lunes, julio 20, 2009

Algunas luces en el camino

Por Guillermo Mejía

La elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia fue un aliento en medio de los visos de inconstitucionalidad que lamentablemente se siguen experimentado en la sociedad salvadoreña. De entrada, fue un buen paso en la consecución del proceso político que recién inicia con la llegada de la izquierda al Ejecutivo.

También, resultó un éxito en la mediación del presidente Mauricio Funes en las discusiones de los políticos representados en la Asamblea Legislativa; ahora, volverán a sentarse en torno a la mesa para resolver lo del Fiscal General y el Procurador General, huesos sobre los que enfilan sus dientes los padres de la patria.

Qué bueno sería para el país que esas deudas políticas con la ciudadanía se resolvieran de inmediato y ojala que, a partir de este ejercicio de negociación, sea la última vez que los políticos –de izquierda o derecha- violentan la ley. El pueblo tiene derecho a pedir cuentas, mucha más allá de pasar la factura en tiempo de elecciones.

Ahí es donde radica la nueva forma de concebir la política en este tiempo. La ciudadanía, ese poder manipulado por los politicastros, tiene que ejercerse a partir de que la titularidad del poder le corresponde, no así a sus representantes –elegidos en las urnas- que simple y llanamente tienen que obedecer el mandato soberano.

Ante eso urge en el país que el sistema mediático retome su papel ciudadano, para asegurarle a la población informaciones y opiniones de alto valor a fin de que la gente conozca al pie de la letra lo que sucede y sus consecuencias. Aun experimentamos un déficit inmenso en esa invaluable tarea periodística que todavía responde a intereses espurios.

Máxime en momentos cruciales para nuestra historia latinoamericana con el oprobioso golpe de Estado que fue víctima el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, por parte de la oligarquía y los militares que a toda costa pretenden impedir algunas reformas que ayuden al pueblo.

Por eso no era de extrañar la postura adoptada por los sectores tradicionales que en El Salvador han avalado el asalto militar hondureño. Políticos y empresarios, en general, han suspirado con la asonada impopular y pretenden que el gobierno recién instalado en nuestro país se “vea en el espejo” por si pretende profundizar los cambios.

Los salvadoreños, así como los latinoamericanos, debemos estar atentos ante ese tipo de chantajes y mantenernos solidarios con la crisis de nuestro hermano país centroamericano. No podemos permitir una rendija para que la antidemocracia vuelva a consolidarse en la región. En el siglo XXI vayamos pero a profundizar la democracia. El gorilismo es del pasado.

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