miércoles, febrero 27, 2019

En El Salvador: ¿Caudillismo mesiánico a la vista?

Por Guillermo Mejía

Por la rendija del reciente estira y afloja entre el presidente electo Nayib Bukele y sus adversarios de los partidos Arena y Fmln, sobre el cambio de parte del destino de un crédito para construir el nuevo edificio de la Asamblea Legislativa, cabe preguntarse si caeremos en la tentación del caudillismo mesiánico.

No prosperó la iniciativa, que buscaba parte de 32 millones de dólares para educación. El Legislativo no era el camino, sino el Ejecutivo, según el organismo internacional proveedor de los recursos, máxime en un período de transición que se supone debe haber armonía entre el que le toca entregar el mando y el que lo recibe.

Sin embargo, no puede pasarse por alto la forma en que el presidente electo condujo el asunto frente al conglomerado, especialmente a través de las redes sociales y, por supuesto, con la atención automática de los medios de comunicación que velan cada mensaje –o más bien descarga emocional- de la fuente.

“Hagan su edificio de $32 millones si quieren… Antes de que lo terminen, tendremos mayoría en la @AsambleaSv y lo convertiremos en un nuevo hospital para niños. Con helipuerto para emergencias”, advirtió Nayib Bukele en su cuenta de Twitter. En buen salvadoreño, el salveque al no atenderse su demanda con prontitud.

Para ilustrar el caso, el caudillismo mesiánico fue abordado días atrás en The New York Times por el escritor argentino Diego Fonseca en su comentario “El mundo compartido de Donald Manuel López Trump”, donde ve en los presidentes de Estados Unidos y de México una versión corregida y aumentada del añejo hombre fuerte.

Donald Trump creó una emergencia nacional para tomar dinero federal, para construir su electorero muro fronterizo; mientras, Andrés Manuel López Obrador dio por acabada la guerra contra el narcotráfico en su búsqueda de la paz, decisiones puestas en escena en el teatro mediático para el consumo de las audiencias.

“El gusto de los dos líderes por la inventiva no es baladí: ambos son mesiánicos. Uno cree que es el tipo más listo del mundo. El otro ha bautizado a su brevísimo gobierno como la Cuarta Transformación de México, ubicándose —sin esperar al juicio histórico— en el mismo panteón que Benito Juárez”, señaló el escritor argentino.

Y agregó: “Este caudillismo mesiánico es un problema. En ambos está la idea de refundar la nación y en ambos predomina el amor por imponer hegemonías más que tejer consensos. Primero va el líder, luego las instituciones. Con matices, AMLO y Trump son la cabeza de movimientos enfebrecidos que han polarizado a México y Estados Unidos. En ocasiones, sus “bases” se parecen a un hato de fanáticos para los que no existe mayor verdad que la razón de sus líderes y que ven en cualquier crítica un gesto de alta traición”.

Fonseca cree que no son tiempos para estos comportamientos: “En un momento de discursos incendiarios y sociedades divididas, si Donald Manuel López Trump dicen que cambiarán las cosas, debieran empezar por lo imposible: cambiar ellos mismos. Esto es, menos caciques y, al menos, más políticos. Estos son tiempos para seres aburridos, diplomáticos y pausados no para la agitación de líderes que creen que el mundo debe ajustarse a sus caprichos”.

Y concluyó: “Si quieren salvar a Estados Unidos y transformar a México, su camino debiera ser el más aburrido de todos: el lento, imperfecto y agridulce escenario de las negociaciones institucionales, la inevitable convivencia con los otros, el farragoso —pero imprescindible— proceso de construcción de consensos. Si en cambio tiran de sus tácticas mesiánicas, la derrota —de ellos y de todos— es más cercana”.

En Brasil, se regodea el derechista Jair Messias Bolsonaro como otro de los caudillos mesiánicos de estos tiempos. Vale preguntarse: ¿cuál será el destino de Nayib Bukele en El Salvador?

martes, febrero 19, 2019

El buen periodismo como antídoto a la desinformación

Por Guillermo Mejía

Sumergidos en una atmósfera cargada de falsedades –fenómeno que para nada es nuevo- a periodistas, editores y académicos nos queda la obligación de no claudicar en el esfuerzo profesional que asegure a los públicos un periodismo de calidad, el antídoto contra el veneno de la desinformación.

El especialista mexicano Raúl Trejo Delarbre, que recién publicó su ensayo “La disputa por la verdad”, nos señala que “las noticias falsas, cuando tienen éxito, es porque resultan verosímiles. A veces quienes confían en ellas tienen necesidad de creer en algo. En otras ocasiones, las versiones falsas se ajustan a las tendencias o los prejuicios de las personas”.

En El Salvador, en la sucesión de hechos cotidianos, marcados por preocupaciones puntuales como la situación de inseguridad o la crisis económica, encontramos una descarga de informaciones falsas, rumores o chambres dependiendo el interés de grupos particulares o interesados que potencian sus acciones con la utilización de las redes sociales.

