martes, julio 18, 2017

La responsabilidad de gobernantes y periodistas más allá de cantos de sirena

Por Guillermo Mejía

Periodistas y editores de medios tradicionales han lanzado la alerta sobre la posible aprobación de una ley mordaza en la Asamblea Legislativa, por iniciativa del Vice-ministerio de Prevención Social, bajo la premisa de que la prensa debe contribuir en la promoción de la prevención de la violencia, la convivencia y la cultura de paz.

Salvo excepciones, no existe lugar donde los gobernantes de turno no busquen imponer controles a la información, elemento estratégico de la sociedad, al igual que como respuesta los periodistas y editores aducen que ellos sabe cómo hacer su trabajo, que no hay mejor ley que la que no existe, en suma dos posturas irreconciliables.

En el caso salvadoreño, en el proyecto de Ley del Sistema Nacional de Prevención de la Violencia se estipula el rol de los medios de comunicación a través del Artículo 30, donde contribuirán “procurando la autorregulación ética de la información y contenidos no violentos, para no afectar la salud mental de la población, sin perjuicio del respeto a la libertad de expresión, de prensa y de información”.

Para asegurar el cumplimiento de la ley se integrará la Dirección General de Prevención Social de la Violencia y Cultura de Paz, adscrita al ramo de Justicia y Seguridad Pública, y será la encargada de ejecutar las políticas, planes, lineamientos, programas y acciones encaminadas al fin determinado, con las instancias que regula la ley.

A simple vista, se puede observar una especie de “arroz con mango”, ya que por un lado apelan a la autorregulación, es decir al papel de los medios de comunicación a partir de su propias consideraciones éticas de la información, y, por el otro lado, a la regulación por la presencia de mecanismos legales que aseguren el cumplimiento de la ley, que para los denunciantes abre una puerta a la mordaza.

El Subjefe de Información de La Prensa Gráfica, Luis Laínez, consideró en un comentario que: “Esto, en una palabra, es mordaza. ¿Cómo se puede hablar de autorregulación si habrá un censor verificando que se cumpla, autorizado, además, de tomar ‘cualquier acción que sea indispensable y conveniente’?”

“Por decreto no puede haber paz y armonía. Y por decreto tampoco se puede crear un paraíso en la Tierra”, advirtió.

Para evitar este tipo de controversias, el colombiano Javier Darío Restrepo, veterano periodista y experto en ética, se decanta por la autorregulación de la profesión a través de códigos deontológicos que aseguren el cumplimiento de los preceptos, normas y principios, y apela a lo establecido por las Naciones Unidas en cuanto a que los gobiernos no tienen que regular a los periodistas.

En perspectiva, considero que el problema de la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico no se resuelve solamente teniendo el favor de los medios de comunicación o cayendo en tentaciones de imponer mordazas, sino con actos firmes y consecuentes, de cara a la ciudadanía, situación que no ha estado a la altura ni en los gobiernos de Arena, ni en los del Fmln.

Tampoco se puede dejar de lado la falta de un periodismo honesto que realmente muestre a la ciudadanía los entretelones de esa inseguridad, crimen organizado y narcotráfico, por encima de coyunturas políticas, especialmente pre-electorales y electorales, en función de intereses particulares y de grupos de poder.

En otras palabras, urge responsabilidad por parte de gobernantes y también de periodistas y editores más allá de cantos de sirena.

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