jueves, diciembre 20, 2012

Reflexiones en tiempos del Baktun maya

Por Guillermo Mejía

Como se advirtió con tiempo, el final del mundo no llegó. La preocupación para la mayoría de compatriotas siguen siendo la pésima situación socio-económica y la inseguridad que por mucho que se esfuerce el gobierno de turno no se puede maquillar con cifras que en otro país a cualquiera le pondrían los pelos de punta.

Según las autoridades, la economía crecerá al final del período no más de un 1.7 por ciento –la menor en el área centroamericana- mientras el promedio de asesinatos diarios fue de 5.3, en especial por la supuesta tregua pandillera que inició en marzo pasado, esfuerzo en nada transparente y del cual el gobierno no se hace cargo.

Antes el promedio era de hasta 14 crímenes al día. El ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payés, prometió reducir las muertes violentas en un 30 por ciento, algo increíble por las buenas, pero el funcionario dijo con vanagloria que había logrado el 41 por ciento, el problema está en que no aclaró cómo hizo el milagro (se dicen muchas cosas feas al respecto).

Las encuestas y las conversaciones muestran que ambos temas, el socio-económico y la inseguridad, serán preocupación en lo que resta de aquí a las elecciones presidenciales de 2014 donde ya están en el ruedo Salvador Sánchez Cerén, del partido oficial Fmln; el alcalde capitalino Norman Quijano, de Arena; y el ex presidente Elías Antonio Saca.

Qué beneficioso sería para la sociedad salvadoreña que se instituyera desde el sistema mediático nacional una forma ciudadana de cobertura de este proceso electoral, que recogiera desde las urgencias y necesidades de la gente los puntos centrales que tendrían que verse reflejados en las plataformas electorales partidarias.

Además, que esos puntos centrales fueran los motivos de elección, más allá de las figuras presidenciales montadas a puro marketing político, dado muchas veces a la falsedad que a la cruda realidad, con lo que se “ciudadanizaría” la construcción de candidaturas que respondan a los intereses populares no a la de las tradicionales cúpulas partidarias o poderes fácticos.

De esa forma, se tendría la oportunidad de reconocer desde el discurso mediático información de peso y contexto que den luces sobre génesis, motivos, quehaceres, compromisos y trayectoria de los partidos políticos, así como de sus candidatos a la presidencia de la República. La gente tiene derecho a conocer sin maquillajes quiénes son Sánchez Cerén, Quijano y Saca.

En ese contexto, en este mismo espacio me he referido a la necesidad de ir construyendo otra forma de hacer política que vaya, a la vez, encarnando en la conciencia colectiva, porque la sociedad tiene que entrar en la dinámica de la participación ciudadana, heredera de la construcción de un futuro sobre las bases de la justicia social, la libertad y la paz.

De esa manera, también esa sociedad tiene que ir forzando la consolidación de un nuevo Estado, que se pretendió en alguna medida construir con los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, pero que recibieron el torpedeo de sectores de poder que, aún ahora, siguen esgrimiendo los mismos argumentos con el fin de garantizar sus privilegios.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta los valladares.

Al respecto, el padre José María Tojeira, de la Universidad Centroamericana (UCA), escribió en su columna periodística que: “El año próximo suena ya a debate. Lamentablemente ignoramos qué tipo de debate tendremos. Acostumbrados al griterío de la Asamblea y a la pobreza de la propaganda política, los ciudadanos vemos con aprensión esta larga campaña que se avecina”.

“Y con la amenaza de que el debate será más aburrido al ser tres los que repetirán sus mensajes. La confianza ciudadana en los políticos está tan deteriorada que, salvo que se dé alguna novedad, será difícil que la campaña añada al país algo distinto al actual desgaste de la institucionalidad democrática. Y lo novedoso solo se dará si hay un verdadero diálogo nacional”, agregó.

Hagámonos sentir políticamente y también celebremos el Baktun maya como parte de nuestra herencia ancestral.












jueves, diciembre 13, 2012

El real diccionario de la vulgar lengua guanaca

Por Guillermo Mejía

El escritor, poeta y periodista Joaquín Meza ha hecho un loable esfuerzo de investigación lingüística y nos ha entregado su obra Real Diccionario de la vulgar lengua guanaca (Nekepú Editores, San Salvador, El Salvador, 2008). Una obra fenomenal que registra las formas en que el español ha sido enriquecido por sus hablantes en esta parcela centroamericana.

“Es éste un esfuerzo transformado en material de trabajo que complementa otras labores de estudiosos investigadores de nuestra lengua vernácula, es una obra que nos proporciona una información completa, muy bien investigada y claramente explicada de la riqueza de regionalismos que usamos en El Salvador”, dice Carlos Alberto Saz, de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

“El contenido del texto replantea, una vez más, el traído y llevado problema de las malas palabras. En estos contradice a los diccionarios habituales, sobre todo al de la mencionada Real Academia Española, que sólo registra los vocablos ‘cultos’, correspondientes al habla de la gente ‘decente’”, comenta el académico y escritor José Humberto Velásquez.

A propósito de este “mataburros”, el propio autor Meza escribe: “Yo no he inventado una pinche palabra ni un pinche significado. Cuando tuve dificultad para conceptualizar un vocablo fui a la calle y oí, escuché y pregunté, y confronté; y pude, así, ‘definir’ aquel vocablo, después de estar seguro de que significa eso y solamente eso".

Como muestra de la excelente obra a continuación una serie de vocablos:

Acabadura. f. de acabar. Semen. V. acabada, cabadura, chilguetazo, chilguete.

Ajotarse. v. tr. Animarse. Motivarse. V. Calentarse, cucarse, empilarse, picarse, tentarse, toriarse.

Bagre. m. Zool. (Del cat. Bagre, y éste del lat. pagrus. Arius guatemalensis. despect. Mujer gorda, fea. V. burula, guazapa, tinamaste, totoposte.

Bayuncada. f. aum. de bayunco. Graceada. Payasada. Bufonada. Conducta de mal gusto. V. bausanada, guiyada, patanada.

Caballitos. m. pl. dim. de caballo. “Pequeñas excrecencias tumorales transmitidas sexualmente, las cuales aparecen externamente en los órganos genitales. Técnicamente se conocen como condilomas acuminados. Para eliminarlos, algunas personas han empleado tópicamente el ácido de ‘batería’ (sulfúrico) y ácido nítrico (el utilizado en joyería).” (Julio César González Ayala. Botánica medicinal popular; p.36.)

Cachirulazo. m. aum. cachirulo. Trago alcohólico. V. alcolazo, arcol, bombazo, cachimbazo, cañonazo, birongazo, farolazo, lija, lijón, rojazo, rielazo, talaguashtazo, talegazo, tapirulazo, tapis, trancazo, tranquilino, vergazo, zangolotazo, zangolote.

Desvergue. m. neol. integr. por el pref. des- y verga. Desorden, pelea, zafarrancho. V. alboroto, ajolote, bronca, buruca, changoneta, chapandongo, descachimbe, despije, ensalada, guasa, ojaceyo, revoltijo, resoluto. 2. Durante la guerra civil (1980-1992), enfrentamiento armado entre las fuerzas armadas gubernamentales y las guerrilleras del FMLN.

Encabronado –da. adj. p. p. de encabronar. 2. Enojado, enfurecido, fastidiado. V. caliente, chichintora, emputado, encachimbado, encandilado, encerotado.

Enchucar. v. Ensuciar. V. empuercar, chingastiar, chipustiar, chorriar, chuquiar, pringar.

Faje. m. De fajar. Comida, alimento. –En este nuevo restaurante te dan buen faje por dos pesos. V. abasto, alivián, aliviane, bastimento, bugui, chilipucas, chipilines, cojín, comestraje, pasto, rebane.

Ganguero -ra. adj. De ganga. Persona que ofrece gangas o que pretende obtener lucro a bajo costo. V. alagartado, azadón, brocha, embudo, galgo, gañán, lagarto, larva, martillo, paracaidista, parachute, piraña, truquero, venenoso, vivián, vivo.

Gatiar. v. (Del lat. pedibus manibusque, incedere, perrepere, reptare. Catalán: gatajar. De gato. Desplazarse con las cuatro extremidades. –Mi chicha comenzó a gatiar a los nueve meses. 2. Desplazarse reptando subrepticiamente por la noche a buscar una mujer que ya se encuentra acostada, a fin de tener sexo.

Son quinientas páginas donde se registra una variedad de vocablos. Qué buen esfuerzo de Joaquín Meza, nacido en San Salvador, en 1956. Otras obras del autor son: SALmyths, poesía bilingüe, 1993; Rubén Darío en El Salvador, 1991; El Cipitío en El Salvador Sheraton (con otros), 1990; y en preparación Topónimos de El Salvador y Recetario popular.












jueves, noviembre 22, 2012

De la tregua de las pandillas y otros demonios

Por Guillermo Mejía

El ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payés, cumplió su primer año en el cargo y no perdió la oportunidad para lucirse en el sistema mediático nacional, donde insistió en el éxito de la tregua entre las pandillas y anunció otra propuesta de las maras que demandan la instauración de “municipios santuarios”. Pero el general no sale de su laberinto.

Para la reflexión sobre tan oscura realidad resultó un excelente ejercicio la radiografía del fenómeno de la militarización, crimen organizado y pandillas, desarrollada por autoridades de la Universidad Centroamericana (UCA) recientemente con ocasión del XXIII Aniversario del asesinato de los padres jesuitas y sus colaboradoras, ocurrido el 16 de noviembre de 1989.

Si bien hubo coincidencia entre los participantes en que hay que buscar una salida humanizada al flagelo de las pandillas, también Jeannette Aguilar, directora del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP); Andréu Oliva, rector de la UCA; y José María Tojeira, director de Pastoral Universitaria, demandaron del gobierno transparencia y seriedad frente a la ciudadanía.

“La tregua se ha manejado hasta hoy bajo una enorme opacidad”, afirmó Aguilar, “las múltiples contradicciones que están presentes en la retórica del ministro de Justicia y Seguridad, quien ofrece constantemente diversas versiones en torno al asunto al tiempo que asegura contar con el monopolio de la verdad le han restado credibilidad al proceso”.

Luego se hizo varias preguntas: ¿Cuál fue el papel del gobierno en todo esto?, ¿qué otros privilegios además de los traslados y de los televisores plasma han recibido los pandilleros en sus cárceles?, ¿hasta dónde los beneficios penitenciarios se están distorsionando en el marco de este acuerdo?, ¿cuál es el verdadero rol de los llamados facilitadotes?, ¿existen otras treguas que no nos han contado?

En el fondo, la directora del IUDOP ve varias amenazas por las fallas que tiene el proceso. En primer lugar, se rompa el pacto. En segundo lugar, se desencadene una reacción violenta de las pandillas que “podría ser utilizada por el Estado para justificar una represión masiva que legitime nuevas regresiones autoritarias”. En tercer lugar, se inicie una nueva guerra entre las maras.

Y advirtió una amenaza muy particular: “Si en efecto el crimen organizado también ha tomado parte de ese proceso y la tregua entre pandillas es solo un distractor para facilitar un corredor logístico para el paso de la droga en el país, en el corto plazo es probable que la violencia se institucionalice y las mafias se infiltren en el Estado”.

Como lo prueban otras experiencias en el mundo, entre ellas Colombia, “cuando las mafias se institucionalizan la violencia se reduce”, dijo.

Por su parte, el rector de la UCA, Andréu Oliva, al referirse al crimen organizado en el país advirtió que éste mantiene vínculos con políticos, elites económicas, el Estado y las mismas pandillas.

“En primer lugar, con los políticos, tanto de derecha como de izquierda, con quienes es fundamental coordinar para poder operar y el crimen organizado les puede pagar muy bien estos favores. Los vínculos entre políticos y crimen organizado se dan en todas partes, pero en el caso de El Salvador son estructurales” pues creció utilizando las estructuras de quienes participaron en la pasada guerra.

“En segundo lugar, las investigaciones revelan vínculos del crimen organizado con las elites económicas. Estas alianzas son fundamentales sobre todo para el lavado de dinero y otros negocios ilícitos que a menudo requieren de una fachada legal. Algunos informes revelan nombres de algunos hombres de negocios y políticos importantes, tanto de la derecha como la izquierda”, añadió.

En ese marco, el rector de la UCA señaló que la militarización de la cartera de Justicia y Seguridad, así como de la Policía Nacional Civil significa retrocesos importantes en el combate al crimen organizado.

Puso de ejemplo: “El regreso a puestos operativos de miembros de la policía que tenían expedientes de investigación abiertos señalados por los informes por su vinculación al crimen organizado, la destitución o traslado de personal policial que había informado responsabilidades graves del crimen organizado, el control del centro de información policial, la inteligencia militar y el Organismo de Inteligencia del Estado por miembros del ejército”.

“Estas medidas parecen indicar que la política actual de seguridad se rige por la premisa ‘si no puedes contra tu enemigo únete o alíate con él y al menos tendrás un cierto control del mismo’”; por lo tanto, "la actitud de las autoridades locales respecto al crimen organizado solo puede definirse como pasiva y encubridora, pero parece lógica que sea así por el alto nivel de infiltración que tiene el crimen organizado en las instituciones estatales como en diversos niveles de la sociedad”, denunció Oliva.

El rector de la UCA brindó, a la vez, algunas cifras que ilustran la forma en que ha avanzado el crimen organizado y el narcotráfico en El Salvador: Las Naciones Unidas estiman que entre los años 2004 y 2005 el 88 por ciento de la droga del Sur a Estados Unidos pasaba en la ruta de Centroamérica a México y un 5 por ciento se quedaba en el área para el consumo.

“Por su parte, la DEA –oficina antidrogas estadounidense- estimó que en los años 2010 y 2011 el tráfico de drogas en nuestro país oscilaba entre las 565 y 600 toneladas de cocaína. La participación de los grupos salvadoreños consiste principalmente en el transporte, la descarga, la protección, la custodia de la mercancía y el reembarque hasta su destino final en Estados Unidos”, agregó Oliva.

Ahora ya no solamente se queda el 5 por ciento de la droga, sino que el pago en especie puede andar por el 20 por ciento de la droga transportada, pues “desde hace algún tiempo los carteles mexicanos y colombianos, los dueños de la droga, decidieron pagar a los transportistas en especie”, situación que se presta para la generación de violencia por el control del “narcomenudeo”.

“Esto supondría un mínimo de 28 toneladas si fuera el 5 por ciento y un máximo de 120 toneladas de droga si fueran 600 toneladas de droga que transitan anualmente por El Salvador. A esta droga hay que darle salida, hay que convertirla en dinero en efectivo para cubrir los gastos de su transporte y obtener ganancias”, sentenció Oliva.

Por su lado, el padre José María Tojeira, director de Pastoral Universitaria, hizo un recuento de cómo ha existido una “remilitarización” de la sociedad, principalmente, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, entre el gobierno y la guerrilla, en 1992. La sociedad salvadoreña ha vivido en un espejismo pensando que la Fuerza Armada es la institución que sí cumplió con esos Acuerdos.

“Otorgar a los militares cada vez papeles protagónicos es peligroso, poco democrático y enturbia todavía más una situación como la actual, que es una situación de cambio en desconcierto y en dificultades grandes para el cambio”, advirtió Tojeira.

En síntesis, una situación nada bonancible, compatriotas. ¿Y diay?












miércoles, noviembre 07, 2012

La alfabetización digital en el Siglo XXI

Por Guillermo Mejía

La sociedad contemporánea, caracterizada por la producción de información y conocimiento inestable, en permanente cambio, en constante transformación, como contraposición a la producción cultural tradicional –estable e inalterable en lo físico, en lo material- urge de un sujeto que construya una identidad digital como ciudadano autónomo, culto y democrático en la red.

Son las conclusiones de los maestros Manuel Area Moreira, de la Universidad de La Laguna, España, y María Teresa Ribeiro Pessoa, de la Universidad de Coimbra, Portugal, sobre la necesidad de esas nuevas alfabetizaciones para la formación de ciudadanía de la sociedad digital en un entorno que pasó de una cultura “sólida” a una cultura “líquida”.

Los educadores nos advierten que se han trastocado las reglas de juego tradicionales de elaboración, distribución y consumo de la cultura a partir de la metáfora de lo sólido y lo líquido, que caracteriza los procesos de cambio sociocultural actuales, impulsados por la presencia indiscutible de las tecnologías de la información y comunicación (TIC).

“Las TIC han provocado, o al menos han acelerado, una revolución de amplio alcance en nuestra civilización que gira en torno a la transformación de los mecanismos de producción, almacenamiento, difusión y acceso a la información; en la forma y los flujos comunicativos entre las personas; así como en los lenguajes expresivos y de representación de la cultura y el conocimiento”, afirman.

“Los nuevos tiempos han generado nuevos actores (Internet, la telefonía móvil, los videojuegos y demás artilugios digitales) que están cambiando nuestra experiencia en múltiples aspectos: en el ocio, en las comunicaciones, en el aprendizaje, en el trabajo, etc. Lo digital es una experiencia líquida bien diferenciada de la experiencia de consumo y adquisición de la cultura sólida”, añaden.

Esa realidad remite a nuevos enfoques y modelos de alfabetización y aprendizaje del ciudadano del Siglo XXI, que construya una identidad digital como ciudadano autónomo, culto y democrático en la red, para lo cual Area Moreira y Ribeiro Pessoa estiman seis dimensiones de producción, consumo y difusión de la cultura que coexisten, entrecruzan y se desarrollan de forma paralela.

Primera, la web como biblioteca universal: la sobreabundancia de información genera “infoxicación”. Por ello, distintos autores afirman que la sociedad de la información no significa necesariamente una sociedad de mayor conocimiento. Una cosa son los datos y otra bien distinta es la capacidad de interpretarlos, darles sentido y significado útil para ciertos propósitos. Esto último es transformar los datos informativos en conocimiento. Una de las metas del sujeto alfabetizado en la cultural digital.

Segunda, la web como mercado o zoco digital: la información como materia prima de la nueva economía. La información ha pasado a convertirse en la materia prima de importantes sectores económicos de la denominada nueva economía o capitalismo digital. Las compras on-line, la gestión de servicios con las administraciones públicas, la comunicación vía Internet con empresas, asociaciones, entidades gubernamentales, el chequeo y gestión de nuestras finanzas o actividades comerciales.

Tercera, la fragmentación de la cultura: el triunfo del microsentido. La cultural de la Web 2.0 es fragmentada, es como un puzzle de microsentidos, donde el individuo debe construir su propio relato de experiencia en los entornos digitales. La cultura vehiculada a través de las redes son piezas cortas, breves, separadas unas de otras, pero entrelazadas mediante vínculos para su consumo rápido.

Cuarta, la web como ágora pública de comunicación: las redes sociales. La Web 2.0 muchos la denominan como la red social en el sentido de que nos permite estar en contacto permanente con otros usuarios y de este modo, construir comunidades o grupos de comunicación horizontal. Internet no solo es un entramado global de máquinas o herramientas tecnológicas, sino un espacio de comunicación social, es una plaza pública de encuentro e intercambio de seres humanos.

Quinta, la web es un territorio creciente de expresión multimedia y audiovisual. Cada vez más, la web se llena de imágenes, sonidos, animaciones, películas audiovisuales. Internet ya no es solo un ciberespacio de textos o documentos para leer. Ahora, de forma creciente la Web 2.0 es un lugar donde publicar y comunicarse mediante fotos, videoclips, presentaciones o cualquier otro archivo multimedia.

Sexta, la web como ecosistema artificial para la experiencia humana. Internet y demás tecnologías digitales están permitiendo construir un medio ambiente artificial que posibilita experiencias sensoriales en entornos tridimensionales o de mezcla entre lo empírico y lo digital, como es el caso de la realidad aumentada.

Las experiencias representan un “caleidoscopio de códigos expresivos y acciones comunicativas bien diferenciadas de lo que es la comunicación a través de la escritura y lectura en documentos de papel”, según los educadores mencionados, por lo que surge esa nueva alfabetización que recoge un enfoque liberador y dialógico, así como el de la educación política del ciudadano.

Entendido ese elemento fundamental, donde los autores exponen las seis dimensiones de producción, consumo y difusión de la cultura que coexisten, entrecruzan y se desarrollan de forma paralela, que sirven para que el sujeto alfabetizado con relación a la web sepa qué hacer, los autores detallan los cinco ámbitos de aprendizaje de ese ciudadano.

Uno, competencia instrumental: relativa al dominio técnico de cada tecnología y de sus procedimientos lógicos de uso. Tener habilidades para el uso del hardware y del software o programas informáticos.

Dos, competencia cognitivo-intelectual: relativa a la adquisición de los conocimientos y habilidades cognitivas específicas que permitan buscar, seleccionar, analizar, interpretar y recrear al enorme cantidad de información a la que se accede a través de las TIC así como comunicarse con los demás.

Tres, competencia sociocomunicacional: relativa al desarrollo de un conjunto de habilidades relacionadas con la creación de textos de naturaleza diversa (hipertextuales, audiovisuales, icónicos, tridimensionales, etc.), difundirlos a través de diversos lenguajes y poner establecer comunicaciones fluidas con otros sujetos a través de tecnologías.

Cuatro, competencia axiológica: relativa a la toma de conciencia de que las TIC no son asépticas ni neutrales desde un punto de vista social, sino que las mismas inciden significativamente en el entorno cultural y político de nuestra sociedad, así como a la adquisición de valores éticos y democráticos con relación al uso de la información y la tecnología.

