martes, septiembre 11, 2018

El anónimo contra Donald Trump

Por Guillermo Mejía

La crisis que vive la sociedad estadounidense con Donald Trump es tal que, si bien existen espacios tradicionales como alternativos para proyectar una visión crítica del ejercicio del poder, el influyente The New York Times tuvo que publicar una columna anónima para exponer algunos malestares al interior de la administración norteamericana.

Como regla del ejercicio periodístico, se considera el uso de fuentes anónimas en condiciones extremas como el hecho de que la persona tema por su vida o también represalias al divulgar una información que realmente sea de suma importancia para la sociedad. Por supuesto, una información con fuentes identificables goza de credibilidad.

En el artículo “Soy parte de la resistencia dentro del gobierno de Trump”, el quejoso dice: “La raíz del problema es la falta de moral del presidente. Cualquier persona que trabaje con él sabe que no está anclado a ningún principio básico discernible que guíe la forma en que toma decisiones”.

“Aunque fue electo como republicano, el presidente muestra poca afinidad hacia los ideales adoptados desde hace mucho tiempo por los conservadores: libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres. En el mejor de los casos, ha invocado esos ideales en ambientes controlados; en el peor, los ha atacado directamente”, agregó.

“Además de la mercadotecnia masiva que hace a la noción de que la prensa es el ‘enemigo del pueblo’, los impulsos del presidente Trump generalmente están en contra del comercio y de la democracia”, sentenció.

El Times “tomó la decisión inusual de publicar una columna de opinión anónima” a petición del autor a quien identifica como un funcionario de alto rango en el gobierno de Trump y que podría perder el empleo si es identificado. “Creemos que publicar este ensayo sin firma es la única manera de ofrecer una perspectiva importante a nuestros lectores”, advirtió el rotativo.

De inmediato, el presidente estadounidense se lanzó contra el “traidor” dentro de sus filas y también contra The New York Times, periódico que a diario es centro de sus ataques, además de exigir al fiscal general, Jeff Sessions, que investigue al autor del artículo, porque considera que es un tema de seguridad nacional.

Altos funcionarios del gobierno de Trump, incluidos el vicepresidente Mike Pence; el secretario de Defensa, Jim Mattis; y el secretario de Estado, Mike Pompeo, negaron la autoría de la columna de opinión, situación que para el periodista estadounidense David Brooks “subraya el nivel de desconfianza y paranoia presidencial que ha marcado este gobierno”.

Sobre el caso, es interesante el análisis del periodista Julio Petrarca, defensor de lectores del periódico El Perfil, de Argentina, para quien “una de las premisas básicas para que un artículo de opinión tenga validez y merezca ser publicado es que contenga información y no solo la mera condición de texto con fuerte impacto sobre la opinión pública”.

Pone como ejemplos los afamados casos Watergate, por el que tuvo que renunciar el presidente Richard Nixon, y las acciones ilegítimas de varios gobiernos en relación con la guerra de Vietnam, donde se hizo uso de fuentes anónimas para los respectivos destapes periodísticos. Sin embargo, encuentra diferencias sustanciales en el caso de la columna de opinión de The New York Times.

“Este caso es diferente, y por lo tanto pasible de un análisis cuanto menos severo desde el punto de vista de la ética periodística. ¿Cuánto dice el autor del artículo acerca de hechos concretos, traducibles en el lenguaje de la información?”, pregunta Petrarca. Ahí es donde ubica una de las debilidades del texto que bien valdría un análisis serio por parte de los periodistas más allá del malestar que nos causa Donald Trump.

No hay comentarios.: