La alfabetización digital en el Siglo XXI
Por Guillermo Mejía
La sociedad contemporánea, caracterizada por la producción de información y conocimiento inestable, en permanente cambio, en constante transformación, como contraposición a la producción cultural tradicional –estable e inalterable en lo físico, en lo material- urge de un sujeto que construya una identidad digital como ciudadano autónomo, culto y democrático en la red.
Son las conclusiones de los maestros Manuel Area Moreira, de la Universidad de La Laguna, España, y María Teresa Ribeiro Pessoa, de la Universidad de Coimbra, Portugal, sobre la necesidad de esas nuevas alfabetizaciones para la formación de ciudadanía de la sociedad digital en un entorno que pasó de una cultura “sólida” a una cultura “líquida”.
Los educadores nos advierten que se han trastocado las reglas de juego tradicionales de elaboración, distribución y consumo de la cultura a partir de la metáfora de lo sólido y lo líquido, que caracteriza los procesos de cambio sociocultural actuales, impulsados por la presencia indiscutible de las tecnologías de la información y comunicación (TIC).
“Las TIC han provocado, o al menos han acelerado, una revolución de amplio alcance en nuestra civilización que gira en torno a la transformación de los mecanismos de producción, almacenamiento, difusión y acceso a la información; en la forma y los flujos comunicativos entre las personas; así como en los lenguajes expresivos y de representación de la cultura y el conocimiento”, afirman.
“Los nuevos tiempos han generado nuevos actores (Internet, la telefonía móvil, los videojuegos y demás artilugios digitales) que están cambiando nuestra experiencia en múltiples aspectos: en el ocio, en las comunicaciones, en el aprendizaje, en el trabajo, etc. Lo digital es una experiencia líquida bien diferenciada de la experiencia de consumo y adquisición de la cultura sólida”, añaden.
Esa realidad remite a nuevos enfoques y modelos de alfabetización y aprendizaje del ciudadano del Siglo XXI, que construya una identidad digital como ciudadano autónomo, culto y democrático en la red, para lo cual Area Moreira y Ribeiro Pessoa estiman seis dimensiones de producción, consumo y difusión de la cultura que coexisten, entrecruzan y se desarrollan de forma paralela.
Primera, la web como biblioteca universal: la sobreabundancia de información genera “infoxicación”. Por ello, distintos autores afirman que la sociedad de la información no significa necesariamente una sociedad de mayor conocimiento. Una cosa son los datos y otra bien distinta es la capacidad de interpretarlos, darles sentido y significado útil para ciertos propósitos. Esto último es transformar los datos informativos en conocimiento. Una de las metas del sujeto alfabetizado en la cultural digital.
Segunda, la web como mercado o zoco digital: la información como materia prima de la nueva economía. La información ha pasado a convertirse en la materia prima de importantes sectores económicos de la denominada nueva economía o capitalismo digital. Las compras on-line, la gestión de servicios con las administraciones públicas, la comunicación vía Internet con empresas, asociaciones, entidades gubernamentales, el chequeo y gestión de nuestras finanzas o actividades comerciales.
Tercera, la fragmentación de la cultura: el triunfo del microsentido. La cultural de la Web 2.0 es fragmentada, es como un puzzle de microsentidos, donde el individuo debe construir su propio relato de experiencia en los entornos digitales. La cultura vehiculada a través de las redes son piezas cortas, breves, separadas unas de otras, pero entrelazadas mediante vínculos para su consumo rápido.
Cuarta, la web como ágora pública de comunicación: las redes sociales. La Web 2.0 muchos la denominan como la red social en el sentido de que nos permite estar en contacto permanente con otros usuarios y de este modo, construir comunidades o grupos de comunicación horizontal. Internet no solo es un entramado global de máquinas o herramientas tecnológicas, sino un espacio de comunicación social, es una plaza pública de encuentro e intercambio de seres humanos.
Quinta, la web es un territorio creciente de expresión multimedia y audiovisual. Cada vez más, la web se llena de imágenes, sonidos, animaciones, películas audiovisuales. Internet ya no es solo un ciberespacio de textos o documentos para leer. Ahora, de forma creciente la Web 2.0 es un lugar donde publicar y comunicarse mediante fotos, videoclips, presentaciones o cualquier otro archivo multimedia.
Sexta, la web como ecosistema artificial para la experiencia humana. Internet y demás tecnologías digitales están permitiendo construir un medio ambiente artificial que posibilita experiencias sensoriales en entornos tridimensionales o de mezcla entre lo empírico y lo digital, como es el caso de la realidad aumentada.
Las experiencias representan un “caleidoscopio de códigos expresivos y acciones comunicativas bien diferenciadas de lo que es la comunicación a través de la escritura y lectura en documentos de papel”, según los educadores mencionados, por lo que surge esa nueva alfabetización que recoge un enfoque liberador y dialógico, así como el de la educación política del ciudadano.
Entendido ese elemento fundamental, donde los autores exponen las seis dimensiones de producción, consumo y difusión de la cultura que coexisten, entrecruzan y se desarrollan de forma paralela, que sirven para que el sujeto alfabetizado con relación a la web sepa qué hacer, los autores detallan los cinco ámbitos de aprendizaje de ese ciudadano.
Uno, competencia instrumental: relativa al dominio técnico de cada tecnología y de sus procedimientos lógicos de uso. Tener habilidades para el uso del hardware y del software o programas informáticos.
Dos, competencia cognitivo-intelectual: relativa a la adquisición de los conocimientos y habilidades cognitivas específicas que permitan buscar, seleccionar, analizar, interpretar y recrear al enorme cantidad de información a la que se accede a través de las TIC así como comunicarse con los demás.
Tres, competencia sociocomunicacional: relativa al desarrollo de un conjunto de habilidades relacionadas con la creación de textos de naturaleza diversa (hipertextuales, audiovisuales, icónicos, tridimensionales, etc.), difundirlos a través de diversos lenguajes y poner establecer comunicaciones fluidas con otros sujetos a través de tecnologías.
Cuatro, competencia axiológica: relativa a la toma de conciencia de que las TIC no son asépticas ni neutrales desde un punto de vista social, sino que las mismas inciden significativamente en el entorno cultural y político de nuestra sociedad, así como a la adquisición de valores éticos y democráticos con relación al uso de la información y la tecnología.
Cinco, competencia emocional: relativa al conjunto de afectos, sentimiento y pulsiones emocionales provocadas por la experiencia en los entornos digitales.
En conclusión:
“La alfabetización en general, y de modo particular la denominada alfabetización digital, debemos analizarla como un problema sociocultural vinculado con la formación de ciudadanía, y debiera plantearse como uno de los retos más relevantes para las políticas de las instituciones educativas destinadas a la igualdad de oportunidades en el acceso de la cultura”, señalan los catedráticos.
“Sin alfabetización no podrá existir desarrollo social armonioso en la sociedad del Siglo XXI. Sin población culta –es decir, que posea una cultura sólida- no habrá una sociedad líquida que sea democrática e inteligente”, agregan los maestros Area Moreira y Ribeiro Pessoa.
(La alfabetización en la cultura digital o líquida de la Web 2.0 es algo más complejo que el mero aprendizaje del uso de herramientas de software social (blogs, wikis, redes, y demás recursos del “cloud computing”)
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