lunes, marzo 11, 2013

Los medios públicos: Una promesa extraviada en el “gobierno del cambio”

Por Guillermo Mejía

El periodista Nelson Rentería, corresponsal de la agencia Reuters en El Salvador, se solidarizó con los colegas de Canal 10 de televisión que han afrontado problemas laborales con la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia de la República. Presentó una carta formal tras el programa “La vuelta al mundo en 80 discos”, que dirigía las viernes por la noche, y renunció al espacio radial en protesta.

La misiva del colega periodista salvadoreño, cuya copia tengo en mi poder, dice textualmente:

Dirección de Radio Nacional
de El Salvador
Presente.

Estimados amigos de Radio Nacional de El Salvador, espero se encuentren bien y sus labores diarias transcurran con normalidad. El motivo de la presente correspondencia es para hacerles de su conocimiento mi retiro del grupo de colaboradores ad honorem de la radio.

El motivo de esta decisión se debe a un insignificante acto de solidaridad y respaldo a los colegas despedidos en Canal 10, quienes fueron removidos de sus cargos de forma injustificada y arbitraria en la última semana.

Deseo aclarar que de forma desinteresada, motivado únicamente por un interés democrático y de promoción de la cultura musical, en mayo de 2010 abracé el proyecto de transformación de los medios del Estado a Públicos, pero en vista de que este objetivo no fue cumplido, ahora he decidido hacerme a un lado.

De esta forma pongo a disposición el espacio que utilizaba el programa musical “La vuelta al mundo en 80 discos” todos los viernes en la franja de 8 a 9 de la noche.

Agradezco a las autoridades de la Radio Nacional de El Salvador la oportunidad, el apoyo y el respeto sincero que durante dos años y medio me dieron para difundir, de forma humilde, el maravilloso mundo de la música a través de la radio más importante de este país.

Saludos fraternos,
Nelson Rentería


El retiro del colega periodista es voluntario. Tuvo el tiempo necesario para su reflexión. En mi caso, junto al de otros colegas que también teníamos hasta diciembre pasado un espacio de entrevistas y opinión en la Radio Nacional de El Salvador, titulado “Temas” los días lunes y viernes al final de la tarde, pues ni esa oportunidad se nos ofreció. El programa desapareció por arte de magia.

Aún esperamos las razones oficiales, solamente cabe recordar que ciertas temáticas referidas a asuntos de gobierno y la violencia social, entre otros, desde un tiempo para acá fueron consideradas incómodas “desde arriba”; creíamos que iba en serio la conversión de medios gubernamentales a medios públicos, tal promesa del “gobierno del cambio”, pero fue en vano.

Hay mucha tela que cortar en la situación que se ha generado tanto en la radio como Canal 10, aunque de muchos es conocida la confrontación sucedida en la emisora de televisión de cara especialmente al papel que deben jugar esos espacios informativos amarrados a la agenda oficial cada vez más vigilados por ser un año preelectoral y el que de facto estamos en campaña hacia los comicios del 2014.

Hay que consignar que en la publicación oficial “El camino del cambio en El Salvador” (Mayo, 2012) el gobierno del Presidente Mauricio Funes menciona como un punto de la agenda pendiente de cambios: “Completar la construcción de un Sistema de Medios Públicos consistente en el fortalecimiento y transformación de los actuales medios de comunicación propiedad del Estado en medios públicos, con una programación inclusiva, de calidad y de servicio”.

Además que ha sido común denominador en el discurso del Secretario de Comunicaciones de la Presidencia de la República, el colega periodista David Rivas, en cuanta oportunidad ha tenido, tanto dentro como fuera del país, como sucedió con el compromiso que adquirió con congresistas estadounidenses a quienes señaló que el sistema de medios públicos iba en serio.

Desde esta tribuna de opinión considero que la construcción de un sistema de medios públicos no es tarea fácil, máxime en una sociedad que es y ha sido víctima del autoritarismo, la imposición y la antidemocracia. Este gobierno tenía que hacer el intento y, al menos, dejar sentadas las bases para dotar a la ciudadanía de un instrumento de información y educación cívica.

Quedan las interrogantes. La sociedad salvadoreña tiene derecho a conocer los hechos.

Para abonar al debate, creo oportuno recordar algunos criterios para dejar constancia sobre esa forma de concebir ese tránsito de lo gubernamental hacia lo público en materia de información:

En primer lugar, el especialista Marc Raboy recuerda tres acontecimientos que han configurado una nueva realidad de los medios de comunicación: “a. La explosión en capacidad de canales y la desaparición de las fronteras audiovisuales hechas realidad por las nuevas tecnologías; b. La desintegración del modelo estatal de radiotelevisión de servicio público, ocurrido tras el colapso del bloque socialista y la tendencia hacia la democratización en varios puntos del planeta; c. El rápido crecimiento en el mercado de los medios de comunicación y la aparición de sistemas mixtos en aquellos países donde existían monopolios estatales”.

En segundo lugar, La UNESCO ha definido con claridad el significado de la Radiotelevisión de Servicio Público (RSP), que conocemos como medios públicos, a partir de su rol en la sociedad: “Es la organización de difusión pública; se dirige a todos como a un ciudadano. Los difusores públicos estimulan el acceso y la participación en la vida pública”. A la vez, “la difusión pública se define como un punto de encuentro donde todos los ciudadanos son bienvenidos y considerados en un plano de igualdad. Constituye un herramienta de información y educación, accesible y dirigida a todos sin excepción, sin importar su condición social o económica”.

En tercer lugar, la ciudadanía tiene el derecho de verificar si los medios públicos están cumpliendo con su función social a partir de los siguientes factores: 1. Universalidad: La difusión pública debe estar al alcance de todos los ciudadanos a través de todo el país. 2. Diversidad: Los servicios ofrecidos por la difusión pública deberían diversificarse en al menos tres direcciones: los géneros de programas ofrecidos; las audiencias determinadas; y los temas discutidos. 3. Independencia: La difusión pública es un foro donde las ideas deben expresarse libremente, donde puedan circular la información, opiniones y críticas. 4. Diferenciación: El servicio ofrecido por la difusión pública debe distinguirse del que entregan otros servicios de difusión.

Pasar a medios públicos es un proceso intensivo, lleno de creatividad y compromiso social, es un proceso de largo plazo donde se pone en situación qué estamos entendiendo sobre información y comunicación en la sociedad contemporánea, y la necesaria asunción de responsabilidades de cara a la construcción de ciudadanía.

Manos a la obra, pues, la sociedad salvadoreña urge más compromiso y menos demagogia.












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