coinciden dos realidades: la pobreza generalizada de los cuadros partidarios y la mediocre producción intelectual de los partidos políticos”, agregó.

¿Alguien espera un cambio?, lo dudo.

martes, septiembre 25, 2018

La ocultación mediática de la crisis de Costa Rica

Por Guillermo Mejía

Por la ausencia informativa acerca del enfrentamiento entre los trabajadores y las autoridades costarricenses frente a la amenaza de una reforma fiscal que deteriorará aún más la economía doméstica, con el incremento a los impuestos y los recortes a los gastos entre otras medidas, pareciera que el país hermano se encuentra tan lejos de los salvadoreños.

Resulta vergonzante que el sistema de comunicación colectiva nacional invisibilice la crisis tica que desembocó en una huelga que lleva más de dos semanas, en medio de negociaciones de trabajadores y autoridades para consensuar una reforma fiscal que no caiga sobre las espaldas de los de siempre.

“Este proyecto se negoció únicamente con los sectores económicos grandes y afecta a los sectores medios y pobres del país, mientras exime a los poderosos”, dijo el dirigente sindical Luis Chavarría a los periodistas que destacan una protesta que no se ha tenido en al menos 20 años. “Es un proyecto que empobrece más a la población costarricense”, añadió el sindicalista.

En efecto, la reforma fiscal que tiene que ser aprobada en la Asamblea Legislativa busca oxigenar la crisis que representa un déficit fiscal que será de 7.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, mientras se estima que el gasto de la deuda pública será del 53.5 por ciento para el año 2019.

Los trabajadores se fueron a la huelga general, porque consideran que las respuestas del gobierno del presidente Carlos Alvarado no son las adecuadas: solamente aportarán ingresos de 1.5 por ciento del PIB; los reajustes al Impuesto al valor Agregado (IVA) no traerán mayores ingresos, sino más bien mayores consecuencias sociales, ya que agudizarán la inequidad social.

Además, las medidas de austeridad salarial son una clara violación a los derechos laborales y también reducirán la capacidad adquisitiva de los trabajadores afectando el consumo privado y fomentando el desempleo; a la par, el recorte de los gastos implicaría afectar programas sociales, pensiones e inversión pública en infraestructura.

Y, por si fuera poco, una regla fiscal que permite eliminar políticas económicas soberanas a fin de aumentar la credibilidad ante los organismos financieros nacionales e internacionales, a lo que se suma que limitan la política pública expansiva y facilitan la privatización de hecho de los servicios públicos.

De ninguna manera podemos considerar que esa situación que enfrentan los hermanos costarricenses no sea de importancia para los salvadoreños, que también soportan una grave crisis socio-económica y de seguridad pública ante la que responden –muy a pesar de las adversidades- con abandonar el país.

No hace mucho, los políticos acordaron una reforma de pensiones que, en lugar de favorecer a los cotizantes, sólo vino a paliar la crisis en que está metido ese sistema que representa un robo de las cuotas de los contribuyentes por parte de las afpes. Oficialmente se llegó al descaro de vender esa estafa como un triunfo de los trabajadores.

En la actualidad, el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén en el presupuesto para el año 2019 prevé recortes en los ramos de Educación, Justicia y Seguridad Pública, Agricultura y Turismo, además de la Fiscalía General de la República, situación que nos anuncia que las cosas irán peor, en un país que desde hace ratos dejó de ser rebelde.

Sin conocer a fondo la situación nacional, mucho menos la internacional –como el caso de la crisis de Costa Rica- los salvadoreños quedan a merced de los que hacen de las suyas desde el poder y los medios de comunicación social –como un brazo más- solamente espectacularizan los hechos, especialmente de cara a las próximas elecciones presidenciales.

miércoles, septiembre 19, 2018

Los periodistas y las elecciones presidenciales

Por Guillermo Mejía

A poco de arrancar la campaña de las elecciones presidenciales de febrero próximo, sería oportuno que los medios de comunicación social ya no se presten a la acostumbrada espectacularización del proceso electoral y se comprometan mejor con promover la discusión de los problemas que afligen a los salvadoreños.

Precisamente, entre el dos de octubre y el 30 de enero de 2019, los candidatos tendrán la ocasión de dirigirse al conglomerado, aunque de hecho los hemos visto en campaña, directa o camuflada, tanto dando declaraciones, presencia en el terreno o en los espacios mediáticos que comulgan con sus banderas.

Para nadie es secreto cómo medios escritos, radiales o televisivos han propiciado los discursos especialmente de Carlos Calleja, del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena); Hugo Martínez, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln); y Nayib Bukele, de Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana). Hay que agregar la utilización de redes sociales, páginas web, etcétera.

Empero, más que medios de comunicación social que solamente prestan micrófono y, en algunos casos, llegan al extremo de convertirse en cajas de resonancia de la propaganda política de los candidatos presidenciales y sus partidos, es tiempo de que asuman una postura consecuente con los intereses de la sociedad.

Nos recuerdan los colegas Bill Kovach y Tom Rosenstiel en su libro “Los elementos del periodismo” que “más que vender contenido a los clientes, los periodistas construyen una relación con sus lectores, oyentes o espectadores basada en sus valores, en sus juicios, autoridad, valor, profesionalidad y compromiso con la comunidad”.

“En definitiva, el periodismo establece una relación con sus clientes muy distinta a la que cualquier otra empresa de la economía de consumo tradicional, y en algunos aspectos mucho más compleja. Se trata de una relación triangular. El lector, oyente o el espectador no es un cliente que compra bienes o servicios. El anunciante sí lo es. Sin embargo, el cliente/anunciante tiene que subordinarse en ese triángulo al tercer vértice del mismo, el ciudadano”, advierten los autores.

En consecuencia, la ciudadanía salvadoreña tiene que ser respetada en su derecho a la información por parte de dueños, editores y periodistas de cara a las elecciones presidenciales de 2019. Los candidatos y sus partidos, a la vez, tienen que respetar la autonomía del trabajo periodístico a fin de estar en sintonía con la profundización de la democracia.

La información trabajada con suma responsabilidad, el abordaje a profundidad de temas que aclaren el panorama para los ciudadanos y las respuestas oportunas a situaciones comprometedoras por parte de los que buscan la silla presidencial son tareas prioritarias de los encargados de brindar la información a la ciudadanía.

