La comunicación en un mundo fluido
Por Guillermo Mejía
La comunicación, como fenómeno complejo, se vuelve necesaria abordarla desde la perspectiva de lo fluido, porque más que objeto se trata de procesos. Los nuevos paradigmas de la ciencia nos señalan que la forma tradicional del sujeto que conoce y la existencia de objetos independientes al sujeto fue superada por el entrecruce simultáneo de ambas categorías.
De esa forma lo define la maestra e investigadora en comunicación estratégica argentina, Sandra Massoni, que cita al autor Alejandro Piscitelli: “Mientras el viejo mundo cultural se organizaba alrededor de una cascada de interpretaciones, el mundo contemporáneo está apuntalado por una red de operaciones. Antes, el hilo conductor era el gesto; ahora lo es la programación”.
A partir de eso, una nueva perspectiva de investigación en comunicación permite plantear los siguientes supuestos epistemológicos:
Primero, la escala crea el fenómeno. El instrumento es teoría concretizada. No es solo más capacidad, sino habilita nuevas cosas, pero a la vez se crea para algo. Tiene una intencionalidad. Si aceptamos lo expuesto, podemos avanzar en que no sólo el punto de vista crea al objeto sino que el punto de vista no es natural con respecto al objeto.
Segundo, La distancia entre el objeto y el campo material es una distancia de interpelación y réplica que se recorre en condiciones históricas específicas.
“Cuando nos planteamos una investigación que descarta la pretensión positivista de objetividad, cuando no creemos en la posibilidad de la ciencia como ‘descubridora’ de algo que está fuera de nosotros, la preocupación se desplaza hacia la explicitación del lugar desde el que construimos el objeto. Esto es, el lugar desde el que hablamos a partir de asumir una relación sujeto-objeto”, asegura Massoni.
Entonces, la investigación en comunicación se propone como objetivo interpelar la complejidad en movimiento con lo que su pertinencia se aleja de la episteme (un saber qué) en dirección a la fronesis (un saber cómo algo funciona en diversas situaciones específicas). Se da un espacio de encuentro entre dos perspectivas tradicionalmente separadas, la filosofía y las ciencias sociales.
“La mirada comunicacional desde el paradigma de lo fluido se constituye entonces como una manera de abordar el espesor de la comunicación como fenómeno complejo y permite centrarnos en los dispositivos del cambio sociocultural como autodispositivos”, señala Massoni. Se necesita un abordaje multiparadigmátivo para comprender esa complejidad del fenómeno comunicativo.
Massoni propone a la categoría de mediación –así como la define el maestro Jesús Martín Barbero- para repensar el lugar de la comunicación en los procesos de cambio: “Consideramos que en el espacio de la comunicación no hay sólo producción de un proceso, sino también, y principalmente, producción de una trama ontológica que va generando un tipo de conocimiento”.
“Las mediaciones son espacios de articulación de la producción con el consumo, que, mediante el análisis, podemos reconocer como de más o menos relevancia en la generación del sentido acerca de un problema en una situación dada”, asegura la autora argentina.
“El énfasis está puesto en capturar la direccionalidad en este espacio privilegiado de producción de sentido ‘en acción’ que rebasa al de la interacción social, porque no interpela relaciones entre individuos o grupos, sino entre matrices socioculturales”, agrega.
El comunicador tiene que superar la condición de simple ejecutor de productos comunicacionales, ya que debe ser capaz de usar los saberes teóricos como horizontes de sentido y herramientas en su trabajo profesional. Tiene que apropiarse de las teorías de la comunicación e integrarlas valorativamente en sus planes de acción.
“La estrategia de comunicación –como proyecto de comprensión que recupere lo material, lo simbólico y lo afectivo- es un esfuerzo constante por instalar una conversación en un espacio determinado que se reconoce fluido”, dice Massoni. Y añade: “Problematizando y buscando rebasar los enfoques reduccionistas y excluyentes (comunication research, modelos interaccionales, modelos semióticos, etc.) con lo que se ha abordado la comunicación social, la mirada etnográfica ofrece una alternativa capaz de abordar la dinámica social para establecer comparativamente semejanzas y diferencias entre las matrices socioculturales(…)”.
La maestra argentina nos proporciona dos modelos de comunicación estratégica: el primero, de las miradas disciplinarias a partir de las cuales se aborda el problema de la investigación; y segundo, de los actores de la situación que se aborda.
1. La comunicación como espacio de encuentro de la ciencia. La principal tarea en este módulo es el reconocimiento de racionalidades teóricas en la problemática que se investiga. Reconocer marcas de racionalidad en la situación de comunicación es una operación que examina y capta a la vez el aporte constructivista de la teoría como reductor de la complejidad de lo real, y el de génesis de esa misma realidad en la que opera.
2. Interpelar la heterogeneidad sociocultural en la situación de comunicación y en torno al problema de investigación. La dimensión humana es algo de primer orden. Otro componente importante de este punto es que nos habilita a no caer en el relativismo lingüístico, sin restar importancia al lenguaje. El lenguaje no es el único marco de comprensión del mundo, si así lo fuera desaparecería el sujeto. Pero… están las emociones. El cuerpo humano también es un fenómeno relacional. La principal tarea de este módulo es reconocer mediaciones.
En síntesis, Massoni estima que la comunicación estratégica como modelo científico y académico busca aportar a un desplazamiento doble: por un lado, frente a la tradición de investigación guiada por la especulación filosófica o ideológica, y a su vez frente a la tradición profesional en comunicación guiada, por ejemplo, por prácticas comerciales.
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