Cinco, competencia emocional: relativa al conjunto de afectos, sentimiento y pulsiones emocionales provocadas por la experiencia en los entornos digitales.

En conclusión:
“La alfabetización en general, y de modo particular la denominada alfabetización digital, debemos analizarla como un problema sociocultural vinculado con la formación de ciudadanía, y debiera plantearse como uno de los retos más relevantes para las políticas de las instituciones educativas destinadas a la igualdad de oportunidades en el acceso de la cultura”, señalan los catedráticos.

“Sin alfabetización no podrá existir desarrollo social armonioso en la sociedad del Siglo XXI. Sin población culta –es decir, que posea una cultura sólida- no habrá una sociedad líquida que sea democrática e inteligente”, agregan los maestros Area Moreira y Ribeiro Pessoa.

(La alfabetización en la cultura digital o líquida de la Web 2.0 es algo más complejo que el mero aprendizaje del uso de herramientas de software social (blogs, wikis, redes, y demás recursos del “cloud computing”)











jueves, octubre 25, 2012

El toque de Arturo Ambrogi con Rubén Darío

Por Guillermo Mejía

Cuenta el cronista nacional, Arturo Ambrogi (San Salvador, 1874-1936), que en tiempos de Francisco Menéndez –por 1890- el poeta Rubén Darío volvió de Chile, colmado de éxitos, y con ayudita del presidente fundó un diario, unionista, literario y semioficial. Un vespertino que recogía exquisitas plumas cuyo aroma “se nos subía al cerebro en oleadas y nos producía el efecto de una borrachera”.

Ambrogi, el más riguroso estilista dice la crítica, autor de obras como Bibelots (1893); Cuentos y Fantasías (1895); El Libro del Trópico (1907); Marginales de la Vida (1912); Crónicas Marchitas (1916); y El Jetón (1936), fue un viajero incansable y amigo de poetas y literatos como el mismo Darío, Leopoldo Lugones y Enrique Gómez Carrillo.

“Aquel papel vespertino era nuestro ‘breviario de emociones’. Todas las tardes, a la hora en que el ‘hombre de la escalera’ pasaba encendiendo los faroles de gas de las calles, y en el Bolívar, las golondrinas tomaban por asalto los naranjos, nosotros nos encaminábamos a la administración del diario (…) y con mano temblorosa comprábamos, y doblábamos cuidadosamente nuestro ejemplar.”

“¡Con qué ansia desplegábamos el periódico, y con qué curiosidad recorríamos sus columnas! Con voracidad de hambriento caíamos sobre la lectura de nuestra preferencia. Así, por nuestros ojos deslumbrados desfiló ese cuadrito holandés que se llama El Fardo, esa luminosa fantasía que se llama El Rubí, esa confesión tierna e ingenua de Palomas blancas y garzas morenas.”

Embriagado por el “rubendarismo” que impregnaba el ambiente, Ambrogi dice: “A la sombra de ese laurel glorioso, al amor de ese sol, en ese huertecito en que las rosas florecían con la impetuosidad y abundancia de las ortigas en un erial, antojóseme un día de tantos plantar mi albahaca, y hacerla florecer.”

“Planté y regué, solícito, mi planta. Y un día ¡osado sin igual! cuando recogí la primera florecilla, empapada en el rocío de la noche, en lugar de tomarla y encerrarla entre las páginas de un libro favorito, tuve la osadía de enviarla… ¡Dios mío, todavía tiemblo al recordarlo! tuve la osadía sin igual de enviarla en busca de sitio al regio búcaro de alabastro en que la flora exótica de Rubén despedía, como manirrota, todo el perfume de sus opulentas corolas.”

Continúa: “¡Con qué cuidado, con qué primor copié mi artículo! ¡Qué lujo de mayúsculas! ¡Qué simetría de renglones! Papel fino. Tinta morada (que todavía uso, y que el alemán Bolaños llama ‘tinta arzobispal’). Era una prosa de un lirismo infantil, estupendo; una prosa (dos carillas de bloc corriente), en que cantaba la venida del mes de mayo, a través de Bécquer y de José Selgas, y a la que Toño Solórzano había declarado, cuando se la leí, digna del mismo Rubén Darío!!!”

“¡Con qué meticulosidad doblé el papel, y lo metí en un sobre! Temblaba. No acertaba en decidirme. Una vez rotulado: ‘Señor Director de La Unión’ vino el problema ¡arduo por cierto! del envío. ¿Cómo enviar aquello? Por correo, naturalmente. ¿Pero si se extraviaba? No. ¡Mejor llevarla personalmente, entregársela yo mismo al propio Rubén Darío, y rogarle su publicación!”

Una noche, Ambrogi, pasó por la oficina del periódico y dejó el sobre en el buzón, aunque esa noche no pudo dormir pensando en el destino de sus ideas paridas en las manos del poeta.

Al día siguiente, según el cronista nacional, a la hora en que el diario era lanzado a la circulación callejera, como siempre, fue por el ejemplar. “Serenidad, serenidad ante todo. Hay que saber ser hombres”, pensó. Miró el ejemplar y… “¡Nada! ¡Dios mío! ¡Qué desilusión! Todos mis ensueños veníanse, ruidosamente, a tierra. Hasta creo que en mis pupilas amagó una lágrima.”

“¡Y nada tampoco al siguiente día! ¡Y nada el otro, y el otro, y el otro! Nada. ¡Nada! ¡Mi fracaso era completo!”

Ambrogi se interrogó con desconsuelo: “Mi pobre artículo ¿se habría quedado el pobrecillo haciéndole compañía al Diccionario de la Real Academia, y a la punta de cigarro de don Santiago? Habría rodado hasta la cesta de papeles inútiles, hecho cuatro tiras?”

El tiempo pasó. Ambrogi está en Buenos Aires, una noche en el Luzio, en una reunión de amigos, uno de ellos el mismísimo poeta Rubén Darío. Cada uno de los tertuliantes hablaron de la iniciación de su carrera, y cada uno se conmovió al hacerlo.

“Yo conté ingenuamente, mi historia: mi primer artículo, rodando al cesto. Rubén clavaba con insistencia en mí aquellos sus ojos que parecen que no ven. Y su boca enigmática sonreía. De pronto dejó de sonreír… ¿se encendería de súbito, en su cerebro algún recuerdo? ¿Recordaría acaso la cubierta asalmonada que en la noche de un lejano día centroamericano recogió de su buzón entre telegramas y sobres llenos de timbres postales, y arrojó indiferente al cesto de los papeles inútiles? No puede ser. Pero mi anécdota tuvo la fuerza de emocionarle.”

“Vi que sus ojos refulgieron. Sus párpados aletearon, cerrándose breves instantes. Su boca enigmática dejó de sonreír. Algún recuerdo estaba eslabonado a aquel tiempo. No había duda. Sentía pasar algo por su alma, que la sacudía. Declaro que me sentí satisfecho. Y hasta llegué a pensar que aquella era mi mejor venganza: hacer conmoverse al glorioso poeta, Sumo Pontífice de la pose, y así, entregarle, atado como un nazareno, al truculento titeo de algunos de los miembros de La Siringa.”











lunes, octubre 08, 2012

El significado pertinente de la comunicación

Por Guillermo Mejía

Una definición de la comunicación en su sentido más complejo, a partir de que su significado implica intercambio dinámico de los roles de emisor y de receptor, además de buscar el beneficio de todos los participantes, se vuelve necesaria y trascendente en cuanto persiste una visión reducida que privilegia la práctica mediática.

Esa conclusión general tiene la catedrática mexicana Miriam Herrera Aguilar, de la Facultad de Ciencias políticas y Sociales, Universidad de Querétaro, sobre un problema de fondo en la investigación científica de la comunicación, por cuanto se asume de forma distorsionada que el campo de acción son los medios de información y comunicación.

“La comunicación se revela hoy como un quehacer tan antiguo como la humanidad, como un término omnipresente en los discursos locales, nacionales e internacionales, como una profesión de moda, pero también, como un concepto poco comprendido incluso por quienes incursionamos en este campo de estudio”, advierte la maestra mexicana.

En ese sentido, nos recuerda algunas definiciones sobre la comunicación:

En primer lugar, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (2001), comunicación se deriva del latín “communicatio” que significa “acción y efecto de comunicar o comunicarse”. Trato, correspondencia entre dos o más personas. Transmisión de señales mediante un código común al emisor y receptor. Unión que se establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras, vías, canales, cables y otros recursos. Se complementa con el término comunicar: Hacer a otro partícipe de lo que uno tiene.

En segundo lugar, en el significado etimológico del término comunicación se observa que el concepto surge a partir de una noción más compleja que la de “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”. Alrededor del siglo XIII, comunicación se retoma del latín “communicatio” que significa poner en común, intercambio de ideas, acción de dar a conocer. Hacia finales del siglo XIV, la noción se introduce en la lengua francesa con el sentido general de “forma de estar juntos” y se plantea como un “modo privilegiado de relaciones sociales”.

“Como se puede observar, desde su origen, la comunicación implica una reciprocidad que va más allá del sentido unidireccional que muchas veces encontramos, implícita o explícitamente, en la práctica de la comunicación como campo de estudio. El quehacer de comunicar se revela complejo”, señala Herrera Aguilar.

En cuanto a la comunicación y sus modelos de interpretación, la autora mexicana nos recuerda el tratamiento de las teorías contemporáneas de comunicación, desarrolladas sobre todo en el siglo pasado, los cuales difieren en el fondo del significado de comunicación de siglos anteriores:

El primer modelo: “quién dice qué, a través de qué canal, a quién y con qué efecto” propuesto por el politólogo Harold Lasswell y reforzado por el matemático e ingeniero Claude Elwood Shannon (1948), quien interpreta este proceso como “la reproducción exacta o aproximada de determinado mensaje de un punto a otro”.

El segundo modelo, que se refiere a las aportaciones de Melvin de Fleur (1966), quien hacer surgir el rol de la retroalimentación haciendo más complejo el esquema lineal pasando a un esquema dinámico. Empero, las aportaciones de esos estudiosos se ven rebasadas por la concepción del quehacer comunicativo que data de siete siglos atrás y más aún, si se toman en cuenta las reflexiones que se hacen de la comunicación en Grecia durante la época helenística.

El tercer modelo, propuesto por Abraham Nosnik (1996), sobre una concepción de comunicación que va más allá de las etapas lineal y dinámica, pero fincada en los logros de estas mismas. El investigador mexicano la llama comunicación productiva: habla de una comunicación que, además del intercambio dinámico de los roles de emisor y receptor, busca el beneficio de todos los participantes. Este modelo se acerca más al concepto propuesto siglo atrás por su complejidad.

La catedrática mexicana Herrera Aguilar asume la pertinencia de ese modelo con un concepto más completo de comunicación y, tras su reflexión, se hace las siguientes interrogantes: ¿Qué ha generado, no que la práctica de la comunicación, sino el estudio de ésta se haya alejado de esta concepción “primera”? ¿Este “poner en común, esta “forma de estar juntos”, reflejados en un “modo privilegiado de relaciones sociales”, no tendrían que conformar la base del objeto de estudio de la comunicación? ¿Por qué estas concepciones aparecen minimizadas en un imaginario donde los medios de comunicación se revelan como privilegiado objeto de práctica y estudio de la disciplina que nos ocupa?

La profesora mexicana encuentra las posibles respuestas en los aportes del cientista social alemán Jurgen Habermas, entre otros intelectuales que retoma, quien advierte que pareciera que los estudiosos de la comunicación nos movemos en una “civilización determinada por la ciencia y la técnica” con lo que se torna un problema.

“Esta institucionalización del progreso científico y técnico, y su consecuente legitimación por parte de los individuos, se va a traducir en una conciencia tecnocrática en la que, según Habermas el mundo de la ciencia transmigra al Mundo sociocultural de la vida, adquiere un poder objetivo sobre la autocomprensión y viola un interés inherente a la existencia cultural: le lenguaje. Esto, porque a través del lenguaje ordinario, se da una comunicación que determina tanto una forma de individuación como de socialización”, señala Herrera Aguilar.

Por lo tanto, sería preciso replantearse el campo de estudio de la comunicación alejados de la perspectiva tecnocrática, para abordarlo desde un sentido más amplio, o sea desde esa “primera” definición de comunicación que data de siglos atrás.

“Esto implicaría, además de estudiar los fenómenos producidos a partir del desarrollo y uso de medios de comunicación, observar también el quehacer comunicativo como esencia del hombre y, como consecuencia, de su cultura. Todo esto, desde un punto de vista crítico”, asegura la catedrática mexicana. El sujeto se relaciona con su espacio objetivo y subjetivo, incluidos los medios de información y comunicación.












jueves, septiembre 20, 2012

El Salvador: El culto oficial a la mentira

Por Guillermo Mejía

Desde una perspectiva crítica, muchos intelectuales van confirmando paso a paso la manera en que la salvadoreñidad ha sido construida –en gran medida- desde la mentira como recurso oficial donde se ha evidenciado la arrogancia, el menosprecio, la represión y el despojo que ha sido víctima la población por parte de sectores privilegiados.

La cuestión no es baladí, sino preocupante. En pleno Siglo XXI aún el salvadoreño es presa de imágenes y mitos construidos desde el poder, que ha ocupado las instituciones para sus fines, situación que se volvió una constante desde el nacimiento del Estado-nación con el fracaso de la Federación Centroamericana y se extiende hasta la actualidad.

Es de celebrar el aporte que van legando estos intelectuales, en especial historiadores y antropólogos, conforme se va instalando un discurso contradictorio al ensueño oficial que agarró vuelo con la imposición del mestizaje por parte del liberalismo del Siglo XIX que escondió por decreto la presencia real del indígena y el negro en la composición étnica salvadoreña.

“Como parte del proyecto liberal decimonónico aparecería el mestizaje como discurso del nacionalismo salvadoreño, de la mano de prácticas de invisibilización y negación de las comunidades indígenas. El mestizaje planteaba una ideología de ‘homogenización étnica’ o de ‘mezcla racial’; la cual, excluye a los que se consideran no mezclados y adopta el ‘blanqueamiento cultural’ como la manera de volverse más urbano, civilizado y moderno en menoscabo de ser rural, indígena y negro, los que eran sinónimo de atraso”, escribe el historiador José Heriberto Erquicia Cruz.

Según Erquicia, miembro de la Academia Salvadoreña de la Historia, esa negación de los “otros” también significó, contradictoriamente, que “los gobernantes salvadoreños y las élites intelectuales que continuaron presidiendo los gobiernos, se volcaron por una política cultural indigenista, una política que mostraba al indígena como objeto representado en la estética, en la literatura, en lo folklórico, en el turismo y no como los conciudadanos con los que hay que convivir cotidianamente y respetar, y que forman parte de la diversidad étnica del país”.

En la misma dirección, otra falsedad inmensa, que está bien metida en la mentalidad nacional, es que en lo que ahora se conoce como territorio de El Salvador no hubo presencia africana y, por ende, no existe sangre negra en las venas salvadoreñas.

El historiador Pedro Antonio Escalante Arce, también de la Academia Salvadoreña de la Historia, lo dibuja así: “Desde siempre, ha corrido la afirmación de que no hay negros en El Salvador porque el presidente Hernández Martínez los prohibió, y que además estaba prohibido su ingreso por la Constitución”.

“Esto último es totalmente absurdo, un disparate de la ‘vox populi’. En cuando a lo primero, sí, efectivamente la Ley de Migración de 1933, con sus normas etnofóbicas, estableció en su artículo 25 que estaba prohibido el ingreso de negros, chinos, árabes, gitanos y un buen etcétera, que afortunadamente es ahora cosa del pasado. Lo de Hernández Martínez fue pasajero, lo definitivo es que africanos llegaron aquí desde el inicio español y su sangre corre en las venas de salvadoreños, con un creciente interés actual por el legado cultural y por los resabios étnicos que se observan difuminados en le paisaje mestizo y ladino. No puede pensarse en un país solamente con dos etnias fundamentales, porque está la tercera, la negra, y todavía presente en la conjunción étnica”, agrega.

El culturólogo salvadoreño Marvin Aguilar, con estudios superiores en la Federación Rusa, reveló a periodistas que para un documental sobre la presencia africana en El Salvador que realiza en la actualidad encargaron a especialistas pruebas de ADN de salvadoreños que confirmaron una afinidad genética con los países africanos de Angola, Guinea Ecuatorial y Mozambique.

“El Salvador es hermano en sangre de estos tres países africanos y esto (resultados) del ADN coincide con los registros coloniales”, dijo Aguilar, aunque “el salvadoreño lo niega, aquí negás lo negro”.

Aguilar, también documentalista y catedrático universitario, es del parecer que la confusión del salvadoreño hay que combatirla, en primer lugar por descubrir si tenemos como Patria a una “mala madre” o una “buena madre”, dado los más de dos millones de nacionales que andan por el mundo, porque acá no pudieron hacer su vida como se merecían.

“Hay que preguntarse porqué esta ‘madre’ está echando a sus hijos a la calle y hay que resolverlo porque si no este país se va venir abajo y ahí va ‘valer chonga’ si sos de Arena, si sos del Frente, si sos cristiano, si sos ateo… este país está en una situación en la que hay que tener Patria primero para después pelearnos si sos rojo, si sos verde, si sos tricolor”, añadió.

Sin embargo, aquí “se están peleando los colores y están despozolando la Patria”, sentenció.

Cuando del culto oficial a la mentira se trata se viene a la mente –otra vez- el laberinto en que se encuentra el gobierno con la negación reiterada de su papel en la “tregua de las maras”. El presidente Mauricio Funes afirmó que eran mentiras lo que apareció en un material de El Faro donde citan a los tres ases: El general David Munguía Payés, el ex rebelde Raúl Mijango y el capellán Fabio Colindres. En el artículo se admite que la medida se elaboró en el escritorio del primero y con el consentimiento del mismo mandatario.

Un extranjero que escribe cartas y artículos de opinión (y de vez en cuando hace de periodista) en el El Diario de Hoy también aparece en el material de marras y asume su compromiso con el éxito de la “tregua de las maras” a partir de compartir criterios y ser amigo de alguno de los involucrados de la parte oficial. La estratagema periodística es evidente, aunque el extranjero asume que lo hizo de buena fe.

En una postalita, publicada en el mismo El Diario de Hoy, el experto en criminología y ciencias policíacas, Carlos Ponce, les dedicó: “Las revelaciones de los involucrados para muchos resultarán chocantes y sorprendentes. Varios se sentirán defraudados por los jerarcas religiosos que decidieron mentir junto al Gobierno en los esfuerzos orientados y otros se ofenderán de cómo generadores de opinión comprometieron su integridad al contribuir con el Gobierno en los esfuerzos orientados a maquillar la situación y engañar a la ciudadanía”.

Ojala la cloaca no sea más profunda, que no aparezcan más sorpresas, aunque el culto oficial a la mentira sigue vigente desde muchísimo tiempo atrás. Vos, salvadoreño, ponete las pilas, quitate esa venda de los ojos, hay que tomarles la palabras ahora que hablan a los cuatro vientos del acceso a la información y la transparencia en el ejercicio del poder. Movete, como dice el son.












martes, septiembre 04, 2012

El combate a la exclusión más que una tregua mediática

Por Guillermo Mejía

El ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payés, se quiebra los dedos a ver si las cifras de los crímenes cotidianos bajan. Hasta ahora, desde que inició la tregua entre las maras, asegura que cayeron de un promedio de 14 diarios a 5.5, aunque no asume los desaparecidos y se disgusta cuando se habla de control territorial de los pandilleros.

Si bien se regocija por el acuerdo conseguido por Monseñor Fabio Colindres y el ex guerrillero Raúl Mijango, que ha recibido el espaldarazo de la Organización de Estados Americanos (OEA), aún no aclara satisfactoriamente la participación del gobierno en el pacto que ha fructificado en los mandos de las maras, pero está en crisis en las bases pandilleriles.

Desde la óptica de los que trabajan con fines humanitarios con jóvenes involucrados en pandillas o que sufren los flagelos de la drogadicción la cuestión es bien simple. Las autoridades por muchas buenas intenciones que tengan, particularmente en el caso de la tregua, tienen un enfoque erróneo del problema lo que pone en riesgo el acuerdo.

“La intención de Monseñor Colindres y el otro señor Mijango, juntamente con algunos miembros de Seguridad, ha sido muy buena, pero lamentablemente no conocen a fondo”, aseguró Salvador Cerón, director de la Asociación Hogar Renacer, una entidad que colabora en rescatar a jóvenes de las drogas y prevenir la violencia social.

“Siempre la cosa anda en números y aquí se trata de conocer la realidad y de introducirse en esa realidad. Cuando uno se identifica con ellos (los pandilleros) y ellos miran que uno está al lado de ellos incondicionalmente ellos se vuelven con uno también”, agregó Cerón que asume esa identificación a partir de que los jóvenes son víctimas de la exclusión social.

Este líder comunitario que lleva 27 años en el trabajo con jóvenes en problemas –desde una perspectiva cristiana- conoce a fondo ese problema social, pues cuando adolescente también vivió de cerca las drogas y la delincuencia en medio de un hogar desintegrado, es decir “criado a la deriva”, como dijo, y nunca recibió algo ni del gobierno ni de un empresario solidario.

Cerón entiende que la tregua de las pandillas se acordó “en vista que la situación estaba tan aguda”, o sea “han tratado de paliar de alguna manera, tal vez no muy correcta, el asunto y eso puede provocar que la situación se empeore”, porque una cosa es atender las demandas de los dirigentes pandilleriles presos y otra asistir de veras a sus bases en los barrios que controlan.