Los electores necesitan que se les hable de los crónicos problemas de inseguridad y la crisis económica, y qué proponen los candidatos presidenciales. A la vez, del compromiso con los esfuerzos contra la corrupción y el crimen organizado, máxime que representan a partidos políticos que han tenido o tienen vínculos con esos males. Ni Arena, ni el Fmln se escapan, muchos menos Gana.

Y, por supuesto, que en el trabajo periodístico urge que se incorpore la perspectiva ciudadana. Hay que pasar paulatinamente de la marginación del elector –a quien solo se le demanda el voto- a que sea partícipe de la construcción de su futuro, en otras palabras a que políticos y medios de comunicación social asuman su compromiso con la ciudadanía.

martes, septiembre 11, 2018

El anónimo contra Donald Trump

Por Guillermo Mejía

La crisis que vive la sociedad estadounidense con Donald Trump es tal que, si bien existen espacios tradicionales como alternativos para proyectar una visión crítica del ejercicio del poder, el influyente The New York Times tuvo que publicar una columna anónima para exponer algunos malestares al interior de la administración norteamericana.

Como regla del ejercicio periodístico, se considera el uso de fuentes anónimas en condiciones extremas como el hecho de que la persona tema por su vida o también represalias al divulgar una información que realmente sea de suma importancia para la sociedad. Por supuesto, una información con fuentes identificables goza de credibilidad.

En el artículo “Soy parte de la resistencia dentro del gobierno de Trump”, el quejoso dice: “La raíz del problema es la falta de moral del presidente. Cualquier persona que trabaje con él sabe que no está anclado a ningún principio básico discernible que guíe la forma en que toma decisiones”.

“Aunque fue electo como republicano, el presidente muestra poca afinidad hacia los ideales adoptados desde hace mucho tiempo por los conservadores: libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres. En el mejor de los casos, ha invocado esos ideales en ambientes controlados; en el peor, los ha atacado directamente”, agregó.

“Además de la mercadotecnia masiva que hace a la noción de que la prensa es el ‘enemigo del pueblo’, los impulsos del presidente Trump generalmente están en contra del comercio y de la democracia”, sentenció.

El Times “tomó la decisión inusual de publicar una columna de opinión anónima” a petición del autor a quien identifica como un funcionario de alto rango en el gobierno de Trump y que podría perder el empleo si es identificado. “Creemos que publicar este ensayo sin firma es la única manera de ofrecer una perspectiva importante a nuestros lectores”, advirtió el rotativo.

De inmediato, el presidente estadounidense se lanzó contra el “traidor” dentro de sus filas y también contra The New York Times, periódico que a diario es centro de sus ataques, además de exigir al fiscal general, Jeff Sessions, que investigue al autor del artículo, porque considera que es un tema de seguridad nacional.

Altos funcionarios del gobierno de Trump, incluidos el vicepresidente Mike Pence; el secretario de Defensa, Jim Mattis; y el secretario de Estado, Mike Pompeo, negaron la autoría de la columna de opinión, situación que para el periodista estadounidense David Brooks “subraya el nivel de desconfianza y paranoia presidencial que ha marcado este gobierno”.

Sobre el caso, es interesante el análisis del periodista Julio Petrarca, defensor de lectores del periódico El Perfil, de Argentina, para quien “una de las premisas básicas para que un artículo de opinión tenga validez y merezca ser publicado es que contenga información y no solo la mera condición de texto con fuerte impacto sobre la opinión pública”.

Pone como ejemplos los afamados casos Watergate, por el que tuvo que renunciar el presidente Richard Nixon, y las acciones ilegítimas de varios gobiernos en relación con la guerra de Vietnam, donde se hizo uso de fuentes anónimas para los respectivos destapes periodísticos. Sin embargo, encuentra diferencias sustanciales en el caso de la columna de opinión de The New York Times.

“Este caso es diferente, y por lo tanto pasible de un análisis cuanto menos severo desde el punto de vista de la ética periodística. ¿Cuánto dice el autor del artículo acerca de hechos concretos, traducibles en el lenguaje de la información?”, pregunta Petrarca. Ahí es donde ubica una de las debilidades del texto que bien valdría un análisis serio por parte de los periodistas más allá del malestar que nos causa Donald Trump.

martes, septiembre 04, 2018

Elecciones presidenciales: Los señores de la guerra a segundo plano

Por Guillermo Mejía

Por primera vez desde la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno del derechista Alfredo Cristiani y el rebelde Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), en Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992, ninguna de esas fuerzas políticas que han dominado el espectro político se perfila como favorita en las elecciones presidenciales de 2019.

El lugar lo ocupa el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) con su candidato a última hora y por arreglos no muy transparentes, el ex alcalde capitalino Nayib Bukele, expulsado de las filas del Fmln en medio de un agarrón firma culebrón televisivo, que supera a sus principales contrincantes, Carlos Calleja y Hugo Martínez.

Paradójico, pues el reconocido partido bisagra Gana, nacido de la descomposición de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) que derivó de la expulsión del ex presidente Tony Saca, ladrón confeso en espera de sentencia judicial, se perfila como favorito aunque más por la figura del ex alcalde Bukele que por méritos propios.

Según la última encuesta de LPG Datos, el partido Gana aparece con el 21.9 por ciento del electorado con un crecimiento significativo, ya que en febrero pasado apenas su caudal fue de 2.7 por ciento. Le sigue el partido Arena con el 17.6 por ciento, pero con una caída de casi 10 puntos de lo que fue su caudal hace seis meses; y en un lejano tercer lugar el partido Fmln con 8.6 por ciento del electorado.

Sin embargo, es significativo que el 51.6 por ciento de los salvadoreños se reparte entre los que no siguen a ninguno de los contendientes, cree que el voto es secreto, no sabe o no responde a la pregunta formulada. De acá a febrero próximo, cuando se celebren los comicios presidenciales, muchas cosas pasarán.

Por lo que se aprecia de las informales campañas que comenzaron con desplazamientos territoriales de candidatos, algunos anuncios y la incansable presencia partidaria en redes sociales, donde se juntan las más variadas ocurrencias, las narrativas resultan más de lo mismo de promesas fallidas frente a problemas que se han vuelto crónicos en la sociedad salvadoreña.

La única novedad parece ser que tanto Bukele, de Gana, como Calleja, de Arena, andan ofreciendo que quitarán la partida secreta de la administración pública, que ha salido a bailar con los casos de corrupción de los ex presidentes Tony Saca, de Arena, y Mauricio Funes, del Fmln, y que, según la Fiscalía General, tienen sobre sus espaldas el saqueo de más de 600 millones de dólares al Estado.

