martes, junio 25, 2019

El gobierno debe estar abierto a la prensa

Por Guillermo Mejía

La Mesa de Protección a Periodistas demandó del presidente Nayib Bukele corresponder al derecho a la información de la ciudadanía respetando el trabajo periodístico así como estableciendo una política abierta de acceso de la información generada por las instancias públicas mediante conferencias de prensa y entrevistas a los medios de comunicación.

La entidad no gubernamental, integrada entre otras por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), la red comunitaria Arpas, universidades y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, rechazó la práctica de Bukele de utilizar solamente las redes sociales, especialmente Twitter, para dar a conocer informaciones o sus valoraciones sobre el acontecer nacional.

Los denunciantes ven con “total extrañeza y preocupación” algunas acciones y omisiones del presidente Bukele, funcionarios y miembros de su entorno cercano “orientadas a restringir el ejercicio periodístico y bloquear el trabajo de prensa”, situación que entorpece la participación ciudadana y la contraloría social del gobierno.

Según la Mesa de Protección a Periodistas, ejemplos de esas malas prácticas son: falta de conferencias de prensa abiertas a preguntas de todos los medios, bloqueos en coberturas periodísticas, declaraciones estigmatizantes sobre periodistas y medios, campañas de difamación en redes sociales contra algunos periodistas y falta de disposición al escrutinio de los periodistas.

“Exhortamos al presidente Bukele Ortez, así como a sus funcionarios y colaboradores, respetar la libertad de prensa y facilitar el ejercicio periodístico evitando cualquier tipo de restricción o condicionamientos. De igual manera, demandamos la implementación de una política de comunicación pública que garantice el derecho ciudadano de acceso a la información”, expresó.

Al contrario de esas prácticas autoritarias, la Mesa demandó al presidente que, como muestra del compromiso con la libertad de prensa y el derecho ciudadano a la información, respalde la Ley de Protección Integral a Periodistas, Comunicadores y Trabajadores de la Información presentada por la APES a la Asamblea Legislativa y que aún duerme el sueño de los justos.

La preocupación de los periodistas y de otros profesionales integrados en la Mesa nos trae a la memoria las reflexiones del comunicólogo Javier del Rey Morató sobre los peligros de la eliminación de los periodistas en la sociedad democrática, tal como pretenden los autócratas que confían en su demagogia y en las estrategias del marketing político.

“Si la sociedad se queda sin intermediarios, sin aquellas instituciones y grupos que median entre el poder y el pueblo, con tecnologías que permiten alocuciones no mediadas (…) sólo nos queda ese rol mediador de los periodistas, sin los cuales quedaríamos indemnes, indefensos, a merced de los poderosos”, advierte el especialista en comunicación política.

Y agrega: “Los constructores de la realidad mediática, los periodistas, quedan en solitario como los únicos mediadores entre los que hacen la política y aquellos sobre los que se ejecuta esa política, y esa responsabilidad que les reconocemos les hace merecedores de un prestigio social que no siempre tienen en la nueva democracia mediática”.

La sociedad salvadoreña, en general, y los periodistas, en particular, pues, debemos combatir las conductas caprichosas y antidemocráticas de quienes ostentan el poder de turno y que impulsan prácticas que lesionan el derecho a la información y la comunicación de la ciudadanía. El gobierno debe estar abierto a la prensa.

martes, junio 18, 2019

El ensueño de las redes sociales y el ejercicio del poder

Por Guillermo Mejía

Desde una perspectiva crítica a la utopía de la comunicación potenciada por la presencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es necesario insistir que en la actualidad sobrevivimos en sociedades que están inmersas en una ilusión donde los intereses políticos formatean esos avances tecnológicos.

Son reflexiones de la comunicóloga brasileña Carolina Dantas de Figueiredo, en un esfuerzo intelectual que se orienta a buscar una crítica a la utopía de la comunicación que pretende ver a los avances tecnológicos con euforia, en especial en países donde existe el peligro de cambiar la reflexión profunda sobre el ejercicio del poder por la irracionalidad expuesta en las redes sociales.

Recuerda la profesora brasileña al autor Philippe Breton que analiza a la visión optimista sobre el fenómeno como “utopía de la comunicación” donde, según él, el proyecto utópico se da en tres niveles: la emergencia de una sociedad mejorada o ideal, la redefinición antropológica del hombre y la promoción de la comunicación como valor.