El problema quedó evidenciado aún más en el marco de las elecciones presidenciales, que ganó el ex alcalde capitalino Nayib Bukele con el partido derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) que, no obstante ser una agrupación formada por el ex presidente Elías Antonio Saca preso por corrupción, representó el azote para el binomio Arena-Fmln.

Señala Trejo Delarbre que “la avasalladora abundancia de información que recibimos nos aturde tanto que, con frecuencia, no acertamos a distinguir entre hechos ciertos y falsos. En las redes sociodigitales las informaciones más variadas se confunden y, así, se trivializan”.

Agrega: “Los medios de comunicación profesionales, que han tenido la función de autentificar y jerarquizar las noticias, han sido en parte —y en algunos casos totalmente— desplazados por las informaciones en Facebook, Twitter y otras redes. Gracias a internet y sus redes adquirimos la capacidad de tener voz ante los más variados asuntos. Pero en vez del concierto de puntos de vista que requeriría un intercambio en democracia lo que tenemos, en general, es un griterío en donde sobresalen las expresiones más altisonantes. Esa confusión facilita que circulen noticias falsas”.

De acuerdo con el autor mexicano, la trivialización de las informaciones auténticas y su entremezclamiento con noticias falsas se acentúa debido a tres rasgos propios de las redes sociodigitales: Primero, la velocidad que alcanza la propagación de cualquier tema, pero muy especialmente la rapidez con la que circulan noticias insólitas, extravagantes o sorprendentes.

Segundo, el carácter reticular de esa propagación. Las informaciones no circulan de manera uniforme (como sucede en los medios de comunicación convencionales) sino con mayor cobertura e intensidad entre las personas dispuestas a creerlas; y tercero, en algunos casos esa propagación es intencional. Qué mejor forma que utilizar las redes sociodigitales para tal propósito.

Según Trejo Delarbre, “el periodismo profesional es el mejor recurso que tenemos ante las noticias falsas. Las versiones improvisadas o falsas no resisten la prueba de una investigación periodística rigurosa”.

Y concluye: “En medio del torrente de datos e informaciones que recibimos todo el tiempo, los medios de comunicación profesionales, cuando hacen su trabajo, distinguen las noticias auténticas de las falsas, les asignan la relevancia que ameritan de acuerdo con sus criterios editoriales (que desde luego varían de un medio a otro), difunden tales informaciones y aportan datos, documentos u otras notas que permitan aquilatarlas”.

El periodismo, pues, no puede ser cualquier cosa, mucho menos el miasma que transita las redes sociales.

miércoles, febrero 13, 2019

Condenados a cinco años más de neoliberalismo económico

Por Guillermo Mejía

Por los vientos que soplan, El Salvador tiene asegurado cinco años más de prácticas económicas neoliberales –siguiendo el guión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- con lo que los sueños del cambio y prosperidad que vendió la campaña del presidente electo Nayib Bukele serán solamente eso, sueños.

Eso concluye la economista Julia Evelyn Martínez, catedrática de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), en entrevista con la Radio YSUCA sobre la propuesta económica de Nayib Bukele, quien derrotó sin despeinarse y con amplio margen al binomio Arena-Fmln en las elecciones presidenciales recién pasadas.

Según la maestra, la gente atendió “con una gran esperanza que (viniera) un partido o un presidente como Nayib Bukele a romper este paradigma neoliberal y a mí lo que me preocupa, que (me) da tristeza al mismo tiempo, es que si uno se atiene a lo que está escrito en la propuesta económica” pues “yo le diría a la población que no coma ansias, que no se entusiasme tanto”.

Eso por dos razones: En primer lugar, Bukele habla en el preámbulo del plan económico que promoverá una economía anti neoliberal, “pero cuando leemos la propuesta económica llegamos a la contradicción que él propone romper con el neoliberalismo, pero dándole seguimiento, incluso ampliando, el neoliberalismo”, sentenció.

Por ejemplo, buscará una inversión de unos 3 mil millones de dólares, donde la empresa privada sea la responsable del 70 por ciento; se consoliden los asocios público-privados con otro 20 por ciento; el Estado con tan solo el 8 por ciento, mientras la inversión de los municipios con el 2 por ciento.

En el fuerte del programa económico encontraremos exenciones de impuestos a la empresa privada, la flexibilidad laboral tan dañina para los intereses de los trabajadores, además de una educación en función de la productividad económica, no para alimentar el espíritu crítico de la población. En otras palabras, más neoliberalismo.

En segundo lugar, según Martínez, la propuesta pretende ser la base para una nueva economía, pero tiene un problema porque pretende hacerlo a partir de viejas ideas económicas. El problema que tiene es que se rodea de asesores y un posible gabinete de gobierno que es, precisamente, formado en políticas económicas neoclásicas.

