martes, mayo 15, 2012

Los periodistas más allá de bocadillos y refrescos

Por Guillermo Mejía

El malestar en los comunicadores es un hecho luego que el Presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, les enrostrara “…los periodistas, algunos que critican bastante, los veo muy asiduos a degustar bocadillos y refrescos que les proporciona la Asamblea...” como respuesta a las exigencias de rendición de cuentas en el órgano de Estado.

Reyes, del partido oficial, salió a la defensiva como hacen otros de sus colegas o miembros del gobierno, ya que aún no están asumidas, como debe ser, esa rendición de cuentas, la transparencia y la obligatoriedad de informar ante la ciudadanía. Somos una nación con muchos rasgos pre-modernos que ojala vayan cediendo terreno a la construcción democrática.

Supuestamente el presidente de la Asamblea Legislativa es uno de los personajes más preparados, sensible ante el dolor y sufrimiento del pueblo salvadoreño, además de que cuando se inauguró en el cargo, en la legislatura anterior, prometió cielo y tierra frente a la forma en que la derecha ha manejado el Legislativo.

La cortesía –así se considera poner bocadillos y refrescos a los periodistas durante las plenarias- se la echó de un tajo, dado el malestar que le ocasiona que le pidan cuentas de cómo manejan la Asamblea Legislativa, además de las críticas que ha recibido por el exceso de gastos en la inauguración del presente período.

De seguro, en el partido ya le aconsejaron al diputado Reyes que agarre las cosas con calma, que mejor tome té de manzanilla a fin de controlar los nervios. El manejo de la cosa pública cada vez tiene que ser vigilado por los ciudadanos, eso está calando en la mentalidad de las sociedades. Ya no tiene que ser cosa de derechas e izquierdas. Lástima el exabrupto del diputado.

El asunto sirve para aclarar que los periodistas no deben aceptar ninguna cortesía, ni regalía o prebenda. Son las empresas periodísticas las que tienen la obligación de darles los instrumentos y las condiciones para que realicen su trabajo. De esa cortesía se agarró Reyes al no tener otra forma de defenderse frente a la obligación que tiene de rendir cuentas. El nivel mostrado fue bajero.

Los periodistas tienen que reivindicarse. Ni en la Asamblea Legislativa, ni en cualquier instancia pública o privada hay que aceptar cortesías, regalías o prebendas, mejor optar por dignificar la profesión, organizarse y luchar por el derecho a la comunicación, y por un estatuto profesional del periodista que asegure mejores condiciones para ejercer la labor informativa.

La ocasión tiene su parte positiva. Trae a colación un mal endémico del cuerpo de prensa nacional –por supuesto, en general- que se acomoda a las circunstancias cuando de recibir “atenciones” de las fuentes se trata que, como ocurrió en esta oportunidad, descubre ante la mirada colectiva la forma en que se percibe a los periodistas y las facilidades con que reciben su consideración.

A la vez, se trata de una excelente oportunidad para que los gremios de periodistas, en especial la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), montaran encuentros de reflexión en torno a la necesidad de fortalecer la robustez moral de los periodistas con la consecución de prácticas enmarcadas en principios y normas éticas.

Los periodistas, como servidores públicos y trabajadores de la información como bien social, deben asumir que su horizonte de su función es la ciudadanía, categoría tan compleja en tiempos de globalización y nuevas tecnologías, que tiene que asumir su condición propositiva y demandante frente a los que ejercen el poder.

Por eso, es importante que esa ciudadanía se empodere de cara al ejercicio del poder y perfile su soberanía ante el sistema mediático que está para asistirle en sus necesidades informativas (formativas) y de opinión a fin de reconocer sus problemas, los actores y la urgencia de enrolarse en la construcción de una nueva agenda. La ciudadanía y los periodistas tienen una ardua tarea.

Déjenle al presidente de la Asamblea Legislativa las galletitas saladas y los refrescos. No consuman chatarra. Valdría la pena que al diputado Reyes se le invitara a luchar por dignificar la política ante la demagogia reinante y, por supuesto, que también a los periodistas salvadoreños como parte importante en la lucha por la construcción democrática. No todo está perdido, la lucha persiste.












1 comentario:

Juan Cho dijo...

Magna reflexión, atinadas valoraciones. Y traslucen un evento coyuntural, pero que simplemente es reflejo de un mal estructural: no nos gusta dar cuentas de lo que estamos, por cierto, obligados a informar, lo que a su vez implica escrutinio, acompañamiento, crítica seria, moderada, punzante, pero crítica todas ellas incómodas, ya sea que levanten y sus respectivas condenas, o condenen y por supuesto desagravios. Hay un mal estructural que es una vaina tendencial, que sólo será posible superarla con un filudo, profundo, extenuenante, sesudo, revolucionario, democrático, honrado, gracioso y valiente cambio, generacional e infranqueablemente de cuadros, de uno y de otro lado, para que surjan nuevos coloricos y sus problemas.
Por el momento, sigue confirmándose la máxima que enseña que los cardenales que se candidatean papables, terminan siendo. continúan siendo, cardenales. ES GENETICO ..... LASTIMA.