El circo de tres pistas
Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos –Octavio Paz, El Laberinto de la soledad-
Por Guillermo Mejía
No se trata de la obra literaria, ni mucho menos de las melodías que llevan el título, una de ellas la del quinteto negro estadounidense Blue Magic (1974), sino de las prácticas que desdicen de los intereses ciudadanos de la que cada vez más cuestionada y repugnante clase política aferrada a sus privilegios.
En ese sentido, vale poner en cuestión tres formas coyunturales integradas en una lógica tradicional, anacrónica y perversa, donde se confunden -o se funden- las perspectivas de la izquierda oficial con la derecha que comprueba lo que afirma el comunicólogo colombo-español Jesús Martín-Barbero sobre la irrelevancia de la ideología en el Siglo XXI.
En primer lugar, tanto en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) como en Alianza Republicana Nacionalista (Arena) se destapó la olla de grillos con el estire y afloja de las candidaturas presidenciales donde como siempre las bases de ambos partidos políticos se ven extrañadas por la imposición de las respectivas cúpulas.
Qué importa si para el establecimiento en la izquierda oficial tiene que ser el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén o en la derecha el alcalde capitalino Norman Quijano, puesto que la anti democracia partidaria se niega a, por ejemplo, celebrar elecciones primarias porque –como quedó sellado en el Fmln- trae más costos políticos que beneficios.
Por el lado del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), escisión del partido Arena, es grito a voces que será su dirigente principal, el ex presidente Elías Antonio Saca, que correrá la candidatura presidencial junto a otras agrupaciones como Concertación Nacional (CN) y el Partido de la Esperanza (Pes), aunque bajo la misma lógica excluyente e impositiva.
En segundo lugar, con 50 votos se aprobó en la Asamblea Legislativa presentar ante la Corte Centroamericana de Justicia una demanda para que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia sea desconocida en sus resoluciones que declararon fuera de lugar las elecciones de magistrados por el Legislativo en 2006 y 2012.
La medida se tomó luego de que la Comisión Política de la Asamblea Legislativa mandó a oír lo que quería escuchar, para demostrar la equivocación de la Sala de lo Constitucional y, para el colmo, presentó al ex presidente de la Corte, Mauricio Gutiérrez Castro, como prueba de descargo, ni más, ni menos, un personaje cuestionado por la Comisión de la Verdad.
Como muchos juristas y expertos en la materia han advertido, la Sala es el máximo tribunal y lo legal era cumplir con las resoluciones, que pretenden corregir los entuertos y sentar las bases de futuras elecciones de magistrados, tal como también han resuelto en el caso del ejercicio de la libertad de expresión, las candidaturas independientes y el voto por la foto de los candidatos.
En tercer lugar, no han pasado desapercibidos los cien días de la tregua entre pandillas auspiciada por un cura y un ex rebelde –bajo la supuesta negociación con el gobierno- que ha significado, según cifras oficiales, una caída de 14 a 5/6 crímenes diarios, aunque se pretende esconder bajo la alfombra los seis secuestros cotidianos que desdicen de la efectividad de la medida.
Ni el ministro de Justicia y Seguridad, David Munguía Payés, ni el Director de la Policía Nacional Civil (PNC), Francisco Salinas, pueden convencer con sus alegatos. Mucho menos la angustia del Presidente Mauricio Funes que cree que hay quienes quieren desconocer los frutos de la tregua o la izquierda oficial que la puso como logro de seguridad en el tercer año de gobierno.
Si fueran coherentes y transparentes con la ciudadanía, además de sensatos, deberían aclarar el plan y sus circunstancias a fin de que se comprenda el alcance de la tregua pactada, máxime que hay acusaciones de que se ha favorecido a un grupo en detrimento de bases pandilleras que, por ejemplo, han hecho eco de la medida aunque sin que las autoridades atiendan sus necesidades.
Como bien señaló Roberto Cañas, luchador social y ex integrante de la comisión guerrillera que negoció con el gobierno de turno el fin de la guerra, hay que ser optimistas, cuando el cielo luce más oscuro es que vendrá la claridad. Y, como dice la canción El circo de tres pistas, la gente ríe sin conocer la tristeza del payaso… la cosa es que aquí es al revés. Abramos los ojos…
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