Del periodismo Light al compromiso social
Por Guillermo Mejía
Oportuna, dada la coyuntura actual, fue la visita que realizó hace unos días el periodista y maestro colombiano Javier Darío Restrepo a San Salvador, para compartir con colegas sobre tantos asuntos de clara importancia como, por ejemplo, la ley de acceso a la información pública, la ética en el periodismo, el fenómeno WikiLeaks y la formación académica.
Restrepo, con amplia experiencia reporteril y empapado de la moral social, cayó otra vez a cuenta de la imperiosa urgencia de trascender del periodismo Light al compromiso social por parte de editores y periodistas, a la vez de la también imperiosa y necesaria condición de sujeto pensante del ciudadano común como titular de la información.
De hecho, invitado a un programa de discusión entre periodistas en la televisión, el visitante suramericano les dijo sin tapujos que la realidad es tan compleja que no se puede ver en blanco y negro, sino reconocer los diferentes tonos. La gente tiene derecho a conocer lo que acontece, tomando en cuenta el interés público, pero no se vale que el periodismo caiga en los chambres.
De esa forma, Restrepo señaló a los colegas que el fenómeno WikiLeaks tiene que servir para meditar acerca de la función de informar al conglomerado, ya que una cosa es ver lo que dicen los cables, comprender sobre si es de interés público, y otra prestarse al filtro de medios de comunicación parcializados que ordenan los hechos a su medida.
Trajo a memoria el caso de las computadoras del comandante de las FARC, Raúl Reyes, abatido el uno de marzo de 2008, que la prensa colombiana e internacional tomó como propio el guión del gobierno y el ejército colombiano, apoyados por Estados Unidos, sobre la supuesta veracidad de la información cuando los principios del periodismo dictan que debe existir comprobación por parte del periodista.
Asimismo, aclaró sobre la importancia de contar con una ley de acceso a la información pública, porque la gente tiene derecho a conocer la verdad, aunque hay que determinar los alcances que tiene la información de interés público frente a información clasificada como reservada o confidencial. Tampoco es lícito que los funcionarios clasifiquen todo para esconder los datos.
Al comparecer en una entrevista de radio, el periodista y maestro colombiano contó de nuevo la anécdota de la información como un producto especial, basado en un derecho humano, frente a cualquier otro producto que se vende como mercancía. Si uno va a un restaurante, según dijo, pide la carta y luego tiene derecho a reclamar por si la comida no está a la altura.
Todavía no es el momento, reseñó el profesor, que en El Salvador, por ejemplo en esa radio que lo invitó, la gente llegue a reclamar por la manera en que se ejerce el periodismo, pero el día vendrá. Los ciudadanos tienen que reconocer su derecho a tener acceso a información procesada bajo estándares de calidad, que tome en cuenta a los involucrados en los procesos y bajo criterios de comprobación.
Como nunca antes, ahora es más que necesaria la presencia de la ética en el trabajo periodístico. Solo la robustez moral en el periodista puede asegurar un periodismo responsable y de calidad. También, como nunca antes, es más que necesaria la formación académica de los periodistas, pero no solo para adorar la técnica sino su integridad humana, su compromiso social.
Muchas cosas se pueden decir o escribir sobre el periodismo. Ojala que las reflexiones de Javier Darío Restrepo hayan calado en la conciencia de quienes lo escucharon en las entrevistas y en sus presentaciones con la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES). Que sus reflexiones no caigan en saco roto, nuestro periodismo urge de cambios, la gente tiene derecho a conocer la verdad.
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