Por algo, tanto los gobiernos de Arena como los del Fmln, cada cual según la ocasión, han sufrido (y sufren) cuando la ciudadanía apela al derecho de acceso a la información pública.

El politólogo Marlon Hernández-Anzora escribió en un matutino local: “Mientras el Fmln fue oposición, su apoyo a este derecho fue incondicional. Pero una vez convertidos en gobierno, lo que antes fue una bandera de lucha se reveló como una especie de amenaza a su gestión de gobierno”.

“Por su parte”, agregó, “una vez fuera del Ejecutivo, Arena y sus sectores allegados la convirtieron en uno de sus principales estandartes electorales. En resumen: los que antes sí, hoy ya no, y viceversa”.

Por eso y mucho más, como el desengaño ciudadano con presidentes sacados de la televisión, es que tanto a Arena como al Fmln el electorado les viene “cantando las golondrinas”. Y en esta ocasión figura un celeste “golondrino” a quien también tienen que cuadrarle las cuentas por aquello de la transparencia y el acceso a la información pública.

miércoles, agosto 22, 2018

La prensa libre te necesita

Por Guillermo Mejía

Esa fue la frase que acompañó a unos 350 periódicos estadounidenses que plantaron cara al presidente Donald Trump y a sus funcionarios que, como él, ven en los periodistas a sus peores enemigos por el hecho de cuestionar sus políticas y hacer preguntas incómodas hacia el ejercicio del poder.

“Hoy en los Estados Unidos tenemos un presidente que ha creado un mantra de que los miembros de los medios que no apoyan flagrantemente las políticas de la administración actual de Estados Unidos son el ‘enemigo del pueblo´”, expuso en un editorial el rotativo The Boston Globe, impulsador de la campaña.

“Con el presidente constantemente twitteando ´noticias falsas’ a través del megáfono más grande del mundo, un frente unido de los que están sobre el terreno es bienvenido”, escribió Pete Vernon, de la Columbia Journalism Review, que resaltó el papel de los periodistas de medios de comunicación comunitarios que además afrontan la crisis económica.

The New York Times, que acompañó la protesta, recordó que “En 1787, el año en que la Constitución de Estados Unidos fue aprobada, es ampliamente conocido que Thomas Jefferson le escribió a un amigo: ‘Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo’”.

Luego expuso que “En 2018, los ataques más dañinos provienen de funcionarios del gobierno. Criticar a los medios –por darles menos o más importancia a las noticias, por equivocarse en algo- es completamente correcto. Los reporteros y editores son humanos y cometen errores. Corregirlos es crucial para nuestro trabajo”.

“Sin embargo, insistir en que las verdades que no te gustan son ‘noticias falsas’ es peligroso para el alma de la democracia. Y decir que los periodistas son los ‘enemigos del pueblo’ es peligroso”, advirtió The New York Times.

La actitud de los periódicos gringos que protestaron ante Donald Trump contrasta con el silencio cómplice que ha mantenido el sistema de medios de comunicación salvadoreño ante las acusaciones de que periodistas recibieron fondos de Casa Presidencial, durante el gobierno de Tony Saca, sobornos que continuaron en el gobierno de Mauricio Funes, prófugo de la justicia.

Aunque se ventila la existencia de una lista de periodistas que recibieron paga por hablar bien del gobierno, un testigo criteriado en el juicio por corrupción contra Saca y sus secuaces solo señaló al chileno Nacho Castillo, entrevistador de televisión, y al nicaragüense Gabriel Trillos, director editorial de La Prensa Gráfica, de ser periodistas tarifados.

Ambos negaron las acusaciones y siguen desarrollando sus labores normalmente, aunque la ciudadanía merece una respuesta oficial de las empresas informativas ante tales señalamientos que desdicen de la profesión periodística y fortalecen la impunidad en la sociedad salvadoreña.

Estos vicios se unen al uso inadecuado del derecho de información por parte de los medios que espectacularizan la violencia, la política, en fin la información que necesita la población para afrontar la incertidumbre y responder a los desafíos que impone la realidad. Igual sucede con la ausencia de la mayor cantidad de interpretaciones sobre los acontecimientos.

Sin embargo, sabemos que una de las limitantes de la sociedad es que aún no se ha empoderado de cara al derecho a la información y la comunicación, ya que falta formación política, mientras es un hecho que el ciudadano anda en la búsqueda de respuestas a otros problemas que le son más importantes.

martes, agosto 14, 2018

Una juventud muy alejada de la política

Por Guillermo Mejía

Los jóvenes que cumplieron o cumplirán los 18 años, entre el 6 de agosto pasado y el próximo 2 de febrero, no se registraron masivamente en el padrón a fin de participar en las elecciones presidenciales del 2019, situación oportuna para pensar sobre el significado de la política en este segmento poblacional.

Según el Registro Nacional de las Personas Naturales, la cifra de los jóvenes que deberían haberse enlistado era de 43 mil 757, pero apenas se presentaron mil 249 hasta el 6 de agosto. El Tribunal Supremo Electoral ha lamentado que la apatía de los jóvenes y la falta de fondos para una campaña de motivación son los factores adversos para que se diera un enrolamiento masivo.

Las voces tradicionales siempre apelan a que en la juventud descansa el futuro, que ellos son los que tomarán las riendas del país. Sin embargo, no pasa de ser “expresiones de buenas intenciones” ante la difícil situación que afrontan los jóvenes.

Para nadie es secreto que la mayor cantidad de víctimas de la violencia de las “maras” o el crimen organizado se encuentra en ese segmento de la sociedad, que ellos también son fruto y víctimas de la exclusión social, la ausencia de una verdadera educación sexual y una política demográfica, así como su derecho a la educación.

La juventud se desentiende de su responsabilidad cívica al ver la práctica política que privilegia intereses particulares, las vergonzosas transas y la relación del crimen organizado con los políticos. La corruptela del expresidente Tony Saca y las acusaciones de corrupción contra el expresidente Mauricio Funes, prófugo de la justicia, son pruebas fehacientes del desencanto.

Cabe preguntarse si en esos jóvenes calan las promesas electorales de Carlos Calleja, de Alianza Republicana Nacionalista (Arena); Hugo Martínez, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln); o Nayib Bukele que, luego de pasar por varios partidos, sentó cabeza en la Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana).

Pero hay que señalar, a la vez, la responsabilidad que tiene el Estado para con la juventud en cuanto a la necesidad de la educación política, porque el pretender edificar ciudadanos comprometidos, solidarios y responsables pasa por ejecutar programas cívicos dentro de las comunidades y las aulas.

