lunes, noviembre 29, 2021

Bukele y el club de gobernantes populistas

 Por Guillermo Mejía

 

El presidente Nayib Bukele es parte de al menos una treintena de mandatarios en el mundo, tanto de derecha como de izquierda, que ejercen el poder bajo un populismo recargado que está muy de moda en las sociedades contemporáneas, las cuales han abierto mentes y corazones a la guía de una especie de líder divino que encarna la felicidad del pueblo.

 

Para mostrar las estrategias de comunicación, diferencias, coincidencias y discursos de los gobernantes populistas, específicamente en América Latina y El Salvador en particular, retomamos los valiosos aportes del maestro mexicano Rubén Aguilar Valenzuela, comunicólogo, catedrático y columnista, muy comprometido con nuestro país desde hace décadas.

 

Aguilar Valenzuela, que suele publicar sobre estas temáticas en las revistas mexicanas Etcétera, Animal Político y Nexos, entre otras, tiene en lista a los presidentes populistas: en América del Norte al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. En Centroamérica a Daniel Ortega y Rosario Murillo, presidente y vicepresidenta de Nicaragua y a Nayib Bukele, presidente de El Salvador.

 

En América del Sur a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil; Alberto Fernández y Cristina Kirchner, presidente y vicepresidenta de Argentina; y a José Pedro Castillo, presidente de Perú. “En términos de las estrategias operativas que adoptan no existen diferencias significativas”, señala.

 

“El análisis muestra que en este campo es donde la coincidencia es más evidente y clara. En todos los casos, no importa si son de derecha o izquierda, es el fundamento de la articulación de su estrategia de comunicación y del discurso, pero también de su manera de hacer política”, afirma Aguilar Valenzuela, luego expone las estrategias operativas que comparten y son las siguientes:

 

v  Presentarse como antisistema, pese a que todos han sido siempre parte del sistema político de sus países.

v  Capitalizar a su favor la indignación ciudadana frente a la corrupción de los gobiernos anteriores y ante los niveles de inseguridad en sus países.

v  Proponerse como la única solución a los grandes problemas del país. Plantarse como mesías salvadores.

v  Asumirse como únicos y verdaderos representantes del pueblo. Son su encarnación.

v  Hacer referencia continua a Dios y la Biblia como sustento de su política. Acercarse a los grupos evangélicos más conservadores.

v  Polarizar a la sociedad con un discurso maniqueo de buenos y malos. Se promueve la confrontación entre los de “arriba” y los de “abajo”.

v  Crear siempre enemigos. Se les acusa de atentar contra su persona o proyecto. Son indispensables en la construcción de su narrativa.

v  Valerse de la mentira o verdades a medias. Se tienen otros datos. Construir una realidad alterna a la que realmente es.

v  Descalificar y minimizan a los otros poderes del Estado y a los órganos autónomos. Utilizar las instituciones del Estado, para investigar y golpear a sus adversarios.

v  Hacer uso constante de la historia Patria, la que se aprendió en los libros escolares. Citar continuamente a los héroes oficiales.

v  Agredir de manera sistemática a los medios y periodistas que no piensan igual que ellos y que no apoyan su proyecto.

v  Utilizar mecanismos, para tener una comunicación directa con su base social y simpatizantes. Uso intensivo de las redes sociales.

v  Dirigirse solo a su base y simpatizantes. Decirles lo que éstas quieren oír. Los demás no existen.

v  Promover el culto a la personalidad a través de múltiples mecanismos.

v  Presentarse como víctima de un posible golpe de Estado cuando tienen el control del Ejército y todos los poderes.

v  Culpar al pasado de todos los males. No hacerse responsables de las consecuencias de sus actos.

v  Asumirse como moralmente superiores a los que consideran sus enemigos.

v  Relativizar la ley y ponerse por encima de la Constitución. Ellos son sus únicos intérpretes válidos.

v  Proponerse siempre estar presente en los medios. Es clave en su estrategia de comunicación y en el conjunto del proyecto.

 

“Existen también diferencias significativas, pero que no hacen relación a sus posiciones ideológicas, sino que más bien están directamente relacionadas con su personalidad y su ética tanto a nivel personal como del servicio público”, afirma Aguilar Valenzuela. Las diferencias que señala el investigador mexicano son la siguientes:

 

v  Algunos son abiertamente homofóbico, machistas e incluso racistas, pero otro no.

v  Algunos están a favor de la pena de muerte y el uso de la tortura, pero otros claramente no.

v  Algunos se presentan como “mano dura” contra el crimen organizado, pero otros han decidido no enfrentarlo o negocian con él.

v  Algunos se han enriquecido a expensas del poder, pero otros no.

v  Algunos han hecho que el gobierno se adueñe de los grandes medios de comunicación, pero otros no.

v  Algunos promueven la censura de manera abierta y se lleva a la cárcel a los periodistas independientes, pero otros no.

v  Algunos encarcelan a los opositores mediante acusaciones falsas y el uso faccioso del aparato de justicia del Estado, pero otros no.

v  Algunos utilizan símbolos de identidad como cierto tipo de vestimenta (trajes, camisas, sombreros…), pero otros no.

v  Algunos usan la “necrología política”, como parte central del discurso. Hacen mención constante de los que se han ido, pero otros no.

 

“La diferencia más importante es que al término de su mandato algunos líderes populistas, aprovechando la debilidad institucional de sus países, se valen de una serie de maniobras, para perpetuarse en la presidencia”, advierte Aguilar Valenzuela. “Para ello, de diversas maneras, logran modificar la Constitución, para ‘legalmente’ quedarse en el cargo. Hay otros, ante la fortaleza institucional de sus países, al término de su mandato dejan el poder y dan lugar a la realización de elecciones democráticas”, agrega.

 

Con respecto al discurso de los presidentes populistas de América Latina, el catedrático mexicano afirma que se hace una distinción entre la forma y el contenido, en ocasiones el deslinde entre forma y contenido es muy tenue. Algunos de los elementos más comunes que caracterizan la forma son:

 

v  Conciben el ejercicio de gobernar como un espectáculo mediático. Actúan como estrellas de farándula.

v  Construyen escenarios donde participa el pueblo, para “producir” identidad. Siempre son televisados y puestos en las redes.

v  Utilizan una retórica emocional, para motivar y mantener bajo control a su base social, al pueblo.

v  Utilizan un tono estridente y escandaloso, para llamar la atención de las audiencias y los medios.

v  Utilizan frases y consignas fáciles de entender y asumir propias de la publicidad y la mercadotecnia. Una común es que “que devuelvan lo robado”.

v  Utilizan de forma constante la distinción maniquea entre buenos y malos.

v  Utilizan de manera sistemática la agresión y la descalificación, para enfrentar a sus “enemigos”, que ellos mismos construyen según la ocasión.

v  Con frecuencia dicen discursos largos y farragosos, pero aún así son bien recibidos por su base social.

 

En cuanto al contenido, algunos de los temas más comunes en el discurso de los presidentes populistas son:

 

v  Referirse al nacionalismo y la soberanía nacional.

v  Referirse a la historia en la versión de los libros de texto escolar. Mención de los héroes con lo que se identifican.

v  Utilizan el concepto de pueblo, que se entiende como quienes están con él y siguen lo que se les dice.

v  Insisten en que solo los más pobres (pueblo), entienden el proyecto que se quiere impulsar.

v  Prometen el fin de la corrupción y resolver el problema de la seguridad.

v  Prometen restaurar los valores que se han perdido. Devolver la grandeza nacional que se ha ido.

v  Rechazan los derechos plenos de la comunidad LGBTI. Es común se manifiesten contra el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por estas parejas.

v  Están en contra de la legalización de la marihuana y otras drogas.

v  Defienden la familia tradicional. Solo aceptan un tipo de familia. No importa su historia personal.

 

“En términos de la forma y el contenido no hay diferencias relevantes entre los populistas de izquierda y de derecha. En lo que se dice hay algunos cambios, por ejemplo, quienes son los ‘enemigos’, pero la forma, la estructura y el fraseo del discurso es la misma. Las diferencias que puede haber son más propias de la personalidad de cada uno de ellos”, sentencia Aguilar Valenzuela.

 

El perfil del Nayib Bukele populista

 

Específicamente sobre el presidente Nayib Bukele, el comunicólogo e investigador mexicano hace un perfil donde cabe mencionar las siguientes características:

 

v  Bukele utiliza de manera intensa y muy eficaz el Twitter y las otras redes sociales. A través de ellos “gobierna”, corre ministros, da órdenes o muestra imágenes que lo presentan como un hombre duro.

v  Su discurso incluye el concepto de pueblo, la descalificación a los poderes del Estado que no controla o lo contradicen, la crítica a los medios independientes locales e internacionales y a Dios.

v  Cuando lo considera necesario, como otros populistas, utiliza las instituciones del Estado, para investigar y golpear a sus adversarios. Y también la mentira en forma recurrente.

v  Su manera de comunicarse y decir las cosas, en una sociedad tan conservadora y tradicional como la salvadoreña, entusiasma a los jóvenes. En ese sector de la población tiene una gran aceptación.

v  Construye frases publicitarias de gran impacto como “que devuelvan lo robado”, para referirse a los anteriores gobiernos a los que califica de corruptos y no sin razón.

v  Hay un trabajo muy planeado, dirigido por él mismo, para construir su imagen y promover el culto a la personalidad, presentarse como único y el presidente más cool del mundo. La manera en que se viste busca subrayar esa condición.

v  Hace un uso intensivo de las encuestas. Con uno de los encuestadores de más confianza tiene conversaciones a primeras horas de la madrugada, para diseñar los mensajes comunicativos del día.

v  Quienes han estudiado al personaje plantean que en lo político su primer círculo, el de más confianza, está integrado solo por dos de sus hermanos.

v  El presidente con frecuencia subraya que su única ideología es el hacer y que sea con eficacia. Eso en un país donde los últimos 40 años ha habido una confrontación permanente y abierta entre la izquierda y la derecha.

v  Hay diversas versiones para explicar la reducción dramática de la violencia en El Salvador, pero es un hecho que ha tenido lugar durante el gobierno de Bukele. Él se presenta como un gobernante implacable frente al crimen.

v  El tipo de gobierno, el discurso y el comportamiento de Bukele, que con frecuencia aparece como un artista y un personaje frívolo, ha calado en la población salvadoreña.

 

“Su éxito se basa que ha sabido despertar esperanzas e ilusiones en una sociedad golpeada por la guerra, la violencia y la pobreza. Como otros muchos populistas se plantea como el mesías capaz de cambiarlo todo”, concluye el catedrático e investigador mexicano Aguilar Valenzuela. El populismo recargado cobra fuerza en sociedades presentistas, emocionales y que desprecian la memoria histórica.