Al contrario, encontramos la visión pesimista sobre el fenómeno que llamaremos “distopía de la comunicación” donde, por ejemplo, para los herederos de la Escuela de Frankfurt “las guerras y holocaustos eran pruebas vivas del argumento de que la técnica conduciría a las sociedades modernas a la barbarie”.

Según Dantas de Figuiredo, son innegables las mejoras que ha traído el avance tecnológico, pero no se puede dejar de lado la instrumentalización que se hace en términos políticos en las sociedades. Para el caso, el neoliberalismo dice defender férreamente la democracia siempre y cuando los engranajes del capitalismo funcionen.

Por otro lado, se pretende imponer dentro de la visión utópica de la comunicación un aire de revolución a las nuevas tecnologías, aunque habría que preguntarse qué tipo de revolución, ya que persisten los paradigmas establecidos por los medios tradicionales.

Para matizar, hace referencia a si la comunicación en la primera mitad del siglo XXI podría fomentar la democracia. Los optimistas aseguran que la accesibilidad y la oferta mediática en larga escala son puntos a favor y, de hecho, no se puede negar del todo que democracia y acceso a la información son absolutamente inseparables.

Empero, “sería precipitado tomar el acceso general a la información como presupuesto, ya que en la práctica eso aún no sucede, así como imaginar que la tecnología por sí sola sería capaz de ampliar las posibilidades y el alcance de la democracia”, afirma la profesora brasileña.

En ese sentido, existen tres riesgos en la visión utópica de la comunicación: primero, es que el capitalismo se transforme en un tecno-utopismo abstracto y, como consecuencia, que los nuevos medios sean fetichizados, tomados como cosa en sí y que sus procesos e implicaciones sean ignorados. Segundo, es la alienación de su carácter ideológico. Tercero, es que enfocándose solamente en la técnica, se pierda al individuo de vista.

Con la llegada de Nayib Bukele al gobierno, el pasado uno de junio, es necesario que la ciudadanía, en general, y los periodistas y políticos, en particular, no caigamos en el ensueño de cambiar las formas que adquiere la democracia, es decir la reflexión, la propuesta y el debate, por la caprichosa emergencia de su cadena interminable de tuits.

martes, junio 11, 2019

Nayib Bukele en la Society Fast

Por Guillermo Mejía

La celeridad en los procesos ha llegado al grado que el ejercicio del poder está siendo revestido por la intempestiva respuesta –o propuesta- del líder del momento que ha encontrado su cancha a través de las redes sociales, especialmente Twitter, desde donde ordena, descalifica y pontifica acerca de la vida en común.

El presidente Nayib Bukele continúa en la práctica que le resultó exitosa desde cuando era candidato por el desprestigiado partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), escisión de la no menos transparente Alianza Republicana Nacionalista (Arena), esfuerzo que desplazó de la presidencia al decadente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

En apenas una semana, Bukele cambió la ceremoniosa forma de ir armando las piezas de la administración por la descarga de tuits en los que ha llegado al extremo de ordenar el despido de empleados públicos, especialmente familiares de ex miembros del anterior gobierno.

Si bien los seguidores del mandatario han celebrado sus acciones publicitarias y propagandísticas de un hecho que siempre se ha dado, el separar de los cargos a la gente de confianza del anterior gobierno, aún está por verse la legalidad en los casos en que los trabajadores han sido despedidos en masa luego de la clausura de varias secretarías.

La práctica del presidente Bukele se enmarca dentro de las formas en que se va desenvolviendo el ser humano: “Vivimos la Society Fast, de la comida rápida, de la distracción rápida, del compartir rápido con la familia, etcétera”, alerta el intelectual suramericano Atawallpa Oviedo Freire.

“Todo es rápido. Nada es profundo, sentido, disfrutado, asimilado. Lo que interesa es pasar rápido por todo, creyendo tener todo, pero a la final no se tiene nada. Si observamos a las personas con sus ‘smartphones inteligentes’, casi no se detienen en lo que miran, simplemente ven rápidamente algo, y pasan con su ‘dedo vital’ a otra imagen o texto, y siguen, y siguen...”, advierte.

“De vez en cuando se detienen y ven más en detalle, pero no terminan todo, sino que con un poco ya se contentan. Como hay tanto por mirar tienen que seguir moviendo el dedo vital para ‘no perderse nada’", agrega el especialista en comunicación alternativa.

