La comunicación en tiempos de pensamiento complejo
Por Guillermo Mejía
Con el aparecimiento del posmodernismo en el Siglo XX, con lo que se puso en entredicho los conceptos de historia como tiempo lineal y de espacio como territorio, la subjetividad del hombre se intenta recuperar a través de una razón dialógica e intercultural y las significaciones sociales se asumen como prácticas de sentido significantes.
Así resume la comunicóloga venezolana, Migdalia Pineda, de la Universidad del Zulia, los nuevos tiempos que vivimos a partir de la propuesta teórica del filósofo francés, Jean-Francois Lyotard, que junto a otros autores ha desarrollado pensamiento frente a la crisis de una racionalidad que se sustentó en la razón científica y técnica para dominar el mundo.
En consecuencia, según señala Pineda, el posmodernismo pretende recuperar, por un lado, el sentido de la palabra, del lenguaje y, por el otro, la dimensión ética y ontológica del progreso material y económico. De modo que con la deconstrucción se busca invertir el sentido, o producir un desplazamiento del conocimiento exacto, técnico y científico hacia los problemas de la intersubjetividad del sujeto (conocimiento y comunicación).
“De las significaciones sociales, partiendo de la base de que es en el lenguaje, en el referente lingüístico, donde la complejidad humana se hace presente con su desorden y su caos; y que es más enriquecedor para el hombre vivir en un contexto de las certidumbres del discurso científico con sus verdades inamovibles”, agrega.
De acuerdo con la profesora Pineda, de hecho desde la década de los 80 del siglo pasado, el posmodernismo comienza a proponer nuevas teorías en el campo de la física, la astronáutica, la historia, la pintura, la literatura y la medicina para interpretar los profundos cambios sociales, culturales, políticos, tecnológicos y científicos de la época contemporánea.
“Y para los inicios del Siglo XXI, se convierte en una revolución cultural, filosófica, de contexto y carácter histórico, en la cual la humanidad perfila otras maneras de entenderse a sí misma en medio de fuertes luchas de regiones, provincias y pueblos por la autodeterminación y la autonomía cultural y política; así como en medio de fuertes cambios científicos y tecnológicos que hacen surgir una sensibilidad social y cultural más hedonista, y un nuevo paradigma tecnológico sustentado en la imbricación de los medios de masas y las tecnologías digitales y virtuales (…)”.
La maestra venezolana dice que los enfoques posmodernos señalan la necesidad de repensar “lo técnico”, para avanzar en una deconstrucción de la tecnología, que ahora adquiere un lugar central no en las relaciones de producción sino en las de reproducción simbólica. Las tecnologías de la información y la comunicación plantean grandes interrogantes sobre la función de las “máquinas” en lo contemporáneo.
“Unas máquinas que hacen posibles intercambios simbólicos con otros en un tiempo y un espacio no lineal, no geográfico, sino virtual, reticular, global, que han revertido los lenguajes, las palabras y los roles de los sujetos dialogantes, y que han introducido elementos de mayor desorden, caos e incertidumbre que las máquinas exactas de la sociedad industrial”, añade Pineda.
En suma, de acuerdo con ella, las tecnologías digitales han supuesto cambios fundamentales en las formas de escritura lineal y analítica de la palabra impresa, con sus modalidades del hipertexto, el multimedia, la virtualidad y las redes, y con ello contribuyen a la conformación de un nuevo tipo de pensamiento, denominado como pensamiento sintético no tan racional sino intuitivo y abierto.
Algunas de las explicaciones que las nuevas tecnologías requieren “no podrán ser ofrecidas a través de los enfoques de las disciplinas científicas tradicionales, cuyos conceptos, categorías y base epistemológica no podrían dar cuenta de la complejidad del mundo posmoderno y los intercambios significativos que a través de dichas tecnologías establecen los hombres entre sí e incluso con las máquinas”.
De modo que el pensamiento complejo y la transdiciplinaridad que lo acompaña emerge, pues, como el modo de acercamiento a la realidad actual para entender los cambios, la pérdida de los centros y de los discursos institucionalizados como verdaderos y en su lugar aparece la inestabilidad de los discursos, la relatividad de las teorías, la inseguridad de los sabido, y la diversidad y la diferencia comienzan a pugnar por llegar a ser valores culturales reconocidos, de acuerdo con Pineda.
¿Qué hacer para abordar la comunicación en la contemporaneidad?, se pregunta la autora venezolana.
Luego responde: “Es evidente, que con este cambio de época, la comunicación parece ocupar un lugar transversal en todos los órdenes de la vida social y con ello los problemas del sentido, de las significaciones, del intercambio simbólico”.
“En consecuencia, el estudio de los procesos de comunicación, de sus bases teóricas, tiene que rescatarse para ayudar a conformar otras explicaciones, conceptos y categorías que den cuenta de los profundos cambios que están ocurriendo en la actualidad. Se trata de volver al pensamiento teórico, a la reflexión epistemológica que haga posible la construcción de una episteme de conocimiento de lo social y lo histórico diferente a la de la modernidad y su racionalidad instrumental”, agrega.
Pero “volver a la teoría no significa para nada retornar a un modo de conocimiento contemplativo, alejado de lo real, de lo histórico, del contexto y de lo cotidiano, sino a un modo de conocimiento que se confronte de forma permanente con los hechos, con la vida misma y que asume que el hombre con su potencialidad de pensar, conocer y dialogar es el sujeto protagónico del proceso de conocimiento por encima de los métodos y técnicas institucionalizadas”, señala Pineda.
“Un modo de conocimiento que revalorice los enfoques holísticos, integradores y cualitativos, que proponga opciones metodológicas más flexibles y adaptables a los cambios del mundo real vivido, para llegar a nuevas combinatorias y entrecruces de disciplinas que nos ayude a consolidar un pensamiento más heterodoxo que el de la modernidad”, explica la profesora venezolana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario