sábado, enero 19, 2008

Apreciando El Salvador a 16 años de la firma de la paz

Por Guillermo Mejía

Cumplimos más de tres lustros de la firma de los Acuerdos de Paz, en Chapultepec, México, precisamente el 16 de enero, pero más que la coincidencia de las cifras lo que nos interesa en esta ocasión es hacer un acercamiento a cómo estamos luego del fin de la guerra fratricida.

Cada uno de los aniversarios precedidos siempre fue marcado por la aseveración desde la derecha gobernante de que los Acuerdos de Paz se cumplieron a cabalidad, conforme al calendario, y, por supuesto, somos ejemplo de éxito para la comunidad internacional.

La otra parte, la ex guerrilla convertida en partido político, hizo a su vez un juicio crítico muy al revés de la postura oficial: los Acuerdos no fueron cumplidos a cabalidad, existen muchos vacíos y sabotajes que mostraron la falta de compromiso con lo pactado y con el pueblo.

De los deudas, que obviamente no podemos ignorar, se destacan la precariedad y abandono en que quedaron los miles de ex combatientes de ambas partes que libraron la guerra de 12 años, así como el fracaso programado del Foro de Concertación Económica y Social.

A esas deudas podemos, a grandes rasgos, colocar por ejemplo: 1. La ineficacia del sistema judicial y sus órganos auxiliares; 2. La presencia de autoritarismo en cualquier instancia de la sociedad; 3. La falta de transparencia; 4. La ausencia de un periodismo crítico y ciudadano.

Claro que es una mínima lista de la camándula de males que nos agobian, por eso decimos que son ejemplos. Cuando hacemos un acercamiento a esa dura realidad nos encontramos que todos somos responsables, unos más que otros, pero al fin todos.

Unas joyitas al grano

En primer lugar, los partidos políticos como entes de representación del pueblo en el ejercicio del poder institucional no han variado mucho en cuanto a su proceder frente a lo que veníamos acostumbrados antes del conflicto armado.

Son instancias que velan por sus intereses particulares, o de sus dirigentes y mecenas, muy lejos de las reales necesidades de los salvadoreños en toda su extensión. Vale recordar cómo los políticos se reparten las instituciones al mejor postor.

Cualquiera no nos dejará mentir en cuanto a la desgracia en que continúa el sistema judicial y sus órganos auxiliares, por decir algo, y nos encontramos que en esa inmundicia se regodean la derecha y la izquierda. Con el agravante que la “izquierda revolucionaria” no dice nada.

En segundo lugar, carecemos para desgracia de nosotros mismos de una sociedad civil que realmente se ponga las pilas frente al abuso del poder y la rapacidad del mercantilismo que inclusive mantiene resentidos a sectores de la misma derecha.

Muchas de las organizaciones y entidades de profesionales realmente aún no demuestran independencia frente a partidos políticos, gobierno o empresas privadas, es decir poderes fácticos que secuestran lo que al pueblo le corresponden en una democracia real.

La bajada de la línea política aún prevalece frente a lo justo y adecuado, los deberes y derechos, la transparencia y equidad.

En tercer lugar, una cuestión también sumamente grave para el desarrollo democrático a 16 años de la firma de la paz es la ausencia de medios de comunicación que le apuesten al cambio socio-económico y político en el país.

Siempre en Raíces hemos estimado que la prensa nacional, en general, vive atrapada en la polarización política al igual que partidos y organizaciones donde prevalecen las visiones ideologizadas y los miedos putrefactos que impiden debatir con seriedad nuestros problemas.

La gente común que es dueña de la información y amerita contar con todos los puntos de vista de los diversos sectores de la sociedad, por supuesto incluida su voz, solamente es receptora de visiones sobre todo conservadoras y la ausencia de debate democrático.

Mal haríamos en querer ver que a 16 años de la firma de la paz en 1992 todo es color de rosa en El Salvador, lo más acertado es decir que aún nos falta mucho por recorrer hacia la ansiada democratización y la vigencia de un Estado de derecho. Pero, ojo, todos somos responsables.

2 comentarios:

JC Conde de Orgaz dijo...

¡Regresaste! Creí que no te íbamos a volver a ver nunca. Bienvenido.

Guillermo Mejia dijo...

Gracias, JC. Ahi andamos siempre, voy a ocupar mas el espacio. Asi que saludos y seguimos en contacto. Te felicito siempre por tu blog.

Saludos,

Gm