En investigaciones de campo se ha logrado comprobar que hay barrios controlados por pandilleros donde la baja en los homicidios es efectiva, así como han disminuido las extorsiones, en espera de los programas sociales que les ha prometido el gobierno, aunque a estas alturas –desde el inicio del proceso- no han recibido nada y, por ende, se dispararon los robos en las tiendas.

Ante esa situación, Cerón consideró que urge la participación de todos comenzando por las autoridades respectivas y el empresariado que no se muestra dispuesto a colaborar en que se supere esa exclusión social, porque por un lado hay que tratar a los jóvenes que están en el problema y, por el otro, evitar que los niños que vienen se integren a esa espiral de violencia.

En ese sentido, señaló que especialmente en las autoridades respectivas deben cambiar el enfoque “politizado” del problema, porque más que lo logros que creen ellos que van teniendo en ese proceso lo que importa en realidad es cómo van superando el problema los jóvenes que están en las pandillas y sus familias. Cerón teme un uso electoral de la tregua de las pandillas.

“Lo que van logrando en su objetivo (el gobierno) pero los otros (los pandilleros) siguen viviendo de la misma manera y entonces se empiezan a salir del guacal”, reiteró Cerón, “lo peor del caso es que esto no es un problema que estuvo o que está, sino que es un problema que va a estar siempre porque se va generando”.

Los jóvenes en conflicto con la ley “quieren vivir como vive la demás gente, quieren formar un hogar, quieren ser parte de una sociedad”, pero necesitan opciones que posibiliten esas demandas sociales más allá “de que los van a entretener con una piñata o que les van a partir un pastel cada 15 días”, afirmó el líder comunitario.

Al menos, en una entrevista con un matutino local, el ministro de Justicia y Seguridad Munguía Payés, asumió la complejidad del problema que necesita respuestas serias, porque así como va la cosa “vamos a tener pandillas para largo, 100 ó 200 años más”. En cifras, son más de 60 mil pandilleros (con familia llegan a unas 400 mil personas).

Por eso, hay que combatir la exclusión social, no caigamos en la ilusión de la tregua mediática.











miércoles, agosto 15, 2012

Una partidocracia moribunda

Por Guillermo Mejía

Los estertores de la partidocracia, que salieron a luz por la desobediencia legislativa frente a los fallos de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, nos ofrecen esperanzas en el tortuoso camino por la construcción democrática que se ha desperdiciado en gran medida desde la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992.

Que los partidos políticos nacionales, de derecha e izquierda, se repartan el botín de las magistraturas de 2006 y 2012 –aún falta la Fiscalía General- con la anuencia del Presidente Mauricio Funes, que dejó el prometido cambio en el camino, abre también los ojos de la sociedad frente a la continuación de prácticas políticas detestables.

Excelente, compatriotas, que los torturadores y los luchadores por la libertad (del pasado reciente), que se enfrascaron en una guerra entre hermanos que nos trajo luto y miseria, ahora juntos alrededor de la mesa tomen los pedazos del pastel jurídico en voz baja y sin que el soberano sea testigo de la transa, aunque en público hablan de transparencia y acceso a la información.

Son lecciones políticas que no pueden pasar desapercibidas por la sociedad civil que tiene que sacar cuentas de sus gobernantes de turno y de los aspirantes de cara a los procesos que se avecinan, así como frente a la urgente necesidad de que desde esos sectores comprometidos con la democracia fructifiquen opciones que tengan como referente los intereses populares.

Lástima que desde la izquierda, aglutinada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), se frustró la opción preferencial por los pobres, ya que una cúpula negociante con la derecha espuria y preocupada más por la danza de los millones de la “solidaridad internacional” se olvidó de la sangre derramada.

En otras palabras, es lo que ofrece la izquierda copiona de las prácticas nefastas de la derecha sobre la cual no hay nada más que hablar, pues históricamente se ha comportado de la misma manera. Lo grave del caso –y es lo que la gente debe observar- es que el sistema inmoral e injusto se eterniza con la complicidad de esa izquierda mercantilizada que traicionó el sacrificio popular.

La cúpula del Fmln pretende no darse cuenta y busca que nadie se entere del triste papel que cumple, en sus afanes particulares, cuando en referentes de la izquierda continental es secreto a voces la preocupación debido al desgaste de la marca histórica propulsora del cambio social, del abandono de la lucha social y de su lamentable adecuación al sistema de partidos dominante.

Hay que salvar al partido histórico de la izquierda salvadoreña de quienes lo están infartando, señaló recientemente un cuadro de mucho peso dentro del Fmln, mientras desde la militancia se oyen las quejas por el maridaje de la cúpula con sectores corrompidos de la derecha y la asunción de que para las próximas elecciones hay que pensar en alianzas espurias.

Como telón de fondo, mientras sigue el desprestigiado espectáculo del negocio entre los políticos que no reparan en ideologías, aparece una profundización de la crisis socio-económica, los efectos del cambio climático y el retorno a las cifras de las muertes por la violencia delincuencial que se decían superadas gracias a la “tregua” entre pandillas.

A ver qué cara ponen ahora el Presidente Mauricio Funes y su flamante ministro de Justicia y Seguridad, general David Munguía Payés, cuando en el mes de agosto se dispararon otra vez los asesinatos –además de las desapariciones de jóvenes que siempre se mantuvieron- y el alza de las extorsiones porque las bases pandilleras nunca recibieron la asistencia oficial prometida.

Solamente falta que en la inteligencia de los que tienen en sus manos la seguridad pública, entregada por este gobierno de izquierda a los militares, se escoja una respuesta militar al problema de las pandillas, tal como lo hicieron contra el movimiento popular revolucionario, y se venga un baño de sangre. Los milicos no tienen otras opciones en mente.

Busquemos esas opciones organizativas que fueron abandonadas por esa izquierda mercantilizada que, además del negocio, anda tras los puestos públicos a fin de cumplir el sueño de ser la administradora del modelo injusto reinante. La lucha persiste, al interior y al exterior de El Salvador hay simpatía con la reconstrucción de la izquierda, caminemos hacia una democracia participativa.











martes, julio 31, 2012

Lecturas en el Día del Periodista

Por Guillermo Mejía

Para celebrar el Día del Periodista salvadoreño este 31 de julio me permito colocar en este espacio virtual los fragmentos de dos materiales elaborados por dos periodistas y escritores muy nuestros. Se trata de Gabriel García Márquez, de Colombia, y Eduardo Galeano, de Uruguay, que nos han acompañado en nuestro bregar periodístico como maestros inspiradores.

Por mi parte, les deseo a mis colegas y hermanos un Feliz Día del periodista en espera de que además de nuestro merecido disfrute con amigos y familiares también hagamos un espacio para la reflexión tan necesaria en esta loable profesión, abnegada y sacrificada, pero de primer orden de cara a la sociedad y las ansias de libertad.

A continuación los textos:

El mejor oficio del mundo…

Por Gabriel García Márquez

A una universidad colombiana se le preguntó cuáles son las pruebas de aptitud y vocación que se hacen a quienes desean estudiar periodismo y la respuesta fue terminante: “Los periodistas no son artistas”. Estas reflexiones, por el contrario, se fundan precisamente en la certidumbre de que el periodismo escrito es un género literario.

Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo. El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques finales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de los mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.

El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario. Doy fe: a los diecinueve años -siendo el peor estudiante de derecho- empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.

La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo... como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller.

La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico. Ahora ya no son sólo para la prensa escrita sino para todos los medios inventados y por inventar.

*Gabriel García Márquez, periodista y escritor colombiano.

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Me caí del mundo y no sé cómo entrar…

Por Eduardo Galeano

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo,pegatina en el cabello y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

*Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo.












martes, julio 17, 2012

Dos piezas periodísticas de los años de post guerra

Por Guillermo Mejía

Para oxigenar un tanto el ambiente me permito en esta ocasión presentarles dos piezas de la post guerra salvadoreña –para ser más exactos de 1994- que nos dan luces sobre lo que vino luego de la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992, en México, entre el gobierno de turno y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

En primer lugar, está una crónica elaborada con ocasión de las denominadas “elecciones del siglo”, del mes de marzo, donde creí conveniente palpar el sentir y pensar de las prostitutas como parte marginada de esta sociedad. La cuestión es que en esos comicios participaba por primera vez el partido de izquierda Fmln que se coaligó con otros sectores bajo la figura de Rubén Zamora que perdió las elecciones frente al arenero Armando Calderón Sol.

En segundo lugar, está otra crónica hecha alrededor de un asalto armado en un restaurante capitalino donde degustábamos varios periodistas, el 31 de diciembre de 1993, que presenté a los lectores en febrero de 1994. En esos años, dentro de la post guerra, vimos cómo se propagó la delincuencia, mucha de la cual como producto de la desmovilización de las fuerzas militares que se enfrentaron en la guerra civil de 12 años.

A continuación los textos:

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Lamentos de prostitutas: Donde los políticos ni prometen

Por Guillermo Mejía

De las calles mugrientas, controladas por el lumpen-proletariado, se divisan los caserones descoloridos en vías de extinción. Los barrotes sirven de marco a las mujeres que ofrecen instantes de amor a precios bajos. Por si las moscas echan doble llave.

Es la famosa Calle Celis, y aus accesos a la Calle Concepción y Avenida Independencia. También la reconocida cuesta del Palo Verde y las entrañas de las antiguas barriadas de San Esteban y Modelo.

Allí el engaño y el desprecio avivan el trueque carnal en burdeles y cafetines de mala muerte. La música de Los Bukis, Los temerarios y Bronco –la fiebre del tex-mex- enciende a la masa despechada.

Al intercambio de fluidos, prendas y dinero se une la posibilidad de algún bochinche.

Para los puritanos son encuentros de indeseables, envases de espirochetas y virus. Adentro insalubridad, desnutrición marginalidad y desesperanza.

En ese hábitat subsiste Sonia, nombre de batalla de una madre soltera, una de tantas ciudadanas que debió ejercer su derecho al sufragio el 20 de marzo.

Pero las llamadas “elecciones del siglo” no le cambiaron los ánimos: “Yo no creo en nadie porque a mí nunca me han dado nada, nunca he recibido ni tan siquiera una camiseta”, afirma.

Simpática. Consigue en uno de los cafetines, donde sus pequeños hijos deben esperar cuando llega algún cliente. El más pequeño llora cuando su madre se mete en uno de los cuartitos pestilentes, provistos de catre. “Ni modo papito…”

-¿Cómo ves a los polítiucos?
-Prometen cualquier cosa, pero cuando ganan se les olvida –señala.

Sin embargo, encuentra algunos matices entre Armando Calderón Sol, Fidel Chávez Mena y Rubén Zamora, principales figuras.

