sábado, junio 27, 2009

De frutos y apuestas para un mejor país

Por Guillermo Mejía

Lejos de aceptar qué se puede esperar en los primeros 100 días de gobierno –una tradición gringa- la verdadera cara del cambio en el país pasa, porque el Ejecutivo asuma y concrete señales a favor de la gente y ésta disponga de energías que acompañen el proceso.

El tiempo que nos toca vivir en el presente, con la esperanza de que esta administración resarza los daños causados por 20 años de gobiernos areneros, sirve de forma estratégica para sentar las bases de otra forma de controlar la cosa pública y, porqué no, de hacer política.

Que el llanto y crujir de dientes de la derecha, en especial el partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), en la oposición, no estorben el ánimo y la disposición de los salvadoreños por una nación más justa, democrática y participativa.

Ellos fueron mezquinos, ellos solo trabajaron para sus bolsillos, ellos hicieron negocio del Estado, ahora, como bien dijo recientemente el analista Dagoberto Gutiérrez, que aprendan a hacer negocio pero fuera del gobierno, es decir que aprendan a trabajar por las buenas.

El turno de la izquierda llegó, aunque parezca tarde para muchos que desilusionados dan palos de ciego. Depende de esa izquierda aglutinada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y sus aliados que la esperanza tenga patas largas.

¿El pueblo tiene que echarse a dormir? Claro que no, debido a eso insistimos en que el ánimo y las energías del cambio muestren lo mejor en el empeño ciudadano por un mejor gobierno para un mejor país. La unión hace la fuerza.

Las autoridades recién inauguradas tienen que responderle a la gente, especialmente a los más humildes y desposeídos. Aunque sea tiempo de vacas flacas, es urgente que esos compatriotas reciban asistencia puntual para sobrellevar la crisis.

Recíprocamente, los salvadoreños en su conjunto también tienen que responderle a esas autoridades con su esfuerzo ciudadano, máxime en momentos dramáticos por el alza de la violencia delincuencial y la racha de crímenes.

Ahora es cuando, como lo dijo el presidente Mauricio Funes al anunciar su plan anticrisis, la población organizada alrededor de las municipalidades coadyuve a los esfuerzos policiales en el combate de los criminales que, como traidores, se han juntado para socavar el cambio.

El tiempo es oro, salvadoreños, no dejemos pasar la oportunidad de la reconstrucción de la Patria. Que el rumbo sea la reivindicación de los mutilados Acuerdos de Paz, firmados en 1992 y con los que culminó la guerra civil, y la Constitución de la República.

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