viernes, mayo 31, 2013

De la tierra de Funes(landia)

Donde no se rebuzna porque Dios es grande

Por Guillermo Mejía

El gobierno del presidente Mauricio Funes arribó a su cuarto aniversario, en general lo bueno los paquetes de asistencia social y lo malo la situación económica y la inseguridad, aderezada por una controversial tregua entre pandillas que sigue siendo oscura igual como nació hace poco más de un año en un contexto de medias verdades y medias mentiras.

Lo último, el reality show montado por propagandistas del proceso, gente del gobierno (uno de ellos defenestrado como chivo expiatorio), políticos electoreros en las sombras y ni más ni menos que el hijo del pastor bautista Tobi, el Jr., que llevaron a los dirigentes pandilleros “el sirra”, de la MS, y “el viejo lin”, de la 18, al culto frente a las miradas y aplausos de la congregación.

La sociedad ha quedado estupefacta frente a la metida de pata y hasta Funes habló de falta de respeto a las familias de las víctimas de la violencia.

Pero el mandatario salvadoreño y los acompañantes del denominado “proceso de pacificación” insisten en la validez del esfuerzo, aunque falta transparencia sobre el mismo y el verdadero papel del gobierno que es señalado dentro y fuera del país de haber negociado prebendas con las dirigencias de los pandilleros a cambio de la reducción de homicidios entre sus miembros.

Muchas cosas se dicen al respecto, inclusive que existen riesgos de que los pandilleros se conviertan en actores políticos, pues tienen una fuerza social (ellos, sus familias y los barrios) nada despreciable como para poder negociar votos en procesos electorales, así como nexos con estructuras del crimen organizado.

Como hemos visto, la tregua entre pandillas ya se convirtió en tema de campaña electoral (anticipada) con la instrumentalización que hace el candidato arenero Norman Quijano y, por lo que viene, ese partido de derecha enfilará el ataque por ese flanco. La izquierda y su candidato Salvador Sánchez Cerén tienen una papa caliente por acompañar a Funes.

La ironía del asunto es que los areneros hablan del fracaso de la seguridad pública como si no fueran ellos los que con sus políticas –también fracasadas- propiciaron el fortalecimiento de las pandillas, fenómeno social importado de Estados Unidos que halló terreno fértil por las condiciones de pobreza y exclusión de la sociedad salvadoreña.

Al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) le convendría aclarar el punto de cara a la población en cuanto, si bien es el partido oficial, el margen de maniobra de Funes a conveniencia va más allá de los intereses del partido cuando se está a las puertas de las elecciones presidenciales y la gente no acompaña la tregua entre pandillas. El riesgo es grande.

El cuarto aniversario del gobierno de Funes da para mucha reflexión. En el sistema mediático hay productos periodísticos buenos y malos, sobre todo porque abunda el chambre y escasea la información. Imaginémonos a la sociedad salvadoreña en pleno goce del derecho a la información y quizás no estaríamos en ese consumo chatarra y mucho menos con la clase de politiqueros.

Para tener acceso a otras reflexiones y aclarar el panorama les recomiendo las siguientes lecturas de algunos medios de comunicación salvadoreños:

-De Contrapunto:
Funes, último año de gobierno (Por Roberto Cañas)

-De El Diario de Hoy:
La abismal desconexión entre el Gobierno y la ciudadanía (Por Carlos Ponce)

-De La Prensa Gráfica:
La foto de mal augurio (Por César Castro Fagoaga)

-De El Faro:
Horacio Castellanos Moya, escritor:
“¿El Salvador? Ya no me siento cómodo en ningún lado del planeta”


Posdata:
En su informe de cuarto año de gobierno, el presidente Mauricio Funes al referirse al problema de seguridad pública no mencionó la palabra “tregua”, solamente presentó entre otros datos que los homicidios se redujeron poco más de la mitad y a fin de combatir las extorsiones –que es uno de los problemas que resiente la gente- integrará un grupo especial con policías y militares. Algo muy curioso fue que señaló al gobierno de Francisco Flores como el responsable de que el problema de las maras se haya profundizado con la mediática y fracasada “mano dura”; sin embargo, omitió referirse al gobierno de Elías Antonio Saca –ahora candidato presidencial- que también fracasó con la también mediática “súper mano dura”, reconocida como una de las responsables de haber profundizado la violencia de las pandillas.













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