“Yo he escuchado decir a mucha gente de la mara que Arena es de los que más ha mentido y, por ejemplo, los mariguaneros lo que menos quieren es a Calderón Sol, porque sólo habla de echar a la policía”.

De ahí, Chávez Mena “no ha propuesto nada y yo no lo conozco ni en persona”, mientras a Zamora “también habla de que va a cumplir, pero quién sabe…”.

-¿Qué esperas del nuevo gobierno?
-De qué sirve que te lo diga. Si ni me lo van a dar –precisa.

Es obvio. Ni la izquierda ni la derecha aparecieron por esos lugares. En las paredes de los lupanares y las aceras no se encuentra ningún afiche de los partidos. Mucho menos repartieron cachuchas, camisetas, llaveros o calendarios.

“Es como si no existiéramos”, denuncia Maritza, de mediana edad y con marido bajo su responsabilidad. “Para ellos existimos sólo cuando se jodernos se trata”.

Sus compañías son otras: alrededor de los tragos y las cervezas se encuentran los sedientos de sexo rápido, ya sea de paso o que pertenezcan a alguna de las maras que ejercen su poder en esas áreas.

Los huele-pega son otro ingrediente, aunque menos deleitante para las niñas. En cualquier esquina, o en cada tramo, aparecen, bote en mano, inhalando hasta el fin. Los menos agresivos andan en el espacio y los más calientes previenen con el cuchillo. “Y qué, pues, me vale man, yo estoy en mi onda”.

Para Maritza, que tiene dos hijas, “al fin de cuentas si yo no puteo no como, aunque vote por ley. Entonces, por mí que gane cualquier gente, incluso todos los partidos, para que nadie pelee, si no vamos a tener un desvergue en este país”.

Tiene reservas hacia la izquierda y Arena no le simpatiza, pues “Calderón Sol siempre nos lanzó a los cuilios cuando estuvo en la alcaldía”. Y sigue igual. “Por cualquier cosa nos está capturando la Municipal y cada vez nos cuesta 150 colones la salida, eso es injusto si todos tenemos derecho al trabajo. Para mí, con el hijo de Duarte tendríamos más chance, porque cuando estuvo el papá nos entregaban un recibo y no nos llevaban presas”.

Empero, no está segura que la situación cambie: “Realmente lo que nos falta es más trabajo y para nosotras, en particular, que no nos moleste la Municipal y que mejor promuevan el recibo que te digo”.

Otra de las niñas es Johanna, 24 años, quien es acompañada en sus labores por su pequeño hijo catarroso. Esa chica mira que “todos los políticos se presentan buena onda, pero lo que falta es que cumplan. Yo veo tranquilo a Calderón Sol, pero en la alcaldía nunca me gustó”, asegura. “Veo estricto a Zamora, es más me gustó que celebraran el Día de la Mujer en la plaza. Los ricos no lo hicieron en la calle”.

Pero, y sobre todo, “de Zamora me gustan los chistes que se ha aventado en la radio, se identifica con la gente, por ejemplo: lo del niño cabezón que dice la mamá que su vida fue arena que el viento se llevó. Puta, dije yo, qué yuca está esa onda, pero luego me di cuenta que era propaganda electoral”. Pese a ello, “no lo conozco ni quiero conocerlo…”.

No puede perder el tiempo. Pasa con los clientes, hace limpieza, prepara la comida y atiende a una de las veteranas del oficio que aparece en la sala bebiéndose una gaseosa.

La doña no quiere decir nada, prefiere que le regalen un cigarro.

-Johanna, ¿qué espera del nuevo gobierno?
-Que no vuelva el desmadre y que haya lugar para que la gente se supere. Que tengan más escuelas y centros de salud. Que realmente cambiemos. A nosotras que ya no nos zumben la papaya con los 150 pesos de multa, ni que los cuilios se aprovechen y quieran algo más, porque ni nos gustan.

El tránsito por los burdeles se intensifica. La majada entró en calor y las niñas están listas para satisfacer la demanda.

Los cuartuchos están con pasador y hay personas esperando. No importa que las sodas estén tibias. “Mirá esa pecosa, loco, ummmm”.

-Si me buscan salgo al rato, vos –se oye.
-Chévere. ¿Y usted no quiere un retozón? Aproveche –convidan. (FIN)

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Crónica Urbana: El Asalto

Por Guillermo Mejía

Otra ronda de vasos de cerveza es servida (el disonante soy yo que pido una coca-cola). Los pescados fritos, acompañados de tortillas acabadas de salir del comal, son enviados en seguida para boquear.

Cuando menos hay treinta parroquianos. Los periodistas nos concentramos en la parte posterior del merendero y nuestra conversación se vuelve hacia los políticos de cara a las elecciones de marzo.

“Y los delincuentes”, dice uno de los colegas. “Felices”, contesta el coro (realmente decía cosas más fuertes) en referencia al partido de la promesa de 10 mil nuevos agentes de seguridad pública.

Días antes, en el mismo lugar de la Colonia Miramonte, en San Salvador, se encontraban cuatro dirigentes del PDC que miraba de reojo cuando el estribillo se cambiaba a “y los delincuentes”, luego venía el coro: “Chupando”.

Había, pues, un precedente inmediato.

A la par de la vacilada sigue el consumo y llega más gente; desfilan niños, jóvenes, viejos, aunque las sopas, las costillas, los pollitos y las carnitas no aparecen.

El único plato exquisito, dice uno de los periodistas, lo representan algunas chavas –pelos dorados, a la fuerza, y joyas relucientes- que no entienden de acceso al prójimo. Y no es para menos, llevan prendidos de sus caderas a “niños bien” de cara fruncida, como si experimentaran algún mal olor a su paso.

Una hora esperando y pienso que sería mejor irme a casa –me queda a tan sólo 10 minutos a pie-, donde no aguanto hambre. Pero pueden más los colegas, especialmente un 31 de diciembre que se torna buen pretexto pasa casaquear un rato.

Entre ellos se encuentra uno de mis hermanos, quien no resiste la mínima intención de mi retiro y arremete con una mirada que de seguro significa “estás de antisocial”. Pido otra coca y sigo esperando.

De repente se inicia el relajo desde la parte principal de la vivienda; yo no entiendo de qué se trata y al ver a la gente correr hacia el grupo me lanzo al piso.

“Es un asalto”, intimida un sujeto cara de cubierta con un gorro navarone, vestimenta militar y protegido con un fusil M-16; atrás asoma otro, de similares características, pero con una escuadra dispuesta a vomitar plomo.

Gritos, llanto y golpes se oyen desde los otros recovecos. “Hoy sí, nos jodieron”, digo. “Tranquilo, loco –responde otro de mis amigos-, ya va a pasar el desmadre…”.

Claro, él estima eso, pero para mí es una tranquilidad de desesperado, como dice Rubén Blades, y decido buscar refugio detrás de una palmera de coco (donde supongo que algunos tiros podrían rebotar).

“Si colaboran todo va a salir bien”, advierte el jefe del comando. “Si tienen armas pónganlas sobre la mesa, porque si las encontramos…”.

El otro sujeto, inquieto y con la escuadra apuntando hacia los presentes, exige que todos vayan hacia la pared. “Vos salí de allí y rápido”, me ordena.

En mis adentros digo nuevamente: “Hoy sí, nos jodieron”.

Uno de los asaltantes toma el radio Motorota, que utiliza uno de los periodistas, y dice: “¿Y esto?”. Sentí otro “aguevón”. Una revista de hechos se me vino encima, de todo un poco, y pensé que al mediodía del 29 de diciembre había visto a una chamaca muy especial para mí.

“Es de una empresa”, sale al paso el colega. El susodicho le da una mirada al aparato y afirma: “De veras esto no sirve”. “Uf”, respondemos en coro.

Al porte militar y a la maniobra que hicieron para controlar la situación –estamos cerca de 30 personas-, el típico asalto armado, se une que estos mañosos sí saben de radiocomunicaciones, o sea no son “cinco de yuca”.

Caminamos hacia la pared. Temor, ganas de contestar (aunque es absurdo), impotencia; cercados por el grupo de individuos violentos y sin saber de dónde provienen, salvo las especulaciones.

Definitivamente hay que colaborar, pues ellos son siete, uniformados de militar, y además cuentan con escopetas, M-16 recortados, inclusive se dice que tienen una M-60 apostada a la entrada del merendero.

Es una violencia diferente a la que experimentamos durante nuestro trabajo en el marco de la guerra pasada, pese a los sacrificios y a las víctimas que aportamos en nuestra misión de comunicadores sociales. Lo más fregado es no saber de dónde provienen, aun con los indicios que muestran.

“¿Qué escondés allí? Sacáte los bolsillos del short”, le dice uno de los asaltantes a mi hermano. Dinero, relojes, pulseras anillos, collares, todo va directo a una bolsa plástica.

Un padre de familia le dice a su hijo: “Es una película, hijito, ya va a terminar”. Pero el niño, de unos cinco años, responde” “¡Película! No, papi, es de verdad…”.

Las chicas guapitas lloran a moco tendido. Sus chicos, que entraron fanfarroneando, son presa del pánico, los cachetes les tiemblan y no pueden sacar la voz.

Uno de ellos quiere ir al rescate de su amor, pero en esas condiciones es muy arriesgado. “Calmáte, man, a tu chava no le va a pasar nada y te pueden meter un cachimbazo”, le advertimos. El tipo, que de chapudo pasó a tener color de papel periódico, entiende.

“No nos vayan a hacer nada, ya colaboramos”, se queja otra de las víctimas. “Eso queremos, vayan dejando todo”, expresan.

El reloj de una jovencita pone a pelear a dos asaltantes: uno dice que se lo quite y el otro que no lo haga. Al final –“vale la pena, quitátelo-, la niña, enmudecida, lo entrega.

“Bueno, señores, gracias por haber colaborado y pasen feliz año nuevo…”, se despide el jefe de la pandilla.

“Feliz año, primo…”, contesta unos de los chicos-bien casi llorando.

“Feliz año su madre, cerotes…”, añade en voz baja otro de mis compañeros. Yo le recrimino de inmediato: “Calláte, no te vaya a oír y nos chinguen el 31 de diciembre”.

Aquí no ha pasado nada, no ha pasado nada, afirman algunos presentes. De pronto aparece en el tejado uno de mis cheros, quien se escondió y se echó todo desde arriba. “Ya se fueron”, manifiesta en medio de una sonrisa. Asegura que “fueron exactamente quince minutos de atraco, bien contaditos”.

Según él, acaba de cometer una gran hazaña al salvar su cadena y el par de pesos que andaba: “Vos sí que también nos ibas a joder el 31 de diciembre”, reclama otro de los periodistas.

Quizás ha visto mucha película gringa. “No, no, al contrario, después de la guerra he quedado traumado. Mi respuesta es normal a una situación anormal”, alega, parafraseando al asesinado jesuita Ignacio Martín-Baró.