Para el escritor guatemalteco Rafael Cuevas Molina, a estos jóvenes los “valores centrales para amplios sectores juveniles de las décadas del sesenta al ochenta como los de compromiso, sacrificio y entrega a una causa les son totalmente ajenos. Hay más un centramiento en una agenda vinculada al ideario liberal que gira alrededor del individuo y sus derechos”.

“El centramiento en el yo, que busca sobreponerse a las condiciones de inestabilidad, marca la pauta de las reivindicaciones que eventualmente los movilizan, y que en buena medida derivan de la sociedad de consumo que se ha transformado en globalmente hegemónica”, explica.

“Las aspiraciones de esta nueva generación ya no tienen como horizonte la utopía sino el ser incluidos en el consumo, del que son desplazados por su poca o nula capacidad adquisitiva a la que les ha orillado la dinámica del sistema”, agrega Cuevas Molina.

Y concluye: “Esa frustración provocada por la constante contradicción provocada por el continuo bombardeo que llama a consumir como objetivo supremo y sentido último de la vida, y su posibilidad de realización, estalla. Buscan un mundo de consumo no interrumpido por la corrupción, ni el desempleo, que llevan a que sean pocos los que accedan a los beneficios y los concentren. No les interesan ‘los otros’, de abajo, del organismo social a quienes desprecian y ven como rivales”.

martes, julio 24, 2018

El Salvador: El imperio de las decisiones políticas cupulares

Por Guillermo Mejía

Por razones conocidas presenciamos el fiel comportamiento de las bases a los llamados de las cúpulas partidarias, para la elección –en esta oportunidad- de candidatas a la vice presidencia de los partidos políticos Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) y de Concertación Nacional (PCN).

El partido de izquierda puso a Karina Sosa, conocida por su labor como diputada al frente de gestiones para la comunidad salvadoreña en el exterior, y el de derecha a Carmen Aída Lazo, académica con ninguna experiencia política partidaria, sino más bien ofertada por la coalición del PCN, Arena y el PDC, como representante de la sociedad civil en la fórmula del candidato Carlos Calleja.

Si bien la anterior Sala de lo Constitucional ordenó a los partidos políticos celebrar elecciones internas, para escoger a sus candidatos, es del común denominador pensar en que toda propuesta, pues, debe ser resultado de una confrontación entre diversos postulantes para que las bases ejerzan su derecho de elección; sin embargo, las cúpulas las cocinan y las llevan, según ellas, para su ratificación.

En medio de la violencia cotidiana con su estela de muerte, la incertidumbre por el manejo inadecuado de los asuntos públicos, entre estos el vacío legal ante la falta de elección de la nueva Sala de lo Constitucional, las elecciones partidarias se volvieron el punto jocoso de la jornada.

Para el caso, no pasaron desapercibidas en las redes sociales. Por ejemplo, la activista Bessy Ríos escribió: “Este día en las internas del FMLN y el PCN con candidatas únicas... se desbordan los nervios, no (se) sabe el resultado, elecciones reñidas...funciona la democracia ¿quién creen que gane en cada partido? Estoy que me trueno los dedos #QueNervios”.

El académico y exguerrillero Roberto Cañas contestó “#quenervios en espera resultados elecci(o)nes primarias del fmln y pcn” y que el “Fmln realiza votaciones. La elección la hizo la cupula hace días.” Y remató: “Elección fmln es llegar a un comedor y preguntar: ¿Qu(é) hay de almuerzo? Y le contesten: puede elegir entre gallina o gallina.”

Se configura de nuevo la ausencia de voluntad en las dirigencias de los partidos políticos por corresponder al derecho de sus bases partidarias a elegir a sus candidatos, lo mismo que ocurre cuando se habla de la elección de las mismas dirigencias a pesar que –por moda o conveniencia- tienen a flor de labio palabras como participación y trasparencia.

Paradójicamente, fue la anterior y controversial Sala de lo Constitucional la que corrigió diversidad de entuertos, como en este caso, aunque esos cambios más que de forma tienen que ser de contenido, ya que, de lo contrario, seguiremos experimentando la instrumentalización de los derechos políticos por parte de dirigentes partidarios que se mueven por intereses particulares.

Para bien, el periodista Cristian Villalta escribió: “Considerando la historia salvadoreña del siglo pasado, nuestra campeona debería ser una sociedad civil robusta, independiente no solo del Estado, sino de la mediocre sociedad política que padecemos. Pero por proceso histórico, por incompetencia de la izquierda y por la siniestra confabulación Saca-Funes de hace algunos años, construir una instancia que desde el campo de lo público persiga el bien común sin ánimo lucrativo ni político partidario ha sido imposible.”

Y concluyó: “Ese es el vacío que impide en este momento establecer una agenda nacional que no se vea contaminada por las veleidades de la partidocracia o la mezquindad de los grupos económicos dominantes, tradicionales o de nuevo cuño. Sin importar si esas facciones del negocio de la política son formidables propagandistas, egregios seguidores de Goebbels o tiernos retoños de la posmodernidad, en su conjunto son un atentado para el avance de nuestra democracia, a ciencia y paciencia de todos los ciudadanos.”

martes, julio 17, 2018

La ciudadanía y la elección de la Sala de lo Constitucional

Por Guillermo Mejía

La escena es una ciudadanía ausente viendo desde la barda cómo los diputados moviéndose por intereses particulares, donde caben los del crimen organizado y de los corruptos, proceden a la elección de los magistrados de la nueva Sala de lo Constitucional que por nueve años tendrán en sus manos la aplicación de la ley.

Hace falta que la sociedad salvadoreña se integre mediante los mecanismos ciudadanos a la discusión de esos asuntos de suma importancia para todos, porque lo que resuelva ese tribunal afectará a todos, y máxime tomando en cuenta la rica experiencia que heredó la anterior Sala de lo Constitucional.

Si nos pusiéramos a tono con los tiempos, esa elección debió ser la oportunidad para experimentar la ciudadanización de la justicia que, al igual que la política, requieren a gritos la participación en la amplia expresión del término ciudadanía tomando en cuenta la crisis del concepto en medio de los procesos globalizadores y la irrupción de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana.

Es de recordar que la ciudadanía salvadoreña traspasó las fronteras por la migración de su gente, al grado que se estima en al menos tres millones de salvadoreños alrededor del mundo, sostén de la economía familiar y que guardan contacto con el terruño mediante las posibilidades que nos da la red de Internet.

