viernes, septiembre 06, 2024

Reseña: (Des)iguales y (des)conectados en América Latina*

Por Guillermo Mejía

Bajo la coordinación de la doctora Daniela Monje y la edición de la licenciada Alina Fernández y la doctora Ana Laura Hidalgo, especialistas y profesoras de instituciones universitarias argentinas, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) nos ofrece un acercamiento al fenómeno de la desigualdad y desconexión digital en América Latina.

Contiene las exposiciones de veintiséis profesionales de 10 países latinoamericanos, incluido El Salvador, sobre una gama de temáticas que van desde derecho a la conectividad, desigualdad, exclusión, concentración mediática hasta los esfuerzos indigenistas por el derecho a la comunicación desde la perspectiva alternativa.

 

Según los editores, el trabajo se estructura en torno al abordaje de diez casos nacionales de países de América Latina y El Caribe por parte de investigadores de Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Colombia, Ecuador, El Salvador y Uruguay coordinados por Clacso, a los que se suman las experiencias de investigadores y activistas de México y Perú.

 

Son enfoques plurales, que no comparten una matriz única, por cuanto el trabajo persigue mostrar las experiencias en torno a la problemática de los latinoamericanos de ser desiguales y desconectados frente al derecho a los ciudadanos a acceder a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

 

Algo que no se soslaya en esa realidad es la aún vigente situación de pandemia por coronavirus en el planeta a partir de 2019.

 

“En la actualidad y atravesados por la situación de pandemia, la digitalización y la convergencia impactan de manera decisiva en el crecimiento y la concentración de las industrias culturales y creativas. Cinco de las diez mayores empresas del mundo están vinculadas a la comunicación y la cultura en internet y han desplazado de los primeros puestos a las empresas petroleras y a los bancos. Son miles de millones de personas a escala global las que utilizan los servicios de estas empresas”, señalan los editores.

 

“2020 no sólo fue el año de la pandemia, sino además el de mayor aceleración en los procesos de digitalización de toda la historia de la humanidad. La velocidad de incorporación de tecnologías en la vida cotidiana, particularmente aquellas vinculadas a la conectividad, se elevó exponencialmente respecto de promedios históricos de crecimiento previo”, añaden.

 

En ese sentido, se tiene registro a nivel planetario del aumento en el consumo de dispositivos, en especial teléfonos inteligentes, a la par de una considerable ampliación de la oferta de banda ancha como la vía más eficiente de conectividad y, sin dudas, hubo un aprendizaje social en el uso e incorporación a la vida cotidiana de las nuevas tecnologías. Una especie de alfabetización global por necesidad.

 

Empero, mientras cerca del 60% de la población mundial experimentó esta transformación, el 40% restante quedó en la periferia o directamente excluido. Las estadísticas de 2021 indican que de los 7.83 billones de habitantes, solo el 59.5%, es decir, 4.66 billones tienen conectividad a internet, 66.6% cuentan con teléfonos inteligentes y 53.6% utilizan una o varias redes sociales, según estimaciones citadas.

 

Tras las palabras preliminares y la introducción respectiva, el material de marras nos entrega los que denomina capítulos nacionales, los casos de los países incluidos en el estudio:

 

Argentina. Derecho a la conectividad, desigualdad y actores no lucrativos por Mariela Baladron, Diego de Charras, Ezequiel Rivero y Diego Rossi.

 

Brasil. Desiguais e desconectados: a exclusão Infocomunicacional no Brasil por Helena Martins, Ivonete da Silva Lopes e Manoel Dourado Bastos.

 

Chile. Entre el estallido y la pandemia: desigualdad infocomunicacional y agendas segmentadas por Elisabet Gerber y Luis Breull.

 

Colombia. La dinámica capitalista y monopólica de la comunicación en Colombia, como explicación de las brechas digitales por Olga Forero Contreras, Juan Diego Muñoz e Iván Jiménez Cárdenas.

 

Cuba ante los retos de una conectividad social inclusiva por Hilda Saladrigas Medina, Beatriz Pérez Alonso, Fidel Alejadro Rodríguez Derivet y Willy Pedroso Aguiar.

 

Ecuador. Dialéctica de la concentración mediática por Álvaro Terán y Angy Mora.

 

El Salvador. Perspectiva de las radios comunitarias indígenas en Centroamérica: entre desigualdades y re-xistencias por José Roberto Pérez.

 

México. Repensar la conectividad para tejer otra comunicación: pueblos indígenas y tecnologías en México por Carlos F. Baca Feldman, Daniela Parra Hinojosa y Erick Huerta Velázquez.

 

Perú. Infraestructura de telecomunicaciones y desigualdades estructurales de la comunicación en el Perú por Eduardo Villanueva Mansilla.

 

Uruguay ¿un giro pandémico en las políticas info-comunicacionales? por Gabriel Kaplún, Federico Beltramelli y Gustavo Buquet.

 

El análisis y las conclusiones están a cargo de los profesores e investigadores Daniela Monje, María Soledad Segura y César Bolaño.

