martes, mayo 11, 2010

El turno de Roque Dalton

Por Guillermo Mejía

Tuvo que ser la familia del poeta Roque Dalton, asesinado por sus ex camaradas hace 35 años, los que demandaran el conocimiento de la verdad y el perdón de sus victimarios, porque al igual que con miles de salvadoreños que perecieron en la vorágine fratricida desde el Estado no hubo la más mínima atención a su justicia.

Los hijos del poeta revolucionario, asesinado porque sus ex compañeros lo creyeron informante de la CIA gringa, fueron claros, hablaron sin tapujos. Uno de los señalados por el crimen, el ex comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Jorge Meléndez “Jonás”, está en la lista del primer gobierno de izquierda de El Salvador y los Dalton no aceptan tal aberración.

El gobierno de Mauricio Funes pidió perdón en nombre del Estado salvadoreño por los asesinatos del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, y los seis padres jesuitas de la Universidad Centroamericana (UCA), gestos que fueron muy bien vistos en el país y en el exterior, pero ¿por qué no reconoció el craso error en el caso de Roque Dalton?

Bien dicho por el colega Juan José Dalton, uno de los hijos del poeta salvadoreño, el agravante del crimen de lesa humanidad fue que los criminales –uno de ellos el tristemente célebre ex comandante Joaquín Villalobos- fue que se cometió el Día de las Madres salvadoreñas. Fue el regalo que le obsequiaron a la madre de Roque Dalton y a su esposa. Qué nivel de humanismo.

A Roque Dalton y su familia les asiste el derecho a conocer la verdad y demandar que se haga justicia, es más eso es un derecho y una demanda de todos los salvadoreños, del mundo entero. Ojalá que algún día en este país se haga justicia por todas las víctimas sin importar cuál fue su postura ideológica. En nombre de la justicia y la libertad se cometieron horrendos crímenes en nuestro pasado reciente.

Nadie tiene las manos limpias de la locura de la guerra. Por ejemplo, cuándo tendremos claridad en el asesinato del Coronel Benjamín Mejía y su esposa, achacado a los escuadrones de la muerte ultraderechistas, o cuándo se asumirán sin sobresaltos los múltiples asesinatos de militantes de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) por sus mismos ex compañeros en la región paracentral.

Como estos son miles de casos de salvadoreños que perecieron antes, durante y después del conflicto armado, al igual que miles las personas que quedaron desaparecidas, situaciones ante las cuales nadie se puede hacer del ojo pacho. Son los errores que tienen consecuencias, sin importar la triste frase del verdugo Joaquín Villalobos que lo achacó a “errores de juventud”.

Lástima que la ocasión coincidió con el turno del primer gobierno de izquierda en El Salvador, aunque hay quienes no asumen del todo que lo sea, y que también coincida con las serias acusaciones de trances políticos del gobierno con el PCN y el movimiento Gana, hechas por el ministro de Agricultura, Manuel Sevilla, que puso su renuncia para no prestarse a la corrupción. Vamos mal, entonces.

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