Los intereses de la ciudadanía extendida, en medio de la crisis de las categorías de tiempo y espacio en el nuevo escenario mundial, es la que debería primar cuando se trata de elegir representantes del pueblo. Como se debería romper también con la forma caduca de representación de los ciudadanos en el ejercicio del poder que sigue secuestrada por los partidos políticos.

Hace tres años, el escritor David Escobar Galindo afirmó que –por la cualificación de sentencias de la Sala de lo Constitucional que recién culmina su mandato- se convirtió desde 2009 “en la vía de salida para las necesidades de modernización del sistema político que no han querido ser atendidas por los responsables principales, que son los actores políticos en juego.”

Y agregó: “Se trata, desde luego, de una vía alterna, y por ende debe ser manejada con especial cuidado para no incurrir en ningún exceso. En esto, como en todo, lo que debe prevalecer es el avance con medida. Y el sistema en general tiene que asumir dicha lógica básica, en función de que el proceso nacional se vaya desenvolviendo con la mayor normalidad posible”.

El también articulista de La Prensa Gráfica hizo notar que en aquel momento ya se advertía el “crecimiento expansivo de la conciencia ciudadana sobre el rol que debe desempeñar la ciudadanía en el quehacer democrático”, aunque en el plano institucional había aún muchas reservas y resistencias a dichas aperturas por el poder establecido.

Mucha agua ha corrido desde aquella reflexión. Los reconocidos “cuatro fantásticos”, para unos, o los “cuatro jinetes del apocalipsis”, para otros, pues ya cumplieron su mandato. Unos suspiran tranquilos porque ya no podrán resolver casos especiales, como los de enriquecimiento ilícito de funcionarios de varios colores políticos, y otros añoran ese tipo de resoluciones que impactaron a la sociedad.

Un editorial de la Universidad Centroamericana (UCA) advirtió recientemente que “lo peor que puede pasar es que volvamos a tener una Sala pusilánime, obediente, que no dice ni dicta nada, y una Corte Suprema de Justicia capaz de interpretar una difusión roja de Interpol como aviso de localización”.

Y sentenció: “Los augurios no son buenos a juzgar por las declaraciones de uno de los cuatro magistrados, quien afirmó que en la Corte no hay voluntad para seguir conociendo casos de corrupción. Como sea, guste o no, se les apoye o no, terminan su función unos magistrados que supieron ser actores protagónicos del acontecer nacional”.

Pero, insisto, nos hace falta ciudadanizar la justicia y, por supuesto, la política.

martes, julio 10, 2018

La pantalla nuestra de cada día

Por Guillermo Mejía

La pantalla ha convertido al ser humano en “homo screen” u “homo pantalicus” por su estrecha relación y dependencia que le ha imprimido, situación que la podemos observar en nuestras experiencias mediáticas y de nuestras relaciones y comunicaciones con los demás, al grado que es imposible imaginar un mundo sin pantallas.

Son los aportes del investigador y autor español Israel Márquez en el ensayo “‘Homo Screen´’: El humano pantallizado”, aparecido en la revista especializada en sociedad y nuevas tecnologías Telos, que hace énfasis en que nuestra era está dominada por pantallas, pantallas de diversos tipos y tamaños, pantallas públicas y privadas, pantallas verticales y horizontales, etcétera.

“Las pantallas se ha convertido en el dispositivo técnico que todos compartimos, y mediante el cual nos relacionamos, comunicamos y trabajamos. Las pantallas son hoy nuestro marco común, la puerta que abrimos diariamente para experimentar nuestra cotidianidad y acceder a distintos tiempos y lugares, pasados, presentes y futuros”, afirma el autor.

De esa forma, encontramos –junto a las pantallas de cine y la televisión- los modelos sobre los que hemos construido el concepto e imaginario de pantalla: pantallas de PC, pantallas de ordenadores portátiles, pantallas de videoconsolas portátiles, pantallas de teléfonos móviles, pantallas de reproductores de música portátiles, pantallas de tabletas, en fin.

“Esta multiplicación de pantallas ha cambiado profundamente el significado y alcance de esta palabra, pues una pantalla es hoy tanto la tradicional pantalla cinematográfica que miro cuando voy al cine, como la pantalla del tren en el que viajo, la pantalla de ordenador con el que trabajo, o la pantalla del teléfono móvil con la que escribo y me comunico con mis amigos”, explica Márquez.

En ese sentido, además de que la pantalla admite una pluralidad de significados, también admite una pluralidad de usos sin precedentes en su historia: Con la pantalla se puede ver una película o un programa de televisión, también jugar a un videojuego, escuchar música, hacer fotografías, grabar vídeos, escribir mensajes, realizar llamadas, difundir noticias, entre otras posibilidades.

“La pantalla del teléfono inteligente es hoy una auténtica pantalla-convergente en cuyo espacio tenemos a nuestra disposición todos los avances comunicativos de la historia del ser humano, dispuestos para ser activados y utilizados en cualquier momento”, afirma el investigador español.

Como la pantalla es ahora parte de nuestra identidad y de nuestro ser social, según Márquez, es oportuno señalar que se “está dando lugar a la emergencia de un nuevo tipo antropológico, una especie de ‘homo screen’ –si se nos permite la expresión- que tiene en el dispositivo pantalla un elemento fundamental de su ser y estar en el mundo”.

Así, si a lo largo de los siglos hemos conocido expresiones como ‘homo ludens’, ‘homo sacer’ u ‘homo faber’ –y otras más recientes como ‘homo videns’ u ‘homo sampler’-, “¿por qué no hablar, en este siglo XXI marcado por una explosión sin precedentes de pantallas, de un nuevo ‘homo screen’ u ‘homo pantalicus caracterizado por su estrecha relación y dependencia de la pantalla como parte integral de su vida cotidiana?”, se pregunta.

Recuerda que la “condición pantallológica” del ser humanos ha sido anticipada por diversos autores a lo largo del siglo XX, pero no ha sido hasta la generalización durante el nuevo milenio de las pantallas de ordenadores portátiles, tabletas y sobre todo de teléfonos inteligentes que la emergencia de este ‘homo screen’ se ha hecho plenamente visible en nuestras sociedades.

