sábado, septiembre 21, 2019

Una sociedad envuelta en la desinformación y la propaganda

Por Guillermo Mejía

La sociedad salvadoreña vive presa de la desinformación o envuelta en la propaganda, especialmente la generada desde fuentes oficiales dentro de las que sobresale el presidente Nayib Bukele que ha sabido capitalizar el uso de las redes sociales y asegurar su estrategia publicitaria dentro de un sistema mediático nacional complaciente.

La reciente encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA) reflejó que los espacios que los ciudadanos han utilizado para saber de las acciones del gobierno en los primeros 100 días de gestión han sido las redes sociales (48.6%) y la televisión (40.2%), precisamente en los que Bukele ha invertido el esfuerzo y más de la mitad del pastel publicitario (TCS).

Llama la atención que de las redes sociales ha sido Facebook (73%) y Twitter (19.2%) las que los salvadoreños buscan para conocer sobre la gestión gubernamental. A lo que se suma que consideran muy adecuado (43.9%) o algo adecuado (23.2%) que el presidente haga uso de Twitter para informar de sus acciones y de las de su gobierno.

Hay que decir que dentro de las otras opciones utilizadas para informarse en los primeros 100 días están los periódicos impresos (4.6%), los periódicos digitales (3.7%) y la radio (2.9%). Y de estos puntean El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica, en los primeros; La Página y La Prensa Gráfica, en los segundos; y la YSKL y la Nacional, en los terceros.

En general, es preocupante confirmar “por enenésima vez” que la gente respira artificialmente dentro de una supuesta atmósfera de libertad, donde están protegidos sus derechos a la información y a la opinión, mientras es conocido cómo el gobierno se mueve a su antojo en las redes sociales y dentro de un sistema mediático complaciente por diversas razones.

El comunicólogo boliviano Raúl Rivadeneira Prada nos recuerda que “dentro del contexto comunicacional, América Latina es un campo de experiencias donde una pequeña parte de su población actúa protagónicamente en la toma de decisiones y una gran mayoría hace de espectadora, respecto de dichas decisiones”.

“No puede haber acción participativa sin pleno acceso a la información. Sin embargo, en la medida en que la información clave sea monopolizada, encerrada en sistemas de dominio sectario, la participación será anulada y ésa es, entre otras cosas, una de las causas del adormecimiento general y de la disociación que cumplen los grandes medios masivos”, añade.

Según Rivadeneira Prada, es necesario arribar a la condición de autonomía del ser a fin de superar ese estado de cosas. De ahí que nos propone una serie de respuestas:

En primer lugar, reconocer que el problema de la comunicación es esencialmente educativo y que la educación es sobre todo un problema comunicacional. Dentro de este criterio, el analfabetismo es el primer gran escollo de la democratización informativa; pero, un plan de alfabetización integral y de contenido liberador puede ser el comienzo para articular y sentar las bases de una democratización real.

En segundo lugar, el problema educativo y el comunicacional tienen sus raíces estructurales en el campo de la economía y en la correlación de fuerzas productivas. La dependencia económica de América Latina determina el tiempo de dependencia cultural y viceversa.

En tercer lugar, la participación, con vistas a la democracia, tendrá que ser integral y de ningún modo sectaria. Esto representa acceso pleno de todos los sectores políticos, sociales, religiosos, deportivos, de grupos formales, informales, cuasigrupos, grupos reales e imaginarios, etc., en la información disponible.

Es un “huevo de cuatro yemas” en el que está metida la sociedad salvadoreña, víctima de la desinformación y la propaganda.

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