sábado, septiembre 06, 2014

La política exquisita en un país sin rumbo

Por Guillermo Mejía

En esta sociedad que entró a pijazos a jugar a la democracia cada día recibimos cantidad de hechos espectacularizados por los medios: el ex presidente Francisco Flores se presentó a los tribunales para dar cuentas por corrupción, el profesor Salvador Sánchez Cerén aplazó con 4.0 de nota a cien días de ejercicio y el país es el número uno en el mundo en crímenes de niños y jóvenes.

Más allá de las acusaciones y contraacusaciones del gobierno y la oposición, máxime en tiempos pre electorales, así como la carga ideológica que le imprimen a favor o en contra de las posturas oficiales los medios de difusión, en el ambiente se percibe un desaliento generalizado y la incertidumbre de que se navega en un país sin rumbo.

Por eso, significó un respiro –quizás momentáneo- para Sánchez Cerén y sus pupilos que haya aparecido el ex presidente Flores, que huyó por meses y que cuelga en su pecho una acusación de apropiarse de millones donados por Taiwán durante su mandato. La tempestad que nos azota en temas como seguridad y economía es evidente y sin visos de que aminore.

Es obvio que en el Ejecutivo y en el partido celebraron de maravilla el hecho que, como siempre, la justicia salvadoreña es como la serpiente que “solo pica al descalzo”, porque sin importar los agravantes de un ex presidente que se burló de todos el juez lo puso bajo arresto domiciliar cuando hay gente en los penales por robarse una gallina. Irónico.

Como en las elecciones presidenciales pasadas, Francisco Flores apareció en el momento oportuno para la cúpula del Fmln, según comentarios en las redes sociales. Pragmatismo puro y duro.

Sin embargo, la “cruz a cuestas” de Sánchez Cerén viene despuecito del uno de junio cuando ofreció el “unámonos para crecer”, porque Mauricio Funes –del cual fue vicepresidente- le heredó las arcas del Estado en las lonas, carteras endeudadas, además de haber provocado el empoderamiento delincuencial, en especial de las pandillas que trabajan con los narcos.

Por supuesto, nadie puede pedir peras al olmo, como reza el dicho, ya que la crisis económica y delincuencial no es nueva. El Salvador lleva 25 años de gobiernos que no han podido con la tarea, son 20 de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y cinco del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln). Es más, al ver la situación de décadas anteriores es desastre.

Desde el principio, Sánchez Cerén no tendría que equivocarse; empero, cometió el error –para muchos, incluso gente de él- de arrastrar con especies de la anterior administración, por ejemplo Hacienda y Defensa, así como empatarse con aliados muy cuestionados por su reciente pasado. La presencia del comisariato y sus intereses empresariales es otro punto en cuestión.

En ese contexto, y bajo el entendido que las encuestas y sondeos no son palabra en piedra por muchas razones, sí son oportunos para la reflexión de propios y extraños los resultados de la reciente encuesta de LPG-Datos, de La Prensa Gráfica, donde los consultados calificaron con un redondeado 4.0 de nota a la administración de Sánchez Cerén a cien días de gobierno.

“A las personas entrevistadas se les preguntó si aprueban o desaprueban el trabajo que ha realizado Salvador Sánchez Cerén como presidente. El 40 % dijo que lo aprueba, mientras el 46.8 % lo desaprueba”, escribió el matutino. “La información muestra que el mandatario actual no ha tenido una ‘luna de miel’ con la ciudadanía, que es periodo en el que sus acciones son bien vistas o reciben el beneficio de la duda”, agregó.

En el mismo periodo, sus antecesores Elías Antonio Saca y Mauricio Funes sacaron notas de 7.4 y 7.1, respectivamente.

Entre otros datos que refleja el estudio, en temas de primer orden como seguridad la gente opina que no está desarrollando un buen trabajo (65.1 %) y economía que tampoco está haciendo algo útil (64.3 %). En general, pues, los consultados no creen que Sánchez Cerén esté cumpliendo sus promesas de campaña (58.3 %) y tan solo el 14.5 % cree lo contrario.

Más allá de apreciaciones y justificaciones, hay que tomar en cuenta que la situación no ha sido bonancible para los salvadoreños, en especial en seguridad y economía, igual como sucede en Guatemala y Honduras, integrantes también del Triángulo Norte centroamericano. No es casualidad que de las tres naciones haya y hay éxodo de niños y jóvenes hacia Estados Unidos.

En ese marco, y para remachar, UNICEF presentó recientemente el informe “Ocultos a plena luz”, donde se encuentran datos sobre la violencia contra niños y adolescentes a nivel mundial. Lamentablemente, El Salvador es el país del mundo (entre 190 países) con mayor tasa de homicidios de niños y adolescentes entre 0 y 19 años, con 27 homicidios por 100,000 habitantes.

El Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake dijo: “Se trata de datos incómodos que ningún gobierno ni ningún padre querrán ver”. “Pero a menos que nos enfrentemos a la realidad que cada una de estas exasperantes estadísticas representa —la vida de un niño al que se le priva el derecho a una infancia segura y protegida– nunca vamos a cambiar la mentalidad de que la violencia contra los niños es normal y admisible. No es ninguna de las dos cosas”.

Urge que Sánchez Cerén y sus pupilos reflexionen. Que salgan del ilusionismo y afronten la realidad, porque no es con campañas propagandísticas que El Salvador saldrá del hoyo, como advirtió la jerarquía católica, sino haciendo frente a la situación y, eso sí, mostrando que hay rumbo. En síntesis: Urge superar la condición de ser una nación “catrasca” (cagada tras cagada).












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