En conclusión, a decir del autor, “de tanto ver y manipular pantallas el ser humano he terminado ‘pantallizándose’, fundiendo sus manos, sus ojos y su cerebro (…) en esas pantallas móviles y estáticas, públicas y privadas, verticales y horizontales, por las que se mueve, incansable, durante su rutina diaria y su tránsito por este (y otros) mundos”.

miércoles, junio 27, 2018

Centroamérica: Entre la inseguridad y los zarpazos de Donald Trump

Por Guillermo Mejía

Los inmigrantes centroamericanos siguen llegando a la frontera sur de Estados Unidos en busca de refugio ante las condiciones de inseguridad y precariedad económica reinantes en sus países, como el caso de El Salvador, a pesar que no son bienvenidos y son arrestados junto a sus hijos.

Si bien el presidente Donald Trump tuvo que retroceder en la separación forzada de padres e hijos, dado el rechazo tanto nacional como internacional a esa medida comparada con las adoptadas por los nazis en Alemania, en ningún momento significa que los pequeños no irán a la cárcel y, para el caso, 20 mil niños estarán recluidos en bases militares gringas.

La ola de indignación ha sido creciente debido a las denuncias de políticos como de medios de comunicación social que han puesto en escena las condiciones infrahumanas en que han estado los niños encarcelados, al grado que se supo de algunos que fueron golpeados, les pusieron grilletes y han estado confinados por tiempo indefinido.

Irónicamente, los menores que en muchos casos tuvieron que huir junto a sus padres por la violencia y acoso perpetrados por grupos delincuenciales –y hasta por agentes del Estado- han sufrido las consecuencias en territorio estadounidense al ser acusados de pertenecer o tener vínculos especialmente con las llamadas “maras”.

Esa situación empujo al mismo presidente Salvador Sánchez Cerén, cuyo gobierno ha estado a la zaga del problema y bajo críticas por su falta de liderazgo, a que -antes del reculón de Donald Trump por las críticas recibidas- denunciara que “hay un sufrimiento enorme de todas las familias migrantes y Estados Unidos ha recibido la condena de la mayoría de países” por esa medida.

Empero, el círculo vicioso de la huida de salvadoreños, especialmente hacia Estados Unidos, continúa dado las condiciones de inseguridad que se viven en el país. Prueba de ello, son los 64 casos registrados de desplazamiento forzado por la violencia en los primeros tres meses de 2018, según la organización no gubernamental Cristosal.

De acuerdo con las estadísticas, los desplazamientos forzados por la violencia durante 2016 fueron 251 casos, mientras 360 casos en 2017. Un crecimiento del 43 por ciento de los casos al comparar ambos períodos, aunque el gobierno salvadoreño no acepta esa realidad vergonzosa que refleja el fracaso de sus políticas de seguridad pública.

Cabe recordar el discurso demagógico del gobierno que insistía en que los niños se veían obligados a partir en busca de la “reunificación familiar” cuando en realidad lo han hecho por la inseguridad, las amenazas, las extorsiones, las violaciones, es decir una camándula de vejámenes que sufren a manos de los grupos delincuenciales y en algunos casos por agentes del Estado.

“Al no reconocerse oficialmente el desplazamiento interno por violencia en El Salvador, no hay registros. No se encuentra lo que no se quiere buscar”, denunció la directora de programas de Cristosal, Celia Medrano, que demanda del ministerio de Educación las cifras de deserción escolar durante 2017 para ver el impacto.

Para la reflexión, el columnista norteamericano Shaun King recordó que de hecho esa abominable separación “ha sucedido millones de veces a lo largo de los años” en Estados Unidos: Los africanos forzados a la esclavitud eran separados de sus hijos, similar situación afrontaron los nativos norteamericanos. Muchos nunca volvieron a saber de sus pequeños.

No hay vuelta de hoja, es el poder de los supremacistas blancos.

martes, junio 12, 2018

Mauricio Funes: La “cruz a cuestas” del partido Fmln

Por Guillermo Mejía

El partido oficial Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) traga grueso por las acusaciones de corrupción en contra del ex presidente Mauricio Funes, todavía sin recuperarse del revés electoral, la debacle en las encuestas de opinión, la crisis por la elección de su candidato presidencial y el riferrafe con Nayib Bukele que lo tilda de ser Arena 2.0

Desde varias instancias se ha demandado a la dirigencia del partido, así como al presidente Salvador Sánchez Cerén, que sienten postura en torno al sonado caso puesto en agenda por la Fiscalía General de la República sobre el desvío de más de 300 millones de dólares en el primer gobierno de izquierda de la historia salvadoreña.

“Nosotros estamos aquí solo observando, viendo que sea un debido proceso y no un hecho propagandístico que solo busque situar problemas que no son estratégicos del pueblo”, dijo la diputada del Fmln, Nidia Díaz, a elsalvador.com, al igual que el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena) cuando acusaron de corrupción al fallecido ex presidente Francisco Flores.

Sin embargo, la diputada cree necesario probar las acusaciones por peculado y lavado de dinero y activos en contra de Funes y una treintena de personas, incluida la ex primera dama y actual secretaria de Inclusión Social, Vanda Pignato, de quien hay orden de captura.

Antes del destape de la operación “saqueo público” y que se supo de las primeras capturas, entre ellas la del empresario amigo de Funes, Miguel Menéndez, solo el secretario de Comunicaciones de la Presidencia, Roberto Lorenzana, dijo que “se desligan como gobierno y como partido Fmln de los supuestos actos de corrupción” y que han apoyado a la Fiscalía con información.

El ex presidente Funes, asilado en Nicaragua con parte de su familia, ha negado los cargos.

Empero, el periodista Efrén Lemus, de El Faro, conversó con dos personas que participaron en la toma de declaración de un testigo protegido, a quien describe con ex presentador de televisión y empresario del círculo cercano de Funes, que desde febrero pasado colabora con las autoridades.

“El empresario contó que durante el gobierno de Saca (2004-2009), él mismo entregó cuotas entre los seis y 23, 000 dólares a periodistas y directores de medios de comunicación, para asegurar una buena imagen del gobierno. Los pagos se hicieron con dinero en efectivo”, escribió Lemus.

“Según el testigo, la llegada de un nuevo presidente de la República, Mauricio Funes (2009-2014), no modificó la forma en que trabajaba la estructura. Él siguió recibiendo fondos de los mismos empleados de Casa Presidencial. El dinero que recibió en efectivo fue depositado en cuentas bancarias de sus empresas para hacer una triangulación que terminó en compras de propiedades o inversiones registradas a nombre de familiares y amigos del expresidente Funes.”

“Y también siguió pagando efectivo a periodistas y directores de medios. El testigo aseguró que Funes no solo sabía de estos movimientos, sino que participaba en la toma de decisiones de cómo se repartía y entregaba el dinero, aunque nunca se involucró directamente en hacerlo.”, agregó el periodista en su investigación.

