El Salvador: Radio Farabundo Martí… en la memoria
Por Guillermo Mejía
Con ese título llegó a mis manos el libro de la periodista de origen mexicano María Teresa Escalona, conocida con el seudónimo de “Erandy” en las filas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992). Es una idea basada en su trabajo de grado como licenciada en Periodismo de la Universidad de El Salvador.
Excelente aporte a la memoria desde uno de los episodios trágicos pero paradójicamente esperanzadores para la sociedad salvadoreña, pues significó más de 75 mil muertes, 8 mil desaparecidos y cientos de miles que emigraron, aunque con la firma de la paz se sentaron las bases para la posibilidad de enrumbar la pequeña república por otros derroteros.
“La historia debe tener vigencia todo el tiempo, para que ese pasado no se repita; además porque un país sin historia es como si no existiese. La historia fija, da categoría, construye, inscribe la partida de nacimiento de una épica que no muere, porque forma parte de los orígenes de una Nación diferente”, escribe en el prólogo del libro el escritor y poeta Manlio Argueta.
“Esa es la importancia de esta obra de María Teresa Escalona, porque con ello le damos perennidad a la epopeya integral, donde la palabra informativa y educativa juega con rol decisorio, contribuye a formar conciencia política y social. La trascendencia de la RFM brilló el territorio salvadoreño, pero también en los espacios centroamericanos, latinoamericanos y del mundo”, añade.
La obra (FundAbril; San Salvador; 2014), auspiciada por el Ayuntamiento de Azpeitia, Guipúzcoa, País Vasco, está compuesta por cuatro capítulos: Capítulo uno: Orígenes y contexto de la Radio; capítulo dos: La guerra y la radio; capítulo tres: La guerra se extiende por todo el país; y capítulo cuatro: La guerra se encamina a la negociación. Además, un apéndice.
“Junto a las fuerzas guerrilleras y las masas combativas que constituyen la nueva patria, transmite Radio Farabundo Martí, emisora guerrillera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional”, nos recuerda la autora con lo que a cualquier contemporáneo se le vienen a la memoria las transmisiones en onda corta y en frecuencia modulada en medio de la guerra.
María Teresa Escalona “Erandy” nos cuenta en un lenguaje sencillo, florido, la experiencia de la que fue la radio rebelde de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), una de las cinco fuerzas del Fmln. El antecedente más inmediato del proyecto fue la “Radio Liberación” que transmitió desde Nicaragua para la “ofensiva final” del 10 de enero de 1981.
En ocasión de conmemorarse el 25 aniversario de la “ofensiva al tope”, que comenzó el 11 de noviembre de 1989 y forzó a la firma de la paz, me parece oportuno recordar a través de la lectura de “Radio Farabundo Martí… en la memoria” un fragmento del testimonio de “Erandy” en aquellas circunstancias:
“El 11 de noviembre de 1989, el calendario marcaba día sábado y el reloj 8 de la noche, la mayor ofensiva en 9 años de guerra comienza con ataques guerrilleros lanzados en forma sincronizada en la mayoría de ciudades periféricas de San Salvador y otros puntos de la ciudad capital.
“En ese momento Radio Farabundo Martí contaba con la estación de Onda Corta que transmitía desde Chalatenango, otra estación de Frecuencia Modulada, que transmitía desde Guazapa y dos pequeños transmisores de FM para hacer transmisiones que se ubicaban en San Salvador.
“Para lograr la más amplia cobertura informativa, se desplegaron corresponsales de guerra en las diferentes direcciones de ataque de las fuerzas militares del FMLN que ingresaron a San Salvador por el Norte (Apopa, Ayutuxtepeque, Mejicanos, Cuscatancingo), el Oriente (Soyapango, Ilopango) y por el sur-poniente (Ciudad Merliot, Santa Tecla).
“Junto al mando estratégico de dichas fuerzas, dirigidas por Nicolás Solórzano, comandante Dimas Rodríguez, que se instaló una semana en la ciudad de Mejicanos y luego en las faldas del Volcán de San Salvador, y en una casa de la colonia Escalón Norte, se centralizaba buena parte de la información, lo mismo que la orientación y coordinación del esfuerzo radiofónico dispuesto para acompañar la ofensiva ‘Al Tope’ desde la línea de fuego (…)
“Para completar este diseño, en el exterior se contaba con el equipo de apoyo que mediante despachos informativos difundía la información al mundo y alimentaba al equipo del interior con información de las reacciones internacionales.
“Fue toda una odisea poner en función de la ofensiva a todos y cada uno de los elementos humanos de la radio en el esfuerzo central de estar en San Salvador. La idea es que si se lograba consolidar un teatro de operaciones en algunos barrios de la capital pondríamos a funcionar la radio”.
Como decía, apenas un fragmento. Rebúsquense para que no les cuenten el cuento, como reza el dicho.
Algo muy importante para valorar el significado de la radio son las palabras finales de María Teresa Escalona “Erandy”:
“Yo creo que la radio, además de ser un instrumento de lucha política del FMLN, fue un poderoso instrumento de enlace con la población, con las y los combatientes, con la gente de prensa y que dio a conocer pesares y alegrías de esta guerra ingrata que fue impuesta con terror, con dinero y armas del gobierno estadounidense. Personalmente fue la más bella experiencia que tuve y una de las más intensas etapas de mi vida”.
Como sabemos, la Radio Farabundo Martí (la RFM) se esfumó en un proceso en el que sus integrantes son actores y testigos. De la guerra pasó a llamarse Doble FF, en la frecuencia 102.1, para finalmente engrosar las filas de las radios comerciales adulto contemporáneo. A la también histórica Radio Venceremos le ocurrió algo parecido.
La información tan necesaria, pero lamentablemente tan escasa en la sociedad salvadoreña. Hablo de información no de propaganda, publicidad o espectáculo. ¿Cuál sería el papel de estas radios guerrilleras en las actuales circunstancias y con el Fmln convertido en partido oficial y en su segundo período de gobierno?, me pregunto.
1 comentario:
Aunque no he leído el libro y espero hacerlo, me parecen interesantes reflexiones al final sobre lo que pasó con esas radios de la ex guerrilla, la Farabundo y la Venceremos, ambas en otras manos, no de las instituciones a las que les cedieron gratis las frecuencias que terminaron vendiendo.
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