miércoles, agosto 07, 2019

La necesidad de recuperar el valor de la información

Por Guillermo Mejía

La ciudadanía permanece alienada con respecto al valor de la información en la sociedad contemporánea, ya que ese producto –que corresponde a un derecho humano- sigue atrapado dentro de la lógica capitalista que lo subordina a los intereses de la publicidad, según el antropólogo Mauro Cerbino.

Según el investigador de Flacso-Ecuador, se trata de un “uso por atracción”, en el cual opera principalmente la función fáctica, la de forzar la atención permanente y no –o no tanto- las funciones referencial y metalingüística. Prevalece el valor de cambio como el valor que se extrae del tránsito de la información a la publicidad.

“La información queda en posición de subordinación, al ser un medio cuyo fin es acaparar y acumular un agregado numérico de meras individualidades como consumidores de publicidad”, afirma el experto, que advierte la pérdida de saberes y conocimiento de los ciudadanos.

En ese contexto, encontramos el papel enajenado de los trabajadores de los medios de comunicación social que reproducen rutinariamente de manera irreflexiva la lógica mediática capitalista de producción de bienes de consumo masivo más allá de que tengan posiciones axiológicas e ideológicas.

“El inmediatismo en el pasaje de la información al consumo de la publicidad está garantizado por una oferta cada vez renovada y de cortísima duración de los acontecimientos informativos, para lo cual no hace falta un trabajo diligente, pausado y reflexivo de parte de los trabajadores”, afirma Cerbino.

“Esos contenidos no son elaborados para traducirse en un conocimiento efectivo de una porción de la realidad o de un acontecimiento –del cual se extrae un valor de uso-; su propósito no es trazar o establecer una historia, sino ofrecer ‘pastillas’ de rápida asunción, aunque no necesariamente de efectiva absorción”, agrega.

De esa forma, los medios de comunicación social administran la ignorancia y el olvido de la realidad y de los acontecimientos, según el autor. “El olvido, porque con este tipo de información se borra cualquier profundidad o perspectiva histórica: la información es lo opuesto de un saber historizado”, advierte.

“De ahí que el contenido informativo elaborado según los criterios de los valores-noticia termina por ser un contenido sin relevancia, porque es el reemplazo sin pausa de uno anterior y el antecesor de uno venidero, todos con las mismas características: afirmar algo y hacerlo sin profundidad argumentativa para volverlo inmediatamente efímero y caduco”, añade.

Los productos periodísticos tienen tan corta duración que después dejan de existir, según señala Cerbino, para quien una de las consecuencias de la desaparición de la historia es que permite a los medios presentarse como si estuvieran “ahí” desde siempre, como una presencia sin historia.

“El presentismo es entonces el modo de construcción de una realidad que no puede o no debe tener relación alguna con la explicación, la contextualización y la mirada retrospectiva. La información se da a conocer sin conocimiento de lo que dice representar”, afirma el investigador de Flacso-Ecuador.

Se cumple el círculo de la producción informativa de tipo comercial que extrae su valor económico desde el negocio de lo abstracto, del cual participan los consumidores distribuidos por todos los rincones del mundo. “La supremacía del tiempo sobre el espacio convertida en rapidez es la gestiona mediáticamente la ignorancia, no el saber”, remata.

El antropólogo Mauro Cerbino aclara los puntos en su libro Por una comunicación del común: Medios comunitarios, proximidad y acción (Ediciones Ciespal, 2018).

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