De ser culpables, Funes, algunos de sus familiares, amigos y funcionarios será -además del presidente del primer gobierno de izquierda en la historia salvadoreña- el mandatario de izquierda que prometió terminar la corruptela del partido derechista Arena, aunque salió soplado. Y es la “cruz a cuestas” del partido oficial Fmln.

jueves, junio 07, 2018

La información sobre el dolor y el morbo mediático

Por Guillermo Mejía

De forma continua observamos a través de los medios de comunicación el irrespeto hacia las víctimas, sus familiares y las audiencias en general, con la exposición de imágenes truculentas que explotan el morbo en función de capturar a los públicos, sin que importe las normas de la profesión periodística.

Es grave que estos espacios noticiosos incumplan con la ética y resulta también preocupante cuando llegan al extremo de retomar textualmente situaciones que exponen usuarios de redes sociales que –desde la perspectiva de la ética periodística- actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos sobre todo por desconocimiento.

Hay que agregar la proliferación de cantidad de páginas web, blogs, cuentas de Facebook y Twitter, entre otros, que pregonan ser lugares de ejercicio periodístico cuando no es cierto: O son espacios de personas que cuelgan cualquier producto en la red o forman parte de estratagemas propagandísticas de intereses varios, es especial de políticos sin escrúpulos.

Es ahí donde cabe pensar críticamente sobre estas conductas. Desde la profesión periodística se asume que el dolor y el sufrimiento se tornan de interés informativo, aunque una cosa es informar con honestidad y otra actuar de forma irresponsable. Basta ver la forma de informar sobre los crímenes que a diario se comenten en El Salvador, la tragedia en Guatemala o la situación convulsa en Nicaragua.

“El sufrimiento puede pasar a formar parte de la intimidad del sujeto, en mayor medida cuanto más considere que afecta a su identidad, a su yo”, dice la profesora española María del Mar López Talavera, de la Universidad Antonio de Nebrija, de Madrid.

La catedrática López Talavera nos da una guía de lo que sería una forma responsable de informar sobre el dolor y el sufrimiento:

En primer lugar, además de las exigencias que afectan a cualquier profesional, el informador –ante el dolor- debe mostrar un escrupuloso sentido de discernimiento y discreción en la selección de sus mensajes. No debe olvidar el respeto a la persona que sufre, minimizando el daño de la información que ofrezca, mostrándose claramente humano en su espíritu de servicio.

En segundo lugar, el periodista ha de ser muy severo en el proceso de selección del material informativo que se haya recogido; para eso ha de tener muy claro qué es lo que pretende con su mensaje; cuál es la finalidad de la información y cuáles las partes que se pueden ver afectadas por su difusión.

En tercer lugar, el comunicador debe anteponerse a las consecuencias previsibles que sus decisiones tendrán en los ya debilitados dolientes. Resulta, por ello, muy útil intentar predecir algunas de las posibles reacciones de las víctimas, de modo que el informador sepa en todo momento cómo actuar en caso que se produzcan.

“Será la compasión, el sentido común y el buen hacer profesional del periodista lo que decidirá la conveniencia de difundir o no esa comunicación involuntaria del dolor. La meta del comunicador debería ser minimizar siempre el daño, nunca aumentarlo con su labor informativa, al tiempo que procure hacer todo el bien que le sea posible”, advierte la profesora López Talavera.

Tal como vemos el tratamiento de la violencia delincuencial, la tragedia en Guatemala o la violencia política, muchos de los principios esgrimidos desde la academia parece que no importan. Esta reflexión intenta poner en situación una especie común de mala praxis que vulnera la dignidad de la persona.

miércoles, mayo 30, 2018

Elecciones presidenciales y populismo

Por Guillermo Mejía

Cada vez es más evidente la presencia del espectáculo en el que la imagen y los discursos vacíos llenan el espacio público donde las audiencias siguen atrapadas, aunque manifiesten su repudio a la política y dicen sentirse defraudadas por las opciones dominantes en la dicotomía derecha e izquierda.

En ese marco, los periodistas persiguen a los políticos y los políticos buscan la atención de los periodistas más allá de que los adulen o critiquen, a pesar que en el fondo se repelen, ya que en ambos casos se ven con desconfianza y si al caso llegan a un acuerdo es sobre la base de una ganancia mutua.

Así, no fueron gratuitos los saltos de sapito que dio el ahora candidato presidencial por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), Hugo Martínez, durante el cierre de la campaña del partido, al igual que la adopción de una figura más sensata por parte de su contrincante Gerson Martínez.

Similar condición se encuentra en el proceso de elección de la candidatura en el partido de oposición Alianza Republicana Nacionalista (Arena) con los seudo debates que impulsaron hasta coronar al elegido Carlos Calleja frente a su par Javier Simán, no sin antes violentar la ley con una abusiva campaña electorera.

Y qué decir del posible candidato presidencial, todavía sin partido, Nayib Bukele que –muy al contrario de sus adversarios- ha incursionado haciendo uso del espacio cibernético para conectar especialmente con la juventud salvadoreña a quienes habla precisamente del fracaso de las opciones Arena-Fmln.

Según la Universidad Centroamericana (UCA), si bien Bukele “ha crecido en aceptación popular en la medida que Arena y el Frente han sumado desvaríos, incompetencias y abusos” aún tiene cuestiones que resolver, además tiene el problema de que, al parecer, “quiere quedar bien con todos, sin comprometerse con nada en concreto”. Para el caso, ¿qué son sus nuevas ideas?

En El libro “Política pop: De líderes populistas a telepresidentes”, de la argentina Adriana Amado, se nos advierte que “hasta el más revolucionario sucumbe a la seducción de verse en pantalla aclamado por multitudes y adulado en campañas publicitarias que repiten incansablemente que son los líderes que la patria necesita.”

Según la autora, América Latina ha sido propicia para los políticos populistas obsesionados por sus apariciones públicas “que diseminan una millonaria red de relaciones públicas sostenida con recursos estatales”. La comunicación es prioridad en el ejercicio del poder y en la búsqueda de gobernabilidad.

El líder pop necesita una prensa que lo venere o lo critique pero que jamás lo ignore, y que hable más de su imagen que de sus hechos. El caudillo obtiene del periodista repercusión y el periodista, del caudillo, temas de qué hablar. El periodista pop alardea de ser intérprete privilegiado de la voz de la gente igual que el caudillo pop se erige como vicario del pueblo.