En ese sentido, buscará mayor recaudación con impuestos, pero sin reforma fiscal; un gasto público más eficiente, pero sin equidad. Es un plan económico que está basado en la añeja teoría del rebalse que pretende que según se eleve la productividad económica habrá más fondos al erario vía pago de impuestos al consumo, nunca se buscará que el que tenga más pague más.

“Al final del segundo año creo que nos vamos a dar cuenta que los discursos, que las selfies, que el Twitter, que el Facebook, no son suficientes para resolver la problemática de la gente”, afirmó Martínez. “Y la gente, me temo, va a caer nuevamente en la desesperación, en la desesperanza” pues se dará cuenta que no hay nueva economía, sino un discurso populista, remarcó.

De acuerdo con la catedrática de la UCA, lo que se necesita en El Salvador es refundar la sociedad, refundar la economía “y eso solo se puede hacer desde una visión popular, una visión que sea no neoliberal e impulsando nuevas ideas que no las viejas ideas que están en la propuesta económica de Nayib Bukele”. Así de simple, así de sencillo.

martes, febrero 05, 2019

El triunfo del voto del despecho, el desencanto y la frustración

Por Guillermo Mejía

El gane de la presidencia en primera vuelta por parte del ex alcalde Nayib Bukele, bajo la bandera de un oscuro partido de derecha, reflejó el voto del despecho, el desencanto y la frustración de un electorado que le dio la espalda a la cimentada dupla Arena-Fmln desde hace treinta años.

Según el Tribunal Supremo Electoral, la votación también mostró una participación popular a medias, por un poco más del 50 por ciento del padrón. Del total, Bukele se agenció el 53 por ciento, seguido por Carlos Calleja con un 31 por ciento, Hugo Martínez con el 14 por ciento y Josué Alvarado con casi uno por ciento.

Se traduce en 1.3 millones de votos para Gana; 831 mil votos para Arena y la coalición; 377 mil votos para el Fmln; y 20 mil votos para el partido Vamos.

La gente consultada por periodistas, así como los analistas coincidieron en que –como en pasados procesos electorales- se resiente la crisis de inseguridad y la crisis económica, seguido de las malas prácticas políticas, evidenciadas en la corrupción y el nepotismo, vibrantes en diversos gobiernos de Arena como en los del Fmln.

Bukele, que corrió por el partido derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana) creado ni más ni menos por el ex presidente Tony Saca –ladrón confeso, preso por corrupción-, si bien ganó la partida a políticos en crisis, frente a la necesaria gobernabilidad no tiene un cheque en blanco, al contrario debe bajar la voz y buscar entendimientos.

Sus votantes, además de los de Gana que no es un partido de arrastre popular, provinieron sobre todo del izquierdista Fmln y de clasemedieros volátiles que aún resienten la enganchada que les propinó Arena y también el ex presidente Mauricio Funes con su “nace la esperanza, viene el cambio”. De ahí que se debe considerar la ausencia de casi la mitad del electorado.

El cardenal Gregorio Rosa Chávez comentó que “yo creí que (la votación) iba a ser masiva, pero dicen que no, andamos por el 50 por ciento, es un mensaje de quienes no quisieron ir a las urnas, me sorprende, pero quizá de rechazo, de desilución. Yo esperaba más. La gente fue de manera pacífica a la urnas, las mesas funcionaron bien, son buenas lecciones de lo que son buenas sociedades”.

Pero pasados los comicios presidenciales, según el prelado católico, a Bukele se le vienen desafíos muy grandes, el principal es la violencia homicida que hay que atacar de raíz, no solo con parches, con mucha inteligencia y que todos nos podamos involucrar, es el principal desafío.

“Segundo es despolarizar el país, estamos polarizados, esta campaña desató agresividad, ofensas, mentiras, eso no es bueno para una democracia. Esperemos que en su nueva posición dé un ejemplo de cómo llevar un país reconciliado en paz. Tercero, el país es de todos, debemos trabajar para que el proyecto político que necesitamos se haga presente cuanto antes, no podemos esperar más, ahí está el tema de la juventud, como dijo el papa (Francisco) en Panamá, necesita raíces, familias fuertes, oportunidades, un grupo de apoyo”, agregó Rosa Chávez.

Otro punto destacado de los resultados es que se cierra el episodio de la post guerra, ya que desde los Acuerdos de Paz, firmados en 1992, tanto Arena como el Fmln se habían repartido la presidencia. Sin embargo, no se puede decir que Bukele y Gana son nuevos, sin pasado.

Es de esperar el rumbo que tomarán los perdedores, especialmente Arena y el Fmln, frente a los desafíos que presuponen los nuevos tiempos y el hastío de la gente que los rechazó en las urnas. Y, por supuesto, hay que atender a la futura administración de Bukele, que también tiene señalamientos de prácticas corruptas, al igual que el partido que lo cobija, Gana. Buena oportunidad de los periodistas para contarle las costillas al poder.