 

En este último apartado destacan los académicos, entre otras ideas, las siguientes:

 

Un aspecto sustantivo vincula las desigualdades preexistentes (clase, género, generación, etnia y lugar geográfico) a la desigualdad info-comunicacional en acceso y asequibilidad y muestra en todos los casos analizados cómo se enfatiza la exclusión de individuos, grupos y comunidades durante la pandemia en la medida en que la mayor parte de las necesidades esenciales para la subsistencia durante el confinamiento han requerido algún tipo de conectividad. (p. 281)

 

Por otra parte, las enormes distancias entre el plexo normativo internacional referido a derechos a la libertad de expresión y al acceso a internet en tanto bien público se distancia de su efectiva incorporación y aplicación en normas específicas en el plano nacional. Durante 2020 se registran algunos casos aislados como el de Argentina, en lo relativo a la definición de las TIC como servicio público esencial, por ejemplo. Pero aún desde este suelo, y a pesar de planes específicos orientados a dotar de equipamiento, vías de conectividad y desarrollo de infraestructura a sectores vulnerables, los niveles de desconexión de la población no se han modificado sustantivamente para las poblaciones excluidas. (p. 281)

 

Otro aspecto se relaciona al modo de gestionar alternativas de conectividad desde la periferia, con modelos propios y fundados en posicionamientos políticos que articulan experiencias diversas que van desde las alternativas desarrolladas por el sector cooperativo y mutualista hasta las construidas en el marco redes comunitarias instaladas en sectores urbano-marginales y rurales, en el caso argentino, o a través de redes comunitarias indígenas desarrolladas de modo completamente autónomo, en el caso de México. (p. 281)

 

Entre las deudas y los pendientes se formula la cuestión de la conectividad en términos de asequibilidad. Allí resultan significativos algunos intentos por transparentar información que contribuya a la toma de decisiones, donde además de enunciar la definición de los precios justos y razonables en las tarifas TIC (Argentina) se proponen comparadores de precios de servicios (México y Perú). En el caso de comunidades indígenas, como las que se analizan en el caso de El Salvador, esta cuestión se vuelve crítica en la medida en que no se han desarrollado desde estas comunidades redes cooperativas o comunitarias alternativas y, al igual que en el caso mexicano, estas comunidades son las que porcentualmente se encuentran más excluidas y desconectadas. En El Salvador, la posibilidad de conexión que persiste con fuerza, incluso en pandemia, es la radio. En todos los casos analizados, la asequibilidad resulta un punto significativo en relación a la población vulnerable y no se registran políticas públicas de cuidado activas en la mayoría de los países. (pp. 282-283)

 

La experiencia de El Salvador y la región

 

 El capítulo nacional El Salvador. Perspectiva de las radios comunitarias indígenas en Centroamérica: entre desigualdades y re-existencias, fue elaborado por el doctor José Roberto Pérez, Docente del Departamento de Periodismo, Director del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias y Humanidades (INICH) y miembro del Consejo de Investigaciones Científicas (CIC-UES).

Establece el autor a nuestra región como la más desigual de Latinoamérica y considera como muy probable que el problema se ha profundizado en medio de la pandemia, dado la falta de políticas de estado de Bienestar, débiles sistemas de salud, pocos esfuerzos en políticas redistributivas y la economía informal.

En ese marco, el modelo de comunicación de la región demuestra una concentración de medios en manos privadas con élites mediáticas nacionales en el caso de El Salvador; en alianzas transnacionales y nacionales en el caso de Nicaragua; en grupos mediáticos transnacionales que llevaron a reconocer como inconstitucional la sola propiedad en el caso de Guatemala y Costa Rica; con restricciones en la ejecución de la ley que apertura a los medios comunitarios en el caso de Honduras o frecuencias tipo B, sin fines de lucro, en el caso de Panamá.

Sin embargo, según Pérez, esto no significa que el tercer sector de la comunicación, medios ciudadanos o comunitarios no existan, ya que cada país tiene su incidencia y ha logrado construir un mapa de medios que confronta con la hegemonía de los medios corporativizados. Los datos en la región, a partir de fuentes oficiales, señalan la existencia y el desarrollo de radios que, aun siendo concesionarias privadas, implementan un modelo próximo al ciudadano y al territorio.

“En el estudio Mapa de Radios de América Latina y el Caribe (2020) los datos del registro de medios comunitarios indican que en El Salvador (2013) la cantidad de estas radios asciende a 23; en Honduras (2017), a 192; en Nicaragua, según las socias de AMARC, son 20; en Panamá (2020), se cuentan 44 radios”, señala el autor.

Propone el docente-investigador como alternativa al sistema dominante de medios pensar en un nuevo sistema de signos para la comunicación, que debe hacerse desde la “decolonización de los conocimientos y la justicia global”. En otras palabras, fuera del pensamiento dominante que significa marginación, atraso e injusticia estructural.

Nos presenta la experiencia del sector de las radios indígenas centroamericanas que se ha configurado en la Red Centroamericana de Radios Comunitarias Indígenas y que aglutina esfuerzos de proyectos de radio de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. “Desde este nuevo campo de interacción, la comunicación puede institucionalizarse y unificar voluntades e intereses en la región mesoamericana global a través de una agenda pluricultural u otra cultura alterna a la dominante”, afirma Pérez.

Una reflexión final del autor:

Las comunidades indígenas están incomunicadas y desconectadas, con pocas políticas de inclusión desde sus perspectivas. De ahí que la emergencia de su modelo de comunicación nazca desde sus saberes y como una denuncia al mundo sobre la depredación. Son pocos las radios indígenas si se considera la cantidad de lenguas vivas que subsisten, aumenta si se consideran sus iniciativas. Hablamos de una proximidad de las mediaciones, pero también de una proximidad de los saberes que reconocen la diversidad cultural, la diversidad de saberes y la diversidad de racionalidades. (p. 196)

Mariela Balandrón … [et al.]; coordinación general de Daniela Monje; editado por Alina Fernández; Ana Laura Hidalgo. (Des)iguales y (des)conectados: políticas, actores y dilemas info-comunicacionales en América Latina, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Clacso, 2021, 296 pp. Libro digital, PDF Archivo Digital. ISBN 978-987-813-003-31

 

*Artículo publicado en la Revista Humanidades, V Época, enero-diciembre de 2023. Facultad de Ciencias y Humanidades, Universidad de El Salvador (UES).