No es difícil concluir que camino a las presidenciales de febrero de 2019 la ciudadanía salvadoreña se encuentra una vez más tentada por opciones populistas, sin nada concreto bajo el brazo, pero que sí saben sacarle jugo a las nuevas tecnologías para afianzar mentes y corazones. Esperemos el desenlace.

miércoles, mayo 23, 2018

La sociedad del siglo XXI: Más que informada entretenida

Por Guillermo Mejía

Cuando florecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el periodismo goza de ventajas en tiempo y espacio gracias a esos acelerados avances, inconcebibles hace unas tres décadas, existe el riesgo que la sociedad se vuelva cada vez más indefensa ante la ausencia de verdadera información.

Es una de las advertencias de la veterana periodista española Rosa María Calaf, en declaraciones al periódico español Público, frente a la imposición de un modelo periodístico que dista de responder al derecho a la información, pilar de toda sociedad democrática, y que se decanta por el entretenimiento.

“Estamos en un momento de incertidumbre donde la ciudadanía cree que está informada cuando está solo entretenida, en realidad”, consideró la que fuera corresponsal de la Televisión Española. “Y eso es muy grave. La calidad de la información que recibes es tan aceleradamente deteriorada que puede construir una sociedad muy indefensa”, añadió.

Al preguntársele sobre el hecho que “los ciudadanos creen que saben”, respondió: “Claro, esa es la falacia. Porque si no sabes, intentas saber. Pero cuando ya te han convencido de que sabes todo, te das por satisfecho”.

“Crees que con tantas pantallas, Twitter y Facebook ya es suficiente. Primero, eso no es verdad. Y segundo, piensa con qué calidad recibes la información. La información es cada vez más sesgada, menos independiente y menos rigurosa. Y así la ciudadanía se forma opinión en base a errores o mentiras”.

“Una serie de parámetros extraordinariamente peligrosos porque con esa opinión tienes mucho riesgo de equivocarte y, en consecuencia, las decisiones que vayas a tomar van a afectar a ti, a tus hijos y a la construcción del mundo”.

Rosa María Calaf reivindicó al periodismo como “pilar fundamental de la construcción social y del modelo social” y, en ese sentido, le reclamó responsabilidad e insistió en que “una sociedad que no está bien informada corre el riesgo de equivocarse al tomar decisiones”, como el hecho que “acabas decidiendo en contra de tus intereses, pero a favor de los intereses de unos pocos”.

La galardonada periodista española, nacida en Barcelona, puso ejemplos como la relación de los europeos con el presidente estadounidense Donald Trump y la salida de los británicos de la Unión Europea donde los medios “han difundido una cantidad de mentiras tremendas y están haciendo un proceso de (en)cerrar a la gente en burbujas”.

Calaf lamentó lo que considera condiciones de precariedad en que trabajan los periodistas, una manera de control, porque “si tus redactores trabajan en situación de estrés y angustia el resultado tendrá peor calidad”, lo que lleva a dos conclusiones: Ningún respeto por la profesión y ninguna voluntad de excelencia informativa.

“Vender que la precariedad fue producto de la tecnología o de un momento económico es una cortina de humo. Lo que existe detrás es una voluntad de que las redacciones no hagan el periodismo que deben hacer, el riguroso y de investigación”, afirmó.

Los periodistas caen en la copia-pega y el hecho de publicar muchos temas, pero sin profundizar: “Eso es convertir al periodismo en una apariencia de información. Hacemos el papel de periodistas, pero no lo ejercemos, porque no tenemos ni recursos y, en muchos casos, ni la formación para ejercerlo”, sentenció.

miércoles, mayo 16, 2018

El despido de periodistas

Por Guillermo Mejía

Una serie de despidos de trabajadores de medios de comunicación social ha alertado a organizaciones de profesionales que incluso denuncian que, luego de consumarse los hechos, no se entregan las indemnizaciones conforme a la ley, además que se conoce de empresas que se apropian de las cuotas del seguro social y afps.

Las denuncian provienen de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), así como del Colectivo de Mujeres Periodistas, Comunicadoras y Trabajadoras de la Información, quienes registran al menos 170 despidos entre el 15 de abril y el cuatro de mayo pasados, situación que, aunque no es nueva, preocupa.

Entre los casos denunciados se encuentran despidos en Telecorporación Salvadoreña (TCS), el canal Gentevé del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) y el periódico La Prensa Gráfica donde se argumenta que obedece a problemas económicos y procesos de reestructuración empresarial.

“Para nosotras, estos nuevos despidos son de mucha preocupación pues es un claro indicador de la situación de inestabilidad laboral a la que nos enfrentamos como gremio y las condiciones de vulnerabilidad que vivimos”, señaló el Colectivo de Mujeres Periodistas, Comunicadoras y Trabajadoras de la Información.

“Consideremos necesario enfatizar en que las mujeres periodistas y comunicadoras, además de esto, también estamos expuestas a otras vulneraciones a nuestros derechos”, agregó la organización.

Según las denuncias, se llega al colmo de que no se entregan las indemnizaciones a los despedidos como reza la ley, sino que tienen que acudir al ministerio de Trabajo e incluso a los tribunales correspondientes, generando todo tipo de costos, además de que existen empresas que se apropian de las cuotas del seguro social y de las afps.

“Desde este colectivo preocupa que cada vez es más evidente la precariedad en la que están laborando el gremio periodístico y afines a la comunicación. No hay estabilidad, no se respetan horarios ni prestaciones, pero sí se les exige indiscriminadamente”, afirmó el colectivo de mujeres que demanda la intervención de las autoridades respectivas.

Ante situaciones como las denunciadas, desde la Mesa de Protección a Periodistas y Trabajadores de Medios Relacionados con la Información, donde está la APES, se ha insistido en la creación de una ley especial que sea aprobada por la Asamblea Legislativa a fin de proteger a los periodistas y comunicadores.

En esa misma dirección, considero que en el espacio mediático son necesarias la apertura a la pluralidad, para la construcción de una agenda que posibilite la participación de todos; la lucha por la integridad profesional de los periodistas; la creación de observatorios de medios; el compromiso de empresarios y políticos en no entorpecer el trabajo periodístico.

Además, la promulgación del estatuto profesional del periodista y una legislación moderna sobre comunicación; el fomento de la auto-crítica de los medios y la crítica de la ciudadanía sobre dicha práctica; la construcción de ciudadanía como eje primordial de la práctica periodística; colocar a la ética como eje central del trabajo periodístico; y la lucha por la dignificación del periodista.