viernes, abril 10, 2015

La sociedad de los ideantes frente al verticalismo informativo

Por Guillermo Mejía

En la era de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se ha abierto una fisura sumamente importante en la búsqueda histórica de los seres humanos por ejercer su derecho a la comunicación, tanto así que en el mundo virtual se configura un activo espacio ciudadano donde se ventila la cosa pública.

Es menester advertir que tampoco podemos caer en la ilusión de creer que en ese espacio activo toda muestra o propuesta sea rica o productiva per se, sino más bien los sujetos sociales como usuarios o receptores críticos también tienen que poner de su parte a fin de desenredar la madeja de exterioridades.

La especialista Sandra Buenaventura, catedrática de la Université Paris-Sorbonne Paris IV, en la presentación de La sociedad de los ideantes –escrito por Martín Oller Alonso y Daniel Barredo Ibáñez (Editorial Sociedad Latina de Comunicación Social)- señala con propiedad el surgimiento de los Ideantes frente a los informantes.

“Si esbozamos territorios que respondan a la inclusión o no de un esquema de fisurización, vemos que la Sociedad de la Información produce y está habitada por seres terrestres insertos en un cuadro ascensional, en el que la verticalidad adquiere facetas de sublimación”, explica la autora.

“La verticalidad percibida desde la potencia del ser bloquea, en el mapa biológico, los flujos sanguíneos y nerviosos. Pensándolo en términos de profundidad, lo vertical no escapa a la poética del aplastamiento, del silencio de los agentes de la palabra”, añade.

En cambio, la Sociedad de los Ideantes produce y está habitada por “seres aéreos y dinámicos que dotan de movimiento a objetos y lenguajes”, al grado que este fenómeno que evoluciona en la esfera pública virtual “ha de nutrirse de esquemas de fisurización, porque así, solo así, cada uno de los ciudadanos anónimos que la conforman podrían reapropiarse” de su vivencia.

De acuerdo con Buenaventura, pensar el vacío como carencia de sorpresa “nos lleva a posicionar a la Sociedad de la Información en esa zona de carencia, por lo tanto en el vacío: no hay sorpresa porque la unidireccionalidad propia de los medios de comunicación tradicionales, impide, entre otros, la heterocronía o múltiples temporalidades”.

“En su opuesto la Sociedad de los Ideantes contiene la sorpresa: en las redes sociales las temporalidades se multiplican y las irradiaciones de cada individuo fisurizado atraviesa estratos hasta llegar a otros individuos fisurizados que disfrutarán, asimilarán y modificarán los contenidos producidos en las diversas temporalidades”, agrega.

Un punto clave es pensar en que si lo normal es la ausencia de caracteres distintivos –y la fisura es un carácter distintivo de cada individuos-, según la catedrática citada, el individuo con su bagaje cultural y vivencial y con su carga emotiva, es una sorpresa en sí que transita la esfera de la Sociedad de los Ideantes, construyéndola a nivel orgánico e intelectual.

Se pasa entonces de lo normal a lo patológico: “La participación democrática de las redes sociales genera fisuras, roturas, grietas en movimiento, a través de las cuales la fluidez multidireccional y multidimensional llega a la estática esfera pública de los medios tradicionales, en un constante deseo de patologización”.

Sin embargo, hay que advertir que la grieta, la fisura, va unidad a las emociones. Es decir, la grita nos meduliza, posee una función concentradora cuyo fin es irradiar. A medida que la grieta, en su condición de médula, se establezca en agente de irradiación, el componente emocional se intensificará entre los Ideantes.

“La acción múltiple y compartida que se lleva a cabo en el núcleo Ideante se caotiza en contacto con los estados emocionales que cada vez adquieren mayor protagonismo. La identificación de los Ideantes con contenidos culturales y vivenciales, de manera constante compartidos o secundados, hace que la emoción colme su posición existencial que, el espacio virtual, se patologice”, explica Buenaventura.

Explica la autora que la nueva sociedad, fisurizada y emocionalmente hiperactiva, se encuentra atravesada por las neuronas-espejo y que esa sociedad de individuos anónimos dota al espacio público de ráfagas activadoras y habilita, en el mapa multidireccional de los Ideantes, un sistema nervioso central propio, aunque en conexión estrecha con el nuestro.

No podemos obviar los cambios suscitados con la presencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la apertura del espacio virtual donde convergemos en muchos casos en menoscabo del espacio público físico, pero tampoco vale que el optimismo extremo nos nuble y desconozcamos el ejercicio del poder en la sociedad contemporánea.