“Cuando se detienen es para ver si hay algo divertido, algún entretenimiento, algo fuera de lo común; pero no para leer un texto, una crítica política, un análisis científico. Eso es aburrido, y todos repiten: La política es una porquería. Todos son unos corruptos. Todos son iguales. Las mismas historias de siempre. Ya sabemos que siempre será así y nada se puede hacer”, afirma.

Como han advertido muchos, a través de las mismas redes sociales o los medios de comunicación tradicionales, es temprano para concluir sobre lo que pasará en el período de Bukele, aunque está muy clara su visión de privilegiar a la empresa privada y a los intereses de Estados Unidos.

Resulta preocupante para otros que no se ven contrapesos políticos frente a su forma de gobernar ante el descalabro de los partidos, en especial Arena y el Fmln, caídos en desgracia por parecerse gemelos por los errores cometidos en su paso por la presidencia de la república.

Nos ilustra Atawallpa Oviedo Freire: “A este paso, los idiotas van a ir aumentando, solo repitiendo conceptos creados, agachando la cabeza a un trabajo para tener el ‘maldito dinero’, y aceptando de que así es la vida, de que la vida es una mierda y de que no se puede hacer nada”.

¿Quiénes sacan ventaja de esa condición?, dé su respuesta.

martes, junio 04, 2019

El turno del presidente Nayib Bukele

Por Guillermo Mejía

La administración del empresario Nayib Bukele arrancó con la ventaja que más de la mitad de los salvadoreños cree que sabrá responder a las demandas de bienestar económico y seguridad, tareas en las que fracasaron los cuatro gobiernos de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y los dos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

El ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén dejó la presidencia de la República como el mandatario peor evaluado desde la firma de la paz, en 1992, según los resultados de la última encuesta de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Su nota fue de 4.38 puntos, la menor de su gestión, con el reproche del 59.6 por ciento de los salvadoreños.

De acuerdo con las cifras, los consultados esperan un cambio en la política económica y la de seguridad (más del 80 por ciento) y creen que el nuevo gobierno tendrá voluntad política para combatir la corrupción (el 74 por ciento) y para combatir el narcotráfico y el crimen organizado (el 65.8 por ciento). Los retos son inmensos.

Una de las situaciones sobre las que existen expectativas es la relación que mantendrá el presidente Bukele con los periodistas, dado los recientes enfrentamientos con algunos medios de comunicación que le demandan respuestas en nombre del derecho a la información de los ciudadanos más que su presencia en las redes sociales.

El estira y encoje entre algunos colegas y el mandatario salvadoreño trajo a mi memoria reflexiones sobre la difícil relación entre periodistas y políticos en una sociedad, como la nuestra, que se abre camino en medio de las diversas caras de la violencia e injustica estructural sobre las que poco o nada han hecho los políticos en el ejercicio del poder.

Escribí que los periodistas y los políticos experimentan, por tradición, una de las peores relaciones que se dan dentro de la sociedad, independientemente que sea de países metrópolis –como Estados Unidos- o periféricos –como El Salvador. Los políticos condenan, atacan, fustigan o, al revés, lisonjean, condecoran, premian.

Que en nuestro caso sea más salvaje es cierto, porque la prensa, en general, es una extensión de grupos de poder, especialmente los que se acomodan alrededor de gobiernos, y elites que utilizan al periodismo como una forma de presión o ideologización en detrimento de un servicio a la colectividad y el bien común.

Pero encontramos a periodistas que pretenden hacer su trabajo desde una trinchera profesional y en concordancia con la ética, así como a tantos (quizás la mayoría) que, a pesar de tener en su último sueño un desencanto, pasaron de periodistas a voceros de los políticos.

Dependiendo del grado de intromisión, al político le puede bastar una simple llamada telefónica, para quitarse del camino a un periodista molesto. O, al contrario, simples tres pesos para congraciarse con el periodista que le sirve en su función, en especial en tiempos de campaña o, para silenciarlo, en momentos de tensión por cualquier hecho que le afecte.

Pero independiente de que el periodista y el político lleguen a un acuerdo infame, asqueroso y denigrante, siempre existirá ese desprecio mutuo que se sienten por cuanto, en primer lugar, el periodista se vende al mejor postor –por infinidad de razones- y, en segundo lugar, al político le desencanta llenarle el buche para tenerlo tranquilo.

Habrá tiempo para ver si las promesas del presidente Nayib Bukele no son más de lo mismo.