lunes, enero 28, 2008


Reeditan El Asco en España (tan actual con la leperada de los diputados)

Por Guillermo Mejía

La reconocida TusQuets Editores recién reeditó El Asco: Thomas Bernhard en San Salvador del escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya, en España. Cabe señalar la vigencia del controversial contenido de esta novela por las cosas que pasan en El Salvador, en especial el abusivo aumento salarial de los “padres de la patria”.

Según se confirmó a Raíces, la editorial sacó a luz la nueva edición tomando en cuenta la calidad del trabajo y el hecho que Castellanos Moya es un escritor consagrado que tiene ya otros productos editoriales publicados en la prestigiosa empresa.

Castellanos Moya confirmó a Raíces la información desde su actual residencia en Pittsburg donde goza de una estancia, para su producción intelectual.

Sobre la reedición escribió Miguel García-Posada, del ABC español, que: “Con El asco, Horacio Castellanos (1957) ha conseguido hacer un libro que en pocos años se ha vuelto clásico. Pero no clásico para lectores adolescentes, como algún jaleado título de libros, amores y tigres, sino un clásico para lectores rigurosos, como rigurosa es la concepción y estructura del libro: terrible alegato en forma de monólogo contra el régimen político -la dictadura- de El Salvador y la sociedad crecida al calor del sórdido autoritarismo que durante años se apoderó de aquella república”.

“Publicada por primera vez en 1997 en una editorial salvadoreña, su durísima crítica contra el régimen y sus ramificaciones condujo de nuevo al destierro a Castellanos, según puntualizó Roberto Bolaño en la nota que cierra el libro, muy oportunamente recuperada para esta edición.”, añade.

García-Posada dice en otra parte: “Texto durísimo: se entiende, aunque no se justifica, la reacción de los sectores ultraderechistas, aunque tampoco la izquierda sale indemne de las acusaciones de Castellanos, como puede comprobarse en el adverso juicio contra el poeta comunista y procastrista Roque Dalton que, según es sabido, fue fusilado por la propia guerrilla.”

Una novela tan actual

El Asco ha aparecido no en pocas bromas en la sociedad salvadoreña luego de la inmoral conducta de los diputados que se recetaron aumentos que van de 1.800 a 2.900 dólares mensuales frente a la crisis económica nacional y los salarios de hambre.

Tan reprochable ha resultado la indolencia mostrada por el propio presidente Elías Antonio Saca frente a su bancada que se aferró con uñas y dientes a los aumentos como la forma en que reaccionó el candidato efemelenista Mauricio Funes que puso una denuncia personal ante la Asamblea donde salva la imagen de sus diputados por ser una “bancada honesta”.

O el hecho risible pero indignante de muchos de los diputados que optaron por la demencia, la sorpresa, la huida antes que dar la cara con gallardía y pedir perdón ante el pueblo. Los que dicen estar más arrepentidos y se desgarran las vestiduras –como el caso de la izquierda- ahora afirman que harán la “cuchumbiada” y se la entregarán a gente necesitada.

Del cinismo de gente de Alianza Republicana Nacionalista (Arena) o del Partido de Conciliación Nacional (PCN) mejor ni hablar. Es como reza el dicho popular: revolver más la inmundicia para que apeste, de más ASCO.

Vale la pena citar algunos fragmentos de la novela de Castellanos Moya, para ilustrar la forma en que concibió a nuestra “clase política” que guarda muchísima actualidad:
“Los políticos apestan en todas partes, Moya, pero en este país los políticos apestan particularmente, te puedo asegurar que nunca había visto políticos tan apestosos como los de acá, quizás sea por los cien mil cadáveres que carga cada uno de ellos, quizás la sangre de esos cien mil cadáveres es la que los hace apestar de esa manera tan particular, quizás el sufrimiento de esos cien mil muertos les impregnó esa manera particular de apestar, me dijo Vega.” (Pág. 26)

“Y cómo se desviven por aparecer en la televisión, Moya, es horrible, si encendés la televisión a la hora del desayuno en todos los canales aparece un estúpido haciéndole las mismas preguntas estúpidas a un político que únicamente responde estupideces, me dijo Vega. Como para morirse, Moya, como para vomitar el desayuno, como para arruinarte el día.” (Pág. 27)

“Por eso, en contra de mi voluntad, he tenido que ver y escuchar a esos políticos apestosos por la sangre de cien mil personas que mandaron a la muerte con sus ideas grandiosas, un tremendo asco me producen esos tipos tenebrosos que tienen en sus manos el futuro de este país, Moya, no importa si son de derecha o de izquierda, son igualmente vomitivos, igualmente corruptos, igualmente ladrones, se les nota en la cara la ansiedad por robar lo que puedan, unos sujetos realmente de cuidado, Moya, sólo necesitás encender el televisor para verles en la jeta la ansiedad por saquear lo que puedan a quien puedan, unos pillos con saco y corbata que antes tuvieron sus festín de sangre, su orgía de crímenes, y ahora se dedican al festín del saqueo, a la orgía del robo, me dijo Vega.” (Pág. 28)

Claro que hay más y de la buena. Sería un buen ejercicio ciudadano releer El Asco, máxime que estamos cerca de otro evento electoral y ya aparecieron los asquerosos.

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