En la puerta, uno de los asistentes grita: “Señores, gracias a Dios no nos ha pasado nada, así que sigamos chupando”. Mucho esfuerzo hizo, el pobre va directo al baño a vomitar sin control.

Tomo un cigarrillo, uno de los chicos-bien me regala un fósforo y pregunta: “¿Verdad que todo está bien, hermano?”. Le contesto: “Tan bien que hasta nos robaron los encendedores…”.

Vamos saliendo. Los abrazos adelantados de feliz año nuevo caen requetebién a esas horas de la tarde, cerca de las 3:00 p.m.

El minusválido que cuida los vehículos afuera asegura que los individuos se lo llevaron “chineado” hacia adentro, para que “no les pusiera el dedo”. La interrogante es: ¿con quién?, si los mismos asaltantes –que andaban en dos carros polarizados y armados hasta los dientes- parecen elementos de seguridad.

Realmente, se fueron “felices” y aunque ese candidato proponga 10 mil nuevos agentes le resultará difícil ante un problema potenciado por la impunidad.

Un borrachito refuerza la tesis: “Si envía 10 mil policías yo me propongo enviarle 80 mil ladrones, para demostrarle a los políticos que son pajeros. Al ocho por uno, una cifra más bajita que el cambio del dólar”. (FIN)













miércoles, julio 04, 2012

La conversión de las pandillas en actores políticos

Por Guillermo Mejía

El reconocimiento tácito del gobierno del Presidente Mauricio Funes a la beligerancia de las maras, tras entablar negociaciones para bajar los altos niveles de asesinatos en el país, ha provocado que los jefes pandilleros consideren en serio su incursión en la política doméstica, mientras cogen el sartén por el mango con la posibilidad de manipular los índices de los crímenes.

Las conclusiones están reseñadas en un análisis del periodista y experto en crimen organizado estadounidense, Douglas Farah, titulado The Transformation of El Salvador’s Gangs into Political Actors, auspiciado por el Center for Strategic and International Studies, con sede en Washington DC, tras una investigación que incluyó visitas y entrevistas con líderes pandilleros en El Salvador.

Según Farah, que fue corresponsal en tiempos de la pasada guerra civil, los acuerdos con la Mara Salvatrucha (MS) y Pandilla 18, donde aparecen como gestores el obispo castrense Fabio Colindres y el ex guerrillero Raúl Mijango, significan a todas luces para el gobierno una “política de alto riesgo al negociar con algunas de las pandillas más violentas del hemisferio”.

La sociedad vive una aparente calma, porque los asesinatos han caído de 14 a 5/6 diarios aunque se invisibiliza la cifra de, al menos, 6 desaparecimientos diarios, con lo que se estima que los niveles de violencia no han cambiado. El espejismo inclusive ha servido para impresionar a la comunidad internacional que cree que se ha encontrado una salida viable al problema.

“Pero, el resultado probablemente solo sea una caída temporal en la actividad pandilleril, mientras que éstas evolucionan a convertirse en actores políticos”, según advierte Farah, “no obstante que todo pareciera que hay ahora menos cuerpos en las calles, la violencia en sí no se ha aplacado. Y lo que es más, las estructuras de las pandillas ahora se han sofisticado”.

En su reciente visita, el experto norteamericano dice haber comprobado que “están interesados en el poder político. Sorprendidos y complacidos con el resultado de las negociaciones, los líderes de pandillas han empezado a entender que el control territorial y la cohesión, les hace posible sacar concesiones del Estado, mientras preservan el carácter de su estado criminal”.

Al grado que “algunos de esos pandilleros ya están analizando cómo apoyar a algunos candidatos para puestos a nivel local y nacional a cambio de protección y que se les permita tener la habilidad de dirigir la agenda del candidato”, afirma Farah, una empresa que no tiene nada que envidiarle a las prácticas políticas instituidas en países como México y Colombia.

En ese sentido, “los pandilleros ahora creen que el balance del poder está de su lado, ya que el gobierno no está dispuesto a arriesgar un retorno de los homicidios y que entonces solo se necesita amenazarlo con más violencia, para que éste les otorgue más concesiones a estos grupos que por más de una década han aterrorizado al país”, señala Farah.

Estratégicamente, el investigador y analista estadounidense asegura que las ganancias del gobierno –por la negociación- son momentáneas “mientras que las ventajas que han ganado las pandillas son de más largo plazo” y “la negociación entonces podría tener el resultado no deseado por el gobierno”.

“Si las pandillas quiebran la tregua y empiezan a asesinar con el mismo porcentaje, el gobierno no tendrá otra alternativa que emprender medidas enérgicas significativas, y para lo cual no hay estómago. Y por el otro lado, si la tregua se mantiene, los pandilleros podrían desarrollarse en actos políticos, cuya influencia en actividades criminales, aún más sofisticadas, se podrían incrementar dramáticamente”, advierte de manera contundente.

“Cualquiera que sea el resultado, no obstante, hay un riesgo de que la situación se descomponga a largo plazo”, concluye.

Según las estadísticas retomadas por Farah, en el 2010 se tuvo un índice de crímenes de 71 homicidios por cada 100 mil habitantes, con lo que El Salvador se ubicó en uno de los países más violentos del mundo, a la par de que se estima que existen unos 9 mil pandilleros de ambas maras guardando prisión y unos 27 mil activos en las calles.

El caso se torna oscuro y complejo por cuanto el gobierno salvadoreño no asume la paternidad de las negociaciones con las pandillas y se la achaca a la iglesia católica y a un ex guerrillero, algo difícil de creer, mientras en el discurso mediático tradicional se propaga y defiende la postura oficial sin que exista mayor investigación sobre el tema.

La gravedad de la situación es tal que -en especial en la clase política- se pretende cerrar los ojos a ese drama nacional y, en cambio, se espectaculariza el culebrón de las desavenencias entre la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Legislativa en torno a las declaratorias de inconstitucionalidad de las elecciones de magistrados de 2006 y 2012.

Entonces, los derechos ciudadanos pueden esperar, máxime que son pobres y escasas las muestras de descontento popular en contra de las nefastas prácticas políticas que imposibilitan la ciudadanización del ejercicio del poder. Como bien señala Farah, los jefes pandilleros sí han entendido el asunto y se aprestan a incursionar en la política doméstica. ¿Qué piensan al respecto?












lunes, junio 18, 2012

El circo de tres pistas

Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos –Octavio Paz, El Laberinto de la soledad-

Por Guillermo Mejía

No se trata de la obra literaria, ni mucho menos de las melodías que llevan el título, una de ellas la del quinteto negro estadounidense Blue Magic (1974), sino de las prácticas que desdicen de los intereses ciudadanos de la que cada vez más cuestionada y repugnante clase política aferrada a sus privilegios.

En ese sentido, vale poner en cuestión tres formas coyunturales integradas en una lógica tradicional, anacrónica y perversa, donde se confunden -o se funden- las perspectivas de la izquierda oficial con la derecha que comprueba lo que afirma el comunicólogo colombo-español Jesús Martín-Barbero sobre la irrelevancia de la ideología en el Siglo XXI.

En primer lugar, tanto en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) como en Alianza Republicana Nacionalista (Arena) se destapó la olla de grillos con el estire y afloja de las candidaturas presidenciales donde como siempre las bases de ambos partidos políticos se ven extrañadas por la imposición de las respectivas cúpulas.

Qué importa si para el establecimiento en la izquierda oficial tiene que ser el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén o en la derecha el alcalde capitalino Norman Quijano, puesto que la anti democracia partidaria se niega a, por ejemplo, celebrar elecciones primarias porque –como quedó sellado en el Fmln- trae más costos políticos que beneficios.

Por el lado del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), escisión del partido Arena, es grito a voces que será su dirigente principal, el ex presidente Elías Antonio Saca, que correrá la candidatura presidencial junto a otras agrupaciones como Concertación Nacional (CN) y el Partido de la Esperanza (Pes), aunque bajo la misma lógica excluyente e impositiva.

En segundo lugar, con 50 votos se aprobó en la Asamblea Legislativa presentar ante la Corte Centroamericana de Justicia una demanda para que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia sea desconocida en sus resoluciones que declararon fuera de lugar las elecciones de magistrados por el Legislativo en 2006 y 2012.

La medida se tomó luego de que la Comisión Política de la Asamblea Legislativa mandó a oír lo que quería escuchar, para demostrar la equivocación de la Sala de lo Constitucional y, para el colmo, presentó al ex presidente de la Corte, Mauricio Gutiérrez Castro, como prueba de descargo, ni más, ni menos, un personaje cuestionado por la Comisión de la Verdad.

Como muchos juristas y expertos en la materia han advertido, la Sala es el máximo tribunal y lo legal era cumplir con las resoluciones, que pretenden corregir los entuertos y sentar las bases de futuras elecciones de magistrados, tal como también han resuelto en el caso del ejercicio de la libertad de expresión, las candidaturas independientes y el voto por la foto de los candidatos.

En tercer lugar, no han pasado desapercibidos los cien días de la tregua entre pandillas auspiciada por un cura y un ex rebelde –bajo la supuesta negociación con el gobierno- que ha significado, según cifras oficiales, una caída de 14 a 5/6 crímenes diarios, aunque se pretende esconder bajo la alfombra los seis secuestros cotidianos que desdicen de la efectividad de la medida.

Ni el ministro de Justicia y Seguridad, David Munguía Payés, ni el Director de la Policía Nacional Civil (PNC), Francisco Salinas, pueden convencer con sus alegatos. Mucho menos la angustia del Presidente Mauricio Funes que cree que hay quienes quieren desconocer los frutos de la tregua o la izquierda oficial que la puso como logro de seguridad en el tercer año de gobierno.

Si fueran coherentes y transparentes con la ciudadanía, además de sensatos, deberían aclarar el plan y sus circunstancias a fin de que se comprenda el alcance de la tregua pactada, máxime que hay acusaciones de que se ha favorecido a un grupo en detrimento de bases pandilleras que, por ejemplo, han hecho eco de la medida aunque sin que las autoridades atiendan sus necesidades.

Como bien señaló Roberto Cañas, luchador social y ex integrante de la comisión guerrillera que negoció con el gobierno de turno el fin de la guerra, hay que ser optimistas, cuando el cielo luce más oscuro es que vendrá la claridad. Y, como dice la canción El circo de tres pistas, la gente ríe sin conocer la tristeza del payaso… la cosa es que aquí es al revés. Abramos los ojos…












miércoles, junio 06, 2012

El control de las actuaciones políticas desde la ciudadanía

Por Guillermo Mejía

La declaratoria de inconstitucionalidad de las elecciones de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que hizo la Asamblea Legislativa en 2006 y en 2012, a petición de integrantes de la sociedad civil es otra muestra contundente que desde la ciudadanía se pueden regular las actuaciones políticas ilegítimas y tramposas.

Con la decisión de los magistrados se dio respuesta a una demanda ciudadana por actos que están fuera de lo correcto, con lo que también la Sala de lo Constitucional inyectó oxígeno el precario Estado de Derecho, aunque en la Asamblea Legislativa algunos diputados consideraron que se intervino en sus facultades constitucionales.

La Asamblea Legislativa tiene que proceder a nuevas elecciones de magistrados en ambos casos, mientras la Sala de lo Constitucional también admitió un recurso, para declarar inconstitucional la elección del abogado Astor Escalante como Fiscal General de la República, parte del “combo legislativo” que cocinó la izquierda oficial con fracciones de la derecha legislativa.

Son apenas destellos de preocupación cívica donde ha existido una coincidencia generalizada en la ciudadanía sobre lo que debe y no debe ser la práctica política que, por supuesto, tiene que guardar coherencia entre discursos y hechos, cuestión que ha resultado ser una precariedad en la forma de hacer política instituida en la sociedad salvadoreña.

Esta forma espuria de hacer política tuvo su éxtasis en el aumento que aprobó la Asamblea Legislativa para los diputados jefes de comisiones, medida que desencadenó la indignación de la ciudadanía que protestó frente al palacio legislativo, a la vez que inundó de comentarios las redes sociales y los espacios mediáticos. Los diputados se echaron para atrás, algunos pidieron perdón.

La profesora española Victoria Camps, de la Universidad Autónoma de Barcelona, nos sugiere que en la sociedad contemporánea –donde lo mediático en la vida cotidiana es un hecho- uno de los actores políticos que deben asumir el compromiso con los ciudadanos son precisamente los medios de comunicación.

“El ciudadano necesita información para poder participar y cooperar. Necesita, además, voluntad de hacerlo. Pero también esa voluntad puede estar mediada –o manipulada- por la información mediática. No podemos, pues, dejar de analizar el sentido de la sociedad de la información y ver qué podemos esperar de ella en cuanto a la producción de conocimiento y acceso de los individuos al mismo”, asegura la catedrática.

Y eso amerita reflexión en la sociedad salvadoreña donde los medios de comunicación elaboran agendas temáticas y agendas de actores de corte privilegiado, muy ajenos a la ciudadanía y, aunque ahora hayan cuestionado las actuaciones políticas de la Asamblea Legislativa, antes guardaron silencio frente a prácticas espurias de la derecha similares a las que hoy critican.

Una prueba de cambio de rumbo en el país debe ser que esta lógica perversa de gobernar en cualquier instancia del poder establecido sea rechazada desde la ciudadanía, la clase política y el periodismo nacional a fin de asegurar una ciudadanización de la práctica política que muestre verdaderos servidores públicos y no a quienes se sirven de lo público.

Sin embargo, en esa tarea “el ciudadano ha de empeñarse en conseguir una información que sea fuente de conocimiento, conjurando para ello, como decíamos, las tiranías y la lógica que constriñen a la información mediática y la rebajan a una información mediocre. La mediacracia es una democracia mediocre”, afirma la profesora Victoria Camps.

La ciudadanía es, pues, una fuente invaluable de recuperación del Estado por ahora en manos de políticos inescrupulosos que –según la ocasión- también son reverenciados por el sistema mediático muy renuente a la democratización real de la sociedad y, por supuesto, de la comunicación en esta sociedad que aún se muestra huraña con el compromiso político.

Las instituciones secuestradas debe ser recuperadas por redes ciudadanas, por actores nuevos, por una nueva conciencia que sea ese espacio donde no seamos negados sino comprendidos, según el autor argentino Eduardo Balestena, trabajador social, al reflexionar en torno a la ética de las instituciones.

“Un espacio donde no sintamos que existe lo público y que lo público es cuestión de unos, sino que existe aquello que nos concierne y atañe a todos y que la palabra ‘público’ no alcanza a caracterizar”, agrega. Antes está el “nosotros y nuestras estrategias deparadas por la paciencia, el escepticismo y la esperanza en que al fin el imperativo ético sea lo que prevalezca”.












martes, mayo 29, 2012

La amenaza de construir un Estado gángster

Por Guillermo Mejía

La impunidad en que quedaron los crímenes del pasado reciente en El Salvador propicia que pueda instalarse en el país un Estado gángster, al igual que ha ocurrido en otras naciones del mundo, con lo que se advierte que los que antes persiguieron a la oposición política ahora participan del crimen organizado, narcotráfico y las pandillas.

Las contundentes reflexiones son del periodista y escritor estadounidense, John Lee Anderson, corresponsal itinerante en diversos países del mundo para la revista New Yorker. Ha cubierto los conflictos armados en El Salvador, Afganistán, Irak, Libia, Somalia y Liberia, entre otros, y participó en estos días en un encuentro de profesionales del periodismo en el país.

Según este periodista y autor de obras como Las memorias del Che, La caída de Bagdad y El dictador, uno de los problemas es que en El Salvador se copió el modelo español de justicia que en lugar de perseguir a los responsables de crímenes –el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero o la masacre de El Mozote- generó esa impunidad que nos agobia.

John Lee Anderson, tras una ausencia de 22 años, conversó con los conductores del programa Temas, de Radio Nacional. A continuación presento un resumen de su exposición que cae como anillo al dedo en el marco de los tres años del que se considera el primer gobierno de izquierda en un país que afronta una crisis económica y un problema de inseguridad que no se puede esconder.

-¿Fue un mal ejemplo para América latina el modelo español?
-John Lee Anderson: Fue como acostarse con el antiguo enemigo, hubo una amnesia total tras la muerte 600 mil personas y 120 mil personas que se sabe que fueron desaparecidas, existen fosas comunes. Luego de la consecución de la democracia hubo un pacto de olvido que significó que quienes estaban fuera tuvieran una tajada del poder y compitieran con sus antiguos represores.
Por muchos años fue el modelo a seguir en el mundo occidental, como que no significara nada acostarse con el torturador. Ni el juez Baltazar Garzón que mandó arrestar al dictador chileno Augusto Pinochet y sentó un precedente mundial legal en torno a lo que se puede hacer con un ex dictador fue capaz de obligar a los juzgados españoles en mirar a su pasado, ni mucho menos tipificarlos como crímenes de guerra.
El modelo español de paz fue impuesto posteriormente en un país tras otro en América latina. Una cosa es perdonar a un viejo torturador, pero (otra) imponer este mismo modelo donde la sangre está fresca. En el caso de El Salvador un grupo muy pequeño hizo estos Acuerdos de Paz y no la vasta mayoría del electorado, no fue partícipe.
Esta es la tristeza que siento en El Salvador, aquí la impunidad fue mayor, el asesinato (de) Monseñor Romero y lo crímenes ejemplares como las masacres de El Mozote de gran trascendencia, tan horribles como en Ruanda, pero sucedió aquí en el hemisferio occidental ante los ojos de todos, los asesinos andan sueltos no se ha castigado a nadie, no es casual que El Salvador padezca de un índice de crimen organizado, pandillas, inseguridad pública y la impunidad con los índices más altos del mundo.
Sería excelente y grande que en la actualidad los políticos encuentren la forma de cómo El Salvador no siga siendo el ejemplo de todo lo malo, lo revierta y rompa su molde y establezca una nueva pauta y ponga fin a la impunidad para sanear a la sociedad y marchar hacia adelante. Jamás El Salvador va estar libre de su pasado.

-Aquí el centro de todo ha sido la impunidad y los involucrados en crímenes y los poderosos han hecho cosas cuanta vez han querido…
-Anderson: El riesgo de que los criminales queden impunes es la construcción de una sociedad sociópata, violenta, cruel e impune.

-¿Los pensadores de este modelo no se imaginaron las consecuencia a futuro?
-Anderson: ¿Qué piensas tú cuando hablamos de Rusia? No son buenas imágenes verdad, vemos las imágenes de los países pos dictadura casi siempre terminan en sociedades gángsteriles, gobernadas por el hampa, sea donde sea, Rusia, El Salvador, tienen algo en común que es la falta de un Estado de derecho que es lo que necesitamos siempre.
Entonces si no tenemos un Estado de derecho no se puede actuar, porque quienes están en el poder son los gángster. El mundo nuevo que venía y El Salvador era uno más que en su fórmula con el Acuerdo de Paz entró de una forma accidentada al porvenir.
Los militares se fueron a regañadientes, los Estados Unidos los obligaron volver al cuartel y dejar que los civiles condujeran el poder, pero todavía con deseos de volver al poder los vimos en España, siete años después hubo una intentona de sublevación, lo vimos en Argentina y en Chile donde el dictador Pinochet se retiró pero mantuvo el control del Senado con intentos como senador vitalicio.
Entonces, el temor es proveniente de un terror pos dictaduras, que las jóvenes democracias fueron obligadas a aceptar los crímenes del pasado a cambio de una cuota en el poder, obligados por el terror, es decir por la amenaza de ataques físicos sobre ellos y sus familias. Pregunto yo puede nacer una democracia del terror, es sano eso, creo que no. Ahora con la globalización corre dinero abajo y sucio, el hampa se ha apoderado de las bases de la sociedad, algo que antes no existía.
Hasta cierto punto el pandillerismo donde antes hubo reclamo político como (que) es una especie endémica controlable por el capitalismo, y esto sin ser un experto en teoría conspirativa, pero se podría creer que es el resultado de los vencedores.

-¿Si esto no se corrige cuál es el futuro? ¿Será el camino a la construcción de un Estado salvadoreño gángster?
-Anderson: puede que sí, lamento que sí. La historia de algunas sociedades como que tiene que darse cuenta hasta dónde han llegado y a partir de allí construir algo nuevo, solo tocando fondo surgen líderes en las sociedades, pero si no podemos terminar como Rusia donde hay iluminados, poetas, músicos científicos, pero que viven en un reino del hampa donde su presidente es un asesino y ladrón, no hay otra manera de calificarlo, o terminamos como aquel modelo o como este en El Salvador que está al borde, sobre la frontera, por eso hay que actuar de manera inmediata.
Estamos en trance (…) en el mundo, pero no es tarde adoptar políticas positivas, especialmente en Estados Unidos que deberá hacer más inversión, en educación, salud, etcétera.

Como corolario, resulta preocupante que un estudio presentado por El Diario de Hoy revele que el 61 por ciento de los encuestados considere que la delincuencia es el principal problema, mientras el 64.20 por ciento cree que fue buena la decisión de militarizar la seguridad pública y que casi el 80 por ciento esté de acuerdo con que en los puestos claves estén militares.

La sociedad salvadoreña sigue víctima de la ausencia de información en torno al problema de la seguridad, donde se avala un supuesto acuerdo de tregua entre pandillas, que se vende como exitoso por haber reducido a seis las muertes cotidianas, aunque se ignore la cifra de seis desparecidos diarios. Una simple operación sugiere que las 12 víctimas diarias continúan. O, ¿no?