Por Guillermo Mejía
El ascenso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (NTICS) en la vida cotidiana ha propiciado el cambio paradigmático de sociedad de masas a la categoría de públicos en red, con lo que es posible instaurar un modelo alternativo de democracia que propicie la participación y deliberación ciudadanas sobre temas de interés público.
De esa forma lo aprecia el profesor y editor Hugo Aznar, de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, España, al dirigirse al pleno del XV Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social Felafacs 2015, celebrado recientemente en Medellín, Colombia, cónclave útil para verificar el estado actual del mundo de las comunicaciones.
“Lo que los nuevos públicos articulados a través de las NTICS representan se corresponde mejor con una concepción alternativa de la democracia: un modelo que permita abrir la toma de decisiones colectivas –e incluso ocasionalmente también su puesta en práctica- a la participación del público, tal y como quiere recogerse en la propuesta de una democracia deliberativa”, afirma.
Según el catedrático español, de cara a una democracia simplemente agregativa, limitada a sumar periódicamente las preferencias de la gente en su entorno privado, la democracia debería aspirar a integrar estos nuevos públicos en el debate de los asuntos de interés común (máxime si existen facilidades tecnológicas para la participación).
“Si los públicos se hayan motivados y pueden generar soluciones de nivel epistemológico, dimensión actuacional o justicia superiores –ya por el hecho mismo de su participación-, no hay motivo para mantenerlos excluidos de las decisiones colectivas en torno a recursos que generan esos mismos individuos”, argumenta Aznar.
Además, es necesario articular esos mecanismos participativos si se quiere evitar que el sistema democrático actual quede desbordado por la desafección de unos públicos que se sienten excluidos sin otra justificación que el diseño y las prácticas institucionales establecidas. Y que actúan activamente en otros ámbitos, según lo expuesto.
“Podría ser que la implicación de estos nuevos públicos resultara a la postre menos mayoritaria de lo que suele suponerse. Pese a las oportunidades de participación que pudieran abrirse, probablemente una parte importante de la sociedad seguirá centrada en sus intereses puramente privados”, dice Aznar, pero la articulación de los nuevos públicos con las NTICS deslegitima la exclusión y el monopolio político y profesional de la gestión pública.
Con ello, la “era de las masas ha quedado atrás; podemos seguir siendo muchos, pero no por ello dejamos de estar singular y colectivamente capacitados para participar en las decisiones que afectan al bien y la vida en común de todos nosotros, disponiendo además de medios tecnológicos que lo permiten”, concluye el profesor español.
De masas a públicos en red
De acuerdo con Aznar, la categoría de sociedad de masas pareció reflejar bien y adecuarse a las transformaciones de las primeras décadas del siglo XX, que venían precedidos por las transformaciones sociales derivadas de la Revolución Industrial. Es obvia su validez y que sirvió para plantear un modelo de democracia ajustado a ella (democracia elitista-agregativa-de audiencias) dominante en el siglo XX.
En ese sentido, plantea preguntarse si ese modelo de masas quedó desfasado frente al de la sociedad del conocimiento o de las nuevas tecnologías.
“Como resultado: surgen dos visiones completamente alternativas de los mismos. Mientras que de los primeros se seguía una crisis amenazadora de los supuestos del ordenamiento democrático y la tradición liberal, y hasta incluso de la propia civilización occidental; a partir de los segundos ha surgido toda una serie de reflexiones que ven ellos una fuente de renovación de la ciudadanía y la vida democrática, incluso una fuente renovada de las expectativas utópicas de mejora universal hace tanto dejadas atrás”, explica el catedrático español.
Los rasgos del entorno comunicativo de las NTICS rompen con la dinámica que había guiado la comunicación social del último siglo y medio: la tendencia creciente a la concentración de las emisiones y la conformación de una comunicación masiva:
-1830 comenzó un período de concentración de emisiones y destinatarios que habría durado hasta finales del siglo XX.
-1890 el proceso se acentuó con periódicos que iban adquiriendo alcance nacional y en algunos casos tiradas millonarias.
-1920-1950/60 la aparición del cine, la radio y la televisión acentuó la tendencia a formar grandes públicos destinatarios.
-1980-1990 el proceso fue empresarial, con uniones y absorciones de empresas hasta reducir el mapa de la comunicación a unos grandes grupos oligopólicos tanto nacionales como internacionales.
“Desde el último cuarto del siglo pasado viene siendo común en cambio hablar de una sociedad de la información y el conocimiento para describir el nuevo entorno de las sociedades occidentales, muy distinto al que en su día habría caracterizado a la sociedad de masas”, señala el autor.
Entre los rasgos específicos de las NTICS que han configurado ese nuevo entorno están: Alcance, discrecionalidad, pluralidad, descentralización, fragmentación, bidireccionalidad, interconectividad, horizontalidad, equipolaridad, intercreatividad, velocidad, ubicuidad y permanencia.
En ese sentido, parece claro que muchos de los rasgos atribuidos en su día a la sociedad de masas –y también en gran medida a la comunicación de masas- no se ajustan ya al entorno propiciado por la generalización de las NTICS y se puede apreciar en la siguiente comparación que hace el autor entre los rasgos predominantes en cada concepción de masas y públicos en red:
-Rasgos antropológicos:
Reactivas/activos (prosumidores); predominio de la pasión o la emoción/presupuesto de la acción intencional; producto del desarraigo/creadores de vínculos y redes.
-Rasgos sicosociales:
Homogéneas, indiferenciadas, unívocas/diferenciados, particularizados, variables; próximas físicamente y asimilables mentalmente/separados por la distancia pero vinculados entre sí; proclives al contagio involuntario/proclives a la agregación voluntaria y la cooperación; receptoras de una comunicación efectista y manipuladora-tendencia a la concentración/tendencia a la fragmentación.
-Rasgos sociopolíticos:
Dependencia unívoca del líder/horizontalidad lógica de redes; necesidad de autoridad/autoorganización; riesgo para la democracia y las libertades/revitalización de la participación y movilización ciudadanas; decadencia sociocultural/ciberutopía.
Según Aznar, “la visión que se sigue del nuevo entorno supone un cuestionamiento del status quo vigente en las democracias occidentales: los presupuestos que sirvieron en su día para excluir a la ciudadanía de la participación efectiva y para conformar el actual sistema representativo y de partidos vigente(…) ya no resultan apropiados.” Se ha dado un salto cualitativo.
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