lunes, octubre 05, 2009

Solo la presión popular puede cambiar la correlación política

Por Guillermo Mejía

Con la puesta en el presupuesto general de la nación del 2010, la oposición política derechista pretende tener la sartén con el mango (y el mango también). Ya el presidente Mauricio Funes les demandó actuaciones responsables de cara a las necesidades de la ciudadanía y que, por supuesto, no se dejará chantajear.

Pero Alianza Republicana Nacionalista y sus satélites Democracia Cristiana y el Partido de Conciliación Nacional no desperdiciarán la oportunidad para hacerse sentir. La argucia mayor es que el partido oficial cuando fue oposición también utilizó el voto legislativo, en especial en lo referente a los préstamos internacionales.

En ese panorama, cada quien tiene que valorar sus actuaciones.

La única forma de contrarrestar posturas partidarias irresponsables es que la gente se haga sentir en las calles y en la propia Asamblea Legislativa a fin de que las decisiones en ese poder del Estado sean convenientes para los salvadoreños y no en función de intereses particulares o partidarios. La oposición derechista tiene que pensar bien lo que pretende hacer.

Por eso se insiste desde varias direcciones en que es necesario que el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) realmente retome su papel crítico y organizativo, para acompañar la gestión gubernamental. Hay que reparar el grave error de la dirigencia que se vació en cargos públicos y no abrió espacios a nuevos cuadros de conducción.

A la vez, entre las críticas sobresale el hecho de que en los poderes locales tampoco se vislumbra el papel organizativo de la población. Los funcionarios públicos están más interesados en ir saliendo de sus tareas –algunas a medias- que en trabajar porque crezca la organización de los ciudadanos de cara a propiciar cambios reales en la sociedad.

Un buen ejemplo de denuncia y reivindicación popular fue cuando el presidente de la Asamblea Legislativa, Ciro Cruz Zepeda, recibió la sorpresiva visita de gente indignada por su elección al cargo. De hecho, esa acción puso en qué pensar a la oposición derechista ante su antojadizo accionar en ese órgano de Estado.

Claro que la gente tiene derecho a hacerse sentir, ya sea condenando o acompañando procesos. Es más, demandando actuaciones responsables y transparentes. El ex presidente Alfredo Cristiani amenazó con que arderá Troya si no les adoban el gusto a Arena y la gran empresa, pues a la gente de a pie le asiste el derecho a no dejarse intimidar y contraatacar.

La partidocracia tiene secuestrada a la democracia salvadoreña y la propuesta del cambio, por medio de la cual ganó Funes y el Fmln, solo podrá viabilizarse con la presión popular. El presupuesto general de la nación será el centro de la discordia partidaria en los próximos tiempos y la gente no se puede excusar de participar en la contienda. Las calles llaman.

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