lunes, abril 11, 2011

La globalización en la mira de Chris Hedges

Por Guillermo Mejía

El descontento en varios puntos del planeta, la crisis alimentaria, el problema ecológico, la inseguridad, entre tantos males, anuncian el “colapso de la globalización”, de acuerdo con el escritor y periodista estadounidense, Chris Hedges, que demanda una ética nueva y radical, así como la reconstrucción de movimientos socialistas radicales que luchen por la ciudadanía.

“Se presagia un mundo donde los recursos vitales, incluyendo la comida y el agua, el empleo y la seguridad, están llegando a ser cada vez más escasos y difíciles de obtener. Ello presagia la creciente miseria de cientos de millones de personas que se encuentran atrapados en Estados fallidos, sufriendo la escalada violenta y la pobreza agobiante”, advierte el veterano colega.

Hedges, que inició su carrera periodística internacional precisamente en El Salvador de los 80 en medio de la guerra interna que duró 12 años, pone de ejemplo las sublevaciones en el Medio Oriente, los disturbios que desgarran naciones como Costa de Marfil, el descontento social en Grecia, Irlanda y Gran Bretaña, además de conflictos laborales en el mismo Estados Unidos.

“Debemos abrazar, y abrazar con rapidez, una ética nueva y radical de la simplicidad y la protección rigurosa de nuestro ecosistema, especialmente el clima, o todos tendremos la vida en nuestras propias manos”, señala. “Debemos reconstruir los movimientos socialistas radicales que demandan que los recursos del Estado y la nación proveen bienestar a todos los ciudadanos y la pesada mano del poder del Estado sea empleada para prohibir el saqueo de la elite del poder empresarial”.

Y añade: “Debemos ver a los capitalistas corporativos que han tomado el control de nuestro dinero, nuestra comida, nuestra energía, nuestra educación, nuestra prensa, nuestro sistema de salud y nuestro gobierno como mortal enemigo que debe ser vencido”.

Hedges escribe en su columna publicada en el sitio web Truthdig que la mitad de la población planetaria no tiene acceso a una adecuada alimentación, agua limpia y la seguridad básica, mientras los precios de los alimentos han aumentado 61 por ciento a nivel mundial desde fines del 2008, según cifras del Fondo Monetario Internacional.

“Como el costo de los combustibles fósiles sube, como el cambio climático sigue perjudicando la producción agrícola y como las poblaciones y los desempleados aumentan, nos encontraremos convulsionados en más disturbios nacionales y globales. Los amotinamientos por alimentos y protestas políticas serán inevitables”, anuncia el autor y periodista.

Como desde las instituciones liberales, incluida la prensa, las universidades, el trabajo y el Partido Demócrata (de Estados Unidos), no desafían los supuestos utópicos que el mercado debe determinar el comportamiento humano que permita los desmanes a las corporaciones y firmas de inversión continuará el asalto impune hacia los ciudadanos.

“Friedrich von Hayek y Milton Friedman, dos de los más importantes arquitectos del capitalismo no regulado, nunca debieron haber sido tomados en serio. Pero las maravillas de la propaganda corporativa y la financiación empresarial volvieron esas figuras marginales en profetas venerados en nuestras universidades, centros de investigación, la prensa, los órganos legislativos, los tribunales y salas de juntas corporativas”, afirma Hedges.

“Todavía soportamos la hipocresía de sus teorías económicas desacreditadas a pesar de que Wall Street aspira secar el tesoro de los Estados Unidos y se comprometen una vez más en la especulación que hasta la fecha ha evaporado unos 40 billones de dólares de la riqueza mundial. Se nos ha enseñado por todos los sistemas de información a cantar el mantra de que el mercado conoce la mejor”, agrega.

Mientras eso sucede, son invisibles las decenas de millones de estadounidenses pobres, porque no aparecen en las pantallas, ni los miles de millones de pobres en el mundo hacinados en tugurios fétidos. Tampoco se ve a los que mueren por beber agua contaminada o por no poder pagar la atención médica, ni a los excluidos de sus hogares.

Los encargados de los reality shows “difunden el sueño auto-delirante del inevitable progreso humano”, pero nada de eso es cierto.

“Es un mensaje que desafía la naturaleza humana y la historia humana. Pero es lo que muchos quieren creer desesperadamente. Y hasta que no despertemos de nuestro colectivo auto-engaño, hasta que se lleven a cabo sostenidos actos de desobediencia civil contra el Estado corporativo y nos apartemos de las instituciones liberales que sirven al gigante corporativo (…) nos continuaremos moviendo rápida y poderosamente hacia una catástrofe global”, concluye Hedges.

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