lunes, enero 18, 2010

Los gestos en otro aniversario de la paz

Por Guillermo Mejía

A diferencia de anteriores conmemoraciones por la firma de los Acuerdos de Paz, estampados en Chapultepec, México, en 1992, la de este año quedará grabada por el perdón público que pidió el presidente Mauricio Funes en nombre del Estado salvadoreño ante las víctimas y el sufrimiento ocasionados en la guerra civil.

Además, el gesto humanitario incluyó la creación de dos comisiones gubernamentales: una para la adopción de medidas de reparación moral, simbólica y material –dentro de las posibilidades financieras del Estado- y otra para la búsqueda de niños desparecidos en el marco del conflicto armado. El otro punto es el pago de la deuda con los lisiados de guerra.

En el acto oficial, celebrado en Cancillería de la República, fue sonoro el acompañamiento de los invitados al evento. Obvio, la izquierda ahí presente salió reivindicada tras casi dos décadas de finalizada la confrontación armada, mas la derecha –también presente- mostró su descontento ante el gesto que calificaron luego como “intrascendente”.

En otro lado de la ciudad, la dirigencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), también pidió perdón por las víctimas y daños ocasionados por sus fuerzas beligerantes en la guerra civil. Alianza Republicana Nacionalista (Arena) hizo una reunión, siempre por aparte, pero no incluyó un perdón al pueblo.

Y la verdad es que la verdadera reconciliación nacional es una de las deudas de los Acuerdos de Paz, auspiciados por las Naciones Unidas; en ese sentido, las muestras políticas del 16 de enero de 2010 –juntos pero no revueltos- nos recuerdan que aun falta mucho por trabajar en el encuentro de la salvadoreñidad. Tarea, por cierto, difícil.

Igual resulta para encontrar el camino de la justicia social. Los Acuerdos de Paz, en su capítulo sobre aspectos sociales y económicos, fueron saboteados por los empresarios que hicieron fracasar las negociaciones con los trabajadores organizados en el foro respectivo. El gobierno de turno asegura que su actual foro social pretende rescatar el espíritu de los Acuerdos.

El panorama de El Salvador, 18 años después, es sumamente complicado. Ahora la guerra civil pasó a ser social, donde las víctimas ya no salen de los directamente involucrados y su entorno, sino que es indiscriminada. El narcotráfico y el crimen organizado van caminando a paso firme por el control del Estado, sin que aparezcan medidas efectivas de parte del mismo Estado.

Tenemos “un huevo de tres yemas” –como dice nuestra gente. Los políticos y los civiles tenemos que echarle con fuerza si no queremos sucumbir como otras naciones del mundo. Amerita un nuevo esfuerzo nacional que nos asegure una verdadera reconciliación y el sentar las bases de una democratización participativa. No dejemos que los espurios